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Cap. 22

Atsuko Kagari Pov

¿Que puedo hacer? En un mes se hará la fiesta en el palacio y mi padre llegara, no creo que sea posible esconder a Diana de el, pero no quiero que le cause daño y si lo hace no tendré el poder para frenarlo, es el rey y yo solo una princesa, mi papel no es muy fuerte, aunque solo faltan dos meses para que me coronen como reina y ahí si tendré esa fuerza que deseo en este momento, pero estoy en el presente y faltan treinta días para que llegue, debe haber algo que pueda hacer.

Lotte y las demás llegaran un día antes de la fiesta, espero que hayan unido todo ese rompecabezas del cuaderno y que cuando mi padre le pregunte que paso ella pueda responder con mas facilidad, esa sera mi única solución por ahora.

— ¿Estas bien?— me mira preocupada.

— Si— arranco otra manzana del árbol.

Estar en un huerto de manzanas es tranquilizador, mi madre mando a otras personas para hacer esta tarea, pero me ofrecí como voluntaria por que quería salir de mi cuarto, Diana me esta ayudando y protegiendo ya que estamos en las afueras del palacio.  

— ¿Que te gustaría hacer después de terminar?— pregunto examinando la manzana que tengo en mis manos.

— Lo que sea esta bien para mi— sonríe.

Esa vez que la vi pelear por primera vez en la arena de combate fue impresionante, Amanda también hizo mucho, las dos me sorprendieron son unos buenos caballeros, puedo decir que están a la altura de Sir. Kay, pero el no compitió por que mi madre no se lo pidió. La resistencia de esas dos es alta, las chicas tenían razón en esa parte de su fuerza, entrenamiento y pensamientos. Lo que menos me gusto fueron las heridas que quedaron en ellas, Amanda tuvo un bonito motivo para ganar, pero Diana ¿Cual fue su motivo? ¿Ayudar a su amiga a cumplir el suyo?, no lo se.

— Ya terminamos— dije colocando la manzana numero mil en la cesta.

Esto nos ha tomado todo el día, quiero pasear por el pueblo al menos unos minutos y poder comprar algo que me guste, es un milagro que mi madre me dejara salir con Diana y debo aprovechar esta oportunidad, pero Diana esta mas entretenida en su cumplir su trabajo, como llevar las manzanas al reino y luego dejarme en mi cuarto para después irse a su habitación.

— Princesa.

— ¿Si?— la miro acomodar las canastas en la carreta.

— ¿Que somos realmente? ¿Amigas?— agarra una soga.

¿Amigas? No la considero una amiga, la veo como mi pareja y mi futura esposa, pero ahora que lo pienso nunca le he dicho que sea mi novia para comenzar, ¿Es necesario? Después de tantos besos que nos hemos dado ¿No es obvio?.

— Somos novias Diana o ¿No?— agacho la cabeza sujetando mi mentón con mi mano derecha.

— No recuerdo habértelo pedido— se baja de la carreta.

— Pensé que era algo obvio— me acerco— después de probar estos labios muchas veces— paso mi dedo pulgar por su labio inferior— no te veo como una amiga Diana— sonrió sin dejar de ver sus labios.

Se ha quedado quieta, me gusta esto, tener el control de sus emociones y su corazón, me hace sentir especial y pienso que soy la única persona que puede crear este tipo de sentimientos en ella, el día de mi coronación cumpliremos un año de habernos encontrado, por que aunque no la conocí en el momento que la vi por primera vez, puedo asegurar que su corazón es puro y fiel, soy afortunada.

— Te besaría ahora mismo pero alguien podría vernos— dije susurrando cerca de su oreja.

— C-comprendo mi princesa.

Sonrió alejando nuestros cuerpos guardando distancia, la miro a los ojos y quedo hipnotizada por unos segundos, no hay nadie en el huerto aparte de nosotras... ¡Al diablo!. En un movimiento rápido me acerco nuevamente tomando su rostro en mis manos y le planto un beso profundizando de inmediato nuestros labios, cerré mis ojos al sentir el contacto y relaje los músculos de mi rostro, sus manos bajaron a mi cintura apegando mi cuerpo al de ella. Poco a poco el beso tierno que comencé se convirtió en uno mas necesitado... Mi cuerpo ignoro todo el espacio personal y mi respiración se comenzó a agitar, nuestras lenguas se unieron y se movieron a un ritmo lento pero disfrutable, baje mis manos hasta sus hombros apretando su uniforme, sus manos subieron a mi espalda y me acariciaron pero a la vez sentí como el cierre de mi vestido quiere ser bajado. Al soltar un quejido que sonó mas como un gemido me separe tapando mi boca, la mire asombrada, confundida y muy sonrojada.

Jamas nos habíamos dado este tipo de besos y... No estuvo mal, me gusto... ¿¡Por que me siento de esta manera!?... ¿Así se comienza los besos para tener sexo? Sus manos se sintieron muy bien tocando mi cuerpo, pero ¡No debería pensar en cosas así! Soy una princesa y las princesas deben respetarse y ser respetadas, ademas ¡Estamos en un huerto! Esta bien que este anocheciendo pero no quiero tener mi primera vez aquí.. Espera... ¿Acabo de pensar en eso?... 

— Princesa— agarra mis manos— me sobrepase con usted y lo siento mucho.

— La miro confundida estando aun con mis mejillas muy sonrojada— e-esta bien, n-no hiciste nada malo— le doy dos palmadas suaves en el pecho— vamos, t-tengo que llegar antes de la cena.

— Me mira insegura de mi respuesta pero ruborizada— esta bien.

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¿¡Por que no puedo sacar de mi cabeza ese beso!?— abrazo mas fuerte mi almohada— ella esta aun afuera cuidando de mi, su hora de retirada es a las nueve y apenas son las ocho y cincuenta de la noche, necesito distraer mi mente leer un libro me puede ayudar pero tendré que salir de mi habitación y levantarme de mi cómoda cama para ir a buscarlo, incluyendo que la biblioteca esta muy lejos, se lo pediré a Diana, espera, ella no es mi sirvienta es mi caballero y pareja ¡Rayos!, sera mejor dejar pasar lo que sucedió hoy.

Agarro mi sabana y arropo completamente mi cuerpo, estoy mirando la pared de mi cuarto sin ninguna razón y sentido, no estoy pensando en ese momento cuando nos... ¡Maldición!.

— Toca dos veces la puerta— princesa.

— Adelante— escondo la mitad de mi rostro en la sabana.

— Entra— es hora de retirarme— cierra la puerta— me pregunto ¿Si quieres que me despida con el beso de buenas noches o solo le deseo las buenas noches?

— Suspiro— acércate— me siento en la cama tapando aun mi cuerpo.

Ella obedeció y le di un beso en la mejilla, estoy aun avergonzada por lo que paso en el huerto, mañana le comenzare a dar esos besos en los labios. Diana sonrió y se despidió para después retirarse, poco a poco los días se hacen mas cortos.

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A la mañana siguiente fuimos llamadas por la reina, mire a Diana con preocupación, es la primera vez que llama a Diana y no quiero que la quiten de mi lado como mi caballero personal. Suspire y caminamos a donde se encuentra que es en la biblioteca, al llegar tomamos asientos y la miramos esperando que comience a hablar.

— Toma un sorbo de su taza de té— iré al punto, necesito que me dejes a mi y a Diana solas, pero antes quiero que vayas a la cocina y le digas a la encargada que prepare las manzanas que recogieron, se harán pies en la fiesta donde llegara tu padre, son sus favoritos y por ultimo el  príncipe Thomas te esta esperando en el gran salón, puedes hacer que se retire de una vez si eso quieres.

— Entendido— me levanto.

Salgo de la biblioteca y camino a la cocina, ¿Que le dirá a Diana? y ¿Por que no puedo estar presente? ¿Acaso el príncipe no puede esperar?, espero no sea nada malo, pero esto ha sido una excusa ridícula, la encargada de la comida sabe perfectamente que recogimos las manzanas para que hagan pies el día de la fiesta. Al llegar al salón mire la puerta que dirige la cocina, no entrare a dar una noticia que saben.

— Princesa Atsuko— dice una voz a mis espaldas.

— Me doy la vuelta— príncipe Thomas.

Ha cambiado mucho desde la ultima vez que lo vi, era solo un niño y ahora es todo un ¿Hombre?, se ve muy diferente y es muy apuesto, como cambian las personas en años es sorprendente.

— ¿Como has estado mi princesa?.

¿Mi princesa? Se siente extraño escucharlo de otra persona que no sea Diana.

— Muy bien, gracias por tomarse las molestias de preguntar.

— No es ninguna molestia— sonríe.

En verdad si que es lindo, esos ojos de color amarillento con su cabello negro resalta mucho.

— ¿Puedo saber el motivo de su visita?

— Por supuesto, eh escuchado que las princesas necesitan de un príncipe para poder gobernar su reino.

Ya se ah que viene esto.

