Capítulo 4
Regresó temprano a casa, no había tardado más de dos horas en el primer día de asesoría, y sin embargo, se sentía agotado física y mentalmente.
Su turno daba inicio a las 9:00 de la noche y terminaba hasta a las 4:00 de la mañana. Según su asesor, no sería tan difícil adaptarse y tampoco sería tan pesado como parecía, sobre todo porque pasando la media noche solo había muy pocos pedidos.
Jimin ya tenía en mente terminar su jornada e irse a dormir a las habitaciones de la planta -2 hasta que dieran las siete de la mañana, porque claramente el transporte público no estaría disponible a la hora que finalizaba su turno y él no gastaría dinero en un taxi otra vez.
Se tiró al sillón y frotando su rostro para disipar la flojera, repasó mentalmente lo que debía y no debía hacer, terminó por frustrarse una vez más al no recordar mucho de todo lo que le habían explicado. Pero es que era demasiada información que desconocía y él a veces era lento al retener.
Abrió los ojos desviando sus preocupaciones hacia otro tema que le causaba particular curiosidad, se trataba de la sensación incómoda con su asesor y la sensación extraña. Aunque después el castaño le había explicado que su comportamiento se debía a sus nervios, no le parecía respuesta suficiente para explicar su estado alerta, y tampoco las advertencias escondidas entre sus palabras llenas de información, sobre todo le inquietaba la última, esa sobre la habitación con dueño, probablemente un molesto dueño.
¿Qué tan fuerte tendría que ser el temperamento del propietario como para generar tanto cuidado en los trabajadores?
Por un lado entendía que le molestara el ruido si es que vivía ahí, pero por otro le parecía algo incoherente que se haya comprado una jodida habitación de lujo en un hotel de lujo y no un departamento en alguna zona exclusiva.
Imaginaba que esa persona tendría no solo una personalidad pedante, sino también mucho dinero, estaba casi seguro. Podría tratarse de un hombre degenerado que frecuentara usar la habitación para llevar a sus amantes a escondidas de su esposa adinerada.
O tal vez solo un viejo con dolores de cabeza provocados por el más mínimo ruido, ¡pero no tendría sentido!
A Jimin le encantaba el drama, sobre todo si eran situaciones reales y de completos desconocidos.
Esperó un par de horas hasta que llegó Namjoon del trabajo, Jimin le contó sobre lo que le habían enseñado en el primer día, se saltó algunas cosas para que el mayor no se preocupara, pero aun omitiéndole todo ese misterio, Namjoon trató de convencerlo para renunciar. El moreno le había dicho de su inconformidad con el horario, hasta trató de convencerlo diciéndole que le rogaría a su jefe para que le dieran un puesto en el restaurante donde trabajaba y la idea no estaba nada mal, pero Jimin no podía hacer eso, no después de haber firmado un contrato con duración de un año.
El día había terminado con las fuertes lluvias azotando la ciudad y un viento frío erizándoles la piel bajo los suéteres, la humedad era casi palpable dentro del viejo departamento en el que se alojaban, pero no podían quejarse demasiado cuando el precio de la renta era tan bajo y ellos apenas podían costear dos comidas al día.
Terminó rápido la semana de asesorías, no hubo tanta complicación después de todo, pero el rubio estaba convencido de que una semana era insuficiente, lo creía así porque hasta Yoongi parecía estresado con toda la información que le proporcionaba, él le dijo que probablemente no terminaría de decírselo todo en ese tiempo y que estaría con él para poder orientarlo cuando empezara a trabajar de verdad.
No había interactuado suficiente con los dos chicos que le presentaron cuando recién llegó, a veces hacían una conversación cortita, pero no más que eso. Todas sus dudas se las hacía saber a Yoongi, ya le tenía cierta confianza y no planeaba soltarlo. Al menos hacer un amigo en el trabajo le vendría bien.
La vez que le preguntó a Jisung sobre el porqué de su corta asesoría, el chico le había confesado que requerían de personal para un evento que se presentaría la próxima semana, eso explicaba su contratación inmediata y también los años de experiencia que no le exigieron. Vaya suerte que tenía, pensó que ahorraría para comprar un boleto de lotería donde seguramente resultaba ser el primer millonario en su familia.
En ese tiempo aprendió a ser más organizado, practicó la forma correcta de cómo acomodar los cubiertos, platos, botellas, copas, servilletas y demás. Tuvo que acostumbrarse al traje negro que debía portar como uniforme todo el mandito tiempo, no era tan feo, pero se sentía ridículo porque le quedaba grande. Le sugirieron que se peinara hacia atrás para lucir más presentable, no lo odiaba, pero prefería no tener el cabello duro por todas esas jodidas capas de fijador. En general no le gustaba cómo se veía ni se sentía cómodo.
El lunes había llegado con la velocidad de un parpadeo, Jimin estaba hecho un lío al igual que todas sus pertenencias amontonadas en la mochila. Marchándose al hotel media hora más temprano, deseaba que todo resultara de la mejor manera posible en su primer día de trabajo. Era probable que adoptara esa costumbre de llegar tiempo antes de su jornada, de esa manera le daría tiempo de cambiarse tranquilo y de prepararse mentalmente. La ansiedad se encargó de irlo consumiendo poco a poco, por primera vez se quedaría hasta el final —en su semana de práctica jamás se quedó hasta las cuatro de la mañana, por lo general se iba a las once de la noche—.
—Esta noche no hay tantos huéspedes, con suerte y solo te toca atender a uno. —Soohyun le dio un largo trago al vaso con agua que tenía en la mano. Jimin junto a él preparaban un plato con espagueti para los dos.
—Estaba tan preocupado, pero resulta que es el mejor empleo que he tenido en mi puta vida, — animado relame sus labios añadiendo más mariscos al plato —¿Cuánto llevas aquí?
—Entré en marzo del año pasado y no pienso salirme por nada del mundo, ¡Es excelente! — codea al más bajito —, Si me hubiera tocado el turno matutino o vespertino, no estaría diciendo lo mismo. Esos son mucho más agitados, en serio, mucho más. Pero somos tan afortunados que nuestro trabajo solo consta en esperar que alguien con problemas de sueño, ordene comida hasta su habitación.
Jimin asiente con la cabeza. Toma un par de tenedores de la bandeja y ofrece uno a su compañero, ambos comenzando a comer tranquilamente mientras disfrutan del silencio en la cafetería.
—Soohyun, ¿de qué se trata el evento? —Mete un buen bocado de comida a su boca. Estaba delicioso, tanto que planeaba ir por más para guardarlo en una bolsa y dárselo a Namjoon cuando regresara a casa.
—La verdad no lo sé, dicen que es anual, cuando llegué ya había pasado. Jisung me dijo que llegarán personas importantes para éste miércoles. Alguna clase de evento temático que se hace en los tres últimos pisos del hotel. —Toma un trago de agua para aclararse la garganta. —Dice que estarán aquí hasta el viernes de la próxima semana y que tendremos que hacernos cargo de sus pedidos. Posiblemente no estará tan tranquilo como de costumbre.
—¿En el penúltimo piso también? ¿Sabes algo sobre ese lugar? —Soohyun le lanza una mirada llena de confusión.
—No, pero cuando llegué me advirtieron de no molestar cuando atendiera en ese piso.
—¿Fue Yoongi?
—No, Jisung. Él y Yoongi llevan aquí un par de años más. —Afirma tratando de hacer memoria sobre el tema. — Me pareció extraño y le hice muchas preguntas que no me respondió, solo dijo que una de las habitaciones tenía dueño y no le gustaba ningún tipo de molestia. — Recordando la seriedad con la que Jisung habló en esa ocasión, se encogió de hombros intentando restarle importancia. —Y ahorita que lo mencionas, creo que nunca he visto al propietario.
—Imposible, si vive aquí seguramente te lo has topado muchas veces.
—No lo creo, tal vez viene de vez en cuando, pero dudo mucho que viva en ése lugar.
Continuaron comiendo en silencio, uno intentando recordar más y el otro sintiéndose insatisfecho por no tener ninguna respuesta concreta. Aunque... Si Yoongi llevaba años trabajando ahí, significaba que sabía más, quizá le peguntaría al respecto. El teléfono de Soohyun sonó y éste tuvo que irse para atender al cliente que lo había solicitado.
