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|35| MUERTE o ASESINATO

Maratón 3/3. Si no leíste el segundo capítulo de este maratón porque Wattpad te trajo aquí primero o yo que sé, no te lo vayas a perder.

🖤Frank Pride ❤️

No necesitamos la luz.

Solo la oscuridad.

Vayamos a  oscuridad.

Alan Walker—Darkside.

Mire al chico vestido de negro frente a mí.

Sus iris de color gris eran adictivas, algunos mechones de cabello negro caían sobre su frente, su nariz fina, perfecta, sus labios de un grosor que daban la impresión de ser una fruta prohibida, una gran tentación.

El color negro le asentaba bien, resaltaba la palidez de su piel, le daba un toque misterioso, peligroso y exótico.

—Deben irse.—fue lo que salió de aquellos labios con absoluta frialdad.

Estaba tan centrada mirándolo, perdida en sus ojos y en su belleza corporal que había olvidado totalmente que él había matado a Mack, la había arrojado por la ventana y ella yacia abajo, muerta.

—El grito debe haber despertado a todos. Más vale que estén lejos de aquí cuando los demás vean a la muerta. Vayan a  sus habitaciones, deben fingir que no salieron de allí toda la noche.—nos indicó Jinx, quién parecía que se sabía todos los pasos para no parecer culpables de un homicidio cuando si lo éramos, en parte.

Me quedé mirándolo, era tan difícil alejar la mirada de él, de sus ojos grises que eran tan distintos al de sus hermanos, con ese brillo tan especial, con esa mirada fría.

—¿Iv?—la voz de Eisha me sacó de mis pensamientos y deseos hacia Jinx.—Tenemos que irnos.

Me acerqué a él.

No quería irme, no quería alejarme de él. No podía dejarlo solo. Temía que dijese que él la había empujado.

Mis sentimientos y pensamientos eran un torbellino.

Jinx me había salvado. Tenía miedo por él. ¿Y si lo descubrían? No podía dejarlo solo.

Estaba tan cerca que sentía un calor descomunal procedente de su cuerpo, ¿O del mío? Solo sabía que sentía un absoluto calor al estar cerca de él.

Entonces lo mire directo a los ojos y una ráfaga de recuerdos de aquella noche regresó.

Asesino...

Él...

Él es un asesino...

Jinx Pride podía haberme salvado pero había matado a Mack, la había matado como había hecho con tantas personas antes y eso no parecía afectarle en lo más mínimo.

Él acababa de matar a la que durante un tiempo considere mi amiga y yo andando de calenturienta. ¡Por dios! Yo no estaba bien. No podía ser normal.

Él es un asesino.

Él es un asesino.

Debo odiarlo.

Debo odiarlo.

Aparte mi vista de él y comencé a caminar hacia Ryan quién aún yacía en el suelo.

—Él está herido, no podemos fingir que estuvimos en nuestras habitaciones cuando él tiene un balazo en el pecho.—digo, sin mirar a Jinx. Sé que si lo miro caeré a sus pies, estaré perdida.

—Yo me ocuparé de él.—anunció una voz conocida, apareciendo en la escena. Nada más y nada menos que el mismísimo Lax Pride.

Genial. Dos Pride sabían que había estado en la escena del crimen y si ataban cabos sospecharian que había ido al Nuevo Mundo, si no lo sabían ya.

—¿Lax?

—Hola, corderita.—antes de poder hacer o decir algo, él estaba frente a mí y en un rápido movimiento unió nuestros labios en un beso fugaz y veloz pero que despertó demasiadas sensaciones en mí, sobre todo el hecho de que Jinx nos hubiese visto.

Jinx nos miró con mala cara, era evidente, que lo había molestado.

Sentí mis mejillas arder.

—¿C—cómo ayudarás a Ryan?—pregunte hacia Lax.

—Estudio ciencias médicas.—dijo el chico de la sonrisa imborrable.—Estudio con él—señaló al herido Ryan.—Incluso tuvimos nuestros momentos.—la picardía en su tono dejaba a entrever que debieron tener momentos no aptos para menores.

Lax era libre. Se notaba. No tenía ataduras de ningún tipo. Era guapo, sensual y tenía un aura perversa, oscura, sexual, como si fuese el rey del maldito sexo y eso lo llevaba a acabar enredado con lo que sea que se moviera.

—Concentración.—pedí, aunque me reprochaba a mí misma.—La situación no es la mejor para estar hablando de «tus momentos».—dije, haciendo énfasis en lo último.

—¿Celosa?—el chico me robó otro beso rápidamente. Era un roce tan rápido que me dejaba ardiendo el labio, anhelando por más y me estaba haciendo adicta a los labios de Lax desde la tarde anterior, en la biblioteca.

—¡Mierda, Lax!—gritó Jinx. Parecía enfadado. Muy enfadado.—¿Puedes dejar de jugar por una puta vez? ¡El maldito idiota con el que tuviste varios polvos está muriendo y abajo hay una chica muerta que en cualquier momento alguien verá y será mejor que para ese entonces TODOS estemos en nuestras habitaciones!

Tenía sentido.

Lax ayudó a Ryan a levantarse mientras éste último se quejaba de dolor.

—No te quejes tanto, hombre.—dijo Lax con una sonrisa hacia Ryan.—No te quejas tanto cuando follas.—agregó. ¿No podía dejar las bromitas? Además, imaginarlos juntos me estaba poniendo celosa.—Y tú, Batman—dijo refiriéndose a Jinx, un apodo referente a su ropa negra y su manera fría de ser.—, no te preocupes, Iv tiene besos para todos. ¿Verdad, Iv?—me guiño un ojo y desapareció junto a Ryan, sosteniéndolo del brazo.

Mierda. Eso sí que había sido intenso e incómodo.

Sí con un solo Pride cerca las hormonas de cualquier chica(o chico) se alborotan, imagínense con dos.

Jinx me miró con mala cara. Veía algo reflejado en sus ojos grises pero no estaba segura: ¿Celos?

—¿A dónde Lax se llevó a Ryan?—pregunte preocupada y volviendo a respirar con normalidad tras la ida del chico de la sonrisa perversa Pride.

—A la enfermería.—dijo Jinx, cortante.—Allí lo atenderá y si hay alguien él lograra hacer que no cuente que han estado allí.

—¿Cómo?—pregunte.

—Con las mismas manos que te tocó a ti, con el mismo encanto que te sedujo a ti y con la misma boca que te besó a ti.—respondió el tempano de hielo Pride. Si quería que me pusiera celosa lo logró.

Mi conexión con Lax era única, éramos tan compatibles, nuestros cuerpos parecían hechos el uno para el otro y el deseo se extendía en cada pequeño roce cuando estábamos cerca. No quería que sintiese eso con nadie más.

¡Es un asesino!

Me reclamó mi mente.

—Ahora deben irse.—dijo Jinx.—Vayan a sus habitaciones y nunca estuvieron aquí. En el caso tuyo Aisha, si tus roomies preguntan donde estabas el tiempo que estuviste fuera di que estabas conmigo. Inventa una historia, yo te encubrire, así tú serás mi coartada y yo la tuya. ¿Okey?

Aisha asintió.

Era increíble la frialdad de Jinx al planear cada paso para que no supieran nunca la verdad. Eso en parte me asustaba, por su actitud fría y calculadora pero me hacía sentir segura pues ese chico de ojos grises brillantes y de semblante frío me había salvado la vida y había estado para mí cuando más lo necesite, había cubierto mis huellas y me había ayudado a mí y a mis amigos a salir de esta locura sin acabar presos o en el Nuevo Mundo.

Eisha y yo seríamos la coartada la una de la otra. Las dos diríamos que estábamos en nuestra habitación, juntas.

Salimos caminando apresuradas. Debíamos llegar rápido pero la voz de Jinx me frenó.

—Un gracias no estaría mal.—me dijo.

Podía sentir su mirada ardiendo sobre mi piel.

—Gracias por matar a mi roomie.—dije con sarcasmo. No quería asumir en voz alta que me había salvado y darle ese gusto.

—De nada por salvarte de tu loca roomie.—me corrigió.

Iba a irme pero consideré justo darle las gracias de corazón.

Me di la vuelta y encare al chico frío, mirar sus ojos era perderme en recuerdos: Él y yo, escapando cada noche para encontrarnos, para besarnos, tocarnos y decirnos al oído cuanto nos queríamos y cuánto nos deseábamos, él y yo teniendo nuestra primera vez.

Él parecía recordar también cuando me veía, parecía perdido en mis ojos, como yo en los suyos.

Él camino unos pasos hacia mí.

Era como si solo estuviesemos nosotros, solo importabamos nosotros.

—¿Quieres decirme algo?—pregunto cuando sólo unos pocos centímetros nos separaban.

—Gracias.—dije.—Si no fuese por ti, estaría...

El puso su dedo sobre mis labios.

—No lo digas.—pidió.—No conviertas esto en un cliché de novela romántica.—expresó y pude ver el atisbo de una sonrisa.—Quiero que sepas que lo haría de nuevo, mataré a cualquiera que intente hacerte daño.—aquello sonó cómo mas que una promesa, era una convicción, era como si ya lo hubiese hecho antes o miles de veces y estaría seguro de que lo seguiría haciendo.

—O estoy muy loca o es muy difícil no enamorarse de ti.—dije.

—Soy irresistible.—dijo él.—Casi tanto como tú.

—¿De verdad matarías por mí?—pregunte, mirando aquellos ojos.

—Mataría a la muerte por ti y viviría la vida solo por ti. Pondría a rezar al rey del infierno por ti y pondría a pecar al rey del cielo por ti.—me dijo.—Porque en mi mundo frío, oscuro y solitario eres tú la única llama de calor, luz y compañía que me queda.

Entonces lo agarre del cuello de su pulover y estampe sus labios contra los míos para dar paso a un beso lleno de deseo, hambre e intensidad. Lo necesitaba, necesitaba probar sus labios.

Estaba loca. Loca. Loca totalmente por amar después de tantos años al chico que junto a sus hermanos destruyó frente a mí todo a mi alrededor pero lo amaba.

Estaba loca. Loca. Loca totalmente por sentirme amada por un chico que quería matar por mí. Pero para mí esa era su mayor muestra de amor. Que estuviese dispuesto a arrebatar vidas por mí.

—No me agradezcas aún, llama de fuego.—me dijo.—Ya tendrás tiempo para agradecerme como se debe. Ahora vete y cuídate, recuerda que tú caballero de la noche te protege y matará por ti sin dudar.

Me aleje de él para salir corriendo rumbo a mí habitación junto a las chicas.

Jinx. Mi caballero de la noche. Mi témpano de hielo.

      ______________________

¡Holius!

Lo logré.

Logré hacer este maratón de tres capítulos.

Espero lo hayan disfrutado.

Pronto vuelvo con las actualizaciones normales. Espero poder actualizar mañana.

¿Les gustó el capítulo?

¿A quien prefieren de los dos hermanos que aparecieron a salvar a Iv? ¿Jinx o Lax?

Bueno, Mack🙏

Se vienen muchos más acontecimientos.

Recuerden que si ya cayeron en las manos de un Pride, corren el riesgo de que este sea el misterioso asesino.

¡Nos vemos!

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