Capítulo 21 Luna Nueva
Degel llevaba horas analizando la situación. Desde la noche anterior cuando llegaron al improvisado campamento, Kardia, Tenma y Yato lucían bastante sospechosos, y eran incontables las veces que se habían alejado del grupo para hablar a solas, entre quedos murmullos y miradas desconcertantes.
Quería saber qué ocurría, obligarlo a decir lo que pasaba, pero cada que estaba junto a él, un calor abrumador llenaba su cuerpo, embotando su mente que no dejaba de recrear las intensas sesiones de besos y caricias compartidas cada noche, y que él, como todo un cuidadoso y noble hombre, pensaba que eran su secreto.
Con el rostro ardiendo, y el corazón agitado se obligó a mirar hacia otro lado.
A varios metros halló al príncipe de Rose. Mirarlo sonreír aun en la difícil situación en que se encontraban, tranquilizó su corazón, y le hizo agradecer en silencio a Shaka, quien miraba, cuidaba y quería al peliceleste como su más grande y amado tesoro.
Entonces Kardia apareció junto a ellos, al parecer llamando a su hermano, y acabando de golpe con toda la paz y tranquilidad del momento, poniendo de nuevo a trabajar a su corazón a marcha forzada. Necesitado de aire fresco, Degel se puso de pie con la intención de ir a caminar para calmarse, pero a penas viró, fue interceptado por Tenma.
-Degel, debemos hablar –indicó el castaño con el rostro serio.
Unos minutos más tarde en el interior del bosque, colocados en círculo y en completo silencio, se hallaban Tenma, Yato, Shaka, Kardia y Degel.
El guardia de Rose se dispuso a escuchar con atención, imaginando que quizá la distancia ganada en ese par de días, no era suficiente y que deberían prepararse para un nuevo ataque. Sin embargo ni en sus más extraños sueños imaginó que se trataría de algo como lo que oyó...
-¿Luna nueva?- repitió el guardia real sin comprender -¿Esto es acaso uno de tus juegos?...Porque si es así Kardia, yo...
-No lo es –interrumpió el sensual rubio con tono seco –Créeme que me encantaría que fuera así, pero de lo que hablamos es algo muy serio, y nadie más debe saberlo.
-¿Saber qué?-inquirió intrigado el peliverde.
Kardia suspiró buscando las palabras adecuadas, y Shaka bajó la cabeza sonrojado.
-¿Recuerdas la historia que te conté sobre la maldición de mi pueblo?
Degel asintió.
-Pues...me falto decirte una parte de la historia- confesó Kardia con aire ligeramente bromista, despeinando su larga cabellera.
Degel entrecerró los ojos y enarcó una ceja -¿Qué quieres decir?- inquirió sospechando que no se trataba de nada bueno.
-Mmmm...solo digamos que la maldición incluye otro importante factor.
-Explícate...-ordenó con rudeza, cansado de las respuestas evasivas del otro.
-Cada tercer luna nueva, los hombres de su raza sufren de un "singular padecimiento"- dijo Yato con el rostro totalmente pintado de un escandaloso rojo, sin saber muy bien cómo explicarse.
Degel los miró sin comprender, por lo que Tenma tomó la palabra –Lo que queremos decir es que en la luna nueva de cada estación, Kardia y los suyos pasan por una clase de periodo hormonal, y tienen ciertas "necesidades", ¿comprendes?
-En realidad no...-contestó Degel con sinceridad.
-Lo que ocurre es que...
-¡Ay, por Dios!- intervino Kardia desesperado - Lo que quieren decir es que entramos en celo, ¿entiendes, amor?-dijo con un aire de sensualidad y una mirada sugestiva que tomó por sorpresa a todos.
-Kardia- lo llamó Shaka avergonzado.
-¿Qué?...¡Es solo algo totalmente normal!
-Ok, sabes qué, como sea –murmuró Yato vencido ante la actitud tan despreocupada del mayor –El problema es que no se trata de un impulso sexual normal.
-Así es –dijo Kardia pensativo –Aunque a decir verdad mis impulsos nunca han sido normales.
-¡¡¡Kardia!!!-gritaron los otros para callarlo.
-Mira Degel...-volvió a tomar la palabra Tenma –Lo que debes saber es que cuando hoy anochezca, estos dos van a entrar en una especie de frenesí sexual incontrolable, y lo único en lo que pensaran será consumar su deseo sin importar con quién y cómo –dijo el castaño totalmente rojo.
Degel parpadeó un par de veces incrédulo, dirigiendo inconscientemente la mirada a Kardia, quien le sonrió coqueto. Entonces su mente comenzó a trabajar, y se imaginó a ese rubio sensual, recostado en el césped, totalmente desnudo, acariciando su...
-¡¡Degel!!-gritó Yato haciéndolo volver en sí, mientras Kardia reía divertido–Como te decía. La única forma de controlarlos es manteniéndolos alejados en algún punto del bosque.
-Así es bombón, por eso iremos a buscar algo para mantenernos atados durante la noche, aunque en realidad me pregunto si será suficiente para contener al gran Kardia –dijo el rubio presumiendo descaradamente sus músculos.
-¿Y eso funcionara?- preguntó Degel a Shaka.
Este levantó la mirada apenado –No lo sé...
-¿Cómo lo ibas a saber?- exclamó amistosamente Kardia tomando por los hombros a su hermano –Después de todo es tu primera vez campeón.
-Kardia basta- pidió Shaka tratando de quitárselo de encima.
-¿Qué pasa?...Alguien esta apenado- molestó el rubio mayor, picoteándolo en las costillas –Hoy serás oficialmente todo un hombre luego de tu primer celo.
-¡¡¡Kardia!!!- gritó el menor, tapándole la boca.
Cuando al fin todos se tranquilizaron, Degel volvió al campamento con la mente hecha un lío y el corazón acelerado.
-¡Degel!...-lo llamó Afrodita apareciendo de repente -¿Y los demás?- cuestionó buscando con la mirada a Shaka.
Fue ahí que el instinto protector de Degel se encendió y recobró el sentido de responsabilidad. En lugar de pensar cosas sucias sobre el sexy rubio mayor, debía concentrarse en Afrodita, en mantenerlo a salvo durante toda la noche. De tratarse solo de Kardia y de sí mismo, seguro irían al bosque para hacer mil y un cosas pervertidas...lo cual siendo sincero no le molestaría mucho. Pero la idea de las sogas y la contención, debió ser a petición de Shaka, quien a diferencia de su hermano era mucho más serio y controlado, y seguramente pensaba en el bien de Afrodita.
-Los demás están ocupados y volverán más tarde –dijo guiándolo de regreso con los demás..."Yo lo cuidare"...prometió en silencio, ideando un plan para mantener al terco príncipe alejado del bosque.
-------------------------------------
Después de pasar toda la tarde con los preparativos, decidieron hablar con los demás para explicarles que se ausentarían esa noche, aunque omitieron la vergonzosa razón, y lo disfrazaron de una simple guardia nocturna. Solo Shion y los elfos sabían la verdad.
-¡¡Yo también voy!!- dijo el niño de Rose preparándose para partir. Desde su reencuentro, ese era el primer día que pasaba tanto tiempo alejado de Shaka. Quería estar con él, quería gozar de un tiempo a solas lejos de aquellos chiquillos que siempre los interrumpían, y del misterioso elfo pelimorado que no dejaba de ver a su novio.
-¡¡Mi Señor, no!!- dijo Degel sobre reaccionando -¡¡No puede acompañarlos!!- repitió sin saber cómo convencerlo.
Como era de esperarse, Afrodita imaginó que se trataba de su típica sobreprotección –No pasa nada, prometo no estorbarles...Además he aprendido a andar por el bosque –indicó buscando la aprobación de Shaka.
El joven rubio lo miró con ternura y tomó sus manos –Lo sé, pero en verdad no puedes venir...
-Pero, ¿por qué?- preguntó el peliceleste desconcertado, pues nunca imaginó que Shaka se negaría a que los acompañara.
Shaka intuyó el rumbo de sus pensamientos, así que lo abrazó y susurró a su oído – Te amo, y necesito que estés a salvo...
Si bien la dulzura de esas palabras conmovió el corazón del príncipe, no lograron convencerlo del todo.
-Pero Shaka...
-¡¿Qué no entiendes?!- intervino con rudeza DM -¡¡Ya dijo que no quiere que vayas!!...¡¿Por qué sigues insistiendo como un noviecito patético?!-dijo retando con la mirada al niño rubio.
Afrodita quien ya estaba acostumbrado a las formas bruscas del peliazul, ni se inmutó, además de que era más importante convencer a todos de dejarlo ir.
Pero Shaka no opinaba lo mismo. Quizá por la proximidad de su celo, o simplemente por su intenso amor hacia el príncipe, el macho alfa de su interior y su instinto sobre protector emergieron, por lo que se puso frente al moreno –No voy a permitir que le hables así –dijo amenazante.
DM se estremeció ante el aura peligrosa que expedía Shaka, pero aun así se mantuvo firme –Yo hago lo que se me da la gana...además, el solecito y yo...
Antes de terminar la oración se encontró en el suelo, con un dolor en el pecho y dificultad para respirar.
-¡¡Shaka, no!!- gritó Afrodita tomándolo del brazo. Aunque lo halagaba ser defendido por el chico que amaba, lo asustaba verlo reaccionar de ese modo agresivo e inconsciente -¡Death está herido, se lastimó salvando a Kardia!-pidió buscando su mirada –Por favor no le hagas daño.
Shaka al instante se detuvo. No tanto por las palabras de Afrodita sino por el tono de su voz tan asustado. Sin embargo no se disculpó ni intentó ayudar al peliazul, sino que dirigió su rojiza mirada hacia él...-No te le vuelvas a acercar –ordenó para luego tomar de la mano a su chico y alejarse, dejando a todos muy sorprendidos.
Al igual que los demás, Mu también estaba extrañado con aquel cambio en la actitud de Shaka, quien por lo regular era bastante pacifico. Intrigado por lo ocurrido tuvo el impulso de ir tras él y asegurarse de que estuviera bien, pero algo lo detuvo...Con molestia miró a la figura de Afrodita alejándose de la mano del rubio. Disgustado y herido se dio la vuelta, concentrándose ahora en el chico peliazul que intentaba levantarse por sus propios medios, ahuyentando a todos los que trataban de ayudarlo. Mu meditó sobre lo ocurrido..."Parece que a ese chico le gusta el novio de Shaka"...ese simplemente descubrimiento sirvo para tranquilizarlo, pues quizá había encontrado un aliado.
