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12EL FIN DE LA PELEA

Mar mediterráneo


Era de madrugada. Los cielos del Mediterráneo, habitualmente tranquilos, estaban siendo atravesados por decenas de C-47, unos aviones de transporte que en su interior llevaban paracaidistas estadounidenses.

El rastreador que Flash le había puesto a Felix Fausto había guiado al radar de Trevor a una isla secreta en medio del Mar Mediterráneo. Según por los mapas, esta supuesta isla estaba controlada por los nazis, por lo que Diana y los demás creyeron que desde hacía años, los nazis habían descubierto la entrada al Monte Tartaro. El Alto mando Aliado no hizo esperar más, por lo que le brindo al equipo de héroes un regimiento de la división aerotransportada 101. Juntos atacarían el complejo y detendrían a Fausto para siempre.

-Cuando aterricemos... – dijo el Sargento Adam Wayne mostrando una bala – Incrustaré esta bala en la cabeza del primer nazi que vea.

El proyectil lo había recogido del cadáver de un alemán, en Italia. Decían que traía suerte pegar el primer tiro con una bala recogida de un muerto. Diana miro a su alrededor. Noto que ella junto con Al Pratt y Justin Grayle eran los únicos enmascarados de toda la compañía. Todos los demás soldados era jóvenes que no parecían pasar de los veintitantos, y que de seguro se dirigían hacia su muerte.

-Yo quiero una Luger – dijo un chico a la derecha de Atom – Dicen que es la mejor pistola que se ha hecho nunca.

-No hay nada mejor que esto – dijo Adam Wayne, mostrando su reluciente y enorme revólver Colt .45 – Un solo tiro de esta preciosidad y me cargo a un pelotón entero de nazis.

-¿Y cree que con solo un revolver puede ganar la guerra, sargento? – le pregunto Justin, desafiante –

-Nosotros no tenemos super-poderes, no tenemos sueros que te hacen encoger o una armadura reluciente – y luego Adam volteo a ver a Diana – Ni siquiera somos indestructibles.

-¿Qué tiene contra nosotros, sargento? – le pregunto ella – ¿Acaso le hemos hecho algo malo?

-Son demasiado poderosos para que traten de aparentar que son buenos – el sargento Wayne era duro en sus palabras –

-Estamos en esta guerra, como todos ustedes. No nos sentimos ni mas ni menos – agrego Al Pratt – Solo hacemos nuestra parte.

-Dios me libre de que mi descendencia se junte con "Supers" como ustedes – concluyo el sargento Wayne –

Entonces las conversaciones se silenciaron de golpe, cuando una explosión no muy lejana se había escuchado cerca del avión. Eran explosivos de cañones alemanes Flack.38. Los nazis los habían detectado y no permitirían que los paracaidistas saltaran. Las explosiones se repetían a su alrededor y de pronto la luz roja se encendió. 

Diana se levantó cuando el fuego antiaéreo estaba a todo lo que daba. Ya habían derribado a tres aviones de transporte. Todos creían que el avión no llegaría a la costa, cuando de repente, el fuego antiaéreo paro. De la nada, aparecieron aviones supersónicos nazis, no eran parecidos a nada que hubieran visto antes. Parecían mantarrayas, no tenían hélices, y eran bastante rápidos. Los alemanes estaban desesperados por frenar a los Aliados, que ya hasta habían sacado su artillería pesada.

Entonces aparecieron los aviones caza Mustang P-51 junto con el avión prototipo de Wayne Industries piloteado por el Capitán Steve Trevor. Junto a ellos, venia Shiera, o como todos la conocían, HawkGirl. Un avión nazi venia hacia el avión de Diana cuando Steve lo intercepto, disparando justo encima de el, haciendo que cayera. Igual uno de esos aviones tenia acorralado a otro C-47, pero entonces HawkGirl salió de las nubes y pudo derribarlo. 

