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Cap. 41

Atsuko Kagari Pov

¡No puedo creerlo! ¡Mi padre la acepto! ¡Estoy tan feliz! ¡Podre estar con el amor de mi vida!, pero, ¿y si ella no quiere casarse conmigo? o ¿Tal vez no se sienta lista para estar a mi lado en ese sentido de ser rey? o mejor dicho... ¿reina?, las dos somos mujeres, seria reina, aun así ¡estoy emocionada! por fin cumpliré esos sueños que tengo con Diana, dormir a su lado todas las noches, despertar a su lado en las mañanas, desayunar, almorzar y cenar con su compañía, ¡es gracioso! 

Ahora mismo caminamos al cementerio de los caballeros reales, su expresión es confusa, triste, alegre, combinada también con un poco de extrañes, aun sigue cojeando de su pierna derecha, ninguna de las dos hemos hablado para romper este silencio, por mi parte sigo feliz y emocionada, pero, si no comparto esa felicidad con la persona que esta a mi lado ¿de que vale? 

—Diana.

—Voltea a verme— ¿Si?

— ¿Tienes preguntas?

—Si, que quiso decir el rey con eso de ¿bienvenida a la familia?

¿No lo entendió? yo pensé que si, por esa razón tiene ese rostro de confusión.

—Significa, que fuiste aceptada para ser mi pareja y el futuro rey de Bernicia, pero, primero mi padre se tomara el tiempo de conocerte mejor antes de la coronación.

— ¿Que?... —detiene su andar y me mira sorprendida.

—Arqueo una ceja y paro de caminar— ¿ocurre algo?

—Se sonroja—n-no lo se—desvía la mirada—estoy...sin palabras.

—Sonrió y tomo su mano—puedes pensar en eso después—pongo mi mano libre en su mentón haciendo que me vea—si quieres rechazar esto, estas en todo tu derecho—la suelto.

—Agarra mi mano—n-no lo rechazaría.

—La miro con cierta tristeza y sorpresa— 

—Q-quiero estar contigo, pero—suelta el agarre— ¿c-crees que seré un buen rey? no se nada de la r-realeza, s-solo cosas de caballeros y-

—Ssshhh—pongo mi dedo indice en sus labios—no te preocupes por eso, yo te guiare—sonreí y comencé a caminar nuevamente a pasos lentos.

Diana camino a mi lado con la cabeza ligeramente agachada, debe estar pensando mucho en ese tema, si me pusiera en su lugar, estaría muy confundida y insegura, manejar un reino, no es fácil, incluyendo que es el mas poderoso de todos y con muchos habitantes que los demás. Llegamos al cementerio real y en una de las pilas echa de roca, se encuentra el nombre de Amanda. 

Cuando Diana se acerco y agacho dejando su bastón aun lado, decidí retirarme para que tenga su momento a solas, salí del cementerio quedando en la entrada, arregle mi cabello y me abrace por el frió de la noche; debí traer una camisa aparte para este clima nocturno. Ahora que recuerdo, hubo una fiesta de celebración por ganar la guerra, ese fue el lugar donde mi madre y la reina de la Baja Borgoña contaron lo sucedido con detalles, en ese momento mire los rostros de sorpresa de los compañeros de Diana y luego sonrieron sintiéndose orgulloso de su amiga, incluyendo también la tristeza de haber perdido a una de ellas.

En el día del entierro, todos los caballeros pusieron su mano en el pecho, guardando respeto por las personas que dieron su vida en esa dolorosa guerra, lucharon con honor y orgullo...unos diez en total gritaron el nombre de Amanda y se arrodillaron cuando el ataúd se fue bajando, luego las palabras de esos caballeros fueron escuchadas por su gran tono al decirlas.

— ¡Te queremos Amanda! 

— ¡Siempre has sido la mejor! 

— ¡Eres la persona mas animada que conocí!

— ¡Nunca te olvidaremos! —se muerde el labio conteniendo sus ganas de llorar.

— ¡Siempre seras la mejor compañía que tuve a lo largo de estos meses!

— ¡Demostraste ser una persona fuerte! ¡Honrare tu nombre! 

—Descansa Amanda...fuiste un buen caballero y la mejor amiga que pude haber tenido—susurro—m-me d-duele mucho tu partida...mierda...—dijo Frank agachando la cabeza.

—Tal vez no te conocí mucho, pero pude apreciar lo humilde y valiente que eras, me siento orgulloso de ti—sonríe mirando el ataúd.

— ¡No importa donde estés! ¡Espero que puedas escucharme! —mira el cielo— ¡Te quiero! ¡Gracias por todos los momentos bonitos que nos regalaste! ¡Nunca te olvidare! —comienza a llorar en silencio.

— ¡Cuidaremos a Diana! ¡Como tu lo hiciste! ¡C-confía!—se tapa la boca bajando su cabeza. ...m-maldición—golpea el suelo.

Quite una lagrima que se escapo de mi ojo derecho y seguí observando las estrellas, ese día la madre de Amanda tomo su mano antes que fuera enterrada, le dijo unas palabras que no pude lograr escuchar, después le dedico una hermosa sonrisa y retrocedió, la familia de Sir. Kay estuvieron presentes también, la niña en los brazos de la madre lloraba descontroladamente al despedir a su padre y decirle su ultimo adiós. Contuve las ganas de llorar al presenciar esas escenas. Arregle mis problemas con Lotte un día después y le conté sobre lo que tengo planeado, ella me apoyo y se volvió a disculpar, pero, que no se arrepiente de haber cantado esa ultima canción en el barco, Lotte explico que fue mas como una despedida que una declaración y admitió que le dolió vernos besándonos, incluyendo también la mirada que le hice en ese momento, mi respuesta fue simple ''estaba celosa'', ella lo entendió y se retiro deseándome las buenas suertes en mi decisión.

El saco de un traje fue puesto sobre mis hombros, sonreí agradecida arropando mi cuerpo, luego un brazo en mis cintura hizo que diera la vuelta para verla. 

—Te amo.

Abrí mis ojos demostrando mi sorpresa a sus palabras, muy poco nos decimos esa palabra en especifico y esta vez, me agarro desprevenida, sus labios fríos pero suaves se posaron en los míos, correspondí el beso llevando el ritmo y control, sentí una corriente recorrer mi espalda y mi corazón se siente complacido, lleno y amado, eso hace que me sienta muy feliz y tranquila.

Cuando nos separamos aproveche para darle un beso esquimal, ella se sonrojo y me miro sorprendida, sonreí con una mirada juguetona.

—También te amo—concluí acurrucándome en sus pecho.

Diana Cavendish Pov

La noche anterior llore en mi habitación una vez que Akko se fue, aun me duele lo que le sucedió a Amanda y cuesta no verla a mi lado sonriendo como siempre, desahogue mi dolor en silencio acostada en la cama, recordando las palabras que le dije cuando estuve en su tumba, recuerdo acariciar la lapida y sonreír con esfuerzo, esto arde demasiado...pero, tengo que superarlo, no puedo decaer profundamente y se que no he sido la única persona que ha perdido a un ser querido, seré feliz y tendré la vida que quiero alado de mi pareja, eso quiso ella al saber el reencuentro que tuve con el amor de mi vida e infancia y una vez a la semana iré a cambiar sus flores.

Es de mañana y acabo de salir del baño, tengo una toalla rodeada en mi cuerpo, tome asiento en la cama con unas vendas, desinfectante y ungüento, las palmas de mis manos esta descubiertas y puedo ver claramente la cortada que me hice con la espada, en mis hombros esta una cocedura mas grande, debió requerir unos quince puntos y los plazos más habituales para soltar estos puntos, son de tres a cinco días para la cara y el cuello, seis días si se trata del cuero cabelludo, siete días, en las piernas y en los brazos, quince días, en la espalda y catorce días en las palmas de las manos y en la planta de los pies.

Con suerte, antes de la coronación, estaré mejor que ahora. Suspire quitando la toalla de mi cuerpo, agarre el ungüento, que esta hecho con plantas medicinales y lo puse con cuidado en las partes moradas, sirve para los golpes, esto hace reducir el dolor y quitar lo morado. Termine con el ungüento y seguí a desinfectar las cortadas, luego de acabar con todas, incluyendo las que tengo en la pierna derecha e izquierda, tome las vendas y fui enrollándola lentamente en mi cuerpo.

El proceso de esto debe hacerse todos los días después de tomar una ducha, las enfermeras vendrán a revisarme cinco veces a la semana, los sábados y domingos, estarán en sus otras tareas. Suspire nuevamente al terminar levantándome de la cama, agarre ropa interior y un conjunto normal del armario, me pregunto... ¿quien habrá acomodado toda mi ropa? posiblemente algunas de las sirvientas. Cuando termine de vestirme unos toques en la puerta llamaron mi atención, me acerque y la abrí quitando el seguro, para después ver a mi princesa vestida con una falda algo corta, su cabello suelto, la camisa de color rojo turquesa y unas sandalias que hacen un buena combinación con su ropa.

—Buenos días Diana—sonríe—tienes visitas.

—Levanto una ceja— ¿quien es?

—Lo sabrás dentro de poco, están en los sillones del salón. 

Tal vez sea la señorita Merides, extendí mi brazo tomando la carta, el bastón y los dos libros de magia, estudiare después de hablar con ella, aunque Akko dijo ''están'' y no ''esta'' ¿quien sera la otra persona?

Al salir abrace a mi princesa deseándole los buenos días con un beso en su frente, ella sonrió tiernamente y comenzó a caminar a mi lado, acompañándome hasta el salón, le hice diferentes preguntas en el camino respecto a como durmió y si se siente bien, Akko contesto con respuestas positivas ayudándome con los libros, le dije que no es necesario, pero insistió tanto que tuve que dárselos.

Cuando llegue visualice a dos persona que están sentada, una con capucha y la otra se levanto mirándome con sorpresa, la inspeccione reconociendo quien es, la miro con cierta pena y ella se acerco rápidamente; casi corriendo, para después darme un fuerte abrazo, apoye mi pierna buena con fuerza para no caer y correspondí el abrazo con mi brazo derecho, su rostro quedo en mi cuello y escuche un pequeño sollozo de su parte.