Por su parte Shaka caminó con Afrodita, totalmente inmerso en sus pensamientos. Debido a la hora su sangre comenzó a calentarse, por lo que su juicio no era tan bueno.
-Shaka...
El llamado suave de Afrodita lo hizo reaccionar, notando que se habían alejado bastante del grupo, y no solo eso, sino que en todo ese tiempo había apretado tan fuerte la mano del príncipe que ahora su muñeca se veía rojiza...-Yo...lo siento...-murmuró sobando con ternura su muñeca lastimada –No quise hacer esto.
Afrodita lo observó preocupado -¿Estás bien?- preguntó poniendo la mano sobre su mejilla.
Shaka se estremeció con su caricia, cálida y suave. Entonces su corazón comenzó a agitarse y sus pupilas se fueron poniendo rojas..."Ese aroma"...pensó enfocado la dulce esencia del otro..."Quiero tocarlo...Quiero tocarlo"...poco a poco su mente embotada por calor comenzó a crear imágenes sobre cosas impuras que quería hacerle.
-¿Shaka?
El aludido abrió los ojos de golpe, y asustado de sí mismo y del rumbo de sus pensamientos se alejó bruscamente.
-¿Shaka, qué ocurre?-preguntó el príncipe ahora realmente preocupado y confundido. Pero cuando quiso tocarlo, Shaka dio un paso atrás.
-No...no me toques –dijo sin poder tranquilizarse. Le dolía como nada ver el rostro acongojado del peliceleste, y de ser un día normal no habría dudado en correr a abrazarlo y llenarlo de besos hasta hacerlo sonreír. Pero ahora no podía controlar por completo sus acciones, y su instinto le decía que saltara sobre él y lo hiciera suyo...-Debes volver...-musitó entre jadeos.
Afrodita se tensó al verlo. Era obvio que algo estaba mal, y al notar como su cuerpo sufría pequeños espasmos quiso acercarse para ayudarlo.
-¡¡¡Que te vayas!!!-gritó el rubio desesperado.
-Pero...Shaka...
-¡¡¡¡Solo déjame en paz!!!!- ordenó en tono furioso para luego correr hacia los arboles.
Afrodita lo intentó seguir, pero con la diferencia en su velocidad pronto lo perdió de vista, por lo que desconcertado y muy triste decidió volver.
Cuando llegó con los demás todos voltearon a verlo.
-¡Afrodita!- gritó DM haciendo el torpe intento de ir con él, pero el dolor de sus heridas que aun no sanaban por completo, sumado al malestar provocado por el ataque del rubio le impidieron moverse con facilidad.
Degel al ver al príncipe lloroso y triste, de inmediato pensó lo peor, por lo que rápidamente corrió hacia él –Su majestad, ¿se encuentra bien?...¿Shaka le hizo algo?- preguntó revisando descaradamente sus ropas.
Afrodita se mordió los labios, y negó con la cabeza.
-Su majestad...-llamó de nuevo el guardia real, sin comprender que ocurría pero aliviado de que lo que tanto temía no hubiera pasado.
Al ver todo eso, Kardia también se acercó -¿Y mi hermano?
Afrodita puso un rostro aun más taciturno –Él se fue...
-Demonios- gruñó Kardia tomando las cosas que habían preparado para pasar la noche –Ten –dijo dándole un pequeño frasco a Degel –Riega esto alrededor del campamento antes de que anochezca, eso cortará cualquier rastro de ustedes –y acto seguido salió disparado hacia el bosque.
Luego las horas pasaron y lentamente anocheció.
Cuando todos se disponían a dormir, Yato y Tenma al fin regresaron.
De inmediato Degel se apresuró a su encuentro -¿Qué pasó? ¿lograron encontrarlo?
Yato asintió –Si...Por fortuna Kardia lo encontró rápido, y ahora ambos están asegurados en una zona lejana del bosque.
Degel suspiró aliviado al escucharlo –Y, ¿Shaka está bien?
Tenma negó con la cabeza –Está muy triste por lo ocurrido con Afrodita...por cierto, ¿el príncipe se encuentra mejor?
-No...-dijo Degel cabizbajo –Aun no quiere hablar con nadie.
-Es comprensible, después de todo seguro no comprende el comportamiento de Shaka- apuntó Yato.
Tema lo meditó un momento -¿Y por qué no le dices que ocurre?...Si se lo explicas, seguro entenderá su actitud.
Claro que Degel lo había pensado, después de todo, esa era la manera más simple para hacer al príncipe feliz, pero temía que al saber la verdad, Afrodita terminara por hacer algo imprudente...-De acuerdo, lo haré- dijo al final, convencido de que era lo mejor para su señor.
Con esa idea en mente, fue hasta el lugar donde se había apartado Afrodita, para hablar con él, pero cuando llegó encontró el sitio totalmente solo.
-----------------------------------
Aun a lo lejos podía percibir su aroma, una fragancia tan seductora que llenaba su mente de pensamientos indecentes y deseos carnales. Shaka apretó los dientes y cerró los ojos en un intento por resistirse, y con todas sus fuerzas trato de pensar solo en sus ojos, en esos hermosos ojos traviesos y brillantes que con una tan solo una mirada hacían estremecer su cuerpo, y llenar de dulzura y calor su corazón. Pero entonces recordó su expresión de la tarde, su semblante desencajado...-Afrodita...-musitó, rogando que la noche pasara veloz, y pronto pudiera llegar la mañana para volver a verlo y aclarar las cosas.
Su cuerpo perlado en sudor recibió agradecido el suave viento helado del norte, que servía para aclarar sus pensamientos, y olvidarse del intenso calor en su zona pélvica.
Entonces oyó una respiración.
Alarmado se giró hacia el frente, de donde ese acompasado sonido seguía fluyendo.
-No...-musitó asustado, reconociendo como la sutil fragancia se iba haciendo más y más intensa, y entonces como una visión, el bello príncipe apareció entre los árboles, iluminado apenas por la tenue luz de las luciérnagas.
Después de pasar una tarde horrible y pensarlo mucho, Afrodita decidió averiguar por si mismo lo que estaba pasando. Conocía a Shaka tanto como amaba, y estaba seguro de que algo debía ocurrirle para hacerlo actuar así. Sin temer nada, se escurrió silenciosamente para no ser visto.
-Shaka...-murmuró Afrodita con agitación. Desde el campamento había llegado guiado por un lazo invisible que tiraba de él...el amor...la preocupación y el deseo de estar a su lado, sin importar lo que pasara. Con los sentidos aturdidos por el aroma de Shaka mezclado con el viento, en su interior apareció la llama del deseo, así que dio un paso más.
-¡¡No!!- gritó Shaka con desesperación. Tan solo verlo, toda la concentración, toda su entereza se desvaneció, y a cada segundo sentía como los instintos tomaban el control de su cuerpo, que clamaba lastimosamente por aquel bello y perfecto joven de ojos celestes.
Afrodita lo vio sufrir, apretar los dientes, contraer los músculos y mirarlo asustado –Shaka- llamó un poco más fuerte, corriendo hacia él, arrodillándose entre sus piernas para poder tomar su rostro –Shaka...-llamó de nuevo acariciando sus mejillas perladas en sudor.
Solo esa caricia bastó, para que el calor hiciera arder el cuerpo del rubio, que luchando contra su mente, intentaba por instinto liberarse de su atadura, para poder tocarlo, tomarlo y reclamarlo como suyo.
-Afrodita...por favor...-suplicó entre gemidos mirándolo a los ojos –Vete...
-No...-respondió el peliceleste colocando la frente sobre la suya –Estas sufriendo...no te dejaré, no quiero que pases por esto solo –dijo peinando suavemente sus cabellos mojados por el sudor.
El aliento del príncipe sobre su boca, nubló aún más su mente, y despertó su palpitante miembro de forma dolorosa. Aun así, Shaka se mordió los labios y apretó los puños, respirando a bocanadas en un exasperado intento por calmarse, por entrar en razón y concentrarse antes de que algo terrible pasara.
Afrodita se sorprendió al notarlo. Ver tal desesperación en su cuerpo, notar como su rostro se contraía con placentero sufrimiento lo hizo tomar una decisión.
De nuevo se acercó, y presionó los labios suavemente sobre los suyos, luego se levantó.
-¡No, no lo hagas!- gritó Shaka angustiado cuando el príncipe se colocó detrás de él y comenzó a desatar las cuerdas.
Pero contrario a lo que cualquiera pudiera imaginar, al hallarse libre, Shaka se alejó, caminando torpemente hacia el otro extremo del pequeño claro.
-No te acerques –pidió enterrando las garras sobre la fría piedra –Si te acercas yo podría...¡No quiero lastimarte!
Afrodita como siempre no obedeció, y con sus ojos cargados de infinito amor se acercó para abrazarlo, pues era bastante claro lo que ocurría y quería ayudarlo.
-Tranquilo...Quiero estar a tu lado, porque te amo...-confesó contagiado de aquel calor.
-No...no lo entiendes...debes irte o yo...
-Lo sé...-dijo el príncipe sosteniendo su rostro para observarlo fijamente, y sonrió –Esta bien...si es contigo no tengo miedo de hacerlo –y sin más lo besó, abrazándolo lentamente por el cuello hasta que sus cuerpos quedaron completamente pegados.
Shaka no pudo más, y tomándolo por la cintura lo cargo, cambiando las posiciones, y apoyándolo sobre la roca para poder acariciarlo con libertad.
-Ahhh...Shaka...-gimió Afrodita cegado por el placer que le proporcionaban los labios de su pareja, quien besaba, mordía y lamia, su cuello y pecho, mientras que con las manos acariciaba los costados de su cuerpo, partiendo desde los muslos, masajeando su cadera, pasando por la estrecha cintura hasta llegar a la espalda y luego volver.
Poco a poco el rubio fue abriendo la delgada camisa, dejando a la vista dos adorables y pequeños pezones.
-Ahhh...-gimió el peliceleste cuando sintió a esa lengua traviesa jugando con sus pequeñas protuberancias, mordiéndolas suavemente. Entonces una de las frías manos de Shaka se coló entre la ropa, y al tocar directamente su piel, una extraña corriente recorrió su cuerpo, y de forma inconsciente, por el incontenible deseo se sentirlo aun más cerca, enredó las piernas alrededor de su cintura, para luego comenzar a moverse suavemente, frotando su ansioso miembro, con el de su amado Shaka.
-Ahhh...Dita...ahhh...-gimió el rubio sin poderse contener, cerrando los ojos ante ese nuevo e intenso placer que azotaba su cuerpo. En un rápido movimiento lo recostó sobre el pasto, dispuesto a tomarlo, a hacerle el amor, y convertirse en uno solo. Fue ahí, en medio de esa frenética batalla de caricias y besos, que Shaka se alejó un momento para verlo.
Era hermoso, lucia tan bello recostado en el pasto, con el cabello desordenado, la boca rojiza y sus ojitos anhelantes. Lo deseaba, verlo con la respiración agitada y las mejillas ruborizadas, era suficiente para detonar en su cuerpo el intenso deseo de hacerlo suyo..."Lo amo"...pensó, notando como al instante algo de la razón volvía.
-No puedo...-musitó cerrando los ojos con miedo a decepcionarlo.
-Pero ¿por qué no?-preguntó Afrodita moviéndose para quedar sentado y poder acariciar su rostro.
-Lo siento, pero no puedo seguir-confesó el rubio bajando la mirada.
Afrodita tardó algo en contestar...-Si hice algo mal, lo siento...-murmuró apenado.
-¡Claro que no!-dijo Shaka tomándolo por los hombros –Tú eres perfecto, y te deseo...
Afrodita lo miró sin comprender –Si es por mí, es decir, por mi primera vez...yo voy a estar bien...- confesó el niño Rose mas rojo que nunca.
Y Shaka sonrió, abrazándolo con cariño –Te amo...y es por eso que no puedo hacerlo aquí, ni ahora. Anhelo estar contigo, pero no quiero hacerlo movido por una maldición o por mi instinto. Quiero que cuando llegue el momento, sea especial para los dos, poder amarte sin prisas, observar cada uno de tus gestos, de tus sonidos, de tus besos, y guardarlos en mi corazón.
En cuanto terminó de hablar, pudo sentir como Afrodita lo abrazó aun más fuerte.
-Gracias -musitó el joven noble con el corazón hinchado de emoción y gratitud por ser amado de esa forma tan pura, profunda y completa -¿Está bien si nos quedamos aquí?...Aun quiero estar a tu lado.
Shaka sonrió aliviado, levantándose para guiarlo bajo un enorme árbol, donde entre caricias inocentes y dulces besos pasaron el resto de la noche.
----------------------------------------
Mientras tanto en otra parte del bosque un guapo rubio gemía bajo aquel cielo sin luna. Recostado sobre el césped, con los restos de las sogas que lo ataban dispersas por todos lados, junto con su pantalón que en algún momento había desaparecido de su cuerpo, ocupaba sus manos en otorgarse placer a sí mismo.
-Mmmm...siii...Degel...-gimió sin dejar de acariciar su enorme y duro miembro, mientras su cabeza creaba las más candentes fantasías con su sexy peliverde...-Ahhh...mmm...bebé...-gimoteó excitado inhalando profundamente el aroma de aquella prenda que había tomada "prestada" para controlar su celo. Dada su relación con el peliverde, quizá lo más simple hubiera sido ir por él, secuestrarlo y hacerle el amor durante toda la noche, pero la cosa era que de verdad lo quería, y aunque sabía que Degel correspondía a sus sentimientos, no deseaba forzarlo, quería demostrarle que lo amaba y que por él podía ser todo un caballero...Por eso, al menos por ahora debía conformarse con su propia mano y el olor de la delgada camisa del guardia real. Al imaginarlo jadeando encima de su cintura, la excitación aumentó tanto que sentía próximo el anhelado clímax.
-Eres un pervertido...- susurró de pronto una voz conocida.
Kardia se detuvo en seco, y se giró sorprendido hacia el recién llegado sin creer que aquello fuera real.
Degel estaba ahí, y a pesar de la oscuridad pudo percibir su agitación, su rostro acalorado, sus brillantes ojos mirándolo fijamente de una forma indescifrable.
-Degel...-musitó Kardia sin saber cómo actuar o qué hacer. Por un lado quería saltar sobre él, pero por el otro se sentía en cierto modo avergonzado de ser visto así por el siempre correcto peliverde.
Degel dio un paso hacia él, sin dejar de delinear cada parte de ese cuerpo salvaje que lo invitaba a acercarse. El suave aroma que lo había guiado desde el campamento como una dulce droga, parecía hacerse más fuerte a cada segundo, despertando cada célula, cada poro de su ardiente piel que solo anhelaba las manos del rubio.
Y Kardia lo notó. Arqueando las cejas se dio unos segundos para observarlo con curiosidad, notando como la mirada violácea del guardia real lo recorría con lentitud hasta que al fin se detuvo en cierta parte específica de su anatomía. El rubio sonrió, y recuperando su desvergonzada seguridad se puso de pie para recibirlo.
Al verlo acercarse Degel se estremeció. Todo su ser vibraba ante la cercanía del otro. Su olor, su calor, la visión de ese lascivo cuerpo desnudo, la energía de Kardia parecía envolverlo, debilitando su ya afectada razón.
-Bebé...-susurró el imponente hombre a solo milímetros de su boca, disfrutando de la sensación de sus alientos mezclándose, y aunque no lo tocó, sintió al peliverde vibrar y suspirar entrecortadamente.
-Kardia- gimoteó Degel sintiendo como sus piernas temblaban. Aquel deseo, esa necesidad de tenerlo eran tan intensos que tuvo que sostenerse de sus fuertes brazos para no caer...y ese fue el límite para los dos.
Sin darle tiempo para reaccionar Kardia lo cargó de la cintura apresándolo contra un árbol.
-Ahh...Kar...-intentó decir con su agitada respiración, pero la lengua caliente del rubio invadiendo su boca lo silenció.
Y Kardia no perdía el tiempo, con sus grandes manos recorría los costados de su amante, acariciando cada pedazo de ese virginal cuerpo que deseaba marcar como suyo–Ahhh...ah...mmm...mi amor...-susurró excitado, tomando las largas piernas del peliverde sobre sus brazos, logrando la posición perfecta para rozar su duro miembro contra aquella pequeña cueva del placer que tanto anhelaba probar.
-Ahhhh...-gritó Degel aferrándose a su cuello. Aun sobre la ropa podía sentir a esa fuerte virilidad masajeándose deliciosamente contra su entrada, la hinchada punta rozándolo sin tapujos como pidiendo permiso para entrar –Kar...dia...-dijo entre gemidos, mientras su cara y cuello eran besados y lamidos ferozmente.
-Ahhh bebé...no sabes cuánto te deseo- musitó Kardia con su voz grave, mientras masajeaba con fuerza sus glúteos firmes y prominentes, atrayéndolo hacia su propio cuerpo, aumentando la fricción entre los dos.
–Ahhh...Kardiaahhh...-Degel gritó de placer y arqueó la espalda.
Kardia lo miró y suspiró...-Eres tan hermoso...-confesó encantado con sus mejillas sonrosadas, la piel cubierta de una fina capa de sudor y sus ojitos brillando anhelantes...
El peliverde se mordió los labios, y abrazado a su cuerpo susurró –Quiero sentirte.
Solo eso bastó. Con su fuerza animal Kardia hizo trazos la ropa de su amante, por más que trató, no podía esperar, quería sentirlo piel contra piel.
Degel se estremeció y quiso reclamar pero la mirada intensa del otro lo consumió, por lo que sumisamente se dejó llevar, acalorándose mas y mas conforme su cuerpo iba quedando desnudo –Kardia...espera...-dijo tímidamente tratando de cubrir su intimidad. Para Kardia verlo así era tan lindo, que con delicadeza bajó sus piernas, para luego tomar su rostro y besarlo profundamente, disfrutando de la dulzura de sus labios trémulos, jugueteando con los dedos entre los suaves mechones lacios...-Te amo...-confesó completamente enamorado, para después besar su pecho, sus pequeños y rozados pezones que lamió y mordió mientras Degel gemía y suspiraba excitado. Siguió besando su abdomen, y lamió con devoción su pelvis.
Pero cuando Degel se sujetó con fuerza del árbol, sintiendo aquella cálida respiración sobre su hinchado miembro que reclamaba ansioso un poco de atención, Kardia lo giró, y antes de que pudiera reclamar sintió como abría sus perfectos glúteos y hundía su lengua en la pequeña entrada.
-¡¡¡¡Ahhhhh!!!!...¡¡No!!...¡¡¡Ahh, espera!!!
Kardia no esperó, siguió lamiendo aquel deseado canal virginal, dando mordidas en las nalgas, besándolas, para luego hundir de nuevo la lengua en su interior, sin olvidarse del bello miembro de su amado que sujetó con fuerza, masajeándolo hasta hacerlo gritar.
Para entonces Degel ya estaba totalmente perdido en aquel mar de nuevas sensaciones, ahogado en el latir de su propio pecho que clamaba por más y más de aquel sexy hombre...-Ahhhh...Kardia...ya...ya no puedo...- gimió descontrolado, sin percatarse de que involuntariamente había comenzado a mover las caderas en busca de un mayor contacto.
El guapo rubio sonrió, y hasta entonces el guardia notó que estaba inclinado sobre el árbol, ofreciéndose sin tapujos al que desde ese momento sería su hombre...su dueño. Apenado por su posición, por sus actos, trató de alejarse, de esconderse de esos ojos azules que lo devoraban con lujuria, pero Kardia fue más rápido, y poniéndose de pie volvió a girarlo para quedar de nuevo frente a frente.
-¿A dónde vas corazón?- preguntó divertido, rozando con los labios su sonrojada mejilla.
Degel no contestó, las ideas en su mente eran un caos, y ni siquiera podía formular un comentario vagamente coherente.
-Te amo...-pronunció de pronto Kardia capturando su atención. Degel por inercia lo miró, atraído por aquel tono que sonaba algo distinto, entonces cuando sus ojos se cruzaron, notó algo que lo hizo estremecerse. Y es que en las azules orbes de Kardia, más allá del deseo, o los estragos del placer, brillaba un intenso amor.
-Kardia...
El aludido lo tomó de la barbilla –Te amo tanto que duele- y luego lo besó, tan dulce y tiernamente, que para el peliverde ya nada mas importó, no había pena, ni prejuicios, o dudas...sensualmente levantó la pierna enredándola en su cintura.
-Hazme tuyo...-dijo dispuesto a entregarle por completo su cuerpo, porque su corazón hace tiempo lo había robado
Y antes esas palabras Kardia no pudo sino obedecer, acomodó poco a poco su miembro y con gentileza lo penetró. Quizá fue por los "jugueteos" de noches anteriores, tal vez por el grado de excitación o quizá por todo el amor que ambos sentían, pero esa primera embestida, la que robó su virginidad fue tan placentera que Degel terminó por abrazarlo con fuerza y llenarlo de besos entrecortados por suspiros de placer –Ahhh, Kardia...ahahhh
-¿Te duele?-preguntó respirando profundo, para no enloquecer con la forma en que su miembro era deliciosamente apretado por el interior del peliverde.
Degel negó con la cabeza. La imagen mental del miembro duro de Kardia enterrado en su interior era tan obscena, que inconscientemente lo apretó aun más.
Kardia lanzó un lujurioso aullido al sentirlo, y tomando aquello como una provocación enterró los dedos en los blancos muslos, y con lascivia lamió su cuello y sus mejillas para luego susurrar en su oído–Voy a follarte...duro...
El interior de Degel de nuevo se contrajo ante la sucia provocación.
Eso excitó mucho más al rubio, quien ni tardo ni perezoso aumento la velocidad de las embestidas, deleitándose con el peculiar sonido de sus cuerpos chocando en esa danza sensual de amor y entrega.
Para ese punto Degel estaba perdido, y en lo único que podía pensar, era en la dura virilidad de su pareja penetrando salvajemente su cuerpo, en sus sudores mezclándose entre obscenos jadeos.
-Oh, Degel...ahhh...si....ahhh...eres delicioso- gimió sin dejar de bombear con fuerza entre sus glúteos que saltaban alegremente al calor de las embestidas.
Degel solo gimió y se aferró a su espalda –Así...ahhh...más fuerte.
-¿Qué dices, amor?
Degel se mojó los labios –Más....ahhh más...
-Lo que pidas, hermoso –contestó soberbio, y tomándolo con sus fuertes manos lo giró colocando de rodillas sobre el pasto, y de un solo movimiento se clavó en su interior.
Degel gritó y cerró los puños con fuerza, pues aquel viril miembro se sentía mucho más grande en esa posición. Lo sentía pulsar en su interior, y hundirse profundamente hasta que sus cuerpos quedaron completamente pegados.
Kardia se detuvo un momento disfrutando de la hermosa visión, la blanca espalda, la larga cabellera ligeramente húmeda por el sudor, y la excitante imagen de su miembro clavado en su interior, apretándolo placenteramente, haciéndole imposible no moverse. A pesar de todo se controló –Tranquilo...-dijo arqueándose para poder besarlo en la mejilla, mientras con sus manos acariciaba su pecho y sus piernas para calmarlo –Te amo...-dijo al tiempo que sacaba con lentitud su miembro solo para volver a insertarlo de golpe, tocando el punto mas profundo de ese hermoso cuerpo que ahora le pertenecía.
Degel gritaba y gemía ante las salvajes embestidas, agradeciendo que la noche ocultara su acalorado rostro distorsionado por un desconocido placer. Sentirlo moviéndose en su interior, le producía una mezcla de pena y morbo, que lo solo lo excitaba mas.
-¿Te gusta?-preguntó lascivo el rubio abrazándolo por la espalda.
Degel asintió.
-Eres mío bebé...Ahora voy a llenarte este trasero tan rico mi amor –y sin aviso le dio una sonora nalgada.
-¡¡¡Ahhhh!!!- gritó Degel extasiado, para luego temblar ante las traviesas manos separando sus glúteos.
Kardia lo embistió rápido y duro.
-¡Ahhhh!
-Así amor, déjame escucharte- y de nuevo lo embistió de forma tan salvaje que a Degel le fallaron los brazos, y terminó con el rostro sobre el pasto.
Kardia se relamió los labios ante su sexy pose, y sin perder tiempo volvió a embestirlo cada vez rápido y mas adentro -Ahhh...amor...que rico...ahhh...Me gustas tanto bebé...- vociferó durante largos minutos, hasta que sintiendo que no aguantaría mas, lo tomó de las caderas jalándolo hasta que quedó completamente enterrado en su interior.
-¡¡¡Kardia!!!- gritó enloquecido sintiendo como la cálida escancia del rubio lo llenaba, provocando que el mismo se viniera regando su semen en el pasto. Y en su embotada mente pensó que ese era el final, pero se equivocó...
Sacando fuerzas de un lugar desconocido, Kardia lo recostó en el suelo y se colocó sobre para penetrarlo otra vez, regodeándose con la sensación de su pelvis chocando contra ese esponjoso trasero.
Siguieron así un poco más, hasta que ambos en medio de un grito que resonó en la oscuridad llegaron nuevamente al orgasmo.
El frío roce del viento matinal lo despertó, sin embargo se sentía demasiado cansado incluso para abrir los ojos, por lo que perezosamente se reacomodó para continuar durmiendo. Iba a girarse para buscar una mejor posición, cuando notó un brazo en su cintura. Aun con los ojos cerrados frunció el entrecejo..."Kardia"...pensó, reconociendo su aroma, su calor...entonces de golpe llegaron a su mente los recuerdos de la noche anterior. Inmediatamente abrió los ojos. Su rostro completamente rojo era muestra de cuan avergonzado se sentía al rememorar las caricias, los besos, sus gemidos. Un golpe de calor invadió su cuerpo, y quiso huir, pero ese brazo en su cintura no lo dejaba moverse. Molesto subió la mirada hacia el culpable de que se sintiera así, pensaba reclamarle, tal vez incluso golpearlo, pero al ver su rostro toda idea desapareció, y es que profundamente dormido Kardia lucía un semblante tan tierno que Degel no pudo sino suspirar y recorrer sus facciones embelesado...-Kardia...-susurró dulcemente, subiendo como pudo la mano para rozar apenas aquellos sexys labios ligeramente entreabiertos. Apenas los tocó, su rubor se incrementó, recordando que esos mismos labios habían besado cada parte de su cuerpo, cada centímetro de su piel, incluso su...
Un sonido a su espalda lo sobresaltó, y le hizo dejar de lado por el momento su vergüenza. Curioso se giró...
-¡¡¡¡¡¡¡Ahhhhhhhh!!!!!!!
Kardia quien hasta entonces seguía durmiendo plácidamente, al oír aquel gritó abrió los ojos, solo para encontrarse con su hermoso peliverde muy pegado a su cuerpo –Que linda manera de despertar, amor –dijo juguetón, dispuesto a darle un par de besos matutinos, pero antes de lograr su objetivo, el peliverde puso la manó sobre su boca.
-Shhhh...-indicó con seriedad Degel manteniendo su bella mirada violácea fija hacia el frente.
Kardia siguió su dirección con curiosidad, solo para arquear las cejas desconcertado cuando sus ojos vieron el objetivo.
Frente a ellos estaba un lindo, pequeño y esponjocito conejo blanco mirándolos con atención.
Kardia sonrió en sus adentros, y a continuación dio una pequeña mordida en la mano de su amor.
-¡Kardia!-gritó Degel con enfado, solo para luego taparse la boca al darse cuenta de su error, pues si algo había aprendido es que la bestia que tenían enfrente podría causarles severos problemas, y más ahora que no tenía su espada.
Totalmente despreocupado, Kardia se puso de pie –Shu shu...-dijo moviendo las manos para espantar al pequeño animal, que rápidamente se alejó, perdiéndose entre los arboles –Bien, ya está –dijo satisfecho, seguro de haber cumplido con su deber como buen macho alfa.
Pero Degel no pensaba igual -¡¡Idiota!!...¡¿Sabes lo que podía haber pasado con esa cosa?!...¡¡¿Cómo se te ocurre hacer algo así?!!
Kardia frunció el ceño, y se puso las manos en la cintura -¡¡Era un simple conejo!!...¡¡¡Esa cosa no podría dañar a nadie!!!
Degel lo miró con rencor, recordando que por un "simple conejo" como ese, casi morían él y el príncipe Afrodita. Molesto por la actitud del otro se puso de pie dispuesto a marcharse, y entonces notó un importante detalle...-¿Y mi ropa?...-se cuestionó buscando con la mirada alrededor. Los recuerdos volvieron a golpearlo con fuerza cuando halló regados por todos lados pequeños trozos de lo que fueran su camisa, su pantalón y ropa interior, y por primera vez cayó en cuenta de que se hallaba completamente desnudo y expuesto.
Totalmente enrojecido cubrió su virilidad.
-¿Qué pasa amor, por qué tan penoso?...Después de lo que ocurrió, ya eres mi esposa y...- cuestionó Kardia curioso.
Un certero golpe dio en su mejilla.
-¡¡¡Eres un tonto!!!- gritó Degel descolocado -¡¡¡Rompiste toda mi ropa!!!...¡¡¿Qué se supone que me ponga ahora?!!- dijo tan avergonzado.
-¡¿Eh?!...¡Ayer no parecías molesto mientras te desnudaba –y con agilidad esquivó una piedra que le lanzó el bello guardia -...además, no tienes de que avergonzarte. Tienes un cuerpo hermoso, tan sexy...-dijo acercándose peligrosamente, deseoso de algo de acción matutina.
Degel apretó los puños y lo fulminó con la mirada -¡¡Tú no lo entiendes!!...¡¡¿Cómo se supone que voy a volver con los demás?!!
Entonces Kardia lo entendió todo. Aunque si por él fuera Degel podría andar desnudo todo el tiempo, la sola posibilidad de que alguien más lo viera, hacia hervir su sangre, lo que activó su sentido protector. De inmediato buscó la camisa "prestada" que tanto le había servido para estimularse –Ponte esto –dijo muy serio, pasando la prenda sobre los brazos de su amante.
Degel miró la prenda desconcertado -¿Cómo es que esto está aquí?...Pensé que la había perdido- preguntó mientras se ponía rápidamente la camisa.
Kardia sonrió ampliamente –Eh...solo digamos que necesitaba algo para concentrarme...-dijo con una mirada sugerente.
Pero el peliverde ni lo notó, pues estaba mucho más preocupado por el largo de la camisa, que apenas si cubría lo necesario.
Kardia lo recorrió con la mirada –Mmmm...que sexy...-dijo acercándose con la intención de tocarlo y quizá incluso tener un último round antes de regresar, pero apenas vio sus intenciones Degel se hizo a un lado.
-¡¡¡Ya basta!!!...¡¡¡No tenemos tiempo para esto!!!...-gritó irritado, mientras jalaba y jalaba la camisa, como si con ello lograra que ésta se hiciera más larga.
-No sé por qué te preocupa tanto.
Degel le dedicó una mirada asesina -¿No sabes por qué?
Y así continuaron discutiendo como toda pareja normal, sin percatarse de unos brillantes ojos ámbar que los habían observado con atención durante toda la noche.
-------------------
Y eso fue todo...
Espero que les haya gustado, aunque se que el lemon fue terrible
En fin, les envío un fuerte abrazo
Hasta la próxima
Bye Bye
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro