
Byron
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Byron
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El sol brillaba sobre la costa de Gold Coast, como cada tarde de verano, proyectando una luz dorada que iluminaba las olas que se estrellaban suavemente contra la orilla. El aire estaba cargado con el aroma salado del océano, y la brisa fresca acariciaba la piel de Byron mientras se encontraba en el agua. De cabello rubio y rizado, con una sonrisa relajada y la tranquilidad de alguien que había crecido junto al mar, Byron disfrutaba de la sensación del viento en su rostro y la espuma del mar a sus pies. Era un día perfecto para practicar windsurf, y él, un experto en esta disciplina, se deslizaba por el agua con una gracia que sólo alguien con su destreza podría lograr.
Aunque las olas eran lo que más le gustaba, Byron también se encontraba en su elemento cuando nadaba o surfeaba. De hecho, había ganado muchas competiciones a lo largo de los años, siempre con la misma actitud relajada que lo caracterizaba. A pesar de su popularidad, especialmente entre las chicas, Byron no se dejaba llevar por la fama. La gente le admiraba, pero él seguía siendo el chico sencillo que amaba el océano.
De repente, vio a lo lejos una figura que caminaba por la playa, con un brillo en los ojos que sólo podría pertenecer a T/N. La había conocido hacía algunos meses, y desde ese momento, había sido su compañera inseparable. Ella tenía esa energía arrolladora que siempre lo hacía sentir que podía ser él mismo, sin filtros ni pretensiones. Siempre sabía cómo hacerle sonreír, cómo relajarlo después de un día lleno de entrenamientos y desafíos. Su risa era contagiosa, y su compañía, un bálsamo para cualquier estrés que pudiera haber acumulado.
T/N se acercó rápidamente a él, la brisa moviendo su cabello largo y suelto. Byron notó que llevaba puesto un traje de baño nuevo, de un color azul brillante que combinaba perfectamente con el mar. Sus ojos brillaban con emoción, como si cada día junto a él fuera una nueva aventura.
—¡Amor! ¡Te estaba esperando! ¿Cómo estuvo el windsurf hoy?—Preguntó T/N, con una sonrisa traviesa en el rostro. Byron siempre había dicho que la mejor parte del día era verla sonreír, y en ese momento no era la excepción.
—Genial, como siempre—Respondió Byron, dándole un abrazo que la rodeó completamente—Aunque Zane sigue pisándome los talones. Creo que me va a ganar en la próxima competencia si sigo dejándome ganar en las carreras de natación.
T/N soltó una pequeña risa, y le acarició uno de los rizos de su cabello. A ella le encantaba jugar con los rizos de Byron, retorciéndolos con los dedos, algo que siempre lograba hacerlo sentir más cercano a ella, como si estuvieran en un mundo solo para los dos.
—¡Nada de eso! Sabes que eres el mejor, no dejes que te ganen tan fácil. Zane necesita un poquito de competencia ¿Verdad?
Byron soltó una risa baja, mirándola con cariño—Sí, bueno, en el agua todos somos una gran familia—Respondió—Además, a veces es divertido ver cómo se esfuerzan más cuando me ven tan relajado.
La brisa marina les envolvía mientras caminaban juntos hacia la orilla. Las olas golpeaban suavemente sus pies, mientras ambos se sumergían poco a poco en el agua. La relación entre ellos siempre había sido natural, sin complicaciones. Pasaban la mayor parte de su tiempo en la playa, compartiendo momentos tranquilos entre juegos y risas.
T/N lo miró con ojos brillantes mientras entraban más en el agua—¿Sabías que Miriam organizó una fiesta para celebrar tu victoria? Pensó que sería una buena idea juntar a todos los amigos, pero...—T/N hizo una pausa, mirándolo fijamente, como si quisiera saber su opinión—¿Por qué no fuiste?
Byron se mordió el labio, incómodo. No era que no le gustaran las fiestas, sino que simplemente no las disfrutaba tanto. A él le gustaba la calma, la tranquilidad del mar, la sensación de estar con alguien que realmente lo entendiera, como T/N. Además, había algo curioso en la actitud de Miriam. Había algo en ella que no encajaba del todo en su mundo.
—Las fiestas no son lo mío, ya lo sabes—Dijo Byron en tono relajado—Y la verdad, ni siquiera sé como es Miriam físicamente, realmente.
T/N frunció el ceño, sorprendida—¿Cómo es eso? Ella te tiene que conocer ¿No? Es extraño que te haya organizado una fiesta y no sepas quién es ella.
Byron sonrió de lado, aún en el agua—Bueno, cuando las chicas me preguntaron por qué no estaba en la fiesta, yo le respondí '¿Te refieres a la rubia?'—Dijo Byron entre risas—No sabía si estaba hablando de ella o de alguien más ¿Sabes? A veces no me interesa encajar en ese tipo de cosas.
T/N no pudo evitar reírse ante la confusión de Byron—Eso es gracioso—Dijo, tocando suavemente el rostro de Byron—Pero no te preocupes. Aquí, en el mar, solo estamos tú y yo. No importa lo que piensen los demás.
Byron la miró a los ojos, y por un momento, el bullicio del mundo exterior desapareció. Solo existían ellos dos—Gracias por estar aquí conmigo—Dijo en voz baja, sintiendo cómo su corazón latía más rápido. Le dio un pequeño beso en los labios, suave, pero con la dulzura que siempre compartían cuando estaban juntos.
—Siempre estaré aquí—Respondió T/N, con esa sonrisa tan sincera que hacía que Byron sintiera que nada más importaba.
Ambos se sumergieron más en el agua, nadando juntos en armonía. Las olas los rodeaban, pero se sentían invencibles. Nadar con ella, jugar en el agua y disfrutar de esos momentos sencillos era todo lo que necesitaba Byron.
—Vamos a nadar un poco más ¿Te parece?—Dijo, tomándola de la mano mientras los dos se dirigían más adentro, sumergiéndose en el azul profundo del mar.
—Claro—Respondió T/N, con su risa flotando en el aire mientras nadaban juntos. El tiempo parecía haberse detenido en ese instante, y aunque el mundo alrededor de ellos seguía su curso, para Byron y T/N, no había lugar más perfecto que ese rincón del océano.
El sol ya comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo con colores cálidos, pero ellos no se preocupaban por el tiempo. Al final, lo único que importaba era estar juntos, en su propio mundo, en el agua que ambos amaban, sin necesidad de más palabras.
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