Capítulo 13
Algo no encaja. Él tendría que estar aliviado por haber tenido un encuentro "tranquilo" con ese hombre, por no haber vivido los escenarios imaginarios y grotescos que tanto le sucumbían el racionalismo, sin embargo... Hay algo que ha aumentado los niveles de desconfianza; le aterra la posibilidad de no regresar a casa para su segundo encuentro con el propietario de la habitación.
Está tembloroso, la angustia lo asfixia en un espeso humo que le nubla los sentidos. El joven de cabellera dorada, el que hace unos meses regalaba dibujos a sus amigos sin un motivo especial, prefería zumo de zanahoria para desayuno y tenía una personalidad usualmente brillante, ahora no es más que un saco de resignación al desenlace inevitable de su vida y de sus sueños.
Se encuentra sentado en el colchón de la habitación que comparte con Yoongi; cabello desarreglado, expresión apática, pero como consuelo, trae puesto el traje limpio que recogió de la tintorería hace unas horas atrás.
Un gran bullicio recorre los pasillos de planta baja; las voces de los empleados son lo suficientemente altas como para hacerle saber que el turno matutino está por terminar. Después de la visita al pelinegro, Jimin regresó a casa para tomar una ducha, preparar sus cosas y regresar nuevamente al hotel sin importarle todas las horas que quedaban hasta que la noche cayera. Prefiere que sea así, si Namjoon llegaba y encontraba la nota estando él aun presente, seguramente sería un caos, pero a juzgar por la ausencia de mensajes en su teléfono, sabe que él no ha llegado a casa, y si lo hizo, no ha encontrado la nota.
Cuando los trabajadores del turno matutino se fueran, él subiría de inmediato para evitar que alguien le prestara atención, tendría que hacerlo media hora antes de que su jornada iniciara.
¿Eso estaría bien? ¿Jungkook se molestaría si llegaba antes?
Huye de Yoongi, no quiere verlo y mucho menos antes de subir, ni siquiera está seguro si el chico iría a trabajar. Sabe que todo el valor que tomó desde horas atrás, se iría a la mierda si se encontraba con Yoongi, no porque se fuera a arrepentir de la decisión, sino porque la fachada de valentía se vendría abajo y eso es algo que no puede permitirse. No puede hacerlo, no debe.
La alarma de su teléfono chilla fuerte con una melodía alegre, anuncia que es momento de ponerse en marcha. Se pone de pie, sale silenciosamente del lugar dirigiéndose al ascensor de servicio en donde marca el piso 98 una vez estando dentro.
Aturdido, nervioso, pero menos que la vez anterior. El miedo parece estar acechándolo, amenazando por tomar posesión de él cuando sea el peor momento. Eso le preocupa, necesita de su cordura para poder ponerse a salvo si es que llega a peligrar; un pensamiento mediocre porque sabe que está yendo voluntariamente al final de la cuerda.
Minutos después las puertas se abren mostrando ese pasillo silencioso y sofisticado, cruza rápido, rápido porque no quiere que sus emociones lleguen primero que él. Toca el timbre tres veces. Escucha los pasos del otro lado de la puerta, Jimin se endereza esta vez atreviéndose a mirar el pequeño círculo de la puerta, sabiendo que está siendo observado. El sonido de la perta abriéndose lo sobresalta, pero bajo ningún concepto cambia su tensa expresión de seriedad y fingida determinación.
De nuevo frente a él se encuentra Jungkook, esta vez vistiendo una camisa azul y pantalones negros formales que endurecen sus facciones suaves. El pelinegro levanta las cejas mientras recorre de pies a cabeza al rubio frente a él.
—Una vez más, llega antes —comenta desdeñoso —, pero da igual, entre. —Haciéndose a un lado, deja suficiente espacio para que el desalineado chico ingrese. Como la primera vez, Jimin siente que su cuerpo comienza a traicionarlo con el temblor de las piernas, aunque hay algo diferente, en realidad todo se siente distinto. Tras la ausencia de un miedo acrecentando, puede ser observador, prestar atención a la amplia propiedad.
Techo alto con candelabros de cristal colgando, iridiscencia en las paredes de madera. Aves minuciosamente talladas en la caoba de las paredes que además de ser hermosas, son intimidantes. Pasillos, puertas cerradas, una alfombra esmeralda con detalles plateados, y sobre todo, un ventanal enorme que abarca la pared frontal; las luces de la cuidad brillan a lo lejos, el gran lago artificial perteneciente al hotel, se extiende enorme, iluminado en un azul vivo y ofreciendo un espectáculo de agua brincando en distintas frecuencias.