—Estas b-bien...—acaricia mi espalda.

Mire a Akko de reojo y ella me mira con una sonrisa cálida dando seguridad.

—La aprieto—si...y de ahora en adelante yo cuidare de usted, no tiene porque trabajar, se lo prometí a A-amanda—arrugo un poco su camisa.

Ella se separo del abrazo y acaricio mi mejilla con delicadeza.

—No te preocupes.

—Me haré cargo, lo prometo, n-no quiero que pase malos momentos—pongo mi mano encima de la suya.

—Ríe bajo—Diana—pone su otra mano en mi mejilla libre—prométeme que te cuidaras—junta su frente con la mía mirando directamente mis ojos—perdí a una de mis hijas, no quiero perderte a ti también—se separa.

—Muerdo mis labios conteniendo las ganas de llorar—

Después de todo lo que sucedió, me sigue considerando su hija...

—Estas en buenas manos—susurra.

—G-gracias...—le extiendo la carta—Amanda dejo esto para usted.

—Lo toma con cuidado y sonríe—muchas gracias, lo leeré en el camino devuelta a casa—guarda la carta en su bolso—tengo que volver, no dudes en visitarme, te recibiré siempre con los brazos abiertos.

La mire sorprendida y la abrace deseándole nuevamente las gracias y diciendo lo feliz que estoy por venir a verme, Merides deposito un beso en mi mejilla y desordeno un poco mi cabello de forma juguetona, menciono que vendría otro día o en un par de semanas mas, para saber sobre mi estado físico, sonreí y asentí agradeciendo. 

Volteo un poco la cabeza notando la presencia del rey y de la reina, eso causo nervios en mi cuerpo de inmediato, la otra persona que se encuentra sentada en el sillón con la capucha puesta, se acerco, la mire confundida tratando de saber de quien se trata. 

Al llegar donde me encuentro, puso su mano en mi hombro y con cuidado se quito la capucha dejando al descubierto su rostro, en ese instante mis piernas se sintieron muy débil, queriendo caer de rodillas, pero sostuve mi cuerpo fuertemente, sin dejar de mirar a la persona que esta al frente mi.

—Diana.

Extraña esa voz...mi nombre mencionado hizo un eco en mi mente y mis ojos se comenzaron a humedecer.

—M-madre F-finnelan.

¿Porque viene ahora? ¿Porque nunca me hablo antes? ¿¡Donde estuvo todo este tiempo!? ¡La extrañe demasiado!. Solté el bastón causando un ruido en el salón y la abrace con fuerza, comenzando a llorar en su hombro.

—M-mama...—murmure.

Ella abrazo mi cuerpo con la misma intensidad...me alegro tanto de verla, esta viva...es un alivio, el silencio reino en el salón, los pasos de los reyes se fueron alejando y el bastón fue recogido por Akko que mira la escena con ternura. 

Finnelan me aparto y limpio mi rostro con una sonrisa en sus labios. 

—También me alegro de verte.

— ¿D-donde estabas todo este tiempo? —dije un poco desconcertada.

—Haciendo tratos con otros orfanatos en los demás reinos—hace una pausa pequeña—lamento las palabras que te dije ese día, tenia miedo y siento mucho lo que paso con Amanda—aleja sus manos.

—N-no te preocupes—agarro sus manos— ¡estas bien! ¡eso es lo que importa! 

—Sonríe—siempre estuve contigo, te vi en el reino de la Baja Borgaña entrando con Amanda, luego en la Alta Borgaña atendiendo los deberes de caballeros y al final en Bernicia, cuando regresabas de una misión, nunca pude acercarme porque estabas ocupada y también tenia miedo a tu reacción, pero, me siento feliz de que sigas con vida—sujeta mis manos con firmeza—has cambiado mucho y te felicito por haber cumplido tus sueños, me dijeron que tus heridas son algo graves—quita un mechón de mi rostro poniéndolo detrás de mi oreja—descansa y no te metas en problemas y sobretodo ten cuidado, ser la ultima bruja puede ser peligroso, pero, puedo asegurar que Bernadette estaría orgullosa de ti por todo lo que has conseguido—voltea a ver a Akko—y como lo dijo Merides, estas en buenas manos.

—Gracias por sus palabras—dice Akko.

¡No las he presentado! ¡Que tonta he sido!

—M-madre, ella esa la princesa Atsuko mi-

—Tu pareja—interrumpe.

¡Lo sabe! ¿¡Como!? 

—Sonríe con burla al ver mi notable sonrojo—tuvimos una charla antes que vinieras.

Escondí mi rostro lleno de vergüenza con mi cabello, Akko la invito a desayunar y ella acepto gustosamente, comenzamos a platicar en el comedor de lo que hicimos en el tiempo que no estuvimos para la otra, sonreímos y reímos mutuamente, mi princesa se unió a la conversación solo cuando Finnelan le hacia preguntas, la mayoría de veces nos dejo hablar a nosotras y compartir nuestro momento juntas, pero, en cada minuto que pasaba, la miraba.

Ella es hermosa.

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Fin del Cap. 41
















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