Conociéndote mejor
Lo que parece imposible, siempre es el inicio de la realidad.
Tenía tantas ganas de correr a casa de HeeChul-huyng y gritarle que lo había encontrado, y no sólo eso, sino que sabía su nombre, y hasta sentía se habían hecho cercanos la noche anterior. Encontrar a JeJoong no era un milagro común, sin duda alguna era aquello que le hacía falta para combatir la soledad en aquella gran ciudad. Sin embargo, no podía moverse, la madrugada los tomó por sorpresa cuando la temperatura descendió aún más de lo que se esperaba, ambos estaban a punto de congelarse. JaeJoong tomó un color azulado que lo preocupó, y aunque se negó a aceptar el abrigo que le ofrecía, se sentía satisfecho de saber que a cambio, ambos podían permanecer cerca del otro. No recordaba la forma en la que de algún modo recargó parte de su cuerpo en el pecho del otro chico, mucho menos como es que aquella canción que le pidiera como pago había terminado por adentrárlo en un agradable sopor que le precedió a un sueño tranquilo.
Sabía que no podía moverse sin despertar a su nuevo compañero, éste lo estaba rodeando con ambos brazos y dormitaba tranquilo. Comprendía que estuviera cansado, ambos lo estaban y encontrarse fue sin duda lo mejor que les pudo haber ocurrido a ambos en un largo tiempo. Compartían tanto en común que si JaeJoong le decía que eran dos hermanos separados al nacer, no lo pondría en duda.
-¿No crees que si vamos a viajar, también podríamos ir a tu casa para que puedas ver a tus padres YunHo-ah?- Ciertamente lo había pensado, pero al parecer JaeJooong no estaba al tanto de su situación económica, o quizá la emoción le opacaba por completo y quería compartirla con él.-
-Me encantaría ver a mis padres y a mi hermana, pero no contamos con el tiempo suficiente, aunque aún es temprano, este sábado lo pasaremos en el vagón del tren, y el camino es largo si tomamos en cuenta las paradas. Además está el hecho de que a primera hora del lunes debo estar en una presentación en S.M. y tú deberás llevar lo que te hace falta para no retrasarte más.-
-Oye... Yo... Gracias, no todo el mundo se ofrecería a acompañar a un desconocido, mucho menos cuando las circunstancias malas, sé que no podemos darnos lujos; pero pensé que sería injusto que yo pudiera ver a mi familia, cuando es algo que también deseas.
Cuando aquellas manos suaves tomaron las suyas lo supo, ambos podían saber que pensaba y sentía el otro sin necesidad de expresarlo con palabras, era extraño y lo asustaba.
Lo asustaba mucho.
-Verás que juntaremos dinero suficiente para poder escapar a tu casa, podrás ver a todas las personas que extrañas. Esta vez te prometo que mi familia te hará sentir como un miembro más; mis hermanas son un poco escandalosas y muy muy locas, pero son buenas ¡Te van a dorar! Yo le pediré a mamá que prepare tu platillo favorito, la ayudaré con ello ¡Aunque antes debes decirme cuál es!. Bueno tendremos tiempo de sobra en el tren.- Si, ya no quedaba rastro del chico triste que conoció la noche anterior, ahora resultaba graciosa la forma en la que el chico melancólico que sabía rescatado, era un torbellino lleno de emoción y energía.-
Los boletos que compraron al llegar a la estación distaban mucho de ser los más cómodos, pero ya se encontraban montados en el tren que los llevaría a recorrer cientos de kilómetros y parecía que no importaba nada más. YunHo estaba satisfecho sabiendo que no se había equivocado al buscar de forma tan desesperada al chico que parloteaba a su lado. Ambos podrían haber estado hablando por horas sin cansarse, pero ahora disfrutaban de aquel sencillo entremés que JaeJoong se había empeñado en llevar antes de abordar.
-¿Estás nervioso?
-Umm No, ¿Por qué lo preguntas? ¿Parezco nervioso?.- Él solo quería reírse de la situación, restaba poco menos de media hora para poder llegar a la parada final. En cuanto la voz del parlante les había advertido que entraban a Daejeon, su acompañante se había puesto inquieto, el silencio que le precedió al anuncio, fue casi súbito, restaban menos de 30 kilómetros y parecía que iban directo al matadero, quizá no algo tan malo, pero JaeJoong se encontraba igual de tenso como si realmente lo fuera.- Parece que somos un par de peces que están a punto de ser atrapados, has hecho un silencio muy incómodo, creo que estás nervioso, o preocupado por algún motivo.-
-Ahhh, lo estoy... Siento que de algún modo regresaré siendo el mismo chico que se escapó un buen día y que ha regresado con las manos vacías. No sé si me vayan a recibir con el mismo sentimiento con el que yo voy a llegar. ¿Y si mi padre está decepcionado de mi forma de hacer las cosas? ¿Si no soy el hijo que el espera? No creo poder soportar una mirada de desaprobación de él o de mi madre. Realmente no he hecho nada de lo que puedan sentirse orgullosos, he vagado por una ciudad que no me ha tratado amablemente. He desperdiciado tiempo que quizá pude haber usado para ayudarles en casa o en el negocio. Creo que he sido muy egoísta.
Guardó silencio por algunos momentos, sintiendo que de ser él quien regresara a casa después de mucho tiempo tendría los mismos miedos, pero ellos, a pesar de no cumplir sus metas aún, habían hecho lo que pocas personas de su edad hacían... Madurar.
Madurar a costa de perder la idea de un mundo amable con ellos o con cualquiera, ellos ya habían visto lo cruel que resultaba estar solo, lo triste que era estar lejos de casa. Lo entendía, y también tenía miedo, pero no podía dejar caer a su nuevo amigo de esa forma tan cruel.
-Creo JaeJoong que si ellos no pueden ver en lo que te has convertido en este poco tiempo, realmente es como si no pudieran percibir el mundo a su alrededor, yo te vi el día de la audición, escuché como cantabas y vi un reflejo de mí mismo en aquella ocasión, y lo que hemos pasado nos ha transformado; no puedo saber qué es lo que has haz pasado, pero sé que esa sensación de ya no ser el mismo te hace temer. Ya no somos los mismos niños que escaparon de casa, somos hombres que buscan sus sueños aun si estos están tan lejos que no podamos verlos. Tu familia podrá ver esto tan bien como lo veo yo.- Y el tren se detuvo con un suave movimiento que los trajo de nuevo a la realidad, JaeJoong sonrío y liberó un suspiro quedo, lo miró y se levantó del asiento.-
-¿Nos vamos?.-
-Esa es mi casa, la que está rodeada de árboles.- Sonrió al notar que por la emoción JaeJoong no se daba cuenta que por el invierno entrante todos los árboles estaban desnudos y la nieve se acumulaba por doquier. Tal vez era la añoranza de no haber estado ahí por mucho tiempo.- ¡No te quedes ahí parado vamos! ¡Es casi hora de cerrar la trastienda y si llegamos ahora podremos sentarnos a la mesa con todos!.-
Cuando se presentaron en el pórtico de la tienda, vio a lo que parecía toda la población de Chungcheongnam-do, muchas chicas volteando a verlos con cara de circunstancia. Y una mujer mayor se acercó a paso lento como si no creyera lo que estaba frente a sus ojos. Sonrió al darse cuenta de que en efecto, aquella pequeña mujer debía ser la madre de JaeJoong y que éste detuviera en seco a verla con lágrimas en los ojos le conmovió de una forma inexplicable. Prefirió quedarse rezagado en la entrada siendo un espectador mudo del encuentro familiar ¿Sería así cuando por fin viera a sus padres? ¿Lo recibirían con tanto afecto? ¿Su hermana lo abrazaría como aquellas chicas? ¿Su madre lloraría? Su padre... Su padre... Quizá sería diferente, quizá no se acercaría como aquel señor con una mirada de anhelo y cariño. Todos formaban una gran masa de abrazos y gritos. Simplemente era una escena digna de guardar en su memoria.
-¡Jae! ¿Quién es él?.- Pronto toda la atención estaba centrada en él, y no supo si sentirse apenado y salir corriendo o mantenerse estático y asimilar que muchas personas lo estaban escaneando como si fuera un alien.- ¡Es muy guapo!.-
-¡Oh SooYoung! ¡No lo molestes! ¡Perdón YunHo! Umm ¡Omma él es YunHo un amigo que tengo en Seúl y se ofreció a acompañarme hasta acá!.-
Su amigo, si era su amigo y eso lo hacía sumamente feliz.
Mientras su cerebro procesaba aquel término sintió como unos pequeños brazos lo tomaban fuerte, aquella mujer le brindaba una bienvenida igual de afectiva; como si fuera su propio hijo le tomó de las mejilla y besó su frente. Quiso llorar y aferrarse a ella, quería desesperadamente ver en ella a su madre que se encontraba tan lejos. Sólo pudo sonreír y dejarse hacer.
-Muchas gracias por cuidar de mi hijo, el pude ser tan descuidado y torpe que es un milagro que tenga a alguien con quien estar en esa gran ciudad. Vamos deben estar cansados, en algunos momentos cenaremos; JinHee vamos a poner la mesa, Jae lleva a tu amigo a tu habitación y tómense un momento para descansar.-
-Tienes una gran familia, cuando dijiste que era grande, no me imaginaba que hablabas en serio.-
-Perdón si fueron muy efusivas, pero...
-¿Pero...?
-Yo... Jamás había traído a nadie a casa, en el instituto nunca fui bueno haciendo amigos... Y eres la primer persona con la que me presento en casa... Disculpa si me estoy excediendo, pero... Yo... No...-
-No te preocupes, creo que fui más feliz de lo que he sido en estos meses al ver a tu familia, a toda realmente; ahora sé por qué eres... Así.-
-¿Así?.-
-Anoche cuando te diste cuenta de que tenía unos cuantos golpes por la pelea, te preocupaste como lo haría mi propia madre, veo que es la tuya la que te ha enseñado a ser así de cálido.-
JaeJoong sonrío y se dedicó a mostrarle el lugar, cada rincón de su pulcra habitación, cada libro y CD que ahí había fue mostrado como un gran tesoro. Pronto lo vio abrir la gran ventana que daba hacia lo que el suponía era el jardín, casi con temor observó como era que su anfitrión se sentaba en el alfeizar con medio cuerpo fuera invitándolo a imitarlo.
-La cena demorará más de lo que nos han prometido, vamos al jardín quiero ver a alguien.-
-¿A... Quién?
-Tengo un hermoso perro en el jardín que está justo bajo nosotros, lo he extrañado mucho, es algo viejo y tengo muchas ganas de mostrártelo.-
Todo se sentía extrañamente familiar, una cena, mil charlas. Personas desconocidas que no dudaron en integrarlo. No lo habían dejado hacerse cargo de ayudar aun cuando se ofreciera, todas las noonas de JaeJoong lo habían llevado a un lugar para el desconocido, mientras él estaba sentado en la sala de estar completamente solo. Suspiró queriendo ir a la cocina y pasar el tiempo ahí hablando de cualquier cosa con la madre de JaeJoong (aun si esto era algo atrevido, él podía sentirse a gusto como si ella en realidad fuera una extensión de aquel calor materno que hace tanto no tenía), sin embargo pronto se sintió observado desde el umbral de la sala. Y se sintió cohibido al descubrir que no era otro sino el padre de JaeJoong quien lo miraba atentamente.
-Sabes muchacho, al inicio de toda esta loca aventura a la cual mi hijo se ha aferrado, pensé que era todo menos algo bueno. JaeJoong siempre ha sido un niño tímido y algo especial, le cuesta mucho relacionarse con la gente; por lo menos con chicos o chicas de su edad. Siempre ha preferido estar en casa con nosotros y llegué a pensar que con eso le bastaría, que con esta numerosa familia que ves aquí sería suficiente para brindarle todo lo que él necesitara. Sé lo mucho que le gusta cantar, y jamás le he dicho nada para alentar ese talento suyo; pero ahora... Ahora me arrepiento de no haberlo hecho antes, y temo que si se lo digo ahora, él podría pensar que lo hago más por complacerlo a él o a su madre que por que realmente sienta que es increíblemente bueno. Hoy vi por primera vez como es que ha dejado de ser mi niño que solía correr y jugar por toda la casa, he podido ver como en este tiempo que ha pasado lejos de su hogar ha madurado, ha crecido y se ha hecho fuerte. Sé que no somos tu familia, y que no puedo hablar por tus padres, pero de ser el tuyo te diría todo esto sin reparo alguno, me alegra tanto poder conocer a quienes que pueden poner tanto empeño por algo que aman, mi hijo y tu tendrán éxito.- Podía ver todo el amor con el que aquel hombre le hablaba, con sinceridad y con ese algo que él hubiera deseado su padre le diera.- He hablado con Jae y me ha contado que le salvaste la vida, y no puedo más pedirte que aceptes las palabras de agradecimiento que éste viejo te ofrece, gracias por salvarlo, y gracias por hacerlo feliz al ser su amigo. Aquí encontrarás una familia.-
-Soy yo quien está agradecido, es su hijo quién me aceptó a pesar de que le di el susto de su vida, muchas gracias por todas sus palabras, le prometo que cuando regresemos a Seúl, nos esforzaremos por cumplir nuestros sueños, gracias por... Estas palabras... Yo hubiera deseado que...-
-Tu padre te las dirá algún día, estará orgulloso de ser quien le dio vida a alguien como tu.-
Y lo esperaba, esperaba que fuera así, que alguna vez pudiera llegar con la frente en alto y decir, que sí que él era un hombre bueno.
Este viaje, le dio más de lo que pudo haber imaginado al seguir el impulso de acompañar al extraño 31... o 33 o mejor dicho a Kim JaeJoong.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro