29: Chocolate caliente
NICO
25 de diciembre
Navidad. En mi casa, con Dio y mis familiares. Vamos, mis padres, mis tíos y mis primos.
A mis padres les ha caído bastante bien Dio, al igual que toda mi familia.
–Nico ven a ayudar – grita mi madre desde las escaleras, mientras yo estaba enseñándole la casa a mi novia.
–Estaba enseñándole a Dio la casa – digo, indignado.
–Lo puedes hacer después, ven aquí a pelar patatas ya – exige mi madre, y miro a Dionne.
–No te rías – digo, al ver que se está aguantando la risa.
–Ves a pelar patatas Nico – dice y baja las escaleras.
La sigo y cuando bajo veo que está charlando con mi padre. Resulta que nuestros padres se conocen, y ahora están hablando de anécdotas del año de la lora, mientras que Xavi esta en videollamada con Dio.
Pelo las putas patatas que me ha pedido mi madre mientras me voy enterando de los cotilleos del pueblo.
–Pues eso que te digo Mari – dice mi madre a mi tía –. Que el Roberto, el hijo de la panadera, se ha ido a Estados Unidos con una chiquilla de allí.
–Pero que me cuentas, si el Roberto ese no sabía ni papa de inglés – responde mi tía, con el mismo tono de marujeo que mi madre.
Pobre Roberto.
Siguen chismorreando de todos los cotilleos hasta que mi tía me mira.
–¿Y tu qué hijo? ¿Pa cuando te casas?
Mi madre me mira.
–No...no lo hemos hablado ni nada... – digo nervioso.
–Pues deberías pedírselo.
–Somos muy jóvenes.
–Pero tu amigo no le ha comprado un anillo a su novia? Ellos tienen diecinueve, vosotros vais para veintiuno.
–Pero ellos es diferente – me excuso.
No me apetece hablar de bodas.
–Hijo deberías pedírselo, ya verás como te dirá que sí.
–¿Pero de que sirve casarme? Es un papel firmado y ya. Parece un contrato de renovación.
Mi madre me zampa una colleja.
–No hables así de lo bonito que es casarse.
–¿Ya le estáis dando la tabarra al niño? – pregunta mi tío Esteban –. No lleva ni un año con su novia, es joven. Dejarlo vivir pobrecillo – adoro cuando me defiende.
Mi madre y mi tía parece que dejan el tema, porque vuelven a chismorrear, solo que esta vez esta mi tío con ellas.
Consigo librarme de cortar cebollas y huyo de la cocina.
–¿Qué tal está mi pelador de patatas favorito? – pregunta Dio, con una sonrisa.
Esta con mi abuela, que le está enseñando viejos álbumes de fotos de cuando era pequeño.
–Bien. ¿Dónde estaban estos álbumes? – pregunto.
–Mi casa hijo, que si llegan a estar aquí con lo trasto que eras de pequeño hubieran explotado.
–Como el microondas.
Mi abuela me suelta una colleja.
–Perdón.
Vemos varios de los que tiene. Siento vergüenza ajena, pero Dio se ríe mucho cuando ve mis fotos antiguas y las que voy poniendo cuando las veo.
–¡La comida! – grita mi tío.
Comemos, un poco de todo y luego subo a mi antigua habitación con Dio.
–¿Cómo has comido? – pregunto.
–Bien. Estaba todo buenísimo. Ya se lo he dicho a tu madre.
Nos echamos una siesta, o al menos yo porque cuando me he dormido Dio seguía despierta.
–Nico – dice mi novia, moviéndome el brazo.
–¿Qué? – pregunto, con voz ronca.
–¿Nos hacemos un chocolate caliente? – pregunta y pone cara de corderito, la cual no puedo rechazar.
Bajamos a la cocina y no hay nadie en el salón ni nada. Supongo que estarán todos echando la siesta, es algo que hacemos mucho en mi familia.
Nos preparamos unos chocolates a la taza y vamos al salón.
–¿Qué quieres ver? – pregunto.
–¿Purple Hearts? – pregunta.
–¿Otra vez? La hemos visto dos veces ya – me quejo.
–Pero es que Luke es guapísimo.
–¿Más que yo?
–No voy a compararos.
–¿Por qué no?
–Porque él es un soldado y tu un futbolista.
Vemos la película por tercera vez mientras bebemos nuestros chocolates calientes. Lo bueno de ver pelis cursis con Dio es que se abraza a mi toda la peli.
___
Maratón capítulos finales
3/4
Solo queda uno!! ¿Qué os ha parecido estos?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro