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Capítulo 7

—¿Entonces me llevarás? —Jimin continúa comiendo la barra integral mientras mira un documental desde su teléfono.

—Sí, este fin de semana, tu hermano dice que harán fiesta por su cumpleaños, tenemos que ir. —Namjoon limpia la mesa del comedor fervientemente. Hay una mancha que no quiere salir y le estresa tener que verla haciéndose más oscura con el pasar de los días.

—Sabes que sus fiestas no son fiestas ¿Verdad? —Mira al mayor de reojo —Solo habrá comida, música y familia, mucha familia. Son aburridas.

—Habrá comida, con eso estoy perfectamente bien —contesta animadamente —, además llevaré cervezas para cuando tu familia se vaya a dormir, los riesgos son parte de la vida.

—Tú solo quieres ir porque estas hambreado y te vas a comer a mi hermano.

—Oh, chico listo —sonríe mostrando las hileras de sus dientes, dos pequeños hoyuelos se acentúan en sus mejillas —, pues sí, no lo he visto desde hace meses, ya hace falta enterrar al muerto. —Un ataque de risa por parte del moreno.

Jimin lo ignora sin ganas de continuar con la conversación. No es que le incomodara, de hecho hablaban descaradamente sobre ese tipo de temas a modo de broma, el problema era que él no tenía nada que decir sobre su vida, solo escuchaba lo que el resto tenía que decir y de vez en cuando agregaba comentarios sarcásticos. Sí, estaba celoso, un poco solamente.

Además, no tenía muchos ánimos de ir y pasar el rato con su familia. Siempre había tenido un buen vínculo con sus padres, pero no los extrañaba, incluso se sentía mejor estando lejos; ya no más reproches, no más restricciones y sobre todo, ya no más ataduras ideológicas. Se lamentaba por su hermano, aunque sospechaba que pronto el pequeño de los Park se iría de casa. Ese chico era tan rebelde. Ojalá él fuera un poco más atrevido, justo como su hermano.

—Oye, ¿Cómo te está yendo en el trabajo? —Pregunta Namjoon despreocupadamente. El rubio desvía todo tipo de pensamientos y su mente evoca lo que había sucedido por la noche.

—Todo va bien, casi no hago nada. —Responde con una perfecta actuación de desinterés.

—¿Sí? ¿Seguro? —Insiste.

—Claro que sí, deja de preocuparte tanto. Si algo no estuviera bien, ya lo hubiera dejado. —Namjoon hace un ruidito no muy convencido. Había visto que cuando el menor llegaba de trabajar, tenía una actitud poco común.

—Más te vale que salgas cuando notes algo raro ¿De acuerdo? —Acomoda en el mueble todos los trastes que había lavado hace un rato. Se rindió ante la mancha de la mesa. —Solo termino con esto y me voy, hay comida en el refri, también no olvides mandarme mensaje cuando llegues al trabajo ¿Vale?

—Sí mamá —Jimin se pone de pie caminando junto con Namjoon a la entrada del departamento. El rubio abraza al más moreno, este reposando su barbilla sobre la coronilla del menor. Sí, definitivamente algo pasaba, pero Nam ya se encargaría de ir averiguando. Permanecieron unos segundos, luego el más alto tomó su mochila y se fue despidiéndose con la mano.

El departamento quedó en silencio nuevamente, lo cierto era que a medida que pasaba el tiempo, sentía que se hacía más solitario. Con su horario laboral, a penas y podía ver a Namjoon por la mañana y un poco por la tarde, ellos solían habar mucho, pero últimamente llegaban lo suficientemente cansados como para posponer una buena plática.

Jimin suspira y deja caer sus hombros. Arrastrando los pies, camina hasta su cuarto y se tira en la cama para dormir unas horas.



La llamada entrante de un número desconocido lo toma por sorpresa cuando va camino al hotel, responde la llamada rogando que no sea el banco comunicando el atraso de su pago.

—¿Park? —Se escucha una voz grave al otro lado de la línea.

—Sí, ¿Quién habla? —Responde bajito.

—Soy Yoongi, hablaba para preguntar si ya vienes en camino...

—¡Hyung! ¿Cómo consiguió mi número?

Se lo pedí a Soohyun —contesta —, aún no me has respondido. —Del otro lado de la línea, Yoongi sonríe tras notar la voz del chico mucho más aguda, tal vez por su buen humor.

—¡Ah, sí!, voy en el bus, casi llego ¿Pasó algo?

Están muy alborotado aquí, necesitamos que todos los de nuestro turno lleguen puntuales. Solo llamaba para decir eso... —Explica.

—Vale, vale, ya casi llego, nos vemos Hyung. —Corta la llamada. Solo faltaban dos estaciones y llegaría a su parada, justo ese día se le había hecho un poco tarde porque aumentó media hora a su alarma, estaba cansado; deseó que el tiempo fuera más lento, pero contrario a sus deseos, pronto llegó a su destino.

Por el momento todo estaba normal; caminó algunas calles, llegó al hotel, pasó su credencial, anotó su nombre en la lista de entrada, fue a los dormitorios del piso -2 y se puso el traje que recientemente había llevado a la tintorería. Por último, se reunió con sus compañeros en la zona del personal donde todos esperaban silenciosamente las instrucciones del día.

De lejos ve a Yoongi siempre tan tranquilo en su propio mundo, cuando el castaño mira atrás y se encuentra con la atenta mirada del rubio, este sonríe ampliamente a modo de saludo, el pálido sonriendo como contestación.

El gerente repite las reglas especiales para tratar a los huéspedes del evento y la jornada comienza casi con normalidad. Fue a las 11:23 de la noche cuando hubo el primer llamado. Uno de los encargados mandó al primer chico que captó con la vista, le dijo el pedido, el número de habitación y qué tan rápido debía llevarlo.

Jimin, el chico bajito para la mayoría de sus compañeros masculinos, también era bastante escurridizo. Evitó a toda costa el toparse a sus superiores, incluso fue al baño y se quedó ahí por varios minutos en repetidas ocasiones. Vio de lejos como sus compañeros subían y bajaban con frecuencia, incluso Soohyun, Yoongi y Jisung ya habían hecho su parte. Estaba tan nervioso que no podía ni caminar por los pasillos sin sentir pánico cuando los gerentes pasaban frente a él.

Para su suerte, solo lo había solicitado un huésped normal, estaba consciente de que no podía seguir ocultándose toda la noche, menos cuando le iban a pagar. No es que fuera el mejor empleado, ni tampoco la persona más honrada del mundo, solo se sentía mal por ser tan cobarde, ¡No pasaría nada!, todos iban y venían completamente bien, sin ningún problema.

Taehyung una vez le había dicho que si pensaba en cosas malas, solo las atraería. Le tomó varios minutos para convencerse, decidido salir del baño por sexta vez en la noche y caminar hacia la zona del personal. Todo estaba tranquilo, ningún encargado rondaba por ahí y el resto, aunque parecían cansados, no tenían otra expresión que lo alertara más de lo que estaba.

Faltaba una hora para que terminara el turno, eran las 3:12 de la madrugada cuando Jisung fue a buscarlo para comunicarle que uno de los encargados lo llamaba.

—Pidieron una botella de vino Chateau Lafite de 1787 y acompañamientos clásicos. Habitación 662. —El gerente indica en voz alta desde el interior de la cocina. El cuerpo del joven se tensa increíblemente, casi como si hubiera estado a punto de ser arrollado por un auto.

—Ya- ahora voy. —Responde tembloroso. Fue por una mesilla movible, luego al almacén de licores para tomar la botella y de ahí a la cocina por los acompañamientos. Acomodó simétricamente el pedido junto con la decoración de un pequeño florero que contenía cinco preciosas flores shenzhen nongke.