— Cruzo mis brazos— 

— Su coronación se acerca y deseo ser el afortunado que este a su lado para llenar sus días de felicidad— extiende su mano.

— Miro su mano— no gracias— lo miro— ya tengo elegido a mi príncipe.

— Se sorprende y baja su mano— ¿Puedo saber quien es esa persona?

— Si viene el día de mi coronación lo sabrá— me doy la vuelta— tengo que retirarme, gracias por venir en persona a decir esas palabras y lamento no poder aceptarlo.

— Lo entiendo, su corazón debe estar enamorado de esa persona y lo respeto princesa, no he tenido el tiempo para verla en los otros días y conocernos mejor, lamento venir tan repentinamente y decir esa propuesta sin habernos conocido aunque sea un mes.

 Ahora siento lastima, se ve que no es un mal chico.

— Lo miro de reojo y suspiro— esta bien, ten un lindo viaje de regreso.

— Hace una reverencia— espero sus días se llenen de felicidad, amor y fortuna, princesa— se retira.

Es mejor que el príncipe Felix sin duda, pero nadie supera la belleza de Diana ante mis ojos es la mas hermosa de todos y todas. Camine a la cocina y vi unas galletas recién horneadas puestas en la mesa, agarre una y la empece a comer. Están ricas, tiene chocolate... esto de ser la princesa tiene sus desventajas y ventajas, si Diana no hubiera aparecido tal vez estuviera comprometida con Thomas o posiblemente enamorada de Kelvin, mi amigo de prisión, aunque es un vagabundo y fue llevado a las celdas del reino sin que yo sepa la razón, el no tiene un mal corazón.

— ¡Princesa!— me levanta cargándome en sus brazos.

— Sostengo mi galleta mas fuerte soltando un pequeño grito— ¿¡Q-que haces!?— la miro enojada, sorprendida y sonrojada.

— Ordenes de la reina— comienza a correr hacia mi habitación.

Llegue a mi cuarto y fui dejada en mi cama estando sentada teniendo mis pies arriba, Diana quito mis zapatos y me arropo hasta las caderas con las sabanas, ¿Que clase de broma es esta? no me esta gustado para nada. Diana se alejo respirando agitada, luego me miro y sonrió. La mire con molestia sosteniendo aun mi galleta.

— ¿Que clase de orden te dio específicamente?

—  Que la llevara a su habitación y la acostara en la cama para que pueda descansar.

A mi madre le gusta jugar con los caballeros de esta forma, mandarlos a hacer deberes sin sentido. Suspiro y hago que se siente en mi cama, la miro por unos cortos segundos y muerdo mi galleta.

— ¿De que te hablo ella?

— ¿Te enojaras si no te lo digo?

— Frunzo el ceño— si.

— Solo fueron temas de caballeros y preguntas sobre mi pasado, me contó que mi madre era una buena persona y sabia usar magia, pero yo no tengo ningún tipo de conocimiento de eso. Ella dijo que tal vez se alguno que otros hechizos pero que no los recuerdo.

— ¿Eso es todo?

— No, incluyo cosas como tu comportamiento y tus gustos, también me contó como eras de niña y lo ilusionada que estabas por encontrarme, dijo que una vez te resbalaste en la bañera can-

Le tire la galleta en el pecho haciéndola callar, agache mi cabeza escondiendo mi rostro avergonzado. ¿¡Por que le tuvo que contar ese tipo de anécdota mías!? ¿Cuantas otras mas le habrá contado? ¡Que vergüenza!, siento que se esta vengando de mi por haber salido del palacio sin su compañía. Me tiro hacia atrás agarrando una almohada y tapando mi rostro.

— Princesa.

— Dime Akko.

— Princesa Akko.

— Le tiro la almohada— ¡Tonta!.

— ¿Por que estas enojada? pensé que no lo estarías después de contarte lo que me dijo la reina— deja la almohada aun lado.

— Hago un puchero sin verla— lo se.

— Se acerca y me da un abrazo— 

Eso hizo que me calmara, esta aprendiendo a como controlar mis enojos repentinos, correspondo el abrazo por un minuto y la separo, mis mejillas están aun ruborizadas por la vergüenza, le dedique una sonrisa tierna y al mismo tiempo me acerco a sus labios poco a poco. Estando a punto de darle un beso nos interrumpieron.

— Carraspea su garganta— 

— Miro sorprendida quien se encuentra en mi habitación parada mirándonos fijamente a las dos— ¿¡A-ana!? 

Rayos, Diana no cerro la puerta...

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Fin del Cap. 22



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