 Mientras los pilotos cuidaban a los aviones de tropas, ellos se acercaban a la costa, dando luz verde para el salto. Entonces todos brincaron. Diana y Atom no perdieron el tiempo al aterrizar, destruyendo los bunkers con ametralladoras que estaban protegiendo la playa, mientras el sargento Adam Wayne y Shining Knight se reagrupaban y entraban a las trincheras que protegían al complejo nazi. Se abrieron paso disparando y golpeando. 

Cuando Diana destruyo las ametralladoras del bunker más alejado, se reunió con los demás al final de la trinchera, donde había una gran puerta de hierro en la entrada del complejo. }

Estaban a punto de entrar cuando una maquina gigante entro a escena. Media como 30 metros, tenía tres patas gigantes con las cuales iba aplastando soldados a su paso. Los soldados estadounidenses vieron que su punto débil era la cabeza, donde tenía los nodos eléctricos. El monstruo gigante lanzo su pisotón y este los obligo a cubrirse. Ser Justin y Adam Wayne tomaron un par de lanzacohetes y le dispararon. 

Pero un avión nazi se interpuso y los proyectiles dieron en este. Erraron el tiro.Creyeron que era su fin, pero afortunadamente un avión prototipo choco contra los nodos del pisoteador, destruyéndolo. Steve Trevor salto de este en paracaídas, para después reunirse con los demás. 

-¿Sabes que ahora le debes medio millón de dólares a la empresa de mi padre? – le dijo Adam Wayne al ver a Trevor llegar – Estas loco, amigo. 

- Eso de loco es quedarse corto – dijo Steve riéndose – ¿Cuál es el plan? 

-Pues debemos de abrir las puertas del complejo – comento Diana – Creo el mecanismo de apertura está en las murallas centrales. Iré yo junto con algunos voluntarios y entraremos por arriba. 

-Yo les despejare el camino – menciono Atom – Sargento, quédese con sus hombres y espere nuestra señal para entrar. 

Sin decir más, el pelotón de Los Perdedores esperaron con las armas en alto a que se abrieran las puertas, y Atom se hizo gigante, estampando sus puños a las murallas donde los alemanes tenían posiciones de ametralladoras. Fácilmente las destruyo, eliminando las defensas, pero justo en el momento en que Diana tomaba a Justin y a Steve para saltar a las murallas destrozadas, un avión alemán caía en picada y chocaba justo en la espalda de Atom. Cuando habían llegado a las murallas, vieron como el gigante caía en el patio. 

Steve les dijo que no se preocuparan por el, ya que cuando crecía, su piel se endurecía como la piedra. Así que siguieron su camino. Steve entro disparando su ametralladora Thompson, pues había un centenar de nazis defendiendo su fortaleza. Fue un combate muy intenso. Wonder Woman y Shining Knight decidieron que ellos enfrentarían a los nazis que salían por el camino, por lo que con sus respectivas espadas los eliminaron rápidamente. Solo así llegaron al mecanismo de entrada. 

Lo activaron y la puerta principal se abrió, permitiendo que las tropas estadounidenses entraran al complejo nazi. Entonces algo sonó por el radio de Steve. 

-¿Ya entraron al lugar? – era la voz de Shiera, que sonaba a través de la bocina – Aun tenemos pájaros en el aire y necesitamos que destruyan a los antiaéreos que quedan en el complejo. 

-Entendido, Hawk Girl – contesto Steve – Nos encargaremos de ellos. 

Y sin decir mas, Steve, Diana y Justin avanzaron por las murallas de lado oeste del complejo, donde casi todos los cañones se encontraban. Mientras Steve ponía los explosivos, Diana y Justin se encargaron de despejar lo que quedaba del lugar, lo cual no fue difícil, ya que con sus respectivas habilidades y su destreza con la espada, los acabaron a todos al instante. 

Así fue como entraron al complejo, donde notaron que había algo raro en salón principal. Todo estaba tranquilo. Entonces los sorprendieron. 

Steve recibió un dardo en el cuello, no lo pudo parar. Al parecer, el dardo traía algún tipo de somnífero, lo que provoco que Steve se adormeciera casi al instante. En eso salieron como veinte soldados alemanes de las columnas laterales. 

Diana y Justin se pusieron a cubierto y hubo otro tiroteo. Los tenían inmovilizados, ni siquiera podían mover las manos para sacar sus espadas. Y en un momento de valor, Ser Justin empuño su espada y se lanzó contra los alemanes, que disparaban contra el cuándo este se descubrió, pero el guerrero rechazó las balas con su espada mágica, haciendo que se les regresaran o incluso las partía a la mitad, dándole tiempo a Diana para que fuera con Steve para ponerlo a salvo. 

Solo cuando lo puso detrás de una columna, Diana pudo regresar y pararse junto a los soldados alemanes, a los que mato uno por uno. Diana y Ser Justin eliminaron a todos los nazis que había en el salón principal. Y estaban tan centrados en la adrenalina, que no se dieron cuenta que Justin Grayle traía un disparo justo en el estómago, entre su armadura. 

-Haz presión, te sacaremos de aquí – dijo Diana mientras aplicaba presión en el estómago de Justin – 

-No, déjame... – le costaba respirar, parecía que aceptaba su muerte – Cumplan con la misión, Diana. No dejes que mi sacrificio sea en vano. 

 Y solamente cerro los ojos. Murió en los brazos de la amazona. Lo lamentaba, no merecía morir así, en un lugar maldito. Pero Fausto lo pagaría. Diana juro que pagaría la muerte de todos y cada uno de los hombres que habían muerto por culpa de él y de Cheetah. Ahora ya era personal. 

Cuando se levantó, vio como Steve estaba siendo amarrado por los soldados alemanes. Entonces lo último que sintió fue un golpe en la nuca. Cheetah estaba con los nazis, y ahora los había capturado. 

Al despertar, Diana estaba atada de pies a cabeza en una especie de fosa. Steve estaba encadenado, haciendo esfuerzos por soltarse, pero era inútil. Las cadenas eran de acero y estaban unidas a un pesado mecanismo, por eso no se podía soltar. Apareció Fausto con cerca de treinta soldados alemanes. 

-Vaya, por fin tengo ante mí a la princesa Diana de Themyscira – dijo una voz a lo alto. Diana alzo la vista, y se dio cuenta de que era el dictador de Alemania que Steve había enfrentado durante cinco años – Han sido un dolor de cabeza para nosotros, pero ya no más, no volverán a interferir en nuestros asuntos. 

-No tiene caso... Berlín está rodeado... tu ejercito está acabado. Ya déjalo, no vale la pena seguir con la guerra – le dijo Steve – Si te alias con Fausto, solo te traicionara. 

-Esto no es por Hitler, esto va más allá de tu entendimiento, americano – contesto Felix Fausto, a lado de Cheetah y Hitler. Tenía aprisionado a Maximillian. Diana sabía que un movimiento en falso y lo matarían sin cumplir su promesa – Se quién eres, Steve Trevor. Vaya que conseguiste una buena compañía con la amazona. Están todos aquí, creo que es el destino... no lo sé. Esto será divertido – Felix hizo una pausa, y después volteo hacia una estatua con apariencia de anciano que tenía a sus espaldas – ¿Saben que es esa estatua? Es la esencia de Cronos. Cuando abramos la cerradura del Tartaro, despertara, y desencadenara su poder en toda la Tierra. 

-¡Estas desquiciado, imbécil! – grito Diana – No sabes con que poderes te estás metiendo 

-No, pero si sé a qué poderes se enfrentaran ustedes – ahora era Hitler quien hablaba – Zeus, hace ya miles de años, al no poder matar a su padre, uso un hechizo para contenerlo. Solo la sangre humana en conjunto con las llaves del Tartaro, lo pueden despertar. En lo profundo de las ruinas subterráneas debajo del complejo, se encontraban las puertas del Tártaro. Diana y Steve vieron que estas parecían tener un tipo de cerradura que las abría. Y era justo en ese lugar a donde los tenían capturados. 

 -Pronto serás libre mi señor – dijo Cheetah. Parecía impaciente –

Felix ensamblo la llave, que era del tamaño de un báculo. Hizo que la llave levitara con su magia y la puso en el ojo de la cerradura. Cuando la giro, una ráfaga de magia surgió de la puerta convirtiéndolo en piedra.

-¡Era falsa! – grito Cheetah –

Entonces, justo en ese momento, la puerta de hierro que los separaba del complejo, exploto fuertemente. Y justo de ahí, Atom entro destrozándolo todo, al igual que el escuadrón de Perdedores y HawkGirl, junto con otro personaje que no pudo llegar al ataque inicial. Se trataba de Flash, que rápidamente empezó a derribar a los soldados alemanes en los puntos más alejados.

Atom destruía las columnas donde los alemanes tenían apostadas sus ametralladoras mientras que Shiera liberara a Diana y Steve, que fueron corriendo hasta Maximillian, o Zeus, que estaba tirado en el suelo gravemente. Shiera se alejó de ellos y fue a apoyar a los soldados aliados, que estaban teniendo un grave enfrentamiento con los soldados alemanes que quedaban en la cámara oculta.

Entonces Cheetah salió de las sombras, y de un fuerte empujón, golpeo a Steve, que salió volando hacia un rincón. También araño a Diana en el rostro y la saco de combate por un momento. Aprovechando esto, mordió a Maximillian en el cuello mientras caía al suelo de la cámara por los muros. Cheetah aterrizo sobre sus pies para después salir corriendo a través del laberinto de cuevas para escapar.

-¡Padre... no! – grito Diana, que inmediatamente salto hacia donde Maximillian se encontraba herido –

-Mi Diana... eres igual a tu madre... – decía Zeus entre balbuceos – Yo la quería... estaba enamorado... – Steve corrió a su lado e intento parar el sangrado del cuello –

-La herida está muy profunda – decía Steve con desesperación – No puedo parar el sangrado...

-...Hera se enteró y... quería... – de nuevo, Maximillian balbuceaba –

-Ella quería matarnos... Tú sacrificaste tu corona e inmortalidad para salvarnos – al escuchar esto de Diana, Zeus pudo estar en paz y murió en sus brazos – 

 -¡Oigan! – grito el sargento Wayne mientras disparaba su ametralladora – Tenemos un vehículo pesado que esta saliendo de los hangares... ¡Necesito que lo detengan! 

-¡Vamos, Diana! – indico Steve, mientras Diana cerraba los ojos de su padre – Debemos de detener a Hitler y terminar la guerra. 

-Te ayudare – respondió ella, recuperando su escudo y su espada – Ahora vamos por ese nazi hijo de perra 

Diana y Steve corrieron lo más rápido posible hasta el hangar de los vehículos, donde Fausto ya había subido a un dirigible. Su despegue hizo que el suelo temblara un poco. Diana, al ver que tenían que detenerlo a como diera lugar, tomo a Steve de los brazos y saltaron a la barqueta del dirigible. 

Afortunadamente, aún tenían la puerta principal abierta, por lo que aterrizaron a salvo. Se les presentaron varios alemanes, pero con la espada de Diana y sus habilidades, y en conjunto con Steve y su ametralladora, mataron a todos los soldados en cuestión de segundos. Fue entonces que Cheetah apareció, justo en frente de ellos. 

-Tu ve por Hitler – indico Diana a Steve – Yo me encargo de esta... 

-Pero es muy poderosa... – intento decir el – 

 -Por una vez hazme caso, por favor – interrumpió ella – Yo puedo con esto. 

A Steve no le quedo de otra más que hacerle caso, por lo que cuando corrió hacia Cheetah que bloqueaba el camino, Diana le lanzo el escudo para desorientarla, logrando que Steve cruzara a salvo. Entonces Cheetah se volvió a poner en guardia, lista para enfrentar a la amazona. 

