
Cleo Sertori
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Cleo Sertori
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La tarde se extendía dorada sobre las colinas que rodeaban el parque marino, donde Cleo Sertori trabajaba a tiempo parcial. Las pequeñas olas danzaban suavemente contra la orilla, haciendo resplandecer las escamas de su cola naranja bajo la luz del sol. T/n se acercó sigilosamente, tratando de no hacer ruido para no alertar a Cleo. Llevaba en brazos una pequeña caja envuelta en papel de regalo con un lazo dorado, un regalo de aniversario especial que había estado guardando para la ocasión perfecta.
Cleo, ajena a la sorpresa, se movía con gracia por el recinto, comprobando que todo estuviera en su lugar para el espectáculo que daría esa tarde. A pesar de que sus amigos Rikki y Emma habían estado ayudándola, Cleo siempre se mostraba un poco más insegura al enfrentar grandes multitudes. Su cabello castaño, suelto y ondulado, brillaba con los reflejos dorados del atardecer. Sus ojos verdes avellana buscaban a T/n entre la multitud de empleados y visitantes.
T/n la encontró al lado de la piscina de entrenamiento, acariciando a Ronnie, su delfín favorito. Los ojos de Cleo se entrecerraron mientras lanzaba una pelota de juguete al agua, la sonrisa juguetona de Ronnie fue suficiente para que se diera cuenta de que algo especial estaba por suceder. Cleo observaba cómo el delfín saltaba y giraba, siempre con un entusiasmo contagioso que le recordaba lo que más amaba de su trabajo.
Después del trabajo se fueron a la casa de Cleo, al llegar T/n saludo al señor Sertori que la recibió con gusto, subieron las dos al cuarto de la morena. T/n esperó el momento justo, dando un paso hacia adelante, su corazón latiendo fuerte de emoción. Limpió sus manos nerviosamente en los bolsillos de su chaqueta mientras avanzaba hacia Cleo. Se aproximó por detrás y, con un movimiento cuidadoso, colocó la caja delante de ella. Cleo la miró con curiosidad mientras se bajaba de la estructura y se acercaba.
—¡Feliz aniversario, Cleo! —Exclamó T/n, con una sonrisa cálida en su rostro—Creo que te va a encantar este regalo.
Cleo frunció el ceño y luego, con un pequeño gesto de sorpresa, abrió la caja. En su interior se encontraba un pequeño pez Butterflyfish, nadando tranquilo dentro de una urna de cristal con agua fresca. La urna estaba diseñada específicamente para transportar peces pequeños de manera segura, con un cierre hermético y un espacio suficiente para asegurar que el pez pudiera moverse con libertad y no sufriera ningún daño. Era un regalo sencillo pero significativo, un gesto de amor y un símbolo de su relación.
—¿Para mi?—Preguntó Cleo, su voz quebrándose un poco mientras sus ojos verdes brillaban con emoción.
—Sí —respondió T/n, acercándose más y tomando la mano de Cleo—Es tu primer pez, tu primera mascota. Pensé que sería un buen símbolo para nuestro tiempo juntos. Un recordatorio de todos esos momentos felices que hemos compartido.
Cleo sintió un nudo en la garganta mientras miraba al pez nadar suavemente dentro del agua. Recordó todos esos días en el parque marino, cuidando a los delfines y soñando con tener una sirena que se preocupara tanto por los animales como ella lo hacía. Ahora, ese deseo se había hecho realidad en la forma de T/n, su apoyo constante y su amor inquebrantable.
—Gracias, T/n —Dijo Cleo, con una sonrisa emocionada—Es el mejor regalo que alguien podría darme.
T/n acarició suavemente el brazo de Cleo mientras miraba cómo la sirena luchaba por contener las lágrimas de alegría. Aunque Cleo solía mostrarse fuerte y en control, T/n siempre lograba encontrar la manera de hacerla sentir especial. A Cleo le encantaba cuando T/n hacía esas pequeñas cosas, como esconder regalos o planear sorpresas. Era una de las cosas que más amaba de su relación.
—No hay de qué, Cleo —Afirmó T/n—Puedes llamarlo Pluto como tanto quisiste ese nombre para tu primer pez, es solo un pequeño gesto, pero representa todo lo que significa para mí ser tu novia. Siempre estaré aquí para ti, en cada paso del camino.
Cleo asintió suavemente, aún visiblemente emocionada. La sirena se acercó un poco más a T/n, dejándose envolver en un cálido abrazo y suave besos en los labios de su pareja. Sentía la seguridad de T/n, su ternura y apoyo, algo que no había experimentado antes. Incluso cuando las cosas se volvían difíciles, siempre estaba allí para animarla y brindarle confianza.
—Te amo T/n —Dijo Cleo, con un suspiro, mientras su rostro se iluminaba con una sonrisa genuina—Gracias por todo.
—Yo también te amo, Cleo —Respondió T/n, acercándose aún más y acariciando suavemente la mejilla de Cleo—Siempre estaré aquí para ti, para apoyarte y amarte.
Ambas se quedaron allí por un momento, envueltas en su pequeño mundo de amor y comprensión. Cleo observó cómo el pequeño pez, Pluto, nadaba pacíficamente dentro de la urna. Era un recordatorio de que, aunque las cosas pudieran complicarse, siempre habría alguien a su lado, cuidándola y apoyándola. Y ese alguien era T/n, su novia, su mejor amiga y su mayor fuente de fortaleza.
—¿Puedo...? —Comenzó a preguntar Cleo, vacilante, mirando hacia el agua con cierto temor.
T/n asintió con una sonrisa alentadora, dándole el empujón necesario para que Cleo pudiera enfrentar sus miedos. Sin pensarlo demasiado, Cleo se saco un mini acuario que tenia, cuando iba a tener un pez. Con un gesto suave, dejó que Pluto flotara libre en su nuevo hogar acuático. El pequeño pez, adaptándose rápidamente, nadó cerca de Cleo, como si entendiera que ella siempre estaría ahí para cuidar de él.
—Es perfecto —Dijo Cleo con una sonrisa radiante.
T/n sonrió con ternura, sintiendo que ese simple acto había sido una muestra de crecimiento para Cleo, una confirmación de que su amor la fortalecía día a día. La sirena volvió a abrazarla, agradecida por el apoyo constante y la paciencia que T/n le brindaba.
—Eso es lo que hago, Cleo —Dijo T/n—Estoy aquí para ti, para apoyarte y ayudarte a ser la mejor versión de ti misma.
Ambas se quedaron un momento más, mirando cómo Pluto se movía suavemente en el agua, seguro y feliz en su nuevo hogar. Era un testimonio del amor que Cleo y T/n compartían, un símbolo de su unión y un recordatorio de todos los momentos felices que aún estaban por venir.
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