
Cap. 52
Atsuko Kagari Pov
Hoy es el día de la coronación y unas sirvientas están ajustando el vestido que usare, Diana se encuentra en su habitación siendo arreglada igualmente. Estoy muy nerviosa, espero que todo salga bien y sea aceptada, unos dos caballeros reales me están escoltando fuera de mi pieza.
Muchas personas de pueblos diferentes, incluyendo a los otros reyes, princesas y príncipes, están dentro del castillo, es de noche y supongo que deben estar cenando del gran banquete que fue preparado. La reina se encuentra abajo con el rey, recibiendo a los invitados y el salón esta totalmente decorado, imagino que la princesa Lotte, Sucy, Hannah y Barbara están en la multitud.
Terminaron de arreglarme por completo, agregando la tiara de princesa que sera remplazada por la corona de la reina. Hace tres semanas atrás mi rey se estuvo preparando para la coronación, practicando la entrada, pasos de bailes y palabras que dirá una vez sea presentada por mi ante las personas.
Dieron toques leves en la puerta y una persona entro pidiendo permiso, no mire hacia atrás esperando que comience a hablar y reconocerlo por su voz, pero, al sentir unos brazos rodear mi cintura me extrañe; Diana no puede venir a mi habitación ¿Quien es?
—Estas hermosa—dijo ¿Felix?
—Lo separo— ¿Que haces aquí? —pregunto molesta.
—Vine a verte antes que todos—me observa de arriba a abajo—estas deslumbrante princesa Atsuko, algunas cosas no cambian—sonríe ruborizado.
—Gracias por el cumplido príncipe Felix, pero quiero que te retires ahora mismo, estoy ocupada—agarro un collar de perlas.
— ¿Te enteraste?
—Lo miro de reojo— ¿De que hablas?
—Mi matrimonio. Mi reina sera tu amiga.
—Que bien por ti—dije con sarcasmo colocando el collar en mi cuello.
— ¿Quieres ayuda? —se acerca.
—Doy un paso atrás—no gracias.
—Exhala fuertemente—Akko he olvidado las cosas que te hice en el pasado y quiero estar bien contigo.
—Oh enserio—hago una pausa—que bien por ti—vuelvo a decir nuevamente.
—Princesa Ak-
—Estas interesado llevarte de buenas maneras conmigo porque seré la reina, ¿No es así?
—Siempre estuve interesado en ti—aclara—nunca me diste una oportunidad para unir nuestros lazos.
— ¿Porque sera? —pregunto acercándome a la cómoda.
—Me mira inseguro—pedí disculpas por mis atrevimientos, pero, estaba muy enamorado de ti—avanza llegando a mi lado—y aun lo estoy.
Cuando estuve a punto de responder fui acorralada por sus brazos, su ojos miraron los míos fijamente, reflejando arrepentimiento y deseo. Lo observe con temor de que hiciera algo y antes de gritar el nombre del caballero, mi boca fue tapada por su mano derecha.
— ¿Puedes regalarme un beso princesa? Esta sera la ultima vez que podre verte en tu estatus actual.
¿Un beso? Eso es inaceptable. Negué su petición moviendo mi cabeza y con mis manos lo aparte, empujándolo hacia atrás fuertemente. El me miro con enojo volviéndose a acercar, llame al caballero que entro de inmediato, dándole la orden que sacara al príncipe Felix de mi habitación. Las sirvientas del castillo que fueron encargadas para arreglar mi vestido se quedaron impactantes, por el comportamiento del príncipe.
—Detengo al caballero—te recuerdo que tengo a un rey príncipe y no pienso faltarle el respeto con tu pedido tan absurdo.
—Espero ver a ese gran rey esta noche, princesa—dijo con disgusto.
Hice un movimiento con mi mano para que se retiraran, mi caballero obedeció sacándolo de mis aposentos, suspire arreglando mi vestido que fue confeccionado a mano, una de las empleadas trajo un espejo, examine con detalles mi vestimenta y sonreí complacida. Un color blanco relucen los encajes y el rojo es el resplandor de todo el vestido; mi madre siempre ha mencionado que el escarlata deslumbra en mi y combina con mis bellos ojos que poseo por parte de mi padre.
Unos toques en la puerta avisaron que bajara, salí acompañada de mis dos caballeros reales caminando hacia el gran salón, donde se encuentran todos esperando las palabras de mi madre y padre. Esta noche por fin seré reina y todo lo que aprendí a base de mi estudio, ha dado sus frutos, cada paso que doy, acercándome donde esta mi madre, es un paso mas a esa gran responsabilidad que voy a poseer, recuerdo esos momentos estrictos y las ordenes que debí seguir al pie de la letra.
Mis padres no fueron los mejores al comienzo de mi juventud, pero, creo que actuaban de esa manera para que me centrara en mis deberes y aprendizaje, menos el rey, pensaba que estaría con el príncipe Felix y tuvimos unas cuantas discusiones gracias a el, pero, todo esta resuelto y cuando este al mando, pondré mis propias reglas y ordenes, comenzando con la construcción en mi pueblo, mejorare cada esquina, rincón, cultivos, armas, incluyendo este castillo.
Los recursos de mi reino son altos y no deben caer en escasez, este nuevo mando sera complicado para mi, ya que, Diana no posee un reino con el cual podamos compartir y dividir, pero lo lograre, mantendré todo estable y prosperare.
Llegue a la planta baja, sin ser vista por los invitados; debo esperar a ser llamada por mi madre y luego sostendré el orbe que simboliza el territorio del reino, el cetro simboliza la autoridad y por ultimo recibiré la corona que representa la autoridad. Diana recibirá una espada que significa el poder imperial. La empuñadura es dorada y está decorada con cristales. Luego el rey le entregara su corona y una capa roja rodeara su cuello para caer en su espalda, dándole la bienvenida al nuevo rey.
Las decoraciones del salón están dividas y hay una gran cantidad de sillas y las personas se encuentran sentadas, supongo que después la apartaran para que las personas puedan moverse con libertad. Observe el banquete preparado y las cortinas, mire a mi alrededor sintiendo un poco de nostalgia, suspire y la voz de un caballero real me saco de mis pensamientos.
— ¡Atención! ¡Su reina Isabella, dirá unas palabras!
Mi madre, parece una joya, el vestido que tiene es muy hermoso y la belleza que posee reluce su presencia, mi padre debe sentirte muy orgulloso de tenerla.
—Se levanta de su trono sonriente—en esta noche como todos sabrán, mi hija, la princesa Atsuko, tomara mi mando y sera la nueva reina de este reino. Me enorgullece decir que daré mi corona a la persona la cual crié, eduque y enseñe, para gobernar el reino que me fue otorgado hace muchos años atrás.
¿Criar? —ruedo los ojos—todo eso lo hicieron las sirvientas.
—Debo aclarar que la princesa ha escogido a una persona que sera su rey y la acompañara por el resto de sus días, esta decisión fue aceptada por nosotros y confiamos en que puedan ser unos buenos reyes—concluye.
Mi padre se levanto y tres persona de confianza escogidas por los reyes avanzaron, teniendo en sus manos una almohada donde esta el cetro, la otra carga la espalda y por ultimo el orbe. Me da curiosidad saber como es el traje que confeccionaron para Diana, no la he visto en todo el día por ordenes de mi madre.
Unas cornetas comenzaron a sonar, acompañado de un órgano y tambor. Entendí que esa es mi entrada y rápidamente arregle mi postura, suspire nuevamente calmando los pocos nervios que aparecieron. La puerta fue abierta lentamente, dejándome en la presencia de todos que voltearon a verme, pude ver rostros conocidos entre ellos; Lotte, Sucy, Hannah, Barbara, la Clara esa y panadera.
Comencé a caminar con la mirada en alto, mis manos abajo, mis ojos fijos en los actuales reyes que esperan por mi llegada, mis pasos son lentos y ligeros, para que las personas que esta mirándome, detallen con sus ojos el lujoso vestido, belleza y resplandor, escuche unos susurros y note algunas miradas de confusión; entiendo que es extraño que entrara sin mi rey, pero, la verán después.
Subí los escales pequeños sin tropezarme, una vez que me encontré arriba hice una reverencia ante los reyes, dedicándoles una sonrisa sincera, luego, los hombres que sostienen el orbe y el cetro se acercaron, arrodillándose frente a mi, tome en mis manos los objectos preciados y me di la vuelta, observando a todas las personas. Mi padre retiro mi tiara de princesa y mi madre deposito en mi cabeza con cuidado, su corona.
— ¡Con ustedes! ¡La reina Atsuko de Bernicia!
Escuche aplausos y vi muchas sonrisas, trato de controlar estos nervios, mis manos tiemblan y sudan, inhale y exhale varias veces sin que nadie lo notara, mire de reojo a mis amigas con una expresión de inseguridad, ellas sonrieron y me hicieron señas con las manos dándome ánimos, trague pesado y dirigí mi vista al frente otra vez. Las personas guardaron silencio después de dos minutos.
—Me honra su aceptación y gratitud al estar con ustedes conviviendo en mi castillo. Como ahora reina de Bernicia, haré todo lo que este a mi alcance, para mantenerlos a salvo y podamos vivir en armonía. Me gustaría hablar sobre algunos planes que tengo pensados, pero dejare que los vean fluir con el tiempo, agradezco mucho su aprecio y entendimiento—dejo el cetro y el orbe en las almohadas de las personas—ha llegado la hora de enseñarle a la persona que he escogido para que gobierne a mi lado.
Mire hacia mi extremo derecho, reconociendo a mi rey, todas las personas hicieron lo mismo y Diana se acerco lentamente, pude notar los nervios en sus ojos, pero, sabe controlarlos muy bien, porque su expresión es serena. El traje negro que lleva esta compuesto por encajes dorados, de un largo que llega a sus tobillos, tiene un pantalón negro y la camisa de botones manga larga es totalmente blanca, posee también en sus manos unos guantes de color blanco. Contuve mis ganas de morder mis labios por un pensamientos repentino que paso por mi mente, la observe subir los escalones despacio y segura, ella me miro y sonrió extendiéndome su mano derecha que tome enseguida.
Voltee a ver a las personas, sus expresiones son de asombro, algunos príncipes fruncieron el ceño y la princesa que grito en el comedor el día de la cena, tiene una sonrisa resplandeciente de par en par, los ciudadanos miraron con sorpresa a su nuevo rey, incluyendo a la tonta de Clara y la panadera, las pude apreciar por unos segundos y dentro de mi, me siento orgullosa de que pudieran enterarse de esta noticia fisicamente; ella es mía.
Dirigí a Diana hacia el hombre que tiene la espada, ella la tomo y regreso a mi lado, mi padre se quito la capa poniéndola en los hombros de Diana y abrochando el botón alrededor de su cuello, luego retiro la corona de su cabeza y la coloco sobre ella. Mire cada detalle, apreciando este momento con todo mi corazón; no muchos tienen la oportunidad de estar con la persona que aman a su lado y soy afortunada.
— ¡Con ustedes! ¡El nuevo rey de Bernicia! ¡Diana Cavendish! —anuncia el caballero.
—Aprieta la espada—
Note esa pequeña acción, poniendo mi mano derecha en las suyas.
—Todo saldrá bien—susurro.
—Me mira de reojo y asiente con la cabeza—
—Suspiro—como verán mi rey no es un príncipe, me enamore de un caballero que salvo mi vida a tan corta edad, y el destino, nos unió nuevamente, volviendo a recuperar ese primer latir que una vez...sentimos.
—Devuelve la espada—
—La observo y sonrió—ella es una persona increíble, ha llenado mis días de felicidad y seguridad, me ha protegido con su propia vida—miro al frente—y estoy segura que lo hará con todos ustedes—entrelazo mis dedos—para algunos que piensan que traerá problemas, no sera así, se los aseguro, como la reina, no permitiré que mi reino caía en desgracias.
Nadie del pueblo reacciono, quedando todos en ese trance, hasta que un caballero de melena amarilla y ojos castaños se acerco, mirando a Diana con una expresión neutra, ella lo observo confundida y a los pocos segundos coloco su mano en el pecho en forma de puño, parpadeo dos veces y sonrió, arrodillándose frente ella.
—Mi rey—dijo sin quitar la sonrisa de su labios.
Las personas que están sorprendidas, salieron de su nube reaccionando al instante. Muchos aplausos llenaron el salón y el caballero que esta arrodillado, se retiro y formo con los demás. Las sillas comenzaron a ser sacadas del salón, dándonos un gran espacio para comenzar el baile, tome la mano de mi rey guiándola al centro, ella me sonrió y siguió mis pasos apresurados.
Se que llamamos mucho la atención, pero, no importa, quiero estar con ella y vivir a su lado.
—Abrazo su cuello—
El primer latir de mi corazón.
—Abraza mi cintura—
Esta frente a mí y es Mi Rey
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Fin del Cap. 52
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