Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap.4

Diana Cavendish Pov

«Me duele la cabeza... ¿He muerto? ¿Dónde estoy?» Abrí mis ojos con dificultad por la luz del sol y miré el lugar donde me encontraba: mi habitación.

—Al fin despiertas —dijo una voz conocida.

—¡Madre! —Me levanté con rapidez y me arrepentí al instante—. ¡Auch! —me quejé agarrando mi cabeza.

—No te apures, puedes contarme todo lo que pasó estando acostada en tu cama. —Su mirada molesta me creó un poco de miedo.

—Lo siento, madre. —Tomé asiento con cuidado.

—¿Qué hacías en el pueblo, Diana? —preguntó con frialdad.

—Amanda me invitó a comer un dulce en la panadería.

—¿Por qué lo hizo?

—Porque jugué por primera vez con otras niñas que no fuera ella; fue como... una recompensa por mi avance que me quiso dar.

—Estás consiente de qué tu amiga te llevó hacia el peligro.

—No lo hizo. No sabíamos que pasaría es--

—Te has lastimado, Diana, tratando de salvar a una niña. Lo vi todo porque salí a buscarte–

—¿Ella está bien? —pregunté preocupada.

—No lo sé, pero supongo que sí. Vi cómo era alejada del peligro por una señora. —Colocó una de sus manos en el mentón– Diana, lo que hiciste fue muy heroico, sin embargo debes entender que una mujer no hace ese tipo de cosas: dar su vida por alguien más siendo una dama, no es correcto —aclaró.

—Pero ella pudo morir si no hacia algo... —dije un poco molesta.

—Pudiste morir también por haber salvado esa vida.

Agaché mi cabeza resentida.

—¿Sabes lo que paso con Amanda? —consulté desviando el tema de conversación.

—Ha venido a verte en estos dos días que estuviste inconsciente.

—¿Está ahora mismo aquí? —dije algo emocionada.

—No, pero creo que llegará en unos minutos. Son las una, no tardará en llegar. —Se puso de pie—. Tengo que vigilar a los demás. Tu comida está en la mesa y si necesitas algo puedes llamarme —dijo y salió de la habitación.

—Gracias...

Me tiré para atrás con cuidado de no lastimar más mi cabeza y contemplé el techo. «Esa niña... Esos ojos... ¡Su sonrisa! ¡Ella es hermosa!» Me sentía tan feliz de que estuviera bien ahora mismo. Además, había hecho algo de caballeros: ¡Salvar a una damisela en apuros! ¡Alejarla del peligro!

Sin embargo, debía admitir que sentí miedo al principio. «¿Le podré contar después a mi madre lo que sentí en ese momento?» ¿E incluyendo el latir apresurado de mi corazón por la sonrisa de esa niña? Me hubiera encantado saber su nombre.

«Su piel era tan suave, y sus ojos tan... rojos».

—Diana, ¿Estás bien? —preguntó una voz en el lugar que reconocí inmediatamente.

—¡Amanda, no vas a creer lo que me pasó! —Me levanté de golpe y otra vez me arrepentí—. ¡Auch!

Tomé asiento con cuidado.

—Pues te golpeó un árbol en la cabeza, eso pude notarlo. —Sonrió—. También noté la sonrisa estúpida que tenías hace un momento —dijo y se sentó en la silla donde mi madre estaba previamente—. Dime, ¿Qué sucedió?

—Primero, lo que te contaré no se lo digas a nadie.

—¿A quién se lo contaría? Tu madre me da miedo y tengo suerte de que me dejara pasar.

—Eso es verdad —dije y busqué con confianza el cuaderno que escondía debajo de mi colchón.

—Si me enseñarás tus dibujos otra vez, te he dicho que sabes dibujar muy bien para la edad que tienes. Al contrario, yo por lo mucho se hacer un barquito y un sol.

—No es eso. —Abrí mi cuaderno—. Aquí tengo apuntado las cosas que nunca digo.

—¿Cómo un libro de los secretos? —dijo con leve emoción y mucha curiosidad.

—¡Exacto! Cuando estuve viendo el fuego...

—Como una estúpida en vez de correr, continua. —Sonrió e hice un puchero de molestia.

—Como decía: mi mente se volvió un caos y tuve un presentimiento... como si hubiera vivido algo parecido.

—¿Enserio? ¿Y qué viste?

—Vi otro pueblo; otro lugar. También pude ver unos ojos azules como los míos de una señora que me cargó en sus brazos. Se veía asustada y su cabello era igual de idéntico que el mío, pero su rostro estaba borroso...

—Tal vez estás viendo el futuro... —murmuró mirándome con entusiasmo.

—O... son recuerdos pasados de mi mente.

—Es más convincente lo que dijiste, pero si es así, eso quiere decir que no estuviste desde que naciste en este lugar. ¡Algo pasó con tus padres! Oh, oh, oh. —Se levantó de la silla—. Diana a la que viste, fue una señora con tu mismo cabello y color de tus ojos, ¡Debió ser tu verdadera madre! —gritó con alegría—. Sin ofender con la que tienes ahora.

Coloqué una mano en mi mentón analizando sus palabras.

—Te creo, pero todavía no recuerdo mucho.

—Sígueme contando. —Tomó asiento otra vez—. ¿Qué ocurrió después de que tu cabeza se volviera un caos?

—Había una niña. Su ropa la recuerdo muy bien; camisa de tela fina y unos pantalones que aparentaban ser de buena calidad.

—¿De buena calidad? Debió ser una niña de mucho dinero.

—Parecía más de la realeza, pero estaba en peligro. El tronco de un árbol le iba a caer encima y la salvé, sin embargo, no me percaté de que una rama pudiera golpearme. —Coloqué con cuidado una de mis manos en mi cabeza.

—Parece que esos reflejos tuyos aún no están del todo dominados. —Rio–. ¿Cómo era ella?

—Ojos rubís, cabello castaño, piel blanca y unos labios hermosos —concluí con una sonrisa.

—¿Labios hermosos? ¿Le viste hasta los labios?

—Visualicé todo lo que pude antes de que me golpeara la rama.

—¡Uf! Visualizaste muy bien. Cuando seas más grande podrás visualizar otras cosas —dijo con una mirada pervertida y juguetona.

—Puerca.

Crucé mis brazos y ella rio.

—Tranquila, tranquila, sólo estoy jugando.

Suspiré.

—Cambiando de tema, he tenido sueños casi iguales a lo que te dije sobre la señora que me tomaba en brazos, pero en mis sueños no aparece tanto la mujer, sino un hombre y un niño que tiene el cabello negro al igual que el señor. —Le mostré mi cuaderno—. Con estos dibujos podrás entender más lo que veo.

Amanda lo tomó y examinó con detalles.

—Has vistos sus ojos color violeta, pero los demás rasgos faciales no. Estaba llorando y te dijo "te quiero", antes de alejarse de ti y que alguien más te alejara de él.

—¿Podría ser mi padre, o un amigo de mi padre, o el hermano de mi padre? —Rasqué confundida mi cabeza.

—Ni idea. —Cambió de hoja—. Acá tienes otros dibujos. —Situó sus dedos encima—. Sangre. Mucha sangre brota de un niño pequeño, ¿Quién es él? Te preguntas. La escena cambia y ves al mismo niño sin sangre y con más vida, jugando con unas flores.

Otra vez pasó la hoja y continuó.

—El mismo hombre de cabello negro y ojos violeta, lo vez practicando con una espada y, nuevamente, la escena cambia donde lo vez morir atravesado por varias flechas. ¿Estaba en una guerra? ¿Estaba yo cerca de esa guerra? ¿Qué hacía en ese lugar? ¿Por qué me duele tanto verlo morir?

Su ceño se frunció.

—Ves al niño jugando ahora con unos bloques. Tratas de acercarte, pero, al hacerlo tus manos se manchan de sangre. ¿Lo mate? Te preguntaste otra vez. ¿Qué paso? Otra pregunta sin respuesta. La mujer al fin apareció en uno de tus sueños; ella se veía muy feliz a tu lado y tú la mirabas con nostalgia. No podías ver su rostro, pero si su cabello que era muy parecido al tuyo. —Antes de cambiar de nuevo la página unos golpes en la puerta la interrumpieron—. Escóndelo —me ordenó y me lanzó el cuaderno que chocó contra mi rostro.

Lo tomé y lo escondí otra vez debajo de mi colchón. La puerta fue abierta revelando a mi madre.

—¿Está todo bien?

—Sí, todo bien —contestó Amanda con una sonrisa nerviosa.

