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UN HECHIZO
UN RESULTADO
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Narradora Pov
—¡Cuidado!
La reina de la Baja Borgoña movió ágilmente su cabeza hacia un lado dejando pasar el hechizo que iba en su dirección, causando que sólo un mechón de su cabello se quemara. Ella lo apagó con sus dedos.
—Lo siento... —murmuró la niña.
Barbara: Vaya... pero que buenos reflejos.
Sucy suspiró y observó a la pequeña.
Sucy: Intenta imaginar que tienes a un perro y deseas quemarlo.
—Sucy —regañó Diana seriamente.
Sucy: ¿Qué? Es una buena imaginación para que tenga una mejor puntería a la hora de manipular el fuego con sus manos.
—¿Imagino un perro? —le preguntó Alice.
—No, mi princesa. Hay otros métodos para que aprendas a lanzar el hechizo en una dirección correcta. —Diana se posicionó a su lado e inclinó sus rodillas para estar a su altura. Seguidamente levantó su mano derecha—. Inténtalo —le dijo y Alice la imitó.
La pequeña miró asombrada el fuego resplandeciente en la mano de su madre, y luego contempló como impactó contra uno de los muñecos hechos de paja. Enseguida los caballeros se acercaron y pagaron la llama con cubetas de agua.
Alice cerró sus ojos y respiró con profundidad. Al abrirlos su mirada se fijó en el muñeco y dijo un hechizo a la vez que su mano se movió, lanzando la flama a un costado de éste.
—Aw... —soltó decepcionada.
—Estuviste cerca —dijo animándola un poco—. Vuelve a intentarlo.
La niña obedeció y el rey se levantó dirigiéndose a los demás.
—La magia es difícil de controlarla sin decir el hechizo. Cuando cumpla sus diez años llegará al nivel que tuve la primera vez en el reino de la Baja Borgoña.
Sucy: Lo recuerdo. Los bastardos de Georgia destruyeron mi castillo dos veces.
Lotte: Estaban interesados en tus creaciones.
Sucy: La primera vez era una niña y no tenía resultados positivos. Simplemente experimentaba porque me gustaba, no con el propósito de darles esperanzas a las personas. No era mi estilo y sigue sin serlo.
Barbara: ¿Entonces por qué lo haces?
Sucy suspiró con aburrimiento.
Sucy: Necesito sujetos de prueba, y la única manera de obtenerlos de una manera "no mal vista" es que se ofrezcan como voluntarios.
Thomas: Algunas personas les tienen miedo a tus pociones, reina Sucy. En tus pruebas han muerto gente.
Sucy: Es la idea de las pruebas. Habrán fracasos antes de llegar al resultado deseado. Es lo que hago y me gusta utilizar a personas que desconozco para ese tipo de cosas.
—¿No sientes compasión por sus familias?
Sucy la volteó a ver con una expresión neutra.
Sucy: Soy una reina, bruja. No te confundas. Los reyes deben ser fríos para guardar una buena imagen. Un rey gentil crearía muchos enemigos por la vulnerabilidad que demostraría. Además. —Levantó su dedo índice derecho—. Si llegan a morir o vivir se llevan una recompensa.
Barbara: Puedo imaginarme cuál es. Oro y plata.
Sucy: El dinero es más importante que sus propias vidas. Se necesita dinero para abastecer sus necesidades y la forma más fácil de conseguirlo es ofrecerse a mis experimentos.
Thomas: Supongo que tienes una lista larga.
Sucy: Tal vez estés en lo correcto, pero me estoy quedando corta en dinero. Necesito a más personas para abastecer mis necesidades como amante de las pociones.
Lotte: ¿Y qué piensas hacer?
Sucy volteó a ver a Diana.
Sucy: Cavendish me dará la solución.
—¿Disculpa?
Sucy: Esa poción que entrega una numerosa ventaja, no es gratis, rey.
Diana exhaló suavemente y frunció su ceño. «Sabía que quería algo a cambio».
—El pago de utilizar mi magia en sus pociones debe ser suficiente.
Sucy: Cambio el pago por el oro.
El rey se impresionó. Y Sucy levantó sus hombros con una sonrisa de burla en sus labios.
Sucy: Después de lo que he hecho, por el momento no experimentaré con tu magia. La reina está un poco ajetreada por las altas tasas de deudas que posee la Baja Borgoña después de que mis padres pidieran una gran suma de dinero al banco de Emblem para reconstruir mi castillo y pagarles a los familiares de esos caballeros que lucharon en esa guerra.
Barbara: Quedaste en banca rota.
Sucy: Por un tiempo, sí.
Thomas: ¿Y cómo lograste hacer una tregua sin dinero con el reino de Taric?
Sucy se rio.
Sucy: Tengo mis métodos, Lord.
—Ahora su reino se encuentra en un buen estado. No hay muchas personas que pasen hambre luego que, Rosalie, ascendiera al puesto de reina de la Baja Borgoña.
Sucy: La economía ha estado progresando, pero no es suficiente. Tengo deudas, Cavendish. Y deseo pagarlas.
—¿Desde cuándo te preocupa eso? —preguntó con ironía y levantó una de sus cejas.
Sucy: Resumamos la conversación. Págame por la poción que he creado y quedamos en paz. ¿O prefieres quedar en deuda conmigo?
Diana rodó los ojos.
—Bien. Te pagaré por lo que has hecho con motivos de "ayudar".
Sucy: Debo tener algo a cambio por ayudarlos. Así ustedes me estarían ayudando a mí.
Lotte: Parece justo.
Thomas: Estoy de acuerdo.
—Por lo que dices supongo que su precio es alto.
Sucy: He escuchado un pequeño rumor acerca de una cueva. No tendrás problemas con pagar el monto completo.
«La cueva...», recordó y su ceño se frunció. «Ese dinero es para costear el costo del reino en venta, pero... si mi reina hace lo recomendado por la reina de la Alta borgoña, no será necesario comprarlo. Aunque... no me gusta del todo la idea».
—¡Mamá! —llamó—. ¡Lo hice, lo hice, lo hice!
Diana giró a ver al muñeco en llamas. Los caballeros se acercaron y apagaron la enorme flama. El rey sonrió y se acercó a su pequeña princesa para tomarla por los brazos y felicitarla por su logro.
—Bien hecho, Alice —dijo con ternura.
Ella sonrió levemente ruborizada y volteó a ver hacia su costado al escuchar unos pasos acercándose. Su sonrisa se amplió.
—¡Mamá! —exclamó alegre al reconocerla.
Akko le sonrió mientras se aproximaba en compañía de la reina de la Alta Borgoña. La niña se bajó de Diana y se corrió hacia su otra madre para ser cargada nuevamente. Ella rio con encanto cuando la reina la llenó de besos y palabras adorables, mientras eran vista con ternura por los ojos del rey de Bernicia.
Barbara: ¿Estás bien?
Hannah: Estoy bien. La charla con la reina me ha ayudado mucho.
Barbara hizo una mueca en sus labios, no muy convencida de esas palabras.
Barbara: Casi... no acudes a mi persona. ¿Hay algo que...?
Hannah: No es nada, Barbara.
Barbara: Soy tu hermana —le recordó.
Hannah: Estoy consciente de eso.
Barbara: ¿Entonces por qué--
Hannah: Recurriré a ti cuando sea el momento. Te contaré una historia que te será difícil de asimilar, pero, espero estés lista para entonces.
Barbara asintió levemente confundida y volvió con su reina. Lotte la recibió con un beso en la mejilla y le dijo algunas palabras que la animaron. Hannah sonrió al verlas.
Thomas: Los temas están aclarados —dijo llamando la atención de todos—. Regresaré a mis tierras mañana y esperemos nos veamos pronto para tomar unas copas y no para crearnos un ataque al corazón —concluyó lo último refiriéndose a la primera noticia de la reunión.
Todas se rieron, menos Sucy que estaba analizando algunos detalles que apuntaría luego en su cuaderno.
***
La festividad dio inicio. Las personas bailaban y hablaban con ánimos. Los caballeros que lucharon y podían mantenerse de pie luego de la guerra contra Karat, se hallaban disfrutando de lo que habían hecho como celebración de su primera victoria en mucho tiempo.
La era encantadora a oídos de la gran mayoría. La reina Isabella estaba encantada de la melodía y el rey Alcides parecía que se dormiría en cualquier momento por las copas bebidas. Los dos estaban en unos asientos parecidos a tronos que demostraba el respeto mayor que poseían ante los demás.
Diana se encontraba en la pista de baile junto a su reina, mientras que Alice degustaba de unos platillos en compañía de una de las sirvientas del castillo.
Los pasos de los actuales reyes de Bernicia eran encantadores y elegantes a simple vista. Diana disfrutaba moverse al compás de la melodía creada, estando acompañada de la persona que le entregaba esa enorme emoción que poseía en su pecho: Amor.
Estar enamorada de una bella dama que seguía sus pasos con el mismo estilo y le sonría cuando hacían contacto visual, era demasiado para su corazón. Akko se veía preciosa, atractiva y deslumbrante con el vestido que llevaba. A comparación de Diana, ésta tenía uno de sus típicos trajes con su capa roja de rey.
La última vez que, Akko, vio a Diana en vestido fue cuando la obligó junto a Amanda a colocarse uno. Se veía realmente magnifica. Lástima que no tendría otra oportunidad porque a su rey no le gustaba por lo incomodo que la hacían sentir.
La música continuó con naturalidad. Nuevamente sus manos rozaron; sus pies se movieron; y, al final, sus cuerpos se juntaron. Las demás se encontraban sentadas ingiriendo la comida preparada, aunque... Barbara trataba de alimentar a Elizabeth sin ensuciarse; una vez que la niña se durmiera podría disfrutar con plenitud de la festividad con los demás.
Cuando la melodía terminó todos aplaudieron y los reyes tomaron asiento junto a las reinas.
—Eso fue verdaderamente cautivador de su parte, mi rey —dijo Akko de forma coqueta y divertida refiriéndose al acto de haberla sacado a bailar.
—Mi reina, deseaba crear un nuevo recuerdo para las dos.
Sucy: Dejen sus coqueteos para después. Tengo una pregunta.
Diana y Akko voltearon a verla.
Sucy: Por curiosidad, ¿Utilizaste una de las pociones? —le preguntó a Akko.
—¿Esas pociones? —consultó no tan segura.
Sucy: Escuché un rumor acerca que pudiste manipular el fuego.
—¿De dónde escuchas esos rumores? —preguntó Diana confundida.
Sucy: Eso no viene al tema, bruja. ¿Entonces...?
—Sí. Utilicé una de las opciones que me otorgó mi rey.
Sucy: Interesante...
Lotte: ¿Dirán la noticia?
Diana asintió.
—Me encargaré de anunciarla antes que las personas se retiren del castillo.
Hannah: ¿Los antiguos reyes lo saben?
—No —contestó Akko—. No he tenido el tiempo para decirles.
Sucy: Su reacción será la más interesante de todas en esta noche.
Lotte: Sucy... —regañó.
Sucy: Es la verdad.
***
La noche pasó y las personas estaban a unos minutos de irse. Todos debían regresar a sus hogares para empezar de "buena forma" el día siguiente. Algunos estaban muy tomados y otros cansados.
Diana se colocó de pie y se posicionó en el centro del salón. Levantó su mano haciendo una seña al caballero para que llamara la atención de las personas. Él alzó la voz y los demás respondieron dejando el sitio en silencio.
—Gracias a todos por venir a esta celebración. En esta noche se conmemora la primera victoria de Bernicia. Hemos ganado; hemos salido victoriosos. Y con los otros reinos obtendremos el mismo resultado.
—¡¡¡Sí!!! —exclamaron los caballeros ebrios y sobrios.
—Juntos hacemos a Bernicia más fuerte; juntos salvaremos a nuestros seres queridos. Nadie será capaz de entrar a nuestras tierras. Mientras que siga con vida, les prometo como su rey, protegerlos de cualquier enemigo y luchar siempre por la armonía.
—¡Larga vida al rey! —dijo uno.
—¡¡¡Larga vida al rey!!! —volvieron a decir muy animados.
Alice miró hacia donde se encontraba su madre diciendo unas palabras. Ella no había prestado la más mínima atención y ahora tenía curiosidad de lo que pasaba.
—Hay una noticia que debo darles antes que esta festividad llegue a su final. —Diana se preparó y el interés de los antiguos reyes incrementó—. Algunos recordarán a mi hermana, Amanda O'Neill. El antiguo caballero que murió en las tierras de la Baja Borgoña luchando contra el reino de Georgia.
Las murmuraciones empezaron. No por nada el rey estaba tocando aquel tema que, para muchos, era un poco delicado y no tanto por lo ocurrido con Sir. Amanda, sino también por el peligro que pasaron los ciudadanos y gente de la realeza.
—¡Mi hermana! —exclamó y sonrió mostrando sus blanquecinos dientes—. ¡Volverá con nosotros!
«¡¿Qué?!», pensó exasperada la reina Isabella levantándose de golpe de su asiento. Y Alcides que tenía una copa de más, de la sorpresa se le cayó la que apenas sostenía.
—¡El poder máximo de mi magia se demostrará! ¡Los reinos temblaran! ¡Las personas que no creen lo harán! —Sus brazos se levantaron—. ¡Un hechizo! ¡Un resultado! ¡La traeré con nosotros en diez lunas!
Las personas estaban abrumadas e impactadas. El salón había quedado en completo silencio en espera de una explicación de sus intenciones, sin embargo, al ver que sus brazos descendieron supusieron que no había nada más que decir.
—Gracias por su atención. Que pasen una linda noche.
Diana se aproximó hacia su reina con una sonrisa serena en sus labios. «¿Siempre juntas?», recordó. «Siempre juntas», contestó. «Falta muy poco...»
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Fin del Cap. 27 (Un hechizo. Un resultado)
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