Dejé caer mi corazón.

Y tú apareciste para reclamarlo.

Estaba oscuro.

Y tú apareciste para besar mis labios y salvarme.

Mis manos eran fuertes pero mis rodillas demasiado débiles.

Para estar en tus brazos sin caer a tus pies.

Pero hay un lado de ti, que nunca conocí.

Y lo que dijiste nunca fue verdad, nunca fue verdad.

Y en los juegos que jugabas siempre ganarás, siempre ganarás.

Adele- Set Fire To The Rain.

Había besado a muchos chicos.

Había besado a tres Pride, bueno, cuatro contando al que besaba ahora.

Pero sin duda nunca antes había sentido tantos sentimientos y sensaciones en un solo beso.

Besé a Grey, sí. Fue un beso que nació como una venganza, nació como algo oscuro y malévolo, algo malvado pero que rápidamente cambio en cuanto sus labios correspondieron convirtiéndose en la mayor bendición de mi vida.

Besé a Grey por vengarme de Jinx y termine encontrando refugio en sus labios.

Era algo inefable, inexplicable, tormentoso, borrascoso, proceloso pero al mismo era una vorágine de lujuria, deseo y un sentimiento aún más fuerte cuyo nombre no quería siquiera mencionar.

Podía sentir la mirada gris brillante y fría de Jinx sobre nosotros. Le había pagado con la misma moneda y un poquito más fuerte. Le había devuelto el golpe y besé a su hermano mayor frente a él pero mi plan de venganza contra Jinx fracasó desde que uní mis labios a los de Grey.

Su lengua se abría paso en mi boca, exigiendo, arrebatandome la poca cordura que me quedaba. El frenesí de su beso hacía temblar mis piernas con un delicioso aquiver.

Una sensación de debilidad se expandía por todo mi cuerpo. Era eso lo que Grey representaba para mi cuerpo: Debilidad. Pero al mismo tiempo un deseo incontrolable.

Me separé de sus labios y Jinx ya no estaba por todo aquello.

Los ojos de Grey cayeron sobre mí, sus labios entreabiertos y algo hinchados por el intenso beso.

Todo en él parecía tan tentador ahora.

El beso... Había sido algo tan diferente a lo que había sentido con todos los demás.

Grey me hizo sentir demasiado: Debilidad, deseo, pasión, ardor.

Era una tormenta de sensaciones y sentimientos intensos. Me había sentido tan bien en sus cálidos brazos, en sus expertos labios, era como si al fin estuviese en casa, segura de todos, sus labios eran reconfortantes.

Jinx era mi maldición. Me había enamorado, hechizado y luego acabe rota.

Grey era mi bendición. Con solo un beso me había hecho sentir bien, viva. Su beso era un hogar, un cálido hogar para mi corazón magullado de sufrimiento.

¿Estaba esto bien? No podía sentirme atraída por cuatro hermanos y todos por motivos diferentes. Cada uno me hacía sentir diferente.

-Bien.-dijo Grey alejándose de mí.-Jinx nos vió. Sé que ese era tu gran plan.

Aún debía recuperar mi respiración normal.

-Lo siento por... Utilizarte.-dije. ¿Utilizarlo? Literalmente él me había hecho vivir toda una fantasía con un beso, no creo que eso calificara como «utilizarlo».

-No importa.-dijo.-Solo fue un beso.-su afirmación retumbó en mi pecho. Había por ti.-Aunque me aseguré de darte uno de mis mejores besos para que luego tengas que venir a por más.-aseguró sonriendo y mi corazón latió ferozmente.-Es la ley del comerciante. Vende lo mejor en pequeñas porciones para que tengan que regresar.

Fruncí el ceño.

-¿Ese beso fue una pequeña porción?-pregunte con una sonrisa tonta en la cara.

-Te aseguro que una gran porción te haría llegar al orgasmo.-dijo.

-Okey, señor humildad.-solté sarcásticamente.-Ahora, dime. ¿Qué me repasará sobre música, señor tutor?

Él sonrió con suficiencia. Estaba disfrutando ser mi tutor. Le gustaba hacerse el inteligente.

-¿Cuál es tu problema en música?-preguntó apoyándose en la pared del pasillo.-¿Tan mala eres cantando? Esa asignatura es simplemente aprender sobre las rimas, letras, instrumentos y algún que otro trabajo oral donde debes cantar.

-Ese es el problema.-dije.-Pánico escénico. Durante todo el curso me he opuesto a cantar cuando toca un trabajo oral y el profesor me desaprueba, obviamente.

-Te mostraré algo.-no esperó a mi respuesta porque me tomó de la mano y me arrastró hacia el patio trasero de la universidad.

Era una extensión vacía, algunas plantas y un gran espacio para hacer lo que se te viniera en gana sin ser interrumpido porque casi nadie venía aquí.

-Esperame aquí.-pidió el chico de la sonrisa sensual.

Salió corriendo y entró a un salón para luego salir con un guitarra.

-¿Canción favorita?-preguntó, sentándose en el suelo de aquel amplio terreno vacío.

-No lo sé. Son muchas.-dije sentándome a su lado.

-La que más te guste.-dijo.-No, mejor. ¡Piensa en una canción! ¡Ahora!

Cerré los ojos e imaginé una canción, cualquiera.

-Set Fire To The Rain de Adele.-dije al fin.

Él sonrio.

Sus dedos se colocaron sobre las cuerdas de la guitarra con absoluta experiencia y seguridad.

Cuando el inconfundible ritmo de la canción salió de la guitarra mi voz salió por si sola.

-Dejé caer mi corazón. Y apareciste para reclamarlo. Estaba oscuro y apareciste para besar mis labios y salvarme. Mis manos eran fuertes pero mis rodillas demasiado débiles, para estar en tus brazos sin caer en tus brazos.

Los sonidos de la guitarra eran perfectos, armoniosos y e incluso hacían ver mi voz hermosa.

Por algún motivo con Grey no sentía pánico escénico. Mi miedo a cantar se debía a las críticas, a las burlas. Al miedo de las palabras que podían salir de la boca de algunas personas.

E miedo insistente de ser juzgada. El miedo que me había hecho crear barreras entre el mundo y yo.

Pero con Grey esas barreras no parecían sólidas.

Aquí estaba cantando con el chico que tocaba la guitarra maravillosamente, el mismo chico con el que competí en la carrera de autos, el mismo que se peleó con Male para defenderme, el que me llevo a la fiesta en Pride, un casi desconocido pero que provocaba estos sentimientos en mí desde que lo vi por primera vez luego de cinco años.

Él y sus hermanos eran los únicos que despertaban estos deseos en mí. Los únicos que de diferentes maneras me hacían sentir... Completa.

-Pero le prendí fuego a la lluvia. Viéndola caer mientras tocaba tu cara.-la voz masculina y melodiosa de Grey llegó a mis oídos y se esparció por todo mi cuerpo.

Ahora entendía por qué era el mejor estudiante de música.

Su voz era una melodía perfecta, un tono adictivo como si fuese la sonata de los dioses en la voz de un ángel con deseos de demonio, uno musculoso, sensual, de piel achocolatada y ojos grises.

Grey me hacía sentir en casa.

Grey me hacía sentir demasiado. Sentía que con solo su mirada, son solo su voz cantando podría enamorarme. Sentía que esto no estaba bien pero definitivamente si despertaba tanto en mí tampoco debía estar mal.

-¡Pero le prendí fuego a la lluvia, viéndola caer mientras tocaba tu cara!-su voz y la mía se unieron en un canto perfecto y mientras cantaba más fuerte se hacía el sentimiento hacia aquel chico, más inexplicable se volvía.

¿Por qué me sentía así?

¿Cómo podía estar muriéndome de deseo y sentirme en casa al mismo tiempo con un chico con el que literalmente apenas conocía?

Pero si recordaba a ninguno de los Pride los conocía verdaderamente. Mis sentimientos y deseos hacia ellos simplemente estaban allí, anhelantes, exigentes de ser complacidos y de dejar al descubierto mis más profundas perversiones.

Con los Pride nunca había habido tiempo de conocerlos ni tiempo de enamorarse. Simplemente el sentimiento estaba allí con cada uno de ellos pero manifestándose de maneras diferentes.

Con aquellos cinco hermanos no existía el tiempo, solo deseo. No había un patrón de que debían hacer para despertar el deseo en mí, él solo estaba allí.

Una vez la última nota de la canción término comenzó a llover fuertemente.

-Joder.-expresó Grey levantándose rápidamente. Su cabello en segundos yacía mojado y se veía más oscuro mientras caía sobre su frente haciéndolo lucir aún más guapo. Su camiseta se pegó a su pecho, marcando sus pectorales y abdominales de manera muy pero muy obvia y ni hablar de como si shorts corto se pegaba a sus fuertes piernas de jugador de fútbol.

A simple vista Grey parecía el típico mujeriego mentiroso, jugador de fútbol pero yo veía más en él, veía a un chico seductor, que canta como los dioses, que sabe ganarse el amor de una chica sin demasiado esfuerzo pero no podíamos olvide que como mismo se lo ganaba podía destruir ese corazón en añicos.

Me levanté rápidamente. Su mano agarró firmemente la mía y corrimos a toda velocidad.

Seguridad.

Hogar.

Seducción.

Pasión.

Todo eso sentía con Grey, cerca de Grey.

Corrimos mientras la lluvia caía sobre nosotros a grandes cantidades y reíamos como para de bobos.

De pronto él se detuvo.

-¿Qué pasa?-grite para que me escuchará a pesar del sonido de la lluvia cayendo al suelo.

-Tú.-gritó.-Tú eres lo que me pasa desde que llegaste a Millennium University.

No entendía sus palabras.

-¿De qué hablas?

-He intentado controlarme.-dijo. Estaba tan mojado, tan sensual, su mirada sobre mí con decisión.-Sabía que le gustabas a Jinx, luego Junior cayó perdidamente enamorado de ti, luego Lax no podía parar de pensar en ti y Male está loco porque eres la única que no ha caído en su cama. Intenté no fijarme en ti, maldición. Querubín, mi querubín. ¿Sabes porque te llamaba así? Porque eres un ángel, eres tan... Pura, tan perfecta y si te tocó terminaré contaminandote, si te tocó nunca más podré parar, no abra Dios que me detenga. ¿Qué has hecho con nosotros, querubín?

Sus palabras hicieron vibrar mi cuerpo.

-No lo sé, como tampoco se que me hicieron ustedes. ¿Qué es este deseo que florece y exige en mi interior por cada uno de ustedes?-le dije mirándolo fijamente, con mi cabeza elevada debido a la diferencia de tamaño.

-No era esto lo que debía pasar.-dijo con voz entrecortada.-Nunca debiste tocar a ninguno de nosotros ni nosotros a ti. Eso lo inició todo. Los demonios no tienen derecho de desear a deidades y querer corromper con lujuria y pecado sus blancas almas.

Definitivamente los Pride habían cambiado mi mundo y yo el suyo.

Entre nosotros existía un deseo inaguantable que cada día se extendía más, adueñandose de sus cuerpos y del mío.

No había un motivo, no había una razón pero nos deseábamos.

Yo había venido a vengarme y acabé enamorada.

Ellos solo debían cuidarse de no ser destruidos por mí y acabaron los cinco a mis pies.

Grey se alejó un poco de mí pero agarre su camiseta mojada entre mis manos, aferrandome a su cuerpo duro y al aroma que este desprendía.

-Ya no me importa.-le dije, cediendo al deseo prohibido.-Quiero ser corrompida.

-Querubín.-gimió.-No sabes lo que dices. Esto podría provocar un apocalipsis verdadero.

Sabía lo malo que era esto para mí. Había venido a destruirlos, ellos tenían personalidades asesinas, un pasado traumático, sus manos llenas de sangre.

Había estado con tres Pride, si seguía dejándome llevar acabaría enredada con Grey. Un cuarto Pride y sabía que eso ya sería demasiado, una vez que lo hiciera no habría vuelta atrás.

Una vez estuviese con el cuarto Pride estaría metida en su mundo, sabía su secreto y ahora mismo estaba aceptando que los deseaba a todos y ellos a mí, si seguía así terminaría en un caos de muerte y lujuria junto a estos hermanos.

¿Pero cuántas consecuencias traería eso?

Aún no sabía quién era el asesino ni que quería.

¿Podía realmente confiar en los Pride?

No sabía hasta donde estaban implicados en los homicidios y con el asesino.

Pero por primera vez quería dejar todo de lado, no pensé en consecuencias ni la catástrofes que seguirían a mi decisión.

Acerqué mi rostro al de Grey con cautela mientras miraba sus ojos grises fijamente.

El agua continuaba sobre nosotros pero no nos importó.

Estaba metida demasiado en esto desde que besé a Junior. Desde ese momento este deseo comenzó a expandirse y acabé aquí, besando al cuarto de los chicos que planee destruir.

Besé a Grey.

Nuestros labios se encontraron en una danza de deseo y necesidad.

Las consecuencias serían catastróficas...

Las verdades resultarían ser mentira...

Los secretos serían cadáveres enterrados en los lugares más intrincados de las almas de aquellos cinco chicos...

Y la locura yacía encerrada en un solo cuerpo.

Había un asesino suelto, un misterio latente y muchas preguntas aún sin resolver. No era el escenario ideal para descubrir que estaba apasionada por cinco hermanos.

¡Cuidado en el Pride que estás confiando! Él podría ser tu perdición.

¡Cuidado con el personaje más inocente y cuya presencia nadie nota! Podría ser tu mayor pesadilla.

¡Cuidado con los recuerdos olvidados por una mente asustada y confundida! Esa mente es la única que sabe la verdad y el cúmulo de todos esos recuerdos es la única vía para descubrirla.

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¡Hola, bellezas de Wattpad!

Me duelen los deditos de tanto escribir. Si supieran todo lo que paso para actualizar me amaran aún más: internet lenta, batería del cel, pequeños bloqueos, las voces que me dicen constantemente que cambie el final y el gran misterio.

En fin. ¿Les gustó el capítulo?

¿Hay TeamGrey?❤️

¿Quién quiere que Grey le toque algo (con la guitarra, no malinterpreten)?😏

Por lo visto Grey resultó directo. Le dijo a Iv sus sentimientos pero hay algunas jugosas pistas por aquí...

¿A qué se refería Grey con que ellos nunca debieron tocarla y que si seguían cayendo en la tentación provocaría un apocalipsis?🤔

Iv se deja llevar y reconoce que está loquita por toditos los Pride. Uyuyuy 😏🔥

¿Confían en Grey? ¿Les pareció sincero o será que finge?

¿Cómo van esos sentimientos hacia los Pride? Díganme, díganme. Cuenten el chisme. ¿Quién va siendo su favorito? ¿Quién no lo es? ¿En qué orden pondrían a cada Pride según sus gustos?😜🤔😏

¿¡Quién quiere actualización!?

Trataré de traerles un nuevo capítulo mañana. Este capítulo me ha dejado con un vacío tremendo y no sé por qué. ¿A ustedes no? No sé, cómo que sé lo que pasa pero igual estoy como que hasta yo ya necesito respuestas, no saberlas, sino escribirlas y que se resuelva todo esta locura jajjsjsjs. Le aseguro que se van a sorprender y tal vez algunas teorías estén cerca de la verdad.

¡Nos vemos!

Besitos de Pride guitarrista y mojadito 🙃