Al borde de los nervios fue despacio hacia el elevador, temía por tirar algo del dichoso pedido, esa botella costaba más que su vida y prefería evitarse cualquier desgracia a costa de sus descuidos. Marca el piso 98, el silencio era inquietante y solo lograba ponerlo ansioso.

Cuando llega a su destino y las puertas del elevador se abren, queda sorprendió por la decoración de los pasillos; la gran alfombra color azul Oxford tenía bordados color plata y negro que resultaban hermosos a simple vista. Colgados había candelabros de cristal que reflejaban la luz como pequeños arcoíris en las paredes, algunas estatuillas se hallaban acomodadas estratégicamente junto con cuadros de pinturas colgados en las paredes. Era precioso.

Pero no había nadie, solo un silencio sepulcral que no le daba buena espina. Se saca los zapatos rápidamente, los deja acomodados en un costado del elevador, no quería arriesgarse a pisar la alfombra con sus sucias suelas, podía dañarla o algo como eso. No parecía el tipo de alfombra que debería tratarse de forma "normal", y aunque no le dijeron nada de tener cuidado con ella, mejor prevenir que lamentar.

Le pareció que la sensación era mil veces más estremecedora que la primera vez que subió, esta vez sentía que mientras más silencio hiciera, resultaría más favorecedor para él, ya no se trataba de la altura, se trataba de todos los pensamientos que se encargaban de ahogarlo en pánico.

Busca con la vista el número de la habitación mientras avanza con la mesilla, pero antes de encontrarlo, un chasquido retumba como eco.

Han abierto una puerta a unos pasos de él.

Permanece quieto y con los ojos exorbitados, él corazón le late casi dolorosamente mientas clava su vista en la puerta entreabierta. La otra persona, esa que se encuentra oculta detrás de la madera, comienza a cerrar despacio hasta que se escucha el click del seguro. Sabe que hay un empleado en el pasillo.

El de labios abultados sigue completamente rígido y con la respiración retenida. Después de unos segundos suelta el aire y retoma el camino con todos sus sentidos agudizados y las piernas temblando. Un par de habitaciones frente a la puerta que se había abierto, se encontraba la que debía atender. Su respiración vuelve a estancarse cuando cae en cuenta de lo que ha pasado. Aquella que le había sacado el susto, se trata de esa habitación.

Como si hubiera escuchado la más atroz de las confesiones, el color de su rostro se vuelve pálido y su expresión se deforma en una aterrorizada mueca. A lo lejos, como un murmullo, se escucha una risa pequeña y casi inaudible.

Pero Jimin sabía que no lo estaba imaginando, sabía que no solo era esa sensación de sentirse observado como la primera vez, esta vez sabía que ahí había alguien.

Deja la mesilla en la habitación que le corresponde, toca el timbre dos veces y se da la vuelta comenzando a correr de regreso al elevador, siente que va demasiado lento, como si estuviera teniendo una pesadilla donde no podría llegar a tiempo.

Te atrapará. 

¡Maldita sea, más rápido!

Cuando llega, toma sus zapatos y entra con la respiración jadeante mientras aprieta una y otra vez el botón del planta baja. 

Quedaba solo un pequeño espacio para que las puertas se cerraran por completo, pero fue suficiente para observar perfectamente cómo una figura masculina se encontraba en medio del pasillo e inclinaba su cabeza hacia la derecha mientras lo miraba tras el delgado velo rojo que cubría su rostro.


🌱

KJSAKJASDNKDASJN SE NOS VIENE.

Espero que les haya gustado el capítulo, ojalá no se aburran de mi narración y de la historia en general, próximamente se pondrá interesante.

A mis amados lectores, muchas gracias por leer, comentar, votar, disculpen nuevamente por la tardanza, quise actualizar ayer que llegué a los 2k o como se escriba, DE VERDAD LES AGRADEZCO MUCHO. Nunca pensé que llegaría a esa cantidad con tan poco :') (nooo, que recuerdo tan lindo esteee) 

Nos vemos pronto, les amo.

Dravi_SY 🍁

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