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💗G R E Y P R I D E🎭


El 12 de Abril de 2024 nació Aspen Pierce.

Todos sabíamos que el pequeño era el fruto del arrebato de locura y lujuria de Camille, Male y Jinx.

Uno de ellos eran sus padres.

Yo era lo suficientemente inteligente, siempre lo he sido.

Vi el brillo peculiar en los ojos grises de Aspen mientras crecía, vi su sonrisa de niño que era idéntica a la de mi hermano en su momento. Lo vi crecer y pude descifrar cual de ellos dos era el padre.

Él.

Él.

Él.

El nacimiento de Aspen nos trajo alegría a todos.

Camille era nuestra.

Nosotros éramos suyos.

Ya lo habíamos asumido. Ya era nuestra ley y nuestra religión.

Vivíamos por hacerla feliz y hacer que esta relación de seis funcionara.

Pero había un pequeño demonio abriéndose paso en mi interior.

Yo sabía que Aspen era su hijo, hijo de él.

Lo querría. Sin duda lo amaría como a mi propio hijo. Yo era parte de esta relación y sería un padre para él.

Pero la realidad era que él, él era su padre.

No me daban celos por el pequeño, sino por Camille.

Nunca la había querido solo para mí. Siempre había estado dispuesto a compartirla pero ahora era diferente.

Ella tenía un hijo y no era mío. Era de él.

Quería hacerle el amor toda la noche, que la luna fuese testigo de mi rotunda locura hacia esa chica.

Quería que esa misma noche en que Aspen cumplió su primer año ella fuese mía, solo por una noche que fuese solamente mía. Dejarla embarazada de un hijo mío y jurarles a ambos amor eterno y sempiterna dedicación. Ella y nuestro hijo serian mi vida, mi razón de vivir.

Amaba a Camille con locura y me prendía demasiado el hecho de que un pequeño yo naciera de ella.

No sé podía negar el cambio que nuestra reina había hecho luego de dar a luz a Aspen.

Ella temía que su cuerpo cambiara demasiado, temía perder su suave cuerpo y llenarse de grasa. Me lo comentó en las noches en que los cólicos no la dejaban dormir.

Pero a diferencia de lo que ella había pensado se había transformado completamente. Ya no era una chica de cuerpo suave y pequeño. Ahora era toda una mujer, su mirada desprendía fiereza hacia cualquiera que se atreviera a meterse con su pequeño hijo, sus pechos habían crecido considerablemente, sus curvas antes no tan marcadas pero sin duda sexys ahora eran todo un espectáculo.

Camille Pierce era el sueño de todo hombre.

Y era nuestra. Solo nuestra.

—¡Feliz cumpleaños a ti! ¡Feliz cumpleaños a ti! ¡Te deseamos Aspen, feliz cumpleaños a ti!—cantamos todos alrededor del pastel inmenso y los muchos dulces.

Aspen soltó lo que entendí como una risita infantil y se removió intranquilo entre los brazos de su madre.

Era un pequeño travieso e intranquilo. En el futuro nos daría problemas, no había duda.

Aspen era un niño privilegiado.

Mis hermanos y yo le dimos durante su crecimiento todo lo que nunca tuvimos nosotros.

Él tuvo cinco padres locos por él y por su madre.

Nosotros apenas tuvimos a un padre que fingía frente a las cámaras y nos quería matar en privado (literalmente).

Al ser el primer hijo, Aspen fue mimado a más no poder. Eso explicaría su compartimiento en un futuro.

Cada uno de nosotros fue importante en una parte de su vida.

Male fue el protagonista de su infancia. Su contextura de guerrero, su pose de macho alfa dominante y su manera de ser cautivaron al pequeño Aspen desde niño.

Male era su salvador.

Si él se caía a quien llamaba era a Male, si Camille le regañaba por algún mal comportamiento o alguna travesura de las que tanto hacía él enseguida acudía a Male.

Junior era más que su padre su «dulce abuelita». Estaba bobo por el pequeño. No había algo por muy malo que fuese que hiciera Aspen que Junior no le apoyara y le defendiera.

Junior siempre fue cariñoso y dulce así que tener a un pequeño le dio aún más alas a su amor hacia todo ser y en especial aquel ser pequeño de ojos grises y carita de ángel.

Jinx era su guardián. Recto, severo y frío.

Si Aspen hacia la mínima cosa mal allí estaría Jinx para con firmeza pero paciencia infinita mostrarle que estaba mal. Solo Jinx tenía corazón para castigar al dulce, cariñoso pero alocado niño. Solo Jinx tuvo la fuerza para darle la bofetada de la adolescencia, la que la mayoría recibimos entre los 15, 16 o 17. Solo él pudo pelear con Aspen por haberle gritado a su madre y solo él pudo darle aquella primera y única bofetada, firme, fuerte, duro, aunque horas luego vi a mi hermano menor llorar como un niño por el acto que había cometido.

Jinx amaba a Aspen. Podía ser frío hasta seco pero las pocas veces que lo había visto sonreír había sido por dos personas: Aspen o Camille.

Lax por otro lado tuvo su protagonismo en la vida sexual de Aspen. Lax y Aspen eran más que padre e hijo, eran hermanos, eran par de amigos. Durante la adolescencia no hubo consejo de sexualidad, sexo, mujeres y  protección que le faltará a Aspen.

Fue Lax quién le enseñó lo que era el clítoris.

Fue Lax quién le dijo cómo mover sus dedos ágilmente.

Fue Lax quién le enseñó a darle verdadero placer a una mujer.

Fue Lax quién le enseñó que existen miles de orientaciones sexuales y que debía respetarlas todas y practicar él la que le diera la gana.

Literalmente sus palabras eran:

—El cuerpo humano es GRANDE, es amplio. Si te gusta meter tienes polla. Si te gusta que te metan tienes culo. No sé por qué la gente se complica tanto. Tú has lo que más te guste, hijo.—le decía.—Ya tienes el cuerpo, que vas a hacer con él es decisión tuya.

A diferencia de Male, Aspen nunca fue homofóbico ni de mente cerrada a pesar de ser completamente heterosexual y eso fue gracias a Lax.

Y yo... Yo tuve mi rol principal ya en la adultez de Aspen. Estuve presente en su infancia, obvio, pero nunca destaqué tanto. Lo quería y mucho. Lo quiero. Pero cuando creció y vi el hombre en que se había convertido fue al fin cuando estreche una amplia relación con él.

Yo era su consejero amoroso. Me contaba todos sus ligues, sus novias y amantes.

Ese chico nunca se ha estado tranquilo.

Siempre lo ayudaba a escabullirse de la mirada de sus novias para que se fuera a ver con las otras.

Era su cómplice y me gustaba serlo.

Todos estuvimos presentes en cada momento de su vida pero destacamos cada uno en etapas fundamentales y por supuesto está demás decir que a pesar de que nosotros destacamos en etapas quién siempre fue su guardiana, su cómplice, su mayor intensa novia, su amiga fue su madre.

A veces me culpo con no haber estado más presente en la vida de Aspen pero en aquel tiempo en que nació como dije al principio yo estaba enfrascado en solo una cosa:

Camille+Yo=Hijo de ambos.

Sé que suena malditamente egoísta de mi parte, pero no me importaba.

Quería ser egoísta, joder.

Por una maldita vez quería ser egoísta y pensar solo en mi felicidad.

Male se ganó el amor de Camille a pesar de que ella lo odiaba. Luego del nacimiento de Aspen estaban más juntos que nunca. Era la pareja perfecta e imperfecta. Se sentía la química entre ellos en el ambiente.

Con Jinx ni hablar. Luego del trío todos sabíamos perfectamente que esos tres había vuelto a repetir su aventura de tres luego del nacimiento de Aspen. Ella y Jinx se amaban hacia años y a pesar del tiempo eso no cambio. Era eran libres, estaban juntos y eran el matrimonio perfecto por si solos.

Junior era un hombre bueno, siempre lo ha sido. Él se confirmaba con lo que Camille le diera pero tampoco podía quejarse. Ella no lo dejaba de lado. Él era amoroso y ella amaba eso de él. Siempre andaban pegados.

Y... Lax. Era caliente, sexy, lujurioso. Era quien calentaba las noches y los días de Camille cuando ella dejaba un rato su trío caliente con Male y Jinx y sus noches de sexo vainilla con Junior.

Pero... ¿Y el maldito Grey?

No les puedo decir que ella no me prestaba atención porque mentiría. Ella nos amaba a todos y tenía tiempo y ganas de follar para todos pero yo quería más, joder.

Sentía que era el único que no tenía nada especial con ella, nada único, y por ende, sentía que me podía dejar en cualquier maldito momento.

No hubo una noche en que le hiciera el amor y no pensara en su Junior le daba más besos y le decía más «te amo». No hubo una noche en que la follara y no pensara en si Male era más bestial, si Jinx duraba más.

Male y Jinx compartían un trío con ella, además de que uno de los dos era el padre de Aspen.

Junior y Lax también habían tenido un trío con ella, sin contar que ambos tenían algo que ella le fascinaba. De Junior el amor y de Lax la lujuria.

Yo era simplemente Grey. El chico sexy seductor que no tenía que usar palabras para ponerla en mi cama y ponerla húmeda pero... ¿Era eso realmente suficiente?

Por eso quería un hijo. Sentía que si teníamos un hijo podría estar con ella para siempre y mis inseguridades desaparecerían.

—¿Sabías que existen varios tipos de infiernos?—le pregunté a mi diosa una noche luego de que Aspen se quedase dormido.—Algunos son puro dolor, otros placer y pecado. Algunos son lugares, otros son cosas o personas. Cada cual tiene su propio Infierno o sus propios infiernos.

—Interesante.—me dijo.

—Por ejemplo.—dije, bajando mi mano hasta su muslo y levantando ligeramente su falda.—Mi infierno favorito es el que arde entre tus piernas.

Dicho esto le arranque la ropa y la lancé a mi cama.

Male dormía. Junior estaba en la playa. Le gustaba ir de noche. Jinx veía TV. Lax dormía junto a Aspen por si despertaba.

Me desvestí y al sentir la mirada de Camille sobre mi cuerpo me convencí:

No había nada especial en mis hermanos para ella que no hubiese en mí.

Ella nos amaba a todos. Ella nos deseaba a todos.

El hecho de que hubiera hecho tríos con mis hermanos no me hacía menos, el hecho de que tuviera un hijo con uno de ellos no me hacía menos.

Ella nos amaba a todos y veía lo especial en cada uno de nosotros.

Con esa seguridad me folle a la mujer que se había convertido en mi mayor obsesión. La mujer que me hacía dudar de mí y sentirme inseguro.

La follé duro y suave. Le dije miles de veces que la amaba y ella respondió a todas y cada una gritando con pasión que ella también me amaba y eso me llenó el alma.

Semanas luego supimos que nuevamente estaba embarazada. Por la fecha yo estaba seguro que era mío.

Tendría un hijo. Tendría mi hijo con Camille.

Eso me reconfortó pero a la vez me hizo sentirme mal porque antes me había obsesionado con lo de tener un hijo solo por inseguridad pero me convencí de que lo quería, quería todo con ella.

Pasaron meses para que lograra acostumbrarme completamente a la idea de no sentirme inseguro por la relación que manteníamos entre los seis.

Me consideraba de mente abierta y sabía que era guapo pero la inseguridad es algo que no pude escoger y supongo que normal en el caso de ver a la mujer que amas con otros cuatro hombres que podrían tal vez darles mas placer que tú.

Pero aprendí. Aprendí y me acostumbré a nuestra relación.

¿Qué creyeron? ¿Qué luego del final de la bella historia todos vivieron felices para siempre y listo? Pues no.

Esto no era un cuento de hadas. Aquí éramos humanos de carne y hueso imperfectos y con miles de defectos a los cuales nos costó dejar atrás nuestras imperfecciones, debilidades, temores para lograr crear la excelente familia que creamos y pasar los siguientes años todos juntos y felices.

Cuando nació mi hijo con Camille, Brixton, no le dijimos a los demás que sabíamos que era de nosotros dos.

Todos los hijos salidos de cualquiera eran hijos de todos.

Era lo establecido por los seis.

Ocultar que sabíamos que Brixton era mi hijo fue el primer secreto que volvimos a guardar después de dejar todo atrás.

Y cuando mi pequeña nació, recuerdo que se nos abrió el paraíso pero también el infierno.

Con el nacimiento de Brixton hubo un segundo secreto que guardar y mentiras que salieron a flote.

Supongo que algunas cosas nunca cambian.

       ____________________

¡Hola, bebés!

Les logré traer el segundo extra.

¿Les gustó?

Cómo ven hubieron problemas a los que los hermanos se tuvieron sue enfrentar tras la nueva realidad, celos, inseguridad y otros más adelante.

No todo fue color de rosa. No dijeron: «Vamos a tener una relación de seis» y lo lograron así como así. Eso sería iluso y fantasioso.

Pero hasta ahora Male y Grey han logrado vencer sus defectos para lograr continuar con la relación y seguir adelante juntos.

Cómo verán los secretos y las mentiras no desaparecieron del todo de sus vidas. Secretos y mentiras que descubriremos en H E L L.

¡Nos vemos!

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