Cap. 39
Diana Cavendish Pov
Me duele la cabeza, el cuerpo, mi pierna, sigo con vida...puse mi mano en mi cabeza tratando de controlar el dolor, abrí mis ojos lentamente acostumbrándome a la poca luz, me senté en la cama con algo de esfuerzo y mire a mi alrededor; esta no es mi habitación, debo estar en el castillo. Observe mi cama y aun lado se encuentra un conjunto de ropa doblada; es formal, ¿porque me traerían ropa formal?, no importa, me la pondré y tengo mucha hambre.
Al tratar de levantarme caí al suelo por el dolor que aun tengo en mi pierna derecha, me apoye en una cómoda cercana y me puse de pies; quiero bañarme, pero, caminar es un poco difícil, respire profundo cojeando de mi pierna y entre al baño. Mis recuerdos de la guerra bagan por mi mente mientras el agua de la regadera cae por todo mi cuerpo y alivia un poco el dolor, hubieron muchos muertos, sangre y miedo, me siento orgullosa de mi misma por lograr en salvar a todos los inocentes, pero, no puedo evitar pensar que esas personas que nos atacaron, tenían familia o tal vez hijos, ellos tomaron su decisión en atacarnos, pero, si yo tuviera una familia, no arriesgaría mi vida para algo tan tonto como atacar a otro reino y querer sus riquezas, al contrario, si amenazan mi vida y a mi familia, lucharía y daría todo por ellas o ellos.
Aun me duele mucho pensar que Amanda no estará a mi lado nunca mas, no la volveré a ver y este dolor en mi pecho, arde demasiado y la extraño mucho, ella se convirtió en mi familia y no pude protegerla—le doy un golpe suave a la pared—ojala hubiera muerto yo y no ella, tenia un futuro hermoso por delante...me arrepiento tanto de haberla dejado sola, nunca debí separarme de su lado...fui una completa tonta.
Cerré la llave de la regadera y me seque con la toalla, agarre el conjunto de ropa y me mire en el espejo antes de ponérmela; esas heridas se ven muy feas, me dejaran cicatrices horrendas. Abrí uno de los cajones del baño y saque las vendas con unos desinfectantes, con lentitud y cuidado coloque la medicina en los puntos cocidos, luego en las cortadas menos profundas y por ultimo en las partes moradas que aun duelen, mire la pequeña cortada que tengo en mi mejilla y la deje pasar, me puse el traje y mire el espejo una vez que termine.
Esta vestimenta es hermosa, consiste en un traje negro con encajes blancos que decoran el chaleco y el cuello de la camisa, mi pantalón es completamente negro y la camisa también, tengo un corbatín del mismo color, ¿porque me dieron esto? no importa, me quede bien, aunque la cortada me quita un poco de mi belleza, pero me hace ver ¿ruda? no lo se, en un par de días, se quitara. Quiero visitar a Amanda antes de ver a Akko, pero, ¿en que lugar la enterraron?... espera, ¿le habrán dicha la noticia a la señorita Merides?, tengo muchas preguntas, sera mejor hablar con la princesa primero, ella contestara cada una de mis preguntas, pero ¿donde estará?
Antes de salir del baño cojeando, me cepille como tres veces y agarre una toalla para seguir secando mi cabello; ¿cuanto tiempo estuve dormida?, mire la cómoda donde me apoye anteriormente y vi dos cartas, las observe curiosa y tome la que tiene mi nombre, para después sentarme en la cama y abrirla.
Hola Diana, si estas leyendo esto significa que morí, posiblemente encuentres esta carta encima de mi cama, la otra es para mi madre, confió en que se la puedas entregar personalmente, escribí esto antes de salir del reino, te dije con anterioridad que tenia miedo de la guerra que estaba por venir y no dude en ningún segundo, escribir un testamento por si acaso me pasaba algo, soy débil, me pude dar cuenta en la pelea contigo, tienes mucha mas fuerza y experiencia que yo, siempre estuviste cuidándome en cada enfrentamiento con mis oponentes y estaba casi segura que moriría a mitad de esta guerra.
Cambiando el tema, no quiero que llores, aunque se que lo harás, no me encuentro a tu lado para hacerte una broma o apoyarte, pero, no olvides que aunque este sin vida ahora mismo, te estaré cuidando, sea donde yo este, voy a permanecer contigo, recuerda que siempre estaremos juntas.
