|46| Seducción y Frialdad
Tu piel es cálida como un horno.
Tu beso es dulce como el azúcar.
Tus dedos se sienten como algodón.
Cuando pones tus brazos alrededor de mí.
Siento como si estuviera perdiendo
Algo cada vez que te vas.
Tenemos todos los ingredientes, excepto TÚ amándome.
Melanie Martinez—Cake.
El amor es solo una mierda de cuentos de hadas. El amor es solo la justificación para unirse de por vida a otra persona, sabiendo que el amor verdadero no existe y que tarde o temprano los años acabarán con el deseo y el matrimonio se volverá un infierno al que entraste a conciencia.
El amor no existe pero es bonito mientras nuestra mente nos engaña y nos hace creer que sí, que un sentimiento tan bonito, tan perfecto, el cóctel de los dioses, el afrodisíaco deseado por todos puede existir, pero segundos es todo lo que necesita para que te des cuenta que el amor no existe y es ahí, cuando el cliché de las novelas que creíste vivir se convierte en tu peor enemigo, pasa de ser el paraíso para convertirse en el infierno que te absorberá sin remordimiento.
El amor de los libros no existe, el amor de los cuentos no existe. El amor en la vida real es un duende de doble cara que primero te deja volar en fantasías y te muestra su más bella sonrisa, para luego dejarte caer en un pozo de lodo y mostrarte su más perversa y cruel sonrisa.
Yo me enamore de Jinx y termine deprimida por semanas.
Habían pasado dos largas semanas desde aquella tarde en que tuve una de las folladas más magistrales de mi existencia, cuando le di nuevamente mi corazón a Jinx y él lo tomó entre sus manos solo para cerrarlas en puños y romper mi corazón sin pensarlo dos veces.
Dos largas semanas y aún no paraba de recordar su aroma, sus gemidos, su cuerpo contra el mío. Solo alcanzaba el éxtasis pensando en él y luego de llegar al clímax me echaba a llorar.
Jinx Pride era como su nombre indicaba una maldición. Me había hecho adicta a él. Me había embrujado y ahora jamás podría volver a ser la misma.
Jinx era mi henko, era un camino sin retorno. Una vez que besé sus labios, una vez que unimos nuestros cuerpos en uno solo no habría redención para mí, no había vuelta atrás. Él me hacía destruido con palabras hirientes y afiladas. Había dejado su huella en mi cuerpo y alma para siempre.
Estas semanas había evitado a toda costa a los Pride. Me salté las citas que habíamos acordado desde un principio para que me vieran un día con cada uno en un lugar público. Pues esa regla ya no existía para mí. No volvería a ir a esas citas con ninguno de ellos.
Creí que Male me vendría a buscar para obligarme a ir a las citas con él pero gracias a Dios me dejó en paz y no fuí a ninguna cita más.
Salía de los salones corriendo cuando acababan las clases, huyendo de ellos y me escabuía entre las personas cuando sentía a alguno llamarme.
Además de estudiar, ver películas tristes y repetir el Titanic mil veces y llorar cada vez como una niña a la que quitaban su dulce preferido.
Pasaba las tardes luego de clases y las noches durmiendo y acostada en la cama deprimida.
El fin del primer semestre estaba acercándose y en este tiempo habían muchos exámenes. Las clases se intensificaban.
—Señorita Müller.—la profesora dejó sobre mi mesa la hoja del exámen.
Ella estaba dejando en cada mesa el exámen de cada estudiante para que viera su nota y los errores que los llevaron a dicha nota.
El mínimo.
Había alcanzado la mínima nota en el exámen de álgebra.
Odiaba esa asignatura y era PÉSIMA en ella así que sí estaba feliz de haber aprobado.
—¡Toma, perra!—le grite a Tyler que yacía a mi lado mientras se enorgullecía de su nota máxima.
—Esa nota es no para festejar.—me dijo de mala gana la profesora McClain.—Aún tiene mucho que mejorar, señorita Müller. Incluso reporté su caso con el director. Usted es la peor estudiante de mi clase en cuanto a nota y acumulado evaluativo. Si sigue así va a reprobar.
Genial.
Lo que menos necesitaba ahora era un sermón de mi querido papi el director.
No sabía en qué momento mi relación con mi papá paso a ser tan fría. Cuando era pequeña amaba a mi padre, mi madre siempre fue descuidada y no se ocupaba de mí así que mi papá era mi héroe, mi amigo.
Pero luego de Élite School, luego de decirle que quería salir de allí por las continuas desapariciones y asesinatos, luego de decirle que los hermanos Pride me daban mala espina él nunca actuó, me dejó allí a mí merced y allí tuve que sobrevivir aquella noche solo porque él nunca me escuchó.
Sí. Fue desde entonces que mi relación con él se hizo fría.
Yo nunca volví a ser la misma y nunca volví a confiar en él.
Hacía años que me sentía rota, ¿Por qué? En estos días de depresión me había dado cuenta de que estuve rota todo el tiempo pero desde que llegué a Millennium University y conocí las verdaderas personalidades de los chicos, no a los asesinos de aquella noche, era como si algo en mí se hubiera recompuesto en todo este tiempo con ellos. Pero ahora que Jinx me había roto el corazón sentía un vacío en mi interior, un miedo constante, me sentía observada y entonces recordé que era como le sentía desde hace años antes de entrar a Millennium University, era como me sentía hacía mucho pero lo curioso era que mis recuerdos decían que me había sentido así incluso antes de todo lo ocurrido en Élite School.
Nuevamente ese vacío...
Esa laguna mental...
¿Que había ocurrido?
¿Podía ser que ya antes de Élite School me hubiese pasado algo malo, algo que contribuyó a mis ansias de venganza contra los Pride?
¿Cuál era esa pieza faltante en mis recuerdos?
—¡Mire, señorita Müller!—expreso la directora en sorpresa, trayendome de nuevo a la Tierra.—Ahora mismo le decía a la señorita Müller que le había informado de su caso a usted, señor Director.
Levante la vista para encontrarme con los ojos avellanas de papá.
Había sacado sus ojos, mi hermana pequeña también.
Mi padre para tener cincuenta y algo no lucía viejo, todo lo contrario. El típico 1% viejo, 99% sabroso.
No es que mirara a mi padre con otros ojos pero había que reconocer que se mantenía muy bien.
Sus ojos y su cabello había juego con el inicio de su barba, la cual nunca dejaba crecer. Su cuerpo grande y fuerte parecía incómodo y apretado en su traje negro con corbata.
Siempre había sido un hombre atractivo y tentador para las mujeres pero hasta donde sé siempre le fue rotundamente fiel a mi madre.
—Director.—dije entre dientes.
—A eso mismo venía, profesora McClain.—anunció mi padre.—Señorita Müller, es la peor en la clase de álgebra y en la de música. Además, reprobó el último exámen sorpresa de literatura.
Okey. Ahora mismo debo parecer el ser más bruto de este universo pero en mi defensa tengo un argumento irrefutable: Odio esta universidad.
—Bueno, director.—comienzo lo que pretendo sea un discurso justificando mis pésimas notas.—La álgebra no es lo mío, además no me puedo concentrar si la profesora McClain cada cinco segundos llama a su marido y le da referencias sexuales frente a todo el salón. Con respecto a la clase de música, pues, no sé cantar y no quiero ser cantante así que no le veo sentido a dicha asignatura. Y pues reprobé el exámen sorpresa de literatura porque... ¡Era un exámen sorpresa! ¿Quién aprueba esos? Ya es tradición que todos los reprueben así que no quise romper la tradición.
La profesora y el director me miraron con caras feas mientras el salón entero se caía en risas.
¿Era necesario que dijeran mis malas notas frente a todos?
—Tengo una solución, director Reed.—propuso la profesora.—Tutores.
No. No. No.
Tutores no.
No había cosa más humillante en Millennium University que ser atendida por un tutor. O sea, había escuchado las historias de Eisha sobre lo malo que era.
A un estudiante le asignan un tutor cuando está mal en un asignatura. El tutor es otro estudiante pero que obviamente está bien, muy bien en la asignatura.
Pero tener un tutor era:
Estresante. Te perseguían a todas partes hablando solo de clases y más clases.
Vergonzoso. Todos te veían con un tutor y eso era indicio de que estabas mal académicamente.
Pésimo. El tutor casi siempre era un nerd estresante y que te explica hasta el por qué puedes huir de él corriendo y cuántos huesos te lleva realizar dicha acción.
Toda esta información de Eisha.
—En el caso de música, te pondremos al mejor estudiante.—experesaba la profesora con emoción. En ese instante la puerta se abrió.—¡Qué casualidad! Señorito Pride.
No.
Mi tutor no puede ser un Pride.
El cabello rizado marrón claro, la sonrisa baja bragas, el cuerpo atlético sudado con una camiseta muy pegada a su cuerpo y unos shorts cortos en señal de que venía de jugar fútbol o básquet en las canchas de la universidad.
Grey Pride.
—A partir de hoy, serás el tutor de la señorita Müller en música.—dijo la profesora y no me perdí como se lo comía con la mirada.
Grey se acercó hasta que su imponente cuerpo quedó a mi lado. Al estar sentada y él de pie la altura se marcaba mucho más y casi me da un ataque al corazón cuando sentí que rozaba con disimulo y descaro al mismo tiempo su paquete contra mi brazo y decía:
—Será un verdadero placer.
—Y en álgebra y literatura, debe ser alguien muy inteligente y que domine ambas asignaturas...—la profesoras se lo pensó pero entonces para mí absoluta desgracia la puerta volvió a abrirse.
El cabello negro, algunos mechones caían sobre su frente, sus ojos grises brillantes, su vestimenta siempre negra, un libro reposaba en su mano. Había dejado de verlo solo por dos semanas al estar evitandolo pero estaba segura de que estaba mas guapo que la última vez que lo vi.
—¡Jinx Pride será tu otro tutor!—expreso la profesora.
Genial.
La vista de Jinx se posó en el marcado paquete de su hermano que rozaba mi brazo y en un movimiento alocado me acerqué más a Grey.
Toma esa, imbécil Pride.
La ira brillo en sus ojos.
Él quería tenerme toda para él, quería usarme y luego destruirme y echarme como basura.
En la primera semana luego de la ruptura de mi corazón por Jinx pensé mucho en esa tarde. Traté de justificar su actitud de todas las maneras posibles. Al principio creí que quien me había dicho todo aquello y me había herido era el Otro Jinx pero él nunca me buscó de nuevo. A diferencia de Junior que me buscó sin saber ni recordar que yo había estado en el calabozo con él y que lo había descubierto, en ese caso si fue su otra personalidad. Pero no en el caso de Jinx, además aunque me doliera, su voz, sonó como él, no parecía otra persona solo una parte cruel y despiadada de Jinx, el verdadero Jinx.
—¿Cuando comenzamos las clases de música, querubín?—soltó Grey.
—Cuando acabe las clases.—dije secamente y alejandome de él una vez me di cuenta de que mi cercanía y el roce de mi brazo con su paquete había provocado una erección en sus shorts cortos que no trató de disimular.
—Está justificada para irse, señorita Müller.—dijo la profesora. ¡No quería irme con ellos!—Debe aprovechar todo tiempo libre con sus tutores para que la repasen y ayuden a mejorar. Salga con ellos.
Me levanté de mala gana. Ahora debía ser la alumna de Jinx y Grey Pride. Lo único bueno era que ambos eran inteligentes y si se proponían ayudarme a mejorar podría subir mis notas con sus repasos.
Note la mirada fría y molesta de mi padre. No lo gustaba que estuviese cerca de ellos. Mejor dicho, lo odiaba.
Mi padre era el único al que le conté lo sucedido en Élite School. A él le dije que debía hacerme pasar por muerta y fingir mi suicidio por miedo a que los Pride vinieran a por mí. Y ahora estaba aquí, había estado con tres de ellos y había descubierto que no eran los asesinos que creí, los asesinos que vi esa noche no eran ellos, no los verdaderos ellos.
Pero mi padre no sabía eso. Solo quería... Protegerme.
Él dijo que me alejara de ellos, pero no podía dejar en sus manos mi venganza, ¿Qué haría él? No podría hacer nada contra los Pride y ahora yo seguía debatiendome si seguía con mi plan de venganza.
Antes de salir los labios de mi padre formaron una palabra en silencio, solo yo pude leer sus labios:
—Cuidado.
Temía por mí pero podía cuidarme sola. Ya no lo necesitaba, porque cuando lo necesite de verdad él no estuvo.
Nuevamente me reprendí mentalmente por el odio que le guardaba a mi padre. Mi propio padre. Si, era cierto que no me creyó pero no podía ni quería odiarlo de por vida.
Debía tomar una decisión:
Seguir con mi venganza y acabar con los Pride o irme de Millennium University y continuar mi vida.
Fuese cual fuese mi decisión no quería irme sin perdonar a mi padre y a los Pride. Ellos no eran los asesinos que creí y si decidía irme debía perdonarlos para poder vivir en paz.
Salí del salón seguida de Jinx y Grey.
—Dime, querubín.—me dijo Grey al oído.—¿Sabés lo que hiciste? ¿Eres siquiera consciente de lo duro que me puse con tu roce?—pude sentir el sonido leve de cómo se lamía los labios y... ¡Joder! Eso sonó más sexy de mí que debería.—¿Te harás cargo?
—Déjala, imbécil.—sentí cómo Jinx lo apartaba de mí.
Grey solo sonrió con suficiencia.
—No necesito estar cerca de ella para saber lo mojada que está por mí, hermanito.—dijo. Era otro creído y aunque me costara asumirlo no necesitaba decir más de una palabra para seducir, su presencia, su olor, su voz, los sonidos de su boca.
Él hacía que la canción «Under The Influence» sonara en mi cabeza.
Tu lenguaje corporal me habla.
—Voy a la cafetería por unos batidos y sandwiches.—dijo Grey guiñandome un ojo y alejándose.
Jinx se acercó furioso a mí y en un rápido movimiento tomó mi mano y la colocó en su entrepierna.
—¿Qué demonios...?
—¡¿Quieres tocar una polla!?—gritó.—¡¿Es eso?! ¡Pues toca la mía! ¡No te atrevas a volver a acercarte a más de un metro a Grey a menos a restregarte contra su maldita verga.
Su tono era exigente y eso me derretía pero una vocecita interior gritaba:
Patea su trasero. ¿Quién se cree que es?
Mi feminista interior salió a flote, alejando mi mano de su erección.
Era increíble lo fácil que estos chicos se ponía duros.
¡Recuerda: Patea su trasero!
—¡Yo toco a quien me dé la gana!—le grite.—¿Quién te crees Jinx?
Él me estampó contra la pared, sus brazos a ambos lados de mi cuerpo, su fragancia masculina en el ambiente, sus ojos grises en mí.
Sus ojos grises eran un universo único y exótico.
—Soy tu maldito hombre.—gruñó contra mis labios, besándome de manera desesperada y torpe. ¿Por qué era tan débil a él?—Soy tu maldito dios y tu maldito diablo, a los dioses se les reza de rodillas, así que arrodillate y reza por clemencia antes de que no pueda controlar a mis demonios y te haga mía contra estas mismas paredes.
Mis piernas temblaron, de sed de él, de necesidad, de lujuria y excitación.
Sus palabras eran un incentivo para las llamas de mi locura y eterna lujuria.
—¿Para qué?—intente sonar fuerte.—¿Me vas a follar y luego qué? ¿Me dejaras tirada en el suelo mientras me dices perra y que sólo me usaste?
El dolor del recuerdo se asentó en mi corazón y me dio la fuerza para alejarlo de mí con un empujón.
—Deja de jugar conmigo, Jinx Pride.—le advertí.
—Ni siquiera eres mi tipo—soltó dándome una sonrisa. Él nunca sonríe, pero a mí me sonreía y eso me hacía sentir estúpidamente especial.—Prefiero personajes literarios.
Sonreí con ironía.
Amaba este jueguito retorcido, tóxico e insano con él. Esto de tentarnos mutuamente, caer en tentación, luego lastimarnos y luego volver a caer en tentación, era lo nuestro.
—Yo prefiero actores porno.—le dije.
Él volvió a acorralarme contra la pared.
—Yo puedo ser tu actor porno favorito.—dijo, lamiendo mi labio inferior.
Sostuve su mentón, sonriendo.
—Hagamos un casting, a ver qué tan bueno eres.—dije.—Ahora quiero tu boca en todo mi cuerpo.
Él no dudo. Sus labios pasearon por mi cuello, dejando besos y chupones que de seguro dejarían marca pero no me importaba, luego bajó hasta mis senos, desabrochó mi camisa escolar, luego mi sujetador, dejando mis senos libres, lamió y lamió como si de ello dependiera su vida arrancandome demasiados gemidos. Se arrodilló frente a mí y bajó mi falda, me quito las bragas y lamió mi clítoris.
