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delicia

Sorrento despertó sobresaltado luego de un sueño muy largo. Su cuerpo estaba transpirado, su respiración descontrolada y sentía su corazón amenazadoramente expuesto. Aturdido aún por el susto, miró a su alrededor.

- Buenos días, señor Sorrento.

- B... Buenos días... - Dijo Sorrento temblando por completo. Era Kanon, aquel mismo que su corazón anhelaba tanto ver.

- ¿Me extrañaste...? - dijo acercándose al lugar donde estaba durmiendo.

La habitación apenas dejaba entrever algo de la luz del amanecer, con la cual logró divisar la silueta de su amado. Estaba a pasos de él y su corazón palpitaba más fuerte que nunca.

- Si digo que esto es un sueño, acabará... - dijo Sorrento dejándose abrazar por aquellos enormes brazos.

- No es un sueño... Tuviste un sueño, al parecer...

- ¿No fue real?

- ¿Real qué?

- El cementerio...

Kanon sonrió y no pudo evitar soltar una gran carcajada.

- Disculpa, no quise reírme de tí, es que suena tanto a pesadilla...

- No fue real entonces - dijo dejándose caer en las almohadas con un gran alivio.

- ¿Qué soñaste?

- Soñé que eras un demonio.

- Eso no suena bastante bien. -dijo luego de una gran pausa.

- Y abusabas de las personas hasta enloquecerlas, por eso te habían puesto El Lobo...

- Me dicen El Lobo porque soy un depredador nocturno que aúlla muy fuerte... -dijo mirándolo seductoramente con su cabeza inclinada, mordiendo su labio inferior.

Sorrento imaginó por un instante uno de sus encuentros sexuales con Kanon, en donde él se aferraba al cuerpo de Sorrento mientras una corriente de placer lo invadía, derramando su semilla con un ruidoso gemido.

- No eres... Fue un sueño tan real, Kanon...

- ¿Tienes miedo a que sea un demonio? Tal vez lo sea - dijo lamiendo despacio la oreja de Sorrento.

- No... No sé qué ocurre contigo, pero siento que me pierdo. Soñé que te perdía, que te suicidabas intentando escapar de este demonio que te hacía abusar de las personas...

- No he abusado de nadie... Ellos me buscan... -decía sumergiéndose en el cuello de su amante.

- ... no entiendo, Kanon, fueron meses.

- Calma, Sorrento... Sólo fue un mal sueño...

- Hablo en serio, ya no sé qué es real. Estoy perdiendo la cabeza...

- No lo hagas. Necesitas tu cabeza... Quiero que estés lúcido cuando tu cuerpo explote de placer...

- ¿Por qué haces ésto...? - dijo Sorrento suspirando al sentir los dientes de Kanon enterrándose en su piel.

- Porque yo enloquecí contigo... Mi pequeño hombre... Músico... Eres lo más delicioso que he probado... Luego de ti no pude detenerme, aquellas sensaciones que me causaste desde aquel día... Siempre intenté buscar volver a sentirlas... Desesperadamente, diría yo... He dormido con muchas personas, todas enloquecen a mi lado. Se obsesionan, se pierden.

- Me está pasando eso, Kanon. Mi mente me está jugando malas bromas.

- Fue sólo un sueño...

- ¡No lo fue! Fueron meses, encontré cosas... ¿Qué día es hoy?

Sorrento se levantó y caminó por el lugar. Revisó su celular, según la fecha, no habían pasado más que unas semanas. Se dió cuenta de que efectivamente el tiempo no había transcurrido, Kanon seguía allí...

Buscó entre las tablas del piso. Nada. No había tal compuerta oculta con cuadernos llenos de fotos de sus víctimas... Había sido su mente.

Respiró profundamente. Kanon lo miraba apoyado sobre su antebrazo desde la cama, sonriendo entretenido.

- Te estás volviendo loco de verdad, ¿No? ¿Qué buscas en el piso?

- Tenías... Tenías un lugar donde guardabas fotos de las personas con las que te habías acostado... Personas inconscientes... Sangre...

- Y luego un cementerio. Ya, Sorrento, vuelve a la cama. Fue sólo una pesadilla.

- Demasiado real. Una alucinación.

- No entiendo porqué pasaste por eso, pero espero que no suceda más. ¡Ven acá! - dijo dando palmadas a su cama.

Sorrento caminó y vio a Kanon en esa posición, tendido. Su cabello caía sobre sus músculos bien dibujados, su sonrisa radiante era tan sensual que terminó apretando sus puños al cruzar sus brazos.

- ¿Me vas a decir que estás molesto conmigo por un mal sueño que tuviste? ¡No fue mi culpa! Yo no te haría daño.

- Fue demasiado real.

- Sorrento, calma. - dijo levantándose y poniéndose al frente de él, atrapando su mentón con ambas manos con extrema delicadeza - mírame - dijo observando con deseo los labios del muchacho- no es mi intención que pierdas la cabeza, y por favor, no lo hagas. Te necesito cuerdo, quiero tenerte en mi vida mucho ... -dijo deteniéndose a besarlo - mucho... - otro beso - mucho tiempo - continuaba llenándolo de besos.

- Kanon no entiendo el poder que tienes sobre mí...

- Nada... Sólo es tu cuerpo deseándome...

- No creo que sólo te desee, Kanon. - el peliazul lo miró directamente a los ojos y se detuvo su lluvia de besos. - Kanon, yo te amo.

Aquel mal sueño había mostrado un lado frágil de Kanon, un error que había provocado la desolación en el corazón de este hombre. Pero ahora que tenía el poder de cambiar su destino, tomó la oportunidad en sus manos y expresó sin tapujos lo que habitaba en su corazón durante tantos años.

- Sorrento... - dijo dándole el mejor beso que había sentido en su vida. Sus labios suaves se deslizaban ágilmente, mientras su lengua húmeda se encontraba con la suya llena de lujuria - yo también... Yo nunca le he dicho esto a nadie...

- Dímelo - susurró mientras pudo entre tanto  beso.

- Te amo, Sorrento. Me encantas, estoy borracho de amor por ti. Eres perfecto, tu forma, tu personalidad, cómo me amas... No lo aguanto, Sorrento, eres único... Y te amo, te amo -decía tocándolo con furia y entusiasmo al mismo tiempo que sus bocas se encontraban furiosamente.

- ¿Y tú, delicioso? Eres increíble... Pasamos tanto tiempo sin el otro y te dedicaste a follar a medio mundo...

- Ups... - seguía mordiendo a su amado, quien entre gemidos intentaba hablar.

- ... Eres una maldita bestia, eres increíble...

- Me alegro que te guste - dijo agarrando el trasero de su amante - porque planeo llevarte a las estrellas en breves instantes...

- Me gustas mucho, no logro resistirme a tí...

- Ni yo a tí, mira - dijo agarrando la mano de Sorrento, posicionándola en su miembro despierto - mira cómo me pones...

- ¿Qué quieres que haga al respecto?

- Tócame... Es una orden.

- No voy a seguir tus órdenes, Kanon... Pero te daré algo que disfrutar... - dijo agachándose, metiendo todo el miembro de Kanon en su húmeda boca.

Sorrento recordó su pesadilla. Había sido tan real, y sin embargo, ahora se veía chocando contra la pelvis de Kanon, sintiendo el olor de su vientre, lo suave de su piel, el sabor de su pene deslizándose dentro de toda su boca. Escuchaba a Kanon gemir y decir su nombre, mientras su mano se enredaba entre sus cabellos para resistir el placer causado por Sorrento.

- Sorrento... Agh... Oh, Sorrento... No pares... Agh... Estás... Agh... Qué ganas de llenarte la boca...

- Me encantas Kanon - dijo mirándolo desde abajo mientras su mano lo masturbaba enérgicamente - me encanta verte así, tu cara... ¿Te gusta tenerme así? - dijo metiéndose de nuevo el miembro de su amante a la boca, provocando otro espasmo de placer.

- Agh, Sorrento... Sí, te ves increíble con mi pene en la boca... ¿Quieres verte? - dijo tomando su celular, grabándolo. Sorrento no se opuso, confiaba en su amado. - mírate, sucio. - dijo mostrándole a su amante el vídeo guardado.

- Apenas puedo contigo, estás muy bien dotado...

- Sólo para ti, soy tuyo. - dijo levantándolo y acostándolo en su cama. - ahora date vuelta, te conviene. - dijo mirándolo fijamente.

Sorrento obedeció. Sintió las sábanas suaves bajo su rostro, aquel instante previo donde sentía cómo estaba apunto de ser penetrado. Cerró sus ojos mientras sentía el pelo de Kanon sobre su espalda, su dulce aroma... Su amado recorriendo su espalda. Besó su nuca y en su oído le susurró:

- Te amo más que a nadie, Sorrento - dijo entrando en él - te amo más que a ningún ser humano en el mundo -dijo moviéndose muy despacio, mientras Sorrento sentía cómo su cuerpo recibía una oleada de placer. Los movimientos de Kanon eran constantes, fluidos y precisos. Sorrento sentía que iba a venirse en cualquier momento, todas las veces que tenía sexo con Kanon estaba siempre al borde del orgasmo, nunca había sido menos que eso.

- Agh... Kanon, no tengas piedad...

Kanon comenzó a moverse mucho más fuerte, chocando contra su cuerpo. Sus testículos se estrellaban en su piel, causándole más excitación a ambos.

- ¿Quieres más...?

- S... Sí...

Kanon lo penetraba menos profundo esta vez, pero mucho más rápido.

- ¿Quieres más...?

- S... Sí.

Ahora se movía profundamente dentro de Sorrento, tan rápido y constante como nunca había sentido. Ambos estaban en el mismo cielo, o en el infierno. El placer era lo único en el menú, y ambos se estaban dando un banquete.

- Di que me amas.

Sorrento sintió que iba a acabar.

- Te amo, Kanon.

- Más... Fuer...te... Di... Que... Me... Amas... - dijo embistiéndolo con tanta fiereza que ambos se comenzaban a derretir de placer.

- ¡TE AMO!

- ¡DILO... DE... NUEVO...!

- ¡¡TE AMO, MIERDA!! - Dijo eyaculando finalmente, mientras sentía cómo el semen de Kanon llenaba su interior mientras él gemía su orgasmo en su oído y sus manos apretaban las sábanas, igual que las suyas.

Con un beso en su espalda, Kanon salió del interior de su amante, con su miembro aún derramando unas cuantas gotas.

- Me encanta lo que veo - dijo mirando la entrada de Sorrento chorreando con su semen.

- No lo dudo...

Kanon se tendió a su lado, mirando a Sorrento.

- Me gustas tanto, Sorrento. Te amo.

- Yo también te amo - dijo apoyándose en el pecho de su amante. Su transpiración humedecía su rostro al apoyarse, pero eso le encantaba. Su olor era embriagante, lo hacía cerrar sus ojos para disfrutarlo. Sus manos recorrían sus pectorales y sus brazos, y de vez en cuando le daba besos. - estoy completamente enamorado de ti.

- ¿Y tú, delicioso? Eres el mejor.

- No... Yo...

- Lo eres. Eres una delicia.

Sorrento cerró sus ojos y luego de unos minutos cayó dormido, pensando en aquel sueño que lo había abrumado tanto y por otro lado, todo lo que recién había vivido. El calor de cuerpo de Kanon, sentir su corazón en su oído significaba todo lo que él quería sentir en aquel momento: estar acompañado al fin de aquel hombre que habitaba su corazón hace tantos años, y que ahora por fin podía disfrutar.

Estaba tan lejos de ser aquella horrorosa pesadilla...

Fue una pesadilla...

Fue una pesadilla... ¿No...?

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