Sabes, al final fui yo la que murió virgen jaja, se que no es momento para juegos, pero tenia que escribirlo. Me alegro mucho que hayas sobrevivido y tengas a una hermosa chica a tu lado, cuídala y amala con todo tu corazón, se feliz con esa princesa que adoras con toda tu alma, hiciste lo que te dije sobre conocerla mas profundo y al final, no es una mala persona y estoy segura que ella dará todo por ti, así como yo lo di en esta lucha, de antemano te pido perdón, por no ser tan fuerte y aguantar tanto, pero, si hemos ganado ¡celébralo en grande con los chicos y los reyes! vive y has tu vida, eres la mejor hermana y compañía que he tenido, me hiciste muy feliz al estar a mi lado en los momento de mi vida, cada sonrisa, risa, abrazos, chocadas de puños y sentimientos de cariño e alegría, los llevare guardados en mi corazón y mente. Aunque fuéramos chicas, logramos superar las expectativas de todos ¡somos los mejores caballeros! y ahora, es tiempo que sigas sin mi...seguiré a tu lado, pero no como antes, viviré en tu corazón y tus pensamientos, y cada vez que me recuerdes, hazlo con buenas intenciones... ¡y sonríe! la vida es bella, encontraras muchas cosas positivas, y posiblemente tendrás consecuencias por ser una bruja, la ultima específicamente, pero, supera esas metas y esos sueños, has oídos sordos a los insultos y nunca olvides lo mucho que vales.
Me hubiera gustado asistir en tu boda con la princesa, verte sonreír, feliz y coronada como ¡el futuro rey de Bernicia!, estos años que pasamos juntas, fueron grandiosos, te quiero mucho y agradezco la paciencia y cariño que has tenido conmigo, seré como una pagina bonita de tu historia, no se me da muy bien esto, pero, lamento tomar el tren antes, me fui muy temprano y no te espere, creo que entiendes la referencia, bueno, para finalizar, solo tengo que decirte una cosa mas.
Gracias por ser mi amiga ♥
Amanda O'neill
Mierda...estoy llorando, Amanda...quiero decirte muchas cosas que ahora no puedo...jamas te veré otra vez y duele tu despedida...y los recuerdos que pasamos, quiero abrazarte y decirte ''te quiero'' quiero verte sonreír y correr de alegría, nunca me canse de ti y no sabes...cuando lamento haberte golpeado...lo siento mucho, por no cumplir la promesa, perdóname, por no estar cuando me necesitaste, te prometo, que viviré y te recordare como la mejor persona del mundo, la que me acompaño y estuvo para mi en cada momento terrible y bueno de mi vida, ¡te quiero! y juro que protegeré muy bien a la princesa, tal vez no pueda cumplir ese sueño de poder casarme con ella, pero, desde lejos la cuidare y me asegurare que no le haga falta nada.
Abrace la carta y seguí llorando, abrí mis ojos mirando el suelo mientras mis lagrimas caen sin parar; sabes...te escribí una canción cuando estuve en la camilla de la enfermería, aproveche una vez que descifre lo que pidió la reina, pero, ahora no podrás cantarla conmigo y duele...
Dos toques en la puerta se escucharon, los ignore completamente y cerré mis ojos queriendo que este dolor que siento en mi pecho, desaparezca, no me percate que alguien entro y se sentó a mi lado, hasta que sus brazos me abrazaron, abrí mis ojos sorprendida, para después encontrarme con el cabello castaño de Akko, extendí mis brazos y correspondí el abrazo, ocultando mi rostro en su cuello, sin contenerme llore y la apreté un poco, aferrándome a su cuerpo, como la ultima persona que queda en mi vida; me siento feliz que ella se encuentre bien, no quiero...que me abandone.
Pasaron algunos minutos y mi llanto se fue calmando poco a poco, me separe del abrazo y las manos cálidas de mi princesa limpiaron mis lagrimas con delicadeza, tome una de ellas y la deje en mis mejillas, cerré mis ojos disfrutando de esa calidez, Akko se acerco plantándome un beso en mi frente.
—L-la e-extraño—dije con mi voz quebrada.
—Lo se...—susurra acariciando mi mejilla con su mano libre.
—Abro mis ojos— ¿Puedo verla?
—Me mira con nostalgia—esta anocheciendo, pero, después de la cena, te acompañare.
— ¿Cena?
—Sonríe de lado—debes tener hambre, has estado una semana durmiendo.
Una semana...
—La miro sorprendida—
—Se levanta de la cama y abre una gaveta de la cómoda sacando un pañuelo—debes tener un montón de preguntas respecto a lo que paso después de esa guerra—se acerca—las responderé todas, pero, tenemos solo treinta minutos, la cena iniciara a esa hora y mis padres estarán presentes para hablar contigo, sobre un tema... —hace una pausa pequeña—importante—desvía la mirada nerviosa.
¿Los reyes cenaran con nosotras?... Akko comenzó a limpiar mi rostro con el pañuelo; ahora que lo noto, su vestimenta es formal también, se ve preciosa con ese vestido color negro y blanco, es descubierto en los hombros y hace una bonita combinación con mi traje, el maquillaje que tiene, es suave, nada exagerado, pero resalta mas su belleza natural y por ultimo su cabello esta suelto con ondas.
—Princesa—tomo sus manos deteniéndola.
— ¿Que pasa?
— ¿Los salve a todos?