-Soy Cheetah, la elegida de Cronos. Voy a destruir el mundo y una amazona cualquiera no me detendráFue lo que dijo antes de lanzarse contra Diana, sacando sus garras e intentando cortarla –

Incluso Diana asediándola con sus rápidos movimientos con la espada, Cheetah parecía relajada. Usando todos los trucos que Diana sabía, arremetió y ataco a Cheetah desde lugares inesperados. Pero ella bloqueó todo.

A pesar de la confianza de Cheetah, Diana la forzó a retroceder haciendo ataques con su espada aún mucho más fuertes. Cuando Cheetah comenzó a subir por una escalera lateral del dirigible, Diana se retiró y corro hacia las segundas escaleras para atacarla desde atrás. Cheetah no podía pelear en dos direcciones al mismo tiempo.

Hitler, o Vándalo Salvaje, estaba supervisando su escape desde la cabina principal cuando volteo para ver una silueta que se dirigía hacia él, y no se sorprendió cuando Steve aterrizó frente a él, con los ojos enojados brillando en su rostro. Steve luchó contra los soldados que se le pusieron en frente, soltando golpes y patadas. En un momento sacó su pistola y le disparo a un soldado, matándolo, solo para que uno de sus rivales se la quitara. No pasó mucho tiempo hasta que los soldados yacían inconscientes o muertos en el suelo.

Hitler fue al panel de control, puso en marcha el motor e hizo que el dirigible comenzara a caer al mar, sin saber que Steve ya se le acercaba.

-¡Tu! – Hitler gruñó, sacando una espada, y los dos se lanzaron al combate –

Steve y Hitler siguieron luchando, golpeándose y pateándose el uno al otro tan fuerte como pudieron, sin tomar ventaja hasta que Hitler dio una patada giratoria que derribó a Steve de espaldas, haciendo que cayera hacia los controles. Solo hasta entonces, Steve recordó que traía la pistola en su cinturón, y de una rápida vuelta, le disparo a Hitler en el estómago.

Apenas y pudo esquivar la estocada que este le había lanzado con su espada. No le dio a Steve pero si a los controles del dirigible, lo que hizo que se destruyeran y el control sobre el vehículo aéreo se perdiera.

-Hasta aquí llega tu reinado de terror – dijo Steve con desprecio mientras veía como Hitler se desplomaba en el suelo. Y entonces pudo regresar con Diana. Quería ver si ella estaba a salvo –

Cheetah y Diana Pelearon por todo el andamio, sin que ninguna pudiera lograr una ventaja. Diana pensó que debía enfocarse más, usar su ira, o no tendría oportunidad contra la villana. 

Esta era la mujer que había matado a su padre, había invadido su isla, y tenía como objetivo destruir al mundo liberando a Cronos. Diana ya no podía rendirse. Y tendría que matarla a toda costa. Entontes se movió cada vez más y más rápido y luego su espada descendió, y de un fuerte golpe, pude destruir la defensa de Cheetah. La elegida de Cronos había caído y era hora de eliminarla. 

Con las pocas fuerzas que le quedaban, Cheetah se puso de pie y trato de quitarle la espada a Diana, pero solo término en un forcejeo.

-Nunca vas a ganar, amazona – decía Cheetah entre el forcejeo – Tanto como tú y como yo... sabemos que este mundo no vale la pena. 

-Esto no se basa en lo que nosotras creamos – respondió Diana – Es por lo que es correcto – y entonces, comenzó a juntar sus muñequeras, tratando de hacer que estas explotaran – Y yo te detendré, por el bien de todos.

-¡Maldita amazona! – gritaba Cheetah mientras se daba cuenta de lo que Diana trataba de hacer – 

 Cuando Diana logro que sus muñequeras mágicas se juntaran, salió una fuerte explosión de ellas. El rostro de terror de Cheetah se redujo a nada. En una cuestión de segundos, ya no existía. Cheetah había sido reducida a cenizas por el poder de Diana.

-Esa va por Justin Grayle y por mi padre...

Por fin. El mundo estaba a salvo. Diana se movió y entonces vio que Steve se dirigía a ella. Rápidamente se abrazaron y cada uno se revisó. Claramente estaban preocupados el uno por el otro.

-Diana... – decía Steve – Tenemos que salir de aquí. Los controles del dirigible ya no funcionan.

-Pero estamos en el cielo – respondió ella, viendo las ventanas - ¿Qué podemos hacer? 

-Tu puedes salvarte, eres casi una diosa – Diana le tomo la mano, queriendo que fuera con ella – Salta tú. 

-Yo no me iré sin ti, Steve. Iniciamos esto juntos y lo terminaremos igual – dijo ella – Vas a venir conmigo, te guste o no. 

-¿Pero cómo lo haremos? – pregunto el – ¿Un salto de fe? 

-Si... un salto de fe. Puedes vivir, y regresar a tu vida mundana. 

-Vale la pena intentarlo... – y sin decir más, Diana le tomo la mano a Steve y se dirigieron a toda velocidad hacia la apertura más cercana. Entonces ambos saltaron, confiando en que sobrevivirían. 

Hitler se incorporó como pudo, justo cuando vio a las siluetas de Diana y Steve que caían en el aire. El dictador volteo hacia la parte delantera del dirigible, vio la brecha entre la cabina y cerró los ojos, aceptando su destino. En el aire, mientras Diana caía, pudo ver como una chica con alas la sujetaba, amortiguando su caída. Casi a punto de desmayarse, Diana pudo ver a Shiera, que la tomaba en brazos. Pero no vio a Steve, por lo que se preocupó. 

Casi inconsciente, el capitán Trevor caía rápidamente hacia el océano. No estaba despierto, por lo que incluso no podía gritar. Ese hubiera sido su final. Atravesó media Europa y lucho junto a hombres que equiparaban sus habilidades con las de los dioses y después ayudo a evitar la destrucción del mundo... solo para acabar ahogado en medio de la nada. 

O tal vez no. 

Como si se tratara de un rayo rojo, Flash corrió a través de la isla hacia la playa, e intercepto al Steve momentos antes de que cayera en el océano. Flash dejo a Steve en la playa. Al despertarse este, estaba casi sin aire. Se sentó un momento y recobro fuerzas. Vio a Flash a su lado y le sonrió, pero no vio a Diana y empezó a preocuparse. Por el rabillo del ojo, vio a un bulto gris caer entre las olas del mar casi llegando a la orilla. 

Steve y Flash fueron al lugar y comprobaron que eran Diana y Shiera. Con todas sus fuerzas las arrastraron como pudieron a la playa. Entonces ambas abrieron los ojos. Ver como los ojos color avellana de Diana se abrían de par en par era la cosa más hermosa que Steve había visto en años.

-Eres la mujer más loca, aguerrida e inconsciente que he conocido – dijo Steve mientras Diana recuperaba el aliento – No puedo creer que existas...

-Y tú eres el humano más valiente que puede existir – le respondió ella, abrazándolo – Gracias...

-No me agradezcas ¿Sabes cuál es tu problema? – dijo el, poniendo sus manos con las suyas – Le tienes miedo a vivir... eres una guerrera, si... pero hay más en este mundo que solo eso – y entonces, Steve la vio directo a los ojos – Te quiero, Diana, y quiero que empieces a vivir tu vida conmigo. Te amo, y quiero saber si te casarías conmigo...

Ella lo miro durante unos segundos y luego desvió la mirada. Sabía lo que quería, y eso era estar con Steve. Sin embargo, ella sabía que podrían terminar como Zeus y su madre. Y por eso tenía miedo.

-No puedo casarme contigo, Steve – le respondió ella –

-¿Por que no?

-Soy inmortal... no envejezco. Tú envejecerás y... será doloroso para mi ver cómo te marchitas mientras yo sigo joven. No quiero verte decaído...

-¿Me amas? – interrumpió el –

-Te amo Steve Trevor – Diana lo dijo como si su propio corazón se lo ordenara –

-Entonces no importa... la vida solo tiene sentido si estas con la persona correcta.

-¿Eso lo dijo un sabio? – pregunto ella, sonriendo – ¿Verdad?

-Por supuesto, lo dije yo.

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