Gemí fuerte y duro como señal de que me encantaba.
Alguien podría pasar y vernos.
Grey podría regresar y vernos.
Pero eso no importaba. Nada importaba.
Lleve mis manos a su cabello mientras gemía y su lengua hacia maravillas en mi nudo de deseo, haciendo que llegara al clímax.
Él se levantó buscando mi boca pero me aparté rápidamente, me coloqué la ropa, me puse los botones de la blusa, me subí acomodé la falda mientras él me miraba sin entender.
Rebusque en el bolsillo de mi blusa algo.
Tomé su mano y le deposite un fajo de dinero, no cualquiera sino el fajo que él me había lanzado a la cama luego de que me entregara a él.
Yo me entregué y él me lanzó un fajo de dinero como a una puta y me trató cómo tal.
Sonreí al ver su desconcierto.
—Por tus servicios.—le dije. Repetí sus mismas palabras de aquella noche. Le devolví el golpe. Lo usé para mi placer y luego lo trate como basura.
Me aleje de él mientras veía como quedaba boquiabierto. Su expresión me probó que mi teoría era cierta: Fue él quien me trató así aquella tarde no su otra identidad. Él sabía lo que había hecho, se veía sorprendido no confundido. Y por unos segundos pude ver en sus ojos el atisbo de... ¿Tristeza?
—Rompiste mi corazón dos veces. Me asegraré de que no haya tercera.—le dije.—Si fuésemos un libro, este sería el final, dónde la chica al fin se da cuenta que no debe dejar que un imbécil la humille, ni siquiera el protagonista.
Él me observó.
—Si fuésemos un libro seríamos un fracaso como protagonistas y un éxito como villanos, entre caos, mentiras, tensión sexual y amor, porque si, estoy enamorado de ti.—dijo finalmente.
—Creí que eras mi príncipe azul, pero resultaste el príncipe negro, el de las tinieblas, el de la locura y el infierno. No me dejaré arrastrar por ti en tu infierno con tus demonios. No me tendrás cuando estés caliente y luego me desecharas, yo no soy esa protagonista. Antes de dejarme humillar por un maldito como tú, me vuelvo mi propia antagonista y te destruyo.—digo.—Tal vez si estás enamorado pero al final siempre terminas destruyendome y te lo aseguro, Jinx Pride, antes de que me destruyas tú, te destruiré yo y será mucho peor de lo que imaginas.
Me aleje de él y vi a Grey acercarse. Lo tomé del cuello de su camiseta mientras su aroma tan distinto al de Jinx se colaba en mis fosas nasales. Él olía más... Dulce y fuerte. Como un amor platónico.
Jinx fue mi primer amor.
Grey fue mi venganza hacia Jinx y mi amor.
Estampe mis labios contra los del chico de la piel achocolatada y desde ese instante supe que acaba de caer en los dulces pero peligrosos brazos de otro Pride.
Era imposible que mi corazón saliera entero de esta.
🖤__________________❤️
¡Hola, Heavens!
¡Volví!
He estado complicado con la escuela y por eso no había actualizado.
¡Gracias a todas esas personitas que comentan y las que me escriben diciendo que les gusta la historia! ¡Las amo!
Jinx y Grey de tutores de Iv.
¿Qué fue todo eso con Jinx? ¿Fue una despedida? ¿Iv ya decidió que lo mejor es dejar ir a Jinx porque la lastimó?
¡Iv le devolvió el golpe a Jinx! ¡Esa es mi chica!
¡Y el beso final!
Parece que tendremos una nueva opción amorosa para Iv: Grey.
Hasta ahora hemos visto la historia de Iv con Junior, con Lax y con Jinx.
Y ahora parece que Grey también tendrá lo suyo.
¿Con qué Pride se quedarían ustedes? ¿Qué camino amoroso creen que tomo Iv? ¿Se quedará con todos, con uno, con dos o con NINGUNO?
OJO—No piensen que el misterio está de lado, estoy dejando pistas. ¡Hay pistas en todos lados! En este capítulo hay pistas. Algunos capítulos pueden parecer solo de salseo y incluyen pistas.
Bueno. Nos vemos.
Se les quiere.
Pronto actualizo.
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