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Esfuerzo.


Él logro más difícil, es el que mejor sabe.

Las historias maravillosas que se escuchan en torno a las penurias que los artistas pasan para llegar a ser reconocidos, no son un plus en su historial, muchas pueden caer en la exageración; pero lo cierto es que para él, todo esto se podía resumir a una verdad contundente.

Desde hace algunos meses ya, estaba experimentando en carne propia lo que es luchar por algo que se quiere, no es que todo lo que deseara, lo quisiera de forma inmediata, sin embargo las cosas pintaban de una forma extremadamente gris. Hacía algunas semanas ya que no hablaba con su familia, y lejos de hacerlo sentir el adolescente rebelde que su padre reprochaba, sentía una tristeza casi palpable por aquel lazo tenso que apretaba su cuello.

Pocas veces YunHo había sido reprendido por su padre, pero sin duda, esta vez era una de esas que guardaría en su memoria, como aquella en donde el único obstáculo entre una meta establecida y él, era nada menos que el rotundo rechazo de su padre. Aquel que siempre lo alentó a no rendirse.

Cierto era que entrar en el mundo del espectáculo, no era lo que todo padre desea para su hijo, para el único en realidad que continuaría con el apellido Jung, como eslabón de una cadena forjada con los años. Pero él simplemente no pudo evitarlo, sabía que bailar era una de sus habilidades, no tenía duda de ello; la música podía fluir por su cuerpo de una forma increíble y cada movimiento salía de forma natural.

Aquellos pequeños éxitos que consiguiera en los concursos del instituto, eran por sí solos la prueba que de forma indiscutible era parte de sus argumentos para continuar ahí.

Cuando la convocatoria llegó a sus oídos, no dudó en hacerle saber a sus padres que él ya se a había inscrito, y que así fuera lo último que hiciera, participaría, aquello no hizo más que hacerle merecedor de un largo sermón; sobre lo que estaba bien y lo que no, y aún más, la negativa con la que su padre le despidió de su hogar llegada la fecha del casting.

Apenas lo había dejado sacar una mochila con lo necesario para un viaje largo. Pocos wones, un par de mudas de ropa y aquellos besos en su frente. Uno de su pequeña y adorada JiHye, otro más de su madre que de forma discreta, metió un sobre con algo de dinero, deseándole suerte y asegurándole que cuando volviera triunfante o no, las puertas de su casa estarían abiertas para él y que sobre todo, no se arrepintiera de ir en busca de lo que deseaba. Aun si su padre era quien se oponía.

Por ello dos días después de haber llegado a Seúl, se dirigió al casting que S.M. ofrecía para nuevos talentos.

Parado ahí, sintió el vértigo que el temor a lo desconocido produce.

Tenía miedo, quizá no de caer como a algunos les ocurría, era esa sensación de inseguridad que su voz le provocaba, no porque fuera del todo mala, sino porque había escuchado mejores ser evaluadas con no muy buenas críticas. Lo único que le quedaba era vivir ese momento como si fuera el fin del mundo y la voz fuera a abandonarlo segundos después de haber cantado.

Cuando un el esfuerzo rinde frutos, es hora de continuar en la batalla.

No lo consideró un milagro, ni un golpe de suerte, mucho menos algo ocurrido al azar, el ser seleccionado era el producto de su esfuerzo, de aquellos mil trabajos de medio tiempo que lo hacían extenuar cada gramo de energía, de esas noches frías durmiendo sin techo en la calle, del hambre y dolor que representaba estar lejos de casa por su cuenta. Ahora tenía un pequeño triunfo en sus manos que no dejaría escapar, era uno de los que guardaba en el saco de esperanzas que día con día se encargaba de tejer. Si todo salía bien y esperaba que así fuera, dentro de algunos meses, podría regresar a casa y demostrarle a su padre su valía como un buen hombre, como uno que es fuerte, y que afronta cada reto con la frente en alto.

Porque YunHo lo sentía de esa forma, este lapso lleno de dificultades, era como aquellas pruebas que sus libros de historia relataban, cuando los espartanos se volvían hombres enfrentándose a una bestia. Él se estaba convirtiendo en un hombre a enfrentarse no sólo a una bestia, se enfrentaba a cientos de ellas en un lugar desconocido. Cada una más feroz que la otra; porque así eran los humanos, y debía hacer frente a ello con todo lo que le quedaba. Con su voluntad, dedicación y esfuerzo.

El orgullo de un hombre es reconocer el talento de otro.

Casi brincaba entre las nubes cuando lo supo, no sólo sus aptitudes como cantante mejoraban de a poco cada día, su habilidad con sus piernas estaba resultando provechosa. Después de sus ensayos habituales en la sala de baile, el coreógrafo encargado le mandó llamar, por un momento dudó que fuera algo bueno, pero después de escuchar esa noticia supo que por fin, el curso que las cosas estaban tomando era el correcto.

Una coreografía sencilla y un par de días le tomó grabar aquel MV con Dana-noonim, no era mucho, solo un par de minutos frente a la cámara ejecutando pasos en sincronía con la música. No era un logro excelso, pero para él valía tanto o más que diamantes recién encontrados.

Por ello y como compensación a su trabajo, él como trainee y Dana-noona como invitada asistieron a la audición que aquel día se estaba llevando a cabo. Internamente se preguntaba si el día en que él se presentó luciría como todos aquellos aspirantes; nervioso y cohibido. Sonrió al saber que sí, que quizá en aquel momento no pudiera ocultar el temblor de sus manos, o que al hablar su acento de Gwangju saliera a flote aunque se hubiera esforzado por ocultarlo.

-¿Te trae buenos recuerdos YunHo-ah? -Dana-noonim lo miraba fijamente, con una sonrisa amable, ¿Qué si le traía recuerdos? Claro que los tenía, no hace mucho él estaba ahí abajo intentando demostrar que su destino era pertenecer a esa gran compañía. Sin embargo ahora el enfoque era distinto. No porque se encontrara superior, sino porque por cada participante que subía al pequeño escenario, era un reflejo de sí mismo.

-En realidad si noonim, hasta hace poco yo estaba ahí abajo intentando no morir de nervios, aun siento que en cualquier momento cometeré un error que me mande directo al suelo.

-YunHo-ah, en este mundo jamás estarás exento de cometer un error, lo único que te queda es aprender a levantarte y mirar hacia arriba.

-Mirar hacia arriba... - Aquellas palabras eran un eco que aun no entendía, por lo menos no en su totaildad.-

-Mira hacia arriba, a lo más alto, sin deslumbrarte con el brillo de éxito, manten los pies adheridos al suelo y recuerda no agachar la mirada, agradecer no es lo mismo que humillarse. Si recuerdads esto tendrás una carrera exitosa.

Nadie le había dicho palabras tan sinceras a últimas fechas, estas palabras las guardaría en su corazón con el fin de ser una figura pública que fuera un ejemplo, ser alguien del que sus padres y sus amigos se enorgullecieran.

-¡Oh Dios Mira ese chico! ¡Es hermoso! Se le ve un tanto nervioso, pero ¡Wow! Esa presencia impone.

No entendía a que se refería Dana, hasta que lo vio.

Hermoso, no había otra palabra que lo describiera, sus facciones delicadamente definidas, unos ojos expresivos, grandes y brillantes; una sonrisa nerviosa que no vacilaba y una piel que era el claro contraste entre su negro y tupido cabello. Hermoso, si, de una forma extraña y casi imposible para un hombre.

-Su baile es un poco torpe, pero no está mal ¿Qué dices YunHo-ah?

Era cierto, quizá no era el participante más hábil, pero casi podía jurar que la sonrisa con la que remató el final, lo era todo.

-¿YunHo...?

-No, no está mal, creo que ...

-¡Oh va a cantar Even loved the pain de Jo JungHyun-Sshi ! Es una elección un poco triste y difícil pero...

Y no escuchó más, la voz potente de aquel chico le hipnotizó; no era aguda ni aniñada, era la voz de un hombre. Algo triste y seca, un poco entrecortada, pero baja y entendible. YunHo no se consideraba experto, aunque esa voz le pareciera perfecta. ¡Él podría convertirse en su fan!

-Siento que ese chico llegará lejos ¿Tu que dices YunHo-ah?

-Espero que lo haga, tiene talento noonim.- Tiene algo que me falta pero que no le envidio, tiene esa voz que yo puedo admirar.- ¿Cuál es su nombre?

-Uhh no lo sé, creo que no presté atención, estaba distraída. ¿Porqué?

-Curiosidad noonim, simple curiosidad.

-Creo que es hora de irnos YunHo-ah, la presentación es en una hora y el mánager ya me ha llamado.

-Está bien, vamos.

Y lo vio al final del corredor, abrazando a una chica no tan linda como él, observó como le dedicaba una última mirada de afecto mientras ésta se alejaba entre la gente. Entonces lo notó; el numero 31 prendido de su ropa, Ahora sabía que lo podía encontrar si preguntaba por él en la agencia. Aunque en su cabeza rondara el porqué.

Un hombre hermoso, un hombre que sin saber porqué llamó su atención.

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