Jimin continuó en la cocina mirando curioso la comida que sobraría, era un montón y según le habían dicho, los sobrantes solían tirarlos o repartirlos entre los empleados ya que a los clientes solo se les daba alimentos frescos del día ¿Si pedía un poquito para llevar a casa, se la darían?
Decidió preguntar cuando terminara el horario. Se dispuso a lavar los trastes que usó mientras esperaba a que el teléfono en su bolsillo le notificara un pedido. De cierta manera le emocionaba atender a algún huésped, pero en todo el día no había recibido nada de nada, y no sabía si eso lo aliviaba o entristecía.
Después de haber terminado, fue a sentarse en uno de los sillones donde otros tres de sus compañeros veían en el televisor, unos infomerciales de sartenes. Se entretuvo un poco, pero igual se terminó aburriendo, así fue como se le ocurrió algo.
¿Qué pasaría si se daba una vuelta por el penúltimo piso?
No lo pensó mucho, se puso de pie dirigiéndose al elevador, apretó el botón y esperó a que las puertas abrieran.
No pasaría nada, Jimin sería muy silencioso al recorrer el pasillo, no haría ruido ni con su respiración, además serviría para quitarse malas ideas de la cabeza de una vez por todas, ya suficiente misterio le estaba envenenando la mente y él prefería afrontar cualquier tipo de alertas innecesarias. Además, solo faltaban dos horas para que su turno terminara, eran las 2:00 AM y dudaba mucho que esa persona que habitaba la habitación, se encontrara despierto. Bueno, si es que alguien estaba ahí.
Al entrar sintió adrenalina, hasta su cuerpo se entumeció un poco y las palmas de sus manos comenzaron a sudar. Clavó la vista en el marcador de pisos. No se sentía nervioso por ir a explorar, se sentía nervioso porque estaba ascendiendo al penúltimo piso de un rascacielos. Bajo el elevador habría un enorme agujero negro con quién sabe cuántos metros de altura, Dios, no pienses en eso.
95...
96...
97...
98...
Las puertas se abrieron y el ancho pasillo se extendió. Jimin sentía una presión en su estómago que le causaba inquietud ¿Y si estaba haciendo mal?
Saliendo del ascensor de la manera más silenciosa, da inicio a su pequeño recorrido, no hay nada de ruido, todo parece normal. Sus ojos recorren los números de las habitaciones para encontrar uno en específico, al parecer está en un piso lleno de grandes suites, obviamente por las vistas que se debían tener a esas alturas.
Estaba casi por la mitad cuando se topó con una puerta mucho más ancha que el resto, a un costado relucía el número "658", permaneció inmóvil contemplando su peculiar forma torcida.
A juzgar por la falta de puertas en ese lado, Jimin pudo entender que era enorme, tal vez tres veces más grande que una gran suite. La puerta, una de dos alas con el marco torcido, como si estuviera distorsionado.
El rubio pegó un brinco cuando el teléfono vibró en su bolsillo, miró asustado hacia todos lados, completamente alarmado. Sacando de inmediato el aparato para leer el mensaje, caminó apresurado de regreso al elevador para llegar a planta baja. Leyó tres veces el pedido del huésped que aparecía en la pantalla, pero no podía concentrarse.
Seguramente porque era de noche y no había nadie por los pasillos era que tenía la sensación de querer salir corriendo. Quiso convencerse de que era eso y no el hecho de que se había sentido observado.
🌱
Lamento no haber actualizado a tiempo, éste domingo tengo un examen de admisión y estoy algo estresada. (Oh, mi examen, que triste mi yo del pasado jaja)
Agradezco por todo el apoyo, la verdad no creí que alguien leyera esto, así que estoy inmensamente agradecida. Decidí dedicarles un capítulo a las personas que me han estado acompañando en mis inicios.
Si alguien quiere el capítulo dedicado, puede dejar su comentario aquí:
Ayer no subí el capítulo por floja, lo sientooo, pero al ratito les subo el otro, en la nochecita para agarrar ambiente.
Gracias por leer, votar y comentar, espero les haya gustado. <33
Dravi SY🍁
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