Se detiene inquieto. Hay una larga mesa de cristal en medio, rodeada por sillones tántricos de seda negra que se posicionaban estratégicamente. Luce impecable y ordenado, completamente diferente a la primera vez que estuvo dentro.
Jungkook lo jala por la muñeca, entonces regresa a la realidad y sus latidos tiemblan frenéticos, no pone resistencia, ni siquiera puede pensar en lo que debe hacer. El pelinegro lo sienta en uno de esos sillones sexuales mientras se deleita con la expresión desencajada del mayor, y es que le parece... Peculiar, sí, esa era la palabra.
—Bien Hyung —humedece sus labios con la lengua, piensa detenidamente en lo que dirá, tiene que ser cuidadoso —. Usted ha llegado, como lo solicité, así que debo cumplir con mi parte ¿Cierto? —Aclara su garganta. —Antes de hacer mi propuesta, ¿Puede responder una pregunta?
Jimin tiene miedo, no como el que tenía al entrar, sino ese miedo que le roba el aire. Sus músculos se endurecen, pero asiente despacio sin quitar la mirada de los almendrados ojos.
—No lo escucho, ¿puede responder una pregunta? —El tono autoritario y golpeado lo estremeció.
—Sí —Farfulla. Jungkook ensancha una sonrisa labial, puede reventar en carcajadas con la imagen del vulnerable y estúpido trabajador, oh, estaba por hacerlo.
—¡Muy bien, Hyung! —Da un par de palmaditas sobre el hombro de Jimin. —Además de usted y de Yoongi, ¿Quién más sabe? —El semblante se vuelve gélido. Jimin guarda silencio, negando con la cabeza repetidamente.
—Nadie más —responde tembloroso. En su mente la imagen de Taehyung aparece como un recordatorio de su mentira, pero pronto se reprocha por pensar en él. No le dijo nada sobre el reciente incidente, solo habló de su encuentro con la silueta masculina y eso era todo.
—¿Sí? —Murmura acercando su rostro al del rubio, Jungkook mira fijo a los ojos del contrario. Está transmitiéndole una silenciosa advertencia.
Jimin baja la vista sintiéndose intimidado y nervioso, acción suficiente para que Jungkook note algo raro, un hilo suelto. Arruga el entrecejo tomando en un puño el rubio cabello, los quejidos inmediatos rompen el silencio. Jimin aprieta los ojos cuando el ardor de su cuero cabelludo se vuelve más doloroso, suelta un alarido llevando rápidamente ambas manos en el antebrazo del pelinegro. Intenta quitárselo de encima, y es ese otro error.
—¿Quién más lo sabe? —Amenazante ejerce más fuerza en el puño de su mano.
—¡Na-Nadie más! —Grita. —¡No sabe- nadie más sabe! —Entierra sus uñas en la blanca piel de Jungkook intentando desesperadamente en liberarse. Sus lágrimas comienzan a mojarle las mejillas, el dolor lo tiene mareado, se retuerce en el más inútil intento de defenderse.
—Uhm, está bien —Jungkook lo suelta con media sonrisa surcando sus labios —, espero que así sea, Hyung. —Guarda silencio observando al rubio tocándose la zona agredida con ambas manos e intentando ahogar el creciente llanto que emerge adolorido. —Preste atención a lo que le diré —tomándolo por el cuello de la camisa, obliga a que el chico se centre en él. La satisfacción le recorre la nuca cuando el empleado rehúye de su tacto como un animalito asustado.
Jimin, con los ojos aún llenos de lágrimas y la nariz comenzando a escurrirle, mira de reojo al pelinegro que está casi encima suyo.
—En su primer día de trabajo lo vi merodear por aquí, después lo encontré aquella vez en el pasillo, y como detonante, lo hallé husmeando el sábado por la mañana durante mi evento. Es demasiado entrometido de su parte ¿No le parece? —Suelta un suspiro. —¿A caso nadie le dijo?, Aborrezco que molesten. —Suelta suavemente la camisa del mayor. —A pesar de esto, me debe un favor. Así como yo le salvé la vida, usted debe pagarlo con lo que resta de ella, es lo justo ¿Cierto? ¡A mí me parece que sí!
Completamente perplejo, Jimin lo mira como si le estuviera diciendo la mayor aberración que jamás hubiera escuchado. En realidad sí lo era.
—¿Sabe cuál es la mejor parte? Que usted no puede negarse, porque entonces, me tendré que tomar la molestia de limpiar y sé que comprende a lo que me refiero. Estoy seguro que usted odiaría ser el espectador número uno de la desaparición de toda esa gente que trabaja en su turno. Sobre todo, de esos dos amigos que ha hecho. —Acomoda con sus dedos el cabello desordenado del rubio. —Pero usted no es ningún asesino, ¿Verdad?, Usted cumplirá su parte, así como yo. —Los ojos de Jimin se vuelven a llenar de lágrimas y el nudo de su garganta duele, no obstante, retiene todo lo que le es posible.
—Sí —Responde. La pesadez de mantener con vida a todas esas personas a cambio de la suya, es una mierda, y aun así, la mejor opción.
—Dios, no ponga esa cara. —Apretando los labios suelta el ondulado cabello de entre sus dedos. —¡Es una buena propuesta!, Me tomó mucho tiempo decidir qué hacer con usted sin ensuciarme las manos este año, de cualquier manera puede elegir no hacerlo, pero recuerde las consecuencias. Dígame ¿Qué decisión tomará? —Jungkook sabe la respuesta, aun si Jimin elige su vida sobre la del resto, él se encargaría de hacer lo que sea para tenerlo, debe hacerlo si no quiere que la estupidez de dejado vivo le termine ocasionando problemas.
Nada especial ni en contra de Jimin. El rubio es demasiado soso para su gusto, lo único que llama realmente su atención, son sus labios gruesos y los gestos que hace; demasiado expresivos. Fuera de eso, Jimin es la primera persona externa a su círculo con la que ha interactuado y aun respira, por lo tanto tiene que asegurarse de su silencio si es que quiere que las cosas continúen de esa manera.
Claro que hubiera sido más fácil dejar que Seokjin terminara, pero la curiosidad de conocer a alguien externo era mucho más interesante que el sentido de la responsabilidad, no podían culparlo. El rubio solo ha tenido mala suerte, a Jungkook incluso le sorprendió ver a Jimin llevar el pedido "trampa", él esperaba al otro chico, al compañero de Jimin. Y respecto a este, ya no estaba.
—Lo haré —Murmura. La firma de su condena, quizá la mejor.
—Hyung —sonríe cordial —, no tiene por qué tener miedo. Usted estará bajo mi cuidado, solo tiene que estar aquí cuando lo solicite, piense de esto como un nuevo trabajo de servicio a la habitación. Estaré hablando con su gerente para que estén al tanto y sigan pagándole, incluso el doble, cuando le llame y tenga que descuidar sus deberes. —El de labios abultados está confundido. Estar ahí "sirviéndole", es... no debe tratarse de nada bueno, es imposible que todo sea tan normal cuando el pelinegro habla de asesinato como si se tratara de la merienda.
—Bueno, su turno está por comenzar, le sugiero que vaya por sus cosas y regrese para escuchar sus obligaciones en mi propiedad. —Jimin se levanta aturdido del sillón en cuanto Jungkook se quita de encima. Las paredes se inclinan, sabe lo que viene a continuación, pero antes de que todo empeore, camina despacio hacia la puerta, batalla con la cerradura y al lograr abrirla, sale de la habitación con un extraño vacío en el estómago. Ya está hecho, no hay vuelta atrás.
Llegando al piso -2, encuentra a Yoongi y a Soohyun teniendo una conversación a mitad del pasillo, ambos voltean a verlo como si se les hubiera aparecido un fantasma, así que supuso que él era el tema de conversación.
Sonríe ampliamente hasta que sus ojos forman una línea y saluda con la mano, ellos regresan el saludo con más tensión que verdadero alivio. Pueden notarlo a simple vista, algo está pasando.
—¿Estás bien? —Pregunta Soohyun al notar los ojos llorosos del menor. Toma el rostro por la barbilla, levantándolo para inspeccionar mejor algún indicio de dolor o daño. Jimin sintiéndose cohibido aparta la vista hacia la pared.
—Sí, todo bien ¿Por qué? —El pelinegro y el castaño permanecen en silencio sin atreverse a decir lo evidente.
—Uhm, nada —el más alto fuerza una sonrisa con intención de desviar el tema —, estábamos hablando sobre ti; encontramos tus cosas en la habitación de servicio pero no estabas dentro, incluso fuimos a buscarte a los baños de planta baja, ¿Dónde estabas, Minie? —Pregunta preocupado.
—Ah... Estaba en la cocina ayudando a la señora Bae —Explica tranquilo, pero Yoongi y Soohyun notan la mentira, realmente lo habían buscado por todos lados, incluso en la cocina. Soohyun sospecha seriamente que ese par está ocultándole algo importante, de lo contrario no hallaba explicación para el comportamiento de sus amigos. Estuvo pensando que quizá se trataba de algún tipo de amorío o diferencias, pero conforme pasaba el tiempo se fue convenciendo de que estaba equivocado.
—Hablando de la cocina, hoy me toca ayudar lavando los trastes porque la chica tuvo que irse a casa —comenta intentando desviar la conversación, nuevamente —, a hyung lo mandaron a ordenar la licorería —Yoongi asiente confirmando lo que ha dicho—. Tienes suerte, solo tendrás que atender las habitaciones. —Festeja revolviendo más el cabello rubio.
Jimin sonríe asintiendo desganado. No pasa desapercibido para ninguno. Soohyun termina por decirles que al finalizar el turno se les uniría en la habitación y entonces los tres juntos podrían descansar, se despide yéndose a cumplir sus deberes. Deduce que tanto Jimin como Yoongi tienen cosas de que hablar, así que los deja solos. No se equivoca. Apenas Soohyun desaparece en el elevador, Yoongi arrastra a Jimin al cuarto. Lo abraza.
El alivio que siente es... es inexplicable. Jimin hunde su nariz en el cuello del mayor, aspirando el aroma a suavizante del traje negro, un nudo nuevamente comienza a apretarle la garganta y sus ojos se cristalizan.
—Ya estás aquí —murmura Yoongi con la voz grave vibrando en su pecho. Pronto las mejillas del menor se humedecen.
Cuando Jimin logra sentirse menos patético y levanta el rostro, puede convencerse de que tomó la mejor decisión de todas; si Yoongi y Soohyun estarían a salvo, entonces agradecería la oportunidad y cumpliría firmemente con su parte.
El castaño limpia con el pulgar las lágrimas, mira atento la expresión triste del contrario. Quiere hablar con él sobre lo que pasa, pero está consciente de que no es el mejor momento para hacerlo.
—Hablaremos de esto mañana ¿sí? —Nuevamente aprieta el cuerpo del menor contra el suyo para confortarlo. —Ahora vayamos a trabajar. —Cuando lo suelta con la intensión de salir nuevamente al pasillo, la mano de Jimin sobre su hombro lo detiene.
—No puedo —evita mirarlo a la cara —, hice un trato con él, así que debo estar arriba —Yoongi arruga el entrecejo sintiendo un creciente malestar en la boca de su estómago, era consciente de que algo sucedería, pero... ¿tan pronto? —, no se preocupe ¿sí?, no es nada malo —Miente, miente porque ni siquiera sabe lo que le espera. No está seguro si trata de convencer al castaño o a sí mismo.
—¿Qué fue lo que te dijo? —Gira su cuerpo poniéndole total atención al de labios regordetes.
—Lo hablaremos mañana ¿sí? —suplica indirectamente. Yoongi guarda silencio, entiende un poco la razón, por obvios motivos Jimin no quería hablar del tema y él debía dejar de presionarlo, así que solo asiente indeciso, intentando sonreírle para tranquilizarlo. No sabe cómo sentirse, no sabe si Jimin regresará o si lo volverá a ver, no quiere pensar en eso pero es precisamente lo que está haciendo.
—¿Entonces te veo aquí al terminar el turno? —el menor devuelve la sonrisa y asiente como respuesta. Después de eso Yoongi sale dejándolo solo, no por querer hacerlo, sino porque estando más tiempo ahí, desconocía todo lo que sería capaz de hacer para que el menor no se fuera nunca.
Jimin recoge sus cosas yéndose directamente a su destino. Ahora más que nunca comprendía el sentido de la palabra.
Toca tres veces el timbre correspondiente a la torcida puerta, pronto es abierta por un pelirosa que con el torso desnudo, los labios hinchados y un par de chupetones en la extensión de sus hombros y pecho. Detrás de él, Jungkook con la camisa abierta y los brazos rodeando el torso del más alto.
—Hey Jimin —saluda Seokjin levantando la barbilla. La sangre del rubio se hiela, sus ojos se desorbitan horrorizados ante la imagen de la persona que había intentado asfixiarlo.
🌱
Tarde pero seguro c:
Lamento tardar en actualizar, también perdón por la hora. Que desastre soy.
¿Les gustó?, bueno, quedan dos capítulos más y luego vienen los nuevos, creo que sí haré tres días de promoción porque esto está re muerto ;__;
Muchas gracias por leer, votar y comentar, les quiero mucho :') <3
🍁Dravi_SY
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