—Sonríe—si Diana, lo hiciste, pero, comenzaron unas controversias con los otros reyes, por el poder de la magia que posees, mi padre los ha calmado, pero, no estoy al tanto del tema—termina de limpiar mi rostro y se sienta a mi lado otra vez—tal vez lo diga en la cena.
¿Por que las personas discuten por mi? deberían estar agradecidas conmigo, por salvarlas, ¿acaso...
— ¿Quieren matarme?
—Me mira con pena—si—agacha la cabeza—pero, no dejare que eso suceda, he hablado con el y tampoco esta de acuerdo con las demandas de los demás reyes y ciudadanos, estas a salvo en el castillo, cuando te recuperes, podrás salir al pueblo.
—Entiendo—miro mis manos—gracias por decírmelo—cierro las manos en forma de puño.
—Pone una de sus manos encima de las mías—aun nos queda tiempo para mas preguntas, ¿quieres decirla?
—Si—volteo a verla— ¿en que lugar esta Amanda?
—En el cementerio del reino con los caballeros reales, ella no fue un caballero de la realeza, pero, gracias a su esfuerzo y valentía, se lo gano—sonríe—la madre de Amanda quiere verte, tal vez venga mañana.
¿La señorita Merides vendrá a verme? eso me sorprende, pensé que era yo la que tendría que hacerle una visita, por lo sucedido con Amanda, ¿que hará cuando me vea? ¿me golpeara por no cuidarla? o ¿me regañara e insultara?, la señorita Merides es muy amables, pero su hija de sangre no esta...y fue por mi culpa, no pude protegerla.
—Diana—coloca su mano en mi mejilla sacándome de mis pensamientos.
—La miro directamente a sus ojos—
—Tranquila, todo estará bien—suspira y quita su mano retomando su posición anterior—hay que demostrarle que tu magia no es peligrosa como piensan, tenemos que convencer a los otros reinos para que no nos declaren la guerra.
—Levanto una ceja— ¿Porque lo harían?
—Diana—agarra mis manos—tu magia es hermosa y maravillosa, pero, lo que paso en el reino de la Baja Borgoña, le crearon miedo a algunos ciudadanos que nunca han visto la magia, algunas personas y niños se siente felices porque los salvaste, pero, otros piensas que puedes revelarte algún día y destruir todo lo que hemos creado.
—Comprendo sus temores y dudas, pero no soy capaz de matar a personas inocentes.
Jamas lo haría, ¡haré la diferencia!
—Sonríe—lo se y por eso hay que hacerlos cambiar de opinión—entrelaza sus dedos con los míos—Diana el rey sabe so-
Interrumpí sus palabras robando un beso de sus labios, ella soltó un grito pequeño sorprendida, pero no dudo ni un segundo en corresponderme, siguiendo el beso tierno y lento, cada vez que siento sus labios contra los míos, a mi estomago le crean muchas cosquillas y en mi corazón siente muchas emociones bonitas, me hacen sentir en un jardín lleno de tranquilidad y paz, con su presencia y su amor, estaré bien.
Fui la primera en separarme, ella abrió sus ojos lentamente con sus mejillas sonrojadas, sonreímos mutuamente y nuestros cuerpos se dieron un abrazo reconfortante, quedamos en silencio unos segundos, hasta separarnos y regalarnos un beso mas, en este caso no duro mucho.
—Diana la cena, vamos a llegar tarde si seguimos y no creo que les guste—juega con mi cabello.
—Sonrió—esta bien.
—Te tengo un regalo—se pone de pies—podrá ayudarte a caminar un poco mejor.
La princesa me enseño un ¿bastón? esto...es algo penoso...para mi, pero, admito que lo necesito, no quiero tropezar y caerme por las escaleras, eso causaría una fractura muy grande y quiero recuperarme, no crearme mas heridas. Akko me lo entrego y me levante con un poco de dificultad apoyando mi cuerpo en el bastón.
— ¿Que te parece?
—Doy tres golpes suaves con el bastón en mi mano izquierda—esta perfecto.
—Te diré las reglas que menciono la enfermera—se acerca y arregla el cuello de mi camisa—no puedes caminar mucho, descansar es lo primero que debes hacer, nada de moverte bruscamente o podrías abrir tus heridas cocidas, sobre las cortadas y puntos que tienes, serán removidos una vez que estén mas cerradas—me peina un poco con su mano y se da la vuelta—vamos, con suerte llegaremos un minuto antes.
—Akko.
—Me mira de reojo— ¿si?
—Gracias—sonrió.
—Me devuelve la sonrisa—gracias a ti, hiciste mucho por todos—abre la puerta—ahora es mi turno de cuidarte y protegerte de esas personas con malas intenciones.
Me alegro mucho de tenerla a mi lado, espero, permanecer mas tiempo en ese lugar, porque con ella, seré feliz.
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Fin del Cap. 39
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