Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ahora

Sorrento se despegó del cuerpo de Kanon muy despacio. A pesar del intenso deseo que podía sentir Kanon - y también Sorrento- él no sobrepasaba el límite, y a pesar de estar al borde de un abismo, retrocedió con una sonrisa en la cara.

- Bueno Sorrento, vuelves a sorprenderme. De todas maneras es mucho más de lo que pude haber pedido.

- Estás loco, Kanon.

- Lo estoy, sin duda alguna - dijo mirando hacia el horizonte. - Bien, te voy a dejar a tu casa. ¿Dónde tomamos locomoción?

- No planeas ir a dejarme, ¿O sí?

- Por supuesto. No te preocupes, soy bueno desapareciendo de tu vida si es que así lo deseas posteriormente, pero esta noche quiero que termine contigo tranquilo y a salvo.

- No voy a poder convencerte de lo contrario, ¿No? Eres tan insistente.

- Estás en lo correcto.

- Mierda.

- Otra vez... Ven, dame tu celular.

- ¿Qué? ¿Para qué?

- Hazlo tú, agrega mi número a tu celular... -
Sorrento sonrió divertido y tomó su celular. Dictó su número de teléfono - y ahora agrégame como "Mierda".

- ¿Me estás tomando el pelo?

- Vamos, sé que no te olvidarás de mi apodo. Dale.

Justo cuando terminaba de guardar el contacto, su celular recibió un mensaje de Orfeo, al menos eso dedujo por el apodo "Amor".

Kanon, que estaba atento a todos los movimientos, no pudo evitar ver al menos la foto y el nombre. Decidió no disimular:

- Salúdalo y dile que no regresas hasta mañana.

- ¿Qué?

- Díselo. Mándale una foto para que sepa que sigues acá conmigo.

- ¿Por qué haría eso?

- Porque quiero que sepas con el hombre con el que estás. Si me equivoco, mucho mejor para tí. Hoy me dijiste que si tenías que saber algo, era mejor que fuera ya. Tengo mucho instinto para estas cosas.

- Estás delirando.

- Tal vez. No pierdes nada poniéndolo a prueba.

Sorrento lo pensó. No me gustaba la idea de mentir, pero profundamente en su corazón sintió algo de verdad en sus palabras. ¿Qué tenía para perder? Todos deberíamos actuar como si estuviéramos siendo puestos a prueba.

- Está bien.

Amor regreso mañana.
La estamos pasando muy bien.

- Y ahora una foto. Tranquilo, es una foto bien de amigos. Ven acá - dijo poniéndose detrás de Sorrento sacando la lengua.

Qué buena foto. Sorrento pensó que era su primera foto con Kanon, y se quedó un par de segundos mirándola.

- Hecho. ¿Y ahora qué?

- ¿No íbamos a tu casa? O recapacitaste y quieres venir conmigo...

- No. No, sí, claro. Tienes razón, sí. Vamos.

Tomaron un autobús en dirección hacia la casa de Sorrento.

- Te ves mejor que nunca.

- Kanon, ya basta.

- Sorrento, he pasado años esperando para poder abrir mi boca al fin frente a tí, déjame ser descarado un día por favor.

- No sé qué decir, ese es mi problema.

- Bueno, si quieres decir algo sobre lo bien que me veo, bienvenido sea - dijo acomodando su cabello detrás de sus hombros.

- Vaya, cuánta modestia.

- Soy tan hermoso... - dijo mirándose en la ventanilla - divino - decía posando. Las personas que iban en el bus se reían al igual que Sorrento - mi cuerpo fue tallado por ángeles - dijo levantando su polera, causando un repentino "oh" en las personas que estaban pendientes. El humor de Kanon era tan inteligente, porque sabía cuáles eran sus fortalezas y las explotaba al máximo. Era realmente muy interesante, sobretodo de ver...

- Mierda.

- No es mierda, estoy bastante bien. Mira mi espalda - dijo volteándose, aprovechando una de las barras de la micro hizo una impecable flexión. Imposible no observar su cuerpo, sobretodo su trasero, que estaba al frente de Sorrento, subiendo y bajando.

La atmósfera de las personas del bus cambió. Todos intentaban disimular que estaban mirando a Kanon, pero era evidente. Sorrento sentía potentemente la presencia de Kanon, era como si su imagen, su olor, su personalidad invadiera todos sus sentidos. ¿Qué sucedía con ese hombre?

Kanon se dió media vuelta, bajó su cabeza mirando sus pies y le dijo en un susurro a Sorrento:

- Ups, parece que llamé un poquito la atención.

- No me digas. - dijo Sorrento sarcásticamente.

- Dime qué tengo que hacer para llamar tu atención, Sorrento... ¡Me estoy desesperando! - dijo teatralmente, afirmándose del brazo del muchacho.

- Sí te miré, estás bastante bien.

- ¿Estás bastante bien? ¿ESTÁS BASTANTE BIEN? Qué tipo de respuesta es esa, no puedo creerlo. ¿En serio?

- No sé qué más decir. - Mintió. Debía haberle dicho que era el hombre más guapo que jamás haya visto.

- Me rindo. No he podido conquistarte ni con mi humor, ni con mi bello físico, ni con mis dulces y apasionados besos... - decía Kanon muy entretenido.

- Ven, bajemos - dijo Sorrento mirando el exterior a través de la ventana. Todo estaba muy oscuro.

Bajaron del bus, caminaron un par de cuadras y llegaron a la casa de Sorrento. Era un barrio nuevo muy moderno y modesto.

- Menos mal vine, está algo tenebroso. ¿Estás asustado? ¿Quieres que te abrace? Sólo pídelo...

- Estoy bien. Es acá... Buenas noches, Kanon. Te llamaré.

- Esperaré tu llamado. No tengo tu número así que... Literal, esperaré tu llamado. Cuídate mucho, nos vemos pronto mi pequeño - dijo besando la frente de Sorrento.

Sorrento entró y se dejó caer en el sillón. Estaba repasando todo en su mente, cada vez que lo hacía sentía sus tripas retorcerse de placer. Entonces un ruido hizo que Sorrento regresara al presente, recordando al fin a su novio Orfeo. Qué mala pareja era, ni acordarse de él al entrar...

- Apúrate. Tienes que salir... O esconderte. ¡Rápido!

Sorrento se paró en la puerta sin decir nada, estaba petrificado, algo había sucedido.

Dejó que su brazo empujara la puerta, y encontró efectivamente a Orfeo en ropa interior, sudado, y tras él un hombre delgado de cabello rojizo que apenas mantenía el equilibrio intentando ponerse el pantalón. Los dos miraron asustados al muchacho, mientras Orfeo no podía articular palabra.

Salió corriendo. No le dió tiempo a nadie de decir nada, él sólo corrió. Corrió y corrió, quería alejarse de esa escena. No había pasado mucho rato, entonces vino a su mente Kanon, debía estar esperando locomoción. Ahí estaba, en el paradero, cantando felizmente mientras giraba en un poste.

Sorrento estaba podrido en ese momento, pero la sensación de calor y felicidad que le dió ver esa escena lo hizo sentirse afortunado.

- ¡Kanon...!

- ¡Sorrento! ¿Estás bien...? - dijo incorporándose. - Oh, no me digas...

- Tenías razón. Dime cómo mierda lo sabías.

- Debo hacerte una nueva confesión.

- ¡Habla, por favor!

- Está bien, calma. Pude sentir el olor de otra persona en él.

- Me estás tomando el pelo nuevamente...

- No, no, en serio Sorrento. Además... Debo decir... Tu olor no tiene el aroma de él... No... No te enojes, pero sé que no han tenido sexo hace bastante. Su olor en ti es superficial.

Kanon, maldito lobo de mierda, lo sabía todo.

- Quiero ir a tu casa.

- ¿Estás seguro?

- No lo sé. Sólo sé que no quiero estar acá...

- Entiendo. Sorrento, lo lamento.

- Eres un mentiroso.

- Bueno, no lo lamento tanto tampoco. Sólo me da pena verte así. Pensé que tal vez podían ser polígamos, pero cuando hablamos me di cuenta de que eres de una línea...

- ¿Tú no?

- Jamás lo he experimentado. Nunca he tenido una relación, pero he estado con muchas personas que tienen pareja...

- ¿Te gustaría acostarte conmigo sabiendo que salgo con alguien más?

- Me gustaría acostarme contigo de cualquier manera.

- No me gusta esa idea.

- ¿No te gustaría acostarte conmigo?

- No, sí me gustaría, me refiero a salir con alguien que...

- ¿Así que quieres tener sexo conmigo? ¡YUUUUHUUUUUUU!

- Kanon - dijo riéndose a carcajadas - Eres tan infantil...

- Vamos a hacer el amooooorr - decía cantando Kanon.

- No quiero.

- ¿Qué? Pero si acabas de decir que...

- No hoy.

- No hoy... Bueno. ¿Qué tal mañana en la mañana?

- Kanon...

- Sólo bromeo, Sorrento. Lo que quieras. Seré lo que tú quieras.

Sólo un idiota como Kanon podía estar así de feliz en un momento tan trágico.

----

- Tenías razón - dijo Sorrento con un vaso con licor en la mano - odio admitirlo.

- Tranquilo, ya... Ya fue. Es mejor que lo supieras... Ahora estamos acá, brindemos por eso. Bienvenido a mis aposentos. Siéntete en casa.

Efectivamente el estilo de Kanon invadía el lugar. Muchos muebles cafés oscuros, paredes con sus afiches enmarcados, algunos instrumentos musicales, un poco de desorden y un olor concentrado de su piel por todas partes.

Kanon encendió su equipo musical, puso una canción de hard rock y con su melodiosa voz cantó esa seductora canción, con baile incluido mientras se sacaba la ropa.

Sorrento lo miraba sentado en ese sillón, pensando en la persona que estaba frente a él en este momento. Era Kanon en su estado natural, desnudándose al ritmo de una sensual canción, cantando con su atractiva voz ronca...

No quiso retirarse los pantalones. Se quedó de torso desnudo, tomando un sorbo de su licor. No parecía intimidante, pero sí hipnotizante. Sorrento comenzaba a olvidarse de porqué estaba ahí y no en su casa.

Kanon entró a la cocina y volvió con algo para comer. Era algo que se untaba. Fantástico, comida afrodisíaca por Kanon Dragón Marino. Estaba en una trampa.

- Prueba esto.

- Puedo probarlo yo solo...

- No no no, abre la boca... ¡Vamos, ábrela! ¡Voy a manchar todo! - dijo mientras afirmaba una cuchara y con la otra protegía que nada cayera al piso.

Sorrento abrió la boca entre risas. Kanon no pudo acertar, manchándole toda la boca.

- ¡Lo hiciste adrede! A ver, es mi turno. - dijo Sorrento tomando la cuchara, dirigiéndola a la boca de Kanon, quien con un acertado movimiento comió todo. Sólo un poco se derramó al costado de sus labios.

Intentaba verlo sin sentir algo, pero era imposible. Kanon tenía movimientos muy seductores.

- Es mi turno nuevamente.

- Espera, tienes algo en ahí - dijo señalando el lugar de su cara. - Kanon intentó saborearlo - no, al otro lado. No, no se quita... Es acá - dijo limpiándolo con su pulgar.

Kanon sonrió satisfecho.

- Come un poco más.

- Yo puedo...

- Dame, me encanta. - dijo abriendo su boca. Sorrento le dió un poco y dejó que se derramara un poco en su cuerpo. - AUCH, está caliente - dijo Kanon mirando su abdomen manchado, intentando sacarlo con sus manos. Sorrento tenía la sensación de que estaba insinuando a gritos que probara de su mismo cuerpo.

- Ahí hay una servilleta... Toma.

- Tengo mis manos manchadas, ¿Podrías ayudarme?

- Tengo suficiente con mi cara...

- Espera, no te vayas a manchar más... - dijo moviendo a Sorrento cuando iba a dar otro bocado, haciendo que derramara en su ropa.

- Lo haces adrede, maldito.

- Ups.

- Entonces creo que... Toma un poco más - dijo Sorrento, en un tono juguetón. Kanon se agachó para que dejara caer el contenido mientras él lo recibía. La manera de moverse del peliazul era tan extremadamente sensual... Pero Sorrento tenía otros planes. Derramó contenido por toda su cara, inclusive sus ojos y cejas. Kanon rió a carcajadas, mientras que Sorrento seguía manchando su rostro.

- Eres travieso. Generalmente me avisan cuándo algo así va a pasar.

Sorrento perdió la concentración y botó la cuchara, manchándose.

- Perdón, me haces perder la concentración.

- No te preocupes. Iré a ducharme, Sorrento. Permiso.

Kanon fue a buscar dos toallas. Una la dejó encima y le levantó las cejas con una sonrisa pícara.

- Si quieres bañarte cuando salga... O cuando quieras.

Kanon fue a bañarse mientras cantaba con toda la fuerza de sus pulmones. Sorrento podía asegurar que escuchaba uno que otro gemido al hacerlo, si mal no recordaba las duchas producían algo muy específico en él...

Se acercó al baño silenciosamente, abrió la puerta y caminó hacia la ducha. Se sacó la ropa instintivamente y se metió ahí.

Kanon estaba lleno de jabón y claramente excitado. Fue una imagen muy graciosa de ver, sobretodo porque Kanon tenía esa mezcla entre sensualidad desmesurada y humor retorcido constantemente en su persona.

- Ups - dijo tapando su miembro sin el más mínimo éxito.

- No tienes nada que no haya visto. Permiso - dijo Sorrento - alguien me llenó de comida y debo limpiarme.

- Permíteme - dijo Kanon tomando la ducha mojando a Sorrento. Dirigió el agua hacia su cabello, mientras el muchacho usaba sus manos para ayudarse. El cuerpo de Sorrento era mucho más masculino, menos delgado que antes, con más vello además - permíteme... - dijo pasándole la ducha a Sorrento, quien mojaba los genitales de Kanon mientas éste sacaba un poco de champú, comenzando a enjabonar el cabello violeta del muchacho. Sorrento se dio vuelta, dejando que Kanon acariciara su cabeza.

Se sentían tan vivos, era un sueño. El vapor cubría todo con un velo borroso.

- Ven, echa tu cabeza para atrás - susurró en su oído.

El agua se llevaba la espuma, Sorrento estaba excitado igual que Kanon, pero no quería darse vuelta y enfrentar lo que estaba pasando. Aún no encontraba el valor para entregarse a Kanon.

- Tranquilo, pequeño. Toma, continúa y relájate.

Kanon salió de la ducha, no sin antes asomarse a mirar por completo a Sorrento.

- ¡Rico! - le dijo dando un mordisco al aire.

Sorrento sé quedo ahí, riendo y disfrutando del presente. Una noche a otra, todos había cambiado. ¿Hacé cuantas semanas, o tal vez meses, Orfeo le había sido infiel? Ya no le importaba. Haber encontrado a Kanon nuevamente, disfrutar el presente de esa manera era mucho mejor que cualquier cosa que pudiera estar ocurriéndole. Se sentía bien. Kanon siempre había tenido un lugar especial e irremplazable en su ser.

Aún no quería caer en las redes de Kanon...

¿... O tal vez sí?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro