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|37| D E S E O S Culposos

Necesito un gángster.

Para que me ame mejor

De los que otros lo hacen.

Para que me perdone.

Vaya o Muera conmigo.

Eso es lo que los gángsters hacen.

Kehlani—Gangsta

—¿Se llevaba bien con Mack Díaz?—preguntó el oficial.

—Sí. Éramos muy amigas.—fingí estar afectada y soltar un leve sollozo.

No. Mack Díaz era una perra que solo nos usó a todos para lograr sus planes obsesivos y maquiavélicos.

—¿A qué hora salió de su habitación?—preguntó.

—No sé hora exacta. Ya estaba durmiendo.—dije. Se suponía que Mack había salido sola a media noche.

—¿Con quién estaba en su habitación?—preguntó esta vez.

—Con Eisha, su hermana Aisha, Tyler y su novio Ryan.—dije.—Estabamos en una pijamada.

—¿En día entre semana?—preguntó.

—Si. Teníamos ganas de hacerla y la hicimos.—dije.

—¿Aisha White es la que estaba?—preguntó y asentí.—¿Y Ryan Moore?—asentí nuevamente.

—Ah, y también Noa.

—¿Noa Allen también?—preguntó, su mente parecía atar cabos. Asentí.

—Que gran casualidad.—dijo.

—¿Qué cosa?—pregunte.

—Estaban en la pijamada la mayoría de los sospechosos del homicidio de Michael Williams.—expresó.—Ryan Moore, Aisha White, Noa Allen y usted. Solo faltaron los hermanos Pride y Dallas Morgan.—la sonrisa del oficial daba miedo.—Que pena que no creo en las coincidencias. La noche de la muerte de su roomie decide hacer una pijamada con los justamente esos estudiantes, los mismos que son sospechosos junto a usted de otro homicidio.

Era claro que la idea de que estuviesemos todos en mi habitación a la hora de la muerte de Mack hubiese sido perfecta pero ahora ya éramos sospechosos de otro homicidio y que estuviesemos juntos a esa hora nos hacía ver aún más sospechosos.

Mierda.

Todo se había jodido de manera colosal.

Pero no podáis demostrar miedo.

—¿Tienen hijos?—pregunte.

Se veía la incredulidad en su rostro.

—Si.

—¿Y nunca han ido a una pijamada?—solté.—Nosotros somos solo chicos y chicas. ¡Hay dos malditos cuerpos en una sola noche! ¡Y uno tiene nuestras huellas! ¿Sabe cuan nerviosos estamos? Estábamos en una pijamada y ahora somos acusados de asesinos.

Hacerse la víctima nunca fallaba. El oficial bajo la cabeza sin decir nada.

—¿Hemos terminado?—pregunte.

—Si.

Me levanté y salí de la dirección, donde el oficial estaba haciendo declarar a todos los sospechosos del homicidio de Michael Williams y a mí y a Eisha también por ser roomies de Mack.

En ese momento mi móvil sonó anunciando un mensaje.

Gilipollas Pride🤢:

En nuestra habitación en cinco.

Resoplé.

¿Quién se creía para mandarme así como así?

Adivinen a quien tenía agregado como «Gilipollas Pride».

Pues claro que a Male.

Me disponía a ir a su habitación, no quería pero debía saber cómo íbamos a actuar después de que el maldito cadáver que habíamos enterrado hubiese salido a la luz con nuestras malditas huellas en él, pero antes de poder caminar alguien me tomó fuertemente del brazo.

Me di la vuelta dispuesta a darle un puñetazo en la cara pero en mi padre.

—Dígame, señor director.—dije sarcásticamente.

Él me arrastró hasta un pasillo desierto.

—¿Qué hacían tus huellas en ese cadáver?—directo, conciso.

Era mi padre pero no podía decirle que yo lo había enterrado junto a los Pride, se suponía que había venido a destruir no a volverme su cómplice. Además mi padre me había ocultado miles de cosas. Yo también tenía derecho a mis propios secretos.

—No lo sé.—fue lo que dije.—Así como no sé cómo llegaron las de Aisha, Ryan h Noa.

En este momento era preferible estar en el grupo de «Mis huellas están pero yo no estaba cuando enterraron en cadáver» a el grupo de «Mis huellas están porque YO enterré el cadáver».

—¡Dos cuerpos en una noche!—dijo mi padre.—Camille...

Lo interrumpí.

—¡Ivanna!—grite.—Mi nombre es Ivanna. Camille murió aquella noche y TÚ no hiciste nada por salvarla a pesar de que muchas veces te dije que sucedía algo raro y que me sacarás de allí.

Él bajó la mirada, avergonzado.

Sabía que era ruda con él, que aún le guardaba rencor y lo culpaba por todo lo que me sucedió en Élite School. Vaya ironía, a los asesinos los trataba como amigos, con dos había follado y a mi padre lo trataba como mi enemigo.

Pero era la única forma de que me dejase en paz, de que me dejara terminar mi venganza sin interponerse.

—Hija.—dijo con voz calmada.—Hay un asesino y es uno de los Pride. Este lugar no es lo que crees...

—Ya sé del Nuevo Mundo.—solté.

—¿Qué? ¿Cómo?—él palideció.

—¿Creíste que no lo descubriría?—pregunte elevando una ceja.—Te dije que descubriría TODOS los secretos de los Pride y eso me llevó a esa zona subterránea de Millennium University. ¿Por qué, papá? ¿Por qué engañar así a estos chicos? Todos vienen creyendo que es una universidad pero es un internado porque todos poseen trastornos psicológicos.

—Trate de mantenerte alejada de esta mierda.—expresó.—Pero insistías en venir, en vengarte de los Pride.—dijo.—Yo no controlo esto, solo soy la imagen de una gran mentira. Millennium University fue creada como la fachada de una universidad pero que en verdad sería el internado para los jóvenes de la élite con inestabilidades o problemas psicológicos, psicopatía, obsesión, traumas familiares. Pero no lo controlo yo.

—¿Quién entonces?

—No puedo decirte.—dijo.—No puedo ponerte en peligro. Ya debes estar en su mira desde que lograste entrar al Nuevo Mundo.

Suspiré.

Cada vez aparecían más preguntas.

¿Quién se ocultaba tras la imagen de mi padre? ¿Quién era la verdadera mente, voz y mando de Millennium University?

—Debo contarte algo.—me dijo.—El cuerpo que estaba enterrado en el patio... La historia no fue como la contamos a los estudiantes. En verdad, recibí una llamada anónima sobre un cuerpo en el patio y cuando vine a revisar estaba el cuerpo junto al agujero en la tierra y una pala. Alguien enterró ese cuerpo y alguien lo desenterró y me llamó.

El recuerdo aquel volvió a mi mente.

Cavar. Cavar. Cavar.

Al fin logro mi objetivo, ¿O es su objetivo?

El silbido detrás de mí aumenta.

El cuerpo, sangre, petricor.

El cuerpo yace en el agujero en la tierra, sangre.

—Olvida.

Siento la voz, está riéndose a carcajadas, suena cruel, malvada, es femenina.

—Olvida. Olvida. Olvida.

—¿Hija?—la voz ronca de papá me trae de vuelta.

Ese mismo recuerdo.

El mismo que tuve cuando estuve cerca del asesino del calabozo, cuando dijo esas palabras. Ahora había recordado un poco más.

¿Yo cavando? ¿Por qué lo hacía? ¿Cuando sucedió eso?

Lo que me preocupaba era el por qué mi mente estaba olvidando algunos sucesos, esas lagunas mentales.

Sentía que habían sucedido cosas horribles y me obligué a olvidarlas.

—Iv.—por primera vez mi padre respetó mi decisión y me llamó Iv. Ser llamada Camille me recordaba lo débil que un día fui.—Tus huellas no estaban en el cuerpo como las de los demás, sino en la pala.—reveló mi padre. La sorpresa invadió mi cuerpo. Él me tomó de la barbilla.—¿Qué has hecho, mi pequeña?

Eso era lo peor. No lo sabía.

Aquel silbido de mis recuerdos podría decir que era del asesino pero la voz riéndose era femenina. ¿Una chica? ¿Quién? Nada de esto tenía sentido.

—Papá.—dije, segura.—Voy a descubrir la verdad. El asesino, mis lagunas mentales, las huellas de tantas personas en un mismo cuerpo, los Pride, el Nuevo Mundo. Voy a unir cada pieza y revelaré la verdad.

Me aleje rápidamente. Debía encontrarme con los Pride. Debíamos tener un plan. Debía saber que tenían en mente porque al fin y al cabo nosotros éramos los que habíamos enterrado a Michael Williams.

Toque levemente la puerta de la habitación de los Pride. La última vez que estuve aquí fue aquella tarde en que los encontré con el cadáver del chico y que me obligaron a entrar tras verlos.

La puerta se abrió, mostrando el rostro de Junior. Me alegré al verlo y luego mi mirada cayó sobre su cuerpo semidesnudo.

Lo único que lo cubría era su bóxer negro y el cual marcaba detalles de su anatomía que con gusto yo estudiaría.

Él sonrió dejándome entrar.

—Te vas a resfriar.—dije.—Deberías ponerte algo.

—¿Preocupada por mí?—preguntó agarrando mis caderas.

—Más bien por mí.—dije antes de poder medir mis palabras.—No sé si tengo tanto autocontrol.

—Eso es bueno. Así sabrás por la abstinencia que he pasado desde nuestra última vez.—dijo.—Joder, eres mi droga.

Sonreí. Me dediqué a mirar su habitación. Era más grande que la mía y probablemente que todas las de la «universidad».

Parecía un pequeño departamento muy lujoso. Una pequeña sala con muebles y televisión, pintada de blanco, se asemejaba a la pulcritud del Nuevo Mundo, ese blanco tan bello y brillante. Una pequeña cocina con unos azulejos hermosos, de esos que aparecían en las revistas y que costaban la fortuna de cualquier millonario sin dinero en otras cuentas. Luego las habitaciones, sí, ya lo dije, ellos no tenían una habitación como todos tenían su pequeña y perfecta casita dentro de Millennium University. Cinco puertas con sus nombres. Sí, marcaban su territorio. Estoy segura de que si fuera novia de alguno me pondrían una correa y me harían tatuarme su nombre. Aunque no sonaba mal ser sumisa de esos cinco dioses infernales.

Me senté en el sofá.

—¿Y tus hermanos?

Una puerta se abrió dejando ver el cabello marrón entre claro y oscuro, aquella piel del color de la miel, si, era una perfecta comparación. Su cuerpo atlético y gigante se detuvo frente a mí. Su torso completamente desnudo dejando a la vista su paso inminente por el gimnasio, un pantalón ajustado que marcaba un paquete que prometía demasiado con solo mirarlo de reojo, se secaba el cabello mojado con una toalla y esa sexy sonrisa.

—Grey.—dije mirando hacia otro lado mientras sentía el rubor en mis mejillas. 

Los Pride despertaban miles de sensaciones. Todos eran tan perfectos e imperfectos al mismo tiempo. Cada uno era un universo.

—Hola, querubín.—dijo con esa sonrisa.

Si algo caracteriza a Grey y a Lax eran sus sonrisas. La de Grey era más inocente, alegre pero sin duda perfecta y con simplemente sonreír parecía estar seduciendo a todos.

La sonrisa de Lax por otro lado era más perversa, sugerente, oscura y sensual. A pesar de que no tenía el toque seductor innato de Grey, poseía atributos muy buenos y su sonrisa era capaz de bajar las bragas de cualquier chica.

Mire a Grey nuevamente. No podía dejar de admirar su piel con ese tono achocolatado tan peculiar de él. Ninguno de sus hermanos poseía una piel tan... Única.

—¿Te gustan?—preguntó el chico.

—¿Qué?

—Mis abdominales.—aclaró, enmarcando que me había visto mirándole.

—No.—dije en tono infantil mirando en otra dirección.—Prefiero a La Roca.

Él se echó a reír ante mi comentario.

—Yo puedo hacerte cosas que La Roca con todo ese músculo no puede.—me dijo acercándose a mi oído.

Lo mire. Sus labios estaban cerca de los míos.

¿Por qué todos tenían que ser tan guapos?

El aroma a jabón y champú llenó mis fosas nasales. Se acababa de duchar.

Los ojos de Grey al igual que sus supuestos hermanos eran grises pero los de él llamaban más la atención debido al tono un tanto oscuro en su piel, haciendo que sus ojos se remarcaran más.

Estábamos tan cerca que un solo movimiento y...

—Aléjate.—la voz imponente de Male se escuchó por toda la habitación.

El chico de los tatuajes estaba justo a nuestro lado, sostenía a Grey del brazo, alejándolo de mí. Me molestaba su idiota posesividad. Yo no era de su propiedad y podía estar cerca de quién me diera la gana.

Antes de poder frenarlas las palabras salieron de mi boca:

—¡Sueltalo, Male!—grite.—¿Cuál es tu maldito problema?

—Él no es bueno para ti.—dijo el muy imbécil.

—Oh, claro, papá.—exprese.—¡Me importa una mierda si es o no bueno para mí! ¿Sabes quién si sé que es un maldito gilipollas que no es bueno ni para mí ni para nadie? TÚ. Ya me tomaré el tiempo de conocer a Grey y decidiré si es o no bueno para mí.

Male soltó a Grey y se detuvo frente a mí. Su figura era imponente. Era mucho más alto que yo y cada músculo de su cuerpo se tensaba.

Note que no traía camiseta. Podía observar su musculoso pecho lleno de tatuajes al igual que sus brazos.

Tenía un short que marcaba de una manera demasiado obvia lo que se escondía bajo la fina tela. ¡Virgen Santísima! Este chico era un espectáculo y eso hacía que lo odiara más. Sería más fácil odiarlo si fuese horrible por fuera como lo es por dentro.

—¿El tiempo de conocerlo?—repitió mis palabras.—¿Cómo es ese tiempo? Ah, claro. El mismo tiempo que ya te tomaste para conocer a Junior en un cementerio, a Lax en la biblioteca. Bonita manera de pasar tiempo y conocerlos. Conociste mucho de ellos, cómo gimen, cómo se mueven, cómo embisten, sus medidas y como te vuelven una maldita perra rogando por sus pollas...—antes de que pudiese continuar mi mano voló hasta su mejilla. El sonido se escuchó por toda la habitación.

El rostro de Male se movió un poco ante la bofetada.

Me sentía observada y al notar todos los Pride yacían mirando la escena, no sabía desde cuándo habían salido de sus habitaciones.

—¡Eres un maldito imbécil!—grite.

—¡Y tú una maldita hipócrita! Decías que nos odiabas, que nunca te gustariamos y aquí estás, muriendote por probar cada polla Pride.—dijo cerca de mí.

—Menos la tuya, imbécil.—le dije.

Lo odiaba.

¿Quién se creía para juzgarme?

—Eres un niño mimado que nunca a tenido algo para él solo y te molesta el hecho de que haya estado con dos de tus hermanos y que me hayan hecho gritar más de lo que tú harías jamás. Obvio, porque nunca me tocaras.—dije todo esto asentando el odio en cada sílaba, en cada palabra.

Sus ojos estaban rojos, las aletas de su nariz de abrían y cerraban y su pecho subía y bajaba en grandes respiraciones.

—Escucha lo que te digo, Ivanna Müller. Vas a caer a mis pies y una vez estés abajo aprovecharé para poner tu cara entre mis piernas. Vas a venir a mí, llorando, suplicando y el mejor consuelo que te daré será follarte como la maldita bestia que soy.—aquello sonó como una promesa a sí mismo.

—Escucha bien, Male Pride, vas a caer a mis pies cuando destruya tu mundito de fantasía dónde eres el rey de la nada absoluta. Vas a rogar piedad cuando el caos sea desatado y recordarás eternamente mi nombre y no por haber tenido la cara entre tus piernas.—dije.—Me gusta verte en la cima, porque sé que luego te veré caer en lo más bajo.

Dicho esto le di un empujón que lo tomó por sorpresa, logrando alejarlo de mí.

Me acerqué a Junior y me valió verga que estuviesen todos allí, lo tomé del cuello y uní sus labios y los míos.

Mire a Male en pleno beso.

Tragate esta, imbécil.

No sabía por qué pero sentía una impotencia grandísima a pesar de haberlo puesto en su lugar. Necesitaba mostrarle cómo besaba a su hermano en su puta cara.

No sabía ni siquiera por qué había surgido tal tema de mi aventura con Junior y Lax pues a él eso no le importaba. Eran sus hermanos si, pero era mi vida, mi cuerpo y mi maldita centro y hacía con ellos lo que se me viniera en gana.

Su pensamiento machista y posesivo era una grandísima mierda y yo no me dejaría domar, no por él.

Me separé de los labios de Junior y vi a Lax relamiendose aquel piercing que llevaba en los labios. ¡Dios, se veía tan sexy! No tenía camisa, su tez blanca con esos abdominales se veía claramente, su cuerpo era un escándalo total. Era completamente sensual, de solo verlo ya tenías ganas de follar.

Tomé a Junior de la mano y me acerqué a Lax.

No sabía de dónde sacaba la valentía pero necesaria mostrarle a Male que hacía lo que se me venía en gana y no podía llamarme perra por eso.

Bese a Lax, probé el sabor metálico de su piercing. El juego entre su lengua y la mia activo sensaciones en mi cuerpo de nuestro último encuentro.

Me aleje de él solo para tomar a Junior por el cabello y unir mis labios a los de él, luego volver a los de Lax.

—¿Ves, Male?—dije.—No solo los hombres tienen libertad sexual para estar con varias chicas al mismo tiempo. Las mujeres solo las dueñas del jodido mundo. Un par de tacones rojos imponen más que unos ojos grises. Las mujeres somos nuestras jefas, las reinas de nosotras mismas y nuestras propias heroínas. Una mujer no necesita a un hombre, en cambio, un hombre a lo largo de su vida necesita a más de una mujer.

El chico de los tatuajes me observó con la molestia dibujada en sus facciones perfectas y rudas. Esa belleza tan inocente y varonil al mismo tiempo.

Lo había logrado. Había demostrado que ni él ni nadie me controlaría. Yo era libre y eso no era pecado. ¿Acaso las mujeres no podemos ser libres y estar abiertas a toda experiencia sexual sin compromiso?

Male estaba muy equivocado si creía que me iba a domar cual animal salvaje, estaba muy equivocado si creía que iba a hacer que dejase de desear a sus hermanos por igual y más equivocado aún si creía que dejaría de follarmelos solo porque él me consideraba de su propiedad sin motivo alguno porque entre nosotros no ocurría nada.

El chico del cuerpo tintado salió dando largas zancadas y con la furia en sus ojos.

Había detectado algo en él pero negaba a creerlo. ¿Por qué todo esto? ¿Por qué sus reclamos? ¿Por qué su posesividad? ¿Acaso eran... Celos?

Mire a Grey que estaba de brazos cruzados con su peculiar sonrisa, todo esto parecía divertirle.

Luego mire a Jinx. Ni había reparado en su presencia. A diferencia de sus hermanos él si tenía pulover. Uno negro como su pantalón, el cual se ajustaba en cierta parte...

Una corriente de deseo y envidia cruzó mi cuerpo. Que daría yo por ser ese pantalón y ajustarme en ese paquete creado por los dioses del placer. Además, el hecho de que tuviese pulover echaba a volar mi imaginación. Nunca lo había visto sin pulover. ¿Cómo sería?

¡Dios mío! No estaba bien nada de esto.

Acababa de besar a dos Pride al mismo tiempo y ya estaba echándole ojo a Jinx. Estos chicos eran una tentación inevitable. Estar tan cerca de ellos era peligrosamente sensual y adictivo.

Todos tenían su encanto y deseaba algo de todos. Menos de Male, a ese lo quería bien lejos.

—Muy bien, Iv.—dijo Jinx.—Así que tienes derecho a estar con cuántos chicos quieras, es cierto pero entonces no te molestaría que ninguno de nosotros saliera con otras chicas.—dijo.

Sí.

—No.—mentí.—Ustedes y yo no somos nada. Solo fingimos este juego de Heaven y cinco Hells.

No quería ver a Jinx con otra. ¡No podía! Era mi primer amor, joder, no lo soportaría.

—Fingire que te creo.—terminó por decir el chico de negro.—Tú eres nuestra, desde hace mucho.

Él salió.

—Voy a dormir.—anunció Grey entrando en su habitación.

Sentí las manos dulces de Junior en mi cintura y las de Lax apretando mi culo.

—¿Qué demonios hacéis?—pregunte. Sus ojos destilaban deseo. Junior estaba de mi lado derecho, pegandome a su cuerpo, tanto que pide sentir una gran erección y Lax de mi lado izquierdo apretando mi culo y pegando su enorme erección a mí.

—No pensaste que después de ponernos cachondos nos quedaríamos así, ¿Cierto?—preguntó Lax.

—Asume las consecuencias de tus actos, Heaven.—dijo Junior.

Vine para planear con ellos sobre el homicidio de Michael Williams, lo que diríamos y termine en algo totalmente diferente.

Había despertado a las bestias, dos llenas de sed y hambre. ¿Y lo mejor? Hambre de mí.

  🖤_____________________❤️

¡Hola, mis amores!

¡Aparecí!

Hice un stop al misterio para traerles un poco de salseo con los Pride.

😏Las bestias se despertaron.

Male celosito 💋 pero trató mal a Iv y eso ella no lo perdona.

¿Que creen de esa promesa de Male?🖤 Llegados a un punto verán como a quienes creían conocer no son lo que pensaban.

¿Qué creen de cada Pride?

¿Cómo van esos sentimientos hacia los Pride? ¿Mantienen a sus favoritos o han cambiado?

¿Les gustó el capítulo?

Se les ama.🖤❤️🖤❤️🖤❤️

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