DIONNE

–Pero entonces, se ha presentado ahí, ¿sin más? – pregunta Daniela, mi mejor amiga.

–Tal cual lo oyes. Eran las nueve y algo de la mañana y estaba él ahí. Increíble vamos. No me esperaba que viniese.

–Por favor. Iba a ir. Era obvio. Si te enfadaste con él, era obvio que quería arreglarlo.

–Ya...

–¿Pero, le has contado lo de Eric? – pregunta.

Eric fue el chico que conocí en la recepción en Paris. Y llevamos hablando desde ese entonces. Es como mi mejor amigo, y lo quiero con locura. Él sabe todo lo de Nico.

–No. Tampoco hemos tenido la oportunidad para hablar.

–Cierto. Pero recuerda que ahora eres la nueva fisioterapeuta. Y que Nico esta lesionado del pie.

–¿Qué? – pregunto, atónita.

–Hoy en el entrenamiento. Lo han puesto por la aplicación. Ha tenido un accidente. No es grave, tranquilidad.

NICO

–¿Puedo esta tarde a tu casa míster? – pregunto a Xavi –. Quiero hablar con Dionne.

–Si claro. Oye, ¿qué pasó en París? – pregunta, con cierta curiosidad.

–Oh. ¿No se lo ha contado Dionne?

–Mi relación con mi hija no es muy buena.

–Oh. No fue nada malo, se lo aseguro. Solo compartimos una habitación durante una noche. Fue simple coincidencia. No sabia que era su hija.

–No te lo dijo, ¿verdad? – pregunta el padre de la pelinegra.

Niego con la cabeza.

–Y supongo, por lo que yo te conozco chaval, que tu no le dijiste quien eras.

Asiento.

–Odio lo mucho que puede conocernos.

El ríe por lo bajo.

–¿Se enfadó mucho? – pregunta.

–Un poco. Pero pensé que sería peor.

–Déjale espacio. Ella es así.