—No ha pasado nada malo, madre, empezaré a comer en unos minutos después que mi amiga se retire —dije con mi postura firme y una ligera sonrisa en mis labios.

Ella afirmó con su cabeza y se retiró cerrando la puerta.

—Uf... —Suspiró—. Que miedo da, en serio.

Reí a lo bajo.

—¿Qué opinas de lo que te enseñé?

—Estás loca.

Arqueé confundida una ceja.

—Es broma. —Rio—. Sinceramente, Diana, tenemos algunas pistas sobre tu pasado, aunque no sabemos con exactitud por qué acabaste en este lugar, pero después lo descubriremos. Lo bueno, es que hay afirmaciones de que la señora que viste en esos recuerdos es tu verdadera madre; no sabemos que pasó con ella y el hombre que vez en tus sueños. Está asegurado que murió, pero tampoco sabemos quién era él. Que confuso...

Amanda volvió a suspirar mientras se recostó. Sonreí y asentí ligeramente.

—Gracias por escucharme y ponerle atención a mis dibujos con recuerdos de mi pasado, aunque no me dejan dormir muy bien.

—Eso es muy molesto. A mí no me gusta que me despierten para ir a la escuela y ahora que no me dejaran dormir, me pondría bastante furiosa.

Reí.

***

Atsuko Kagari Pov

«Ojos azules como el mar del bote donde estuve hace horas atrás... piel blanca, rasgos faciales únicos y labios muy bien formados. Es bonita...Es muy bonita. Ojalá pudiera volver a donde la vi y saber su nombre». Pero, lastimosamente, estaba en el mismo barco que me habían llevado. «Es peligroso», dijo mi madre.

Lotte se encontraba bien, y gracias a esa niña yo también. El reino de mi amiga sería reparado a su tiempo; demoraría un poco volverlo a cómo estaba antes, sin embargo, se lograría. Mis padres y mis personas estábamos regresando a nuestro castillo en el barco que no me gustaba: me hacía sentir mareada.

Mi madre se hallaba a un costado leyendo un libro.

—Mamá.

—¿Sí, cariño? —dijo prestándome su completa atención.

—¿Fuiste a buscarme cuando salí corriendo tras de Lotte?

—Sí, lo hice.

—¿Por qué? —dije curiosa y me acerqué gateando.

—Porque no soportaría perderte. —Sus manos me tomaron por los brazos y me sentaron en sus piernas, para después entregarme un cálido abrazo. Le correspondí enseguida.

—Gracias, mamá, pero... —Me separé un poco—. ¿Viste a la niña que me salvó?

—¿Una niña te salvó? —repitió con confusión.

—Sí, un tronco de un árbol me iba a caer encima y ella me quitó antes que pasara. —Bajé la mirada—. Me encantaría verla otra vez y... agradecerle lo que hizo por mí. Ella es... bonita. —La miré—. Tiene la piel blanca, ojos azules como el mar que está afuera de este barco, sus rasgos faciales son únicos y sus labios estaban bien formados —acoté con una sonrisa inconsciente.

Ella me miraba con sorpresa, pero luego me sonrió con ternura empezando acariciar mi cabeza.

—Esa niña... La volverás a ver, si el destino lo quiere así.

—¡¿Enserio?!

—Sí, cariño, pero tienes que desearlo con tu corazón porque el día en que la vuelvas a ver no creo que puedas reconocerla enseguida.

—¡Recordaré siempre sus ojos! Eso me hará saber si es ella o no. Tal vez mi corazón pueda ayudarme con eso también —dije y la observé con emoción.

—¿Tu corazón? —murmuró extrañada.

—¡Sí! —exclamé y agarré su mano con mis dos manitas y la coloqué en mi pecho—. ¡Cuando la miré por unos segundos mi corazón latió muy rápido! Pero no por el miedo que sentía en ese momento, fue algo más, ¡Lo sé! Mis mejillas se sintieron muy calientes y no fue por el calor del fuego, ¡Lo juro! ¿Sabes qué es? —consulté y la observé impaciente.

—El primer latir de tu corazón...

—¿Qué cosa? —Mi ceño se arrugó en confusión.

—Nada, cariño, tendrás que averiguarlo con el tiempo. Ahora iré a revisar como están las cosas afuera, espérame aquí –dijo y me quitó con cuidado de sus piernas—. No salgas —ordenó.

—Sí, mamá...

-----------------

Fin del Cap. 4 (Latidos del corazón)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro