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Emma Gilbert


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Emma Gilbert

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Era una tarde tranquila en la casa de Emma, el sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas, tiñendo de naranja el cielo. La joven sirena se encontraba en su habitación, organizando minuciosamente sus apuntes y preparando el material para su proyecto escolar, como siempre, con una rigurosidad implacable. Su habitación, con paredes color lavanda y estantes llenos de libros, era el reflejo de su personalidad ordenada. Cada cosa tenía su lugar, desde los lápices hasta las carpetas. Había un ambiente de calma y control, tan propio de ella.

T/N, por otro lado, no tenía nada que ver con ese tipo de orden. Ella era todo lo contrario. La joven rebelde y desorganizada había llegado esa tarde a la casa de Emma, con la mochila a cuestas y una actitud despreocupada, como siempre. Su cabello desordenado caía por su rostro y su ropa, aunque cómoda, estaba visiblemente arrugada. Al entrar, dejó caer su mochila al suelo sin pensarlo dos veces, lo que hizo que Emma se sobresaltara.


—¡T/N! —Exclamó Emma, casi escandalizada, al ver la mochila tirada en el suelo—¡Ponlo en su lugar! ¡Sabes que me gusta tener todo ordenado!


T/N, con una sonrisa burlona, no prestó atención a Emma. Su mirada curiosa se desvió rápidamente hacia la mesa de trabajo, cubierta por libros y papeles, donde Emma ya había comenzado a ordenar los materiales del proyecto escolar.


—Vaya, todo parece un desastre aquí —Comentó T/N, lanzando un vistazo a la perfección de la mesa de trabajo de Emma, mientras se dejaba caer de manera despreocupada en la silla—¿En serio vas a seguir con todo esto? Es solo un proyecto, Emma. Relájate un poco.


Emma frunció el ceño, sus ojos azules brillaron con intensidad. Le molestaba que alguien no viera la importancia de la organización. Su hermano, su mejor amiga y ahora T/N todos parecían no comprender la necesidad de mantener el orden. Con un gesto con las manos, Emma organizó los papeles que estaban desordenados en la mesa. Sus movimientos eran precisos, elegantes, como si la misma agua respondiera a sus órdenes.


—Para mí esto es importante —Respondió Emma, con firmeza—No puedo concentrarme si no tengo todo bajo control. Y tú... —se giró hacia T/N, que ahora estaba buscando algo en su mochila—no vas a arruinar esto con tu desorden.


T/N lanzó un suspiro, como si estuviera acostumbrada a la actitud perfeccionista de Emma, pero en lugar de protestar, decidió seguir su propio camino. Al fin y al cabo, ella era así. En ese momento, Emma no pudo evitar sentir una leve frustración al ver cómo T/N no tomaba en serio el trabajo que ambas debían hacer juntas. Se levantó de la silla y, con un gesto de impaciencia, comenzó a reorganizar todo de nuevo.


—A ver, T/N, necesitamos ser productivas. Si vamos a hacer esto, deberíamos dividir el trabajo y asegurarnos de que todo salga bien.

T/N, mirando su teléfono móvil y aparentemente ignorando a Emma, soltó una risa despreocupada—Lo sé, lo sé. Pero no soy una persona que se limite a un horario ¿Sabes? Puedo trabajar mejor bajo presión. Tú y yo tenemos enfoques muy diferentes. Me gusta más improvisar.


Emma se quedó en silencio por un momento, observando a su amiga que no parecía tomar las cosas tan en serio. El contraste entre su meticulosidad y la actitud relajada de T/N era abismal, pero no podía evitar sentirse responsable. Sabía que el trabajo de la escuela dependía de ambas, y no quería dejar que la desorganización de T/N arruinara su oportunidad de hacerlo bien.


—Lo entiendo, pero... no podemos improvisar tanto. Si no nos organizamos ahora, luego no tendremos tiempo para hacer todo bien. Ya sabes lo que pasa cuando dejas todo para el final.


T/N levantó la mirada y sonrió con algo de complicidad. Sabía que Emma tenía razón, pero también le gustaba desafiarla de vez en cuando.


—Está bien, está bien. Pero ¿Por qué no intentamos hacerlo a mi manera esta vez? Te prometo que saldrá bien. Y si no, entonces nos tomamos un descanso y lo volvemos a intentar. No tienes que ser tan rígida.


Emma suspiró profundamente, intentando calmar su mente llena de preocupaciones y nerviosismo. Pero no podía evitar sentir que el control se le escapaba. T/N era difícil de manejar, sobre todo porque no compartía la misma visión organizada que ella. Sin embargo, tal vez, tal vez, podría aprender algo nuevo al ceder un poco.


—De acuerdo, pero si esto sale mal, tú serás la responsable —Dijo con una mezcla de exasperación y cierta risa contenida, mientras se cruzaba de brazos.


T/N se inclinó hacia adelante, levantando una ceja con un aire desafiante.


—¡Trato hecho! Pero relájate, Emma. Lo haremos a mi manera, y te prometo que será divertido.


A pesar de sus diferencias, ambas sabían que su amistad era lo suficientemente fuerte como para superar cualquier desacuerdo. Emma comenzó a sentirse un poco más tranquila al ver la confianza que T/N tenía en su propio método, aunque aún sentía un leve nerviosismo. Decidió confiar en su amiga esta vez, aunque sin perder del todo el control. Podía ver que el caos de T/N, aunque un desafío, también aportaba una energía fresca y diferente.


—Bien; pero si tú tomas las riendas, entonces voy a supervisar todo. Y si en algún momento veo que esto se descontrola, no dudes que usaré mi poder para congelar todo y empezar de nuevo.


T/N rió, sabiendo que Emma no bromeaba. Había visto a su amiga usar sus poderes de sirena en varias ocasiones, y aunque era impresionante, a veces también resultaba un poco aterrador.


—Está bien "Jefa" tú supervisa. Yo me encargaré de que todo salga bien, no te preocupes. Pero prometo que no habrá caos... o al menos no tanto.


Emma sonrió levemente, sabiendo que a pesar de las diferencias, ambas eran capaces de lograr grandes cosas juntas. A medida que la noche caía y el proyecto comenzaba a tomar forma, se dieron cuenta de que aunque sus métodos eran distintos, complementaban perfectamente sus fortalezas.

Mientras tanto, en la habitación, el sonido de las risas y los papeles que se movían era lo único que rompía el silencio nocturno. Emma podía sentir cómo su control se deslizaba, pero, por una vez, se permitió disfrutar del caos organizado a su manera. Y tal vez, solo tal vez, eso era lo que necesitaban ambas: un poco de balance entre el orden y la improvisación.

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