|33| Tras las puertas yace el ASESINO
Celebrando que llegamos a diez mil vistas ganó la opción del maratón por mayoría de votos así que a continuación los tres capítulos del maratón. Hice este maratón para celebrar las diez mil vistas y ya vamos por once mil así que a celebrar con este maratón de tres capítulos seguidos. Estén atentxs de no perderse ningún capítulo. Al comienzo pondré el número en cada capítulo, eviten saltarse uno sin darse cuenta o se perderán cosas importantes.
Maratón 1/3
Me destrozaron desde niño.
Llevando mi enojo a las masas.
Escribiendo poemas para los pocos.
Que me miraban, me llevaban, me estremecieron, me entendieron.
Cantando desde el sufrimiento, desde el dolor.
Captando el mensaje desde mis venas.
Diciendo mi lección desde el cerebro.
Viendo la belleza a través del:
¡Dolor!
Imagine Dragons—BELIVER
Caminamos por el pasillo hasta llegar a la puerta que le daba fin y daba entrada al pasillo femenino.
Apenas me detuve en la puerta la vi abrirse rápidamente.
—Algo raro ocurre aquí.—dijo Mack.—Lo mismo pasó con la primera puerta. Simplemente se abrió. ¿Por qué nos están dejando entrar?
La mire. Sabía que tenía razón pero ahora mismo solo sabía que tenía que aprovechar la oportunidad y adentrarme para descubrir lo más que pudiera.
Estos pasillos eran idénticos a los anteriores. Blancos y con muchas puertas.
En las primeras puertas de los cubículos sucedió lo mismo que en el pasillo de las chicas pero está vez con chicos, ellos se lanzaban contra la puerta al vernos pasar, estampaban sus caras contra la ventana de cristal sonriendo como dementes.
—Este lugar es una jodida pesadilla.—dijo Aisha.
—«Millenium University» «La universidad de tus sueños».—recordó Ryan las palabras de presentación sobre este lugar cuando llegamos.—En vaya pesadilla se convirtió ese sueño.
Los chicos nos miraban desde adentro, sus sonrisas eran perturbadoras, sus ojos abierto exageradamente.
—¿Donde quedaron los chicos que entraron en Millennium University hace semanas? Ahora son solo locos, dementes.—dijo Aisha, viendo a los chicos en los cubículos.
—Siempre estuvieron así solo que ahora están descontrolados.
Mire por las ventanas de algunos cubículos, algunos chicos yacían en camas con intravenosa en sus brazos.
¿Que les sucedía?
¿Por que ellos si tenían camas y los otros solo un colchón en sus cubículos?
En otros cubículos lo que vimos fue horribles, algunos de ellos yacían dando saltos sobre sus colchones conectados a la máquina de los electro choques y lo peor, nadie los vigilaba.
—Mierda.—expresó Mack.—Esto es de locos.
—¿Los dejan ahí sin supervisión conectados toda la noche a los electro choques? ¡Eso los va a matar!—gritó Aisha.
—Llegara el punto en el que sus cerebros estén fritos.—dijo Ryan. Sonaba frío, tal vez aún estaba recepcionando toda esta locura.
Al llegar al final del pasillo la zona subterránea de Millennium University acababa, el Nuevo Mundo que ocultaba la oscura verdad de este lugar llegaba a su fin con una habitación totalmente distinta a las otras.
Una puerta negra, de metal se imponía y llamaba la atención, fuertes candados yacían colocados en distintos lados de la misma y enrollados a cadenas como si tras esa puerta esperara atento un monstruo peligroso y despiadado, uno que podría considerarse por si físico humano pero que sin duda debido a su crueldad iba más allá.
Esta puerta no poseía ventana de cristal sino una rendija como las de las prisiones, pequeña, y que se abría desde afuera cuando los policías querían ver sin abrir la puerta al preso.
Trague en seco.
Si eran ciertos los rumores como decía Eisha, en ese cubículo que además parecía mucho más grande que los demás yacía apresado el asesino.
¿Por qué no lo denunciaban o lo apresaban para siempre?
Porque era un maldito Pride y probablemente toda esta locura de universidad/psiquiátrico era obra de ellos también o al menos cómplices eran.
Tomé la rendija y la abrí.
El interior del lugar yacía oscuro y sombrío. Daba escalofríos. Forcé mi vista y observé cuatro sillas que estaban desocupadas, sogas descansaban sobre cada una, cadenas, como si hubiesen atado a alguien a ellas hace poco o como si estuviesen destinadas a ello.
Entonces noté la silla del centro. La quinta.
En ella estaba la figura de un chico. Sus pies estaban atados a la silla con una soga así como su torso y además traía una camisa de fuerza. En su cabeza había un saco negro que impedía ver su rostro y en su tobillo derecho un grillete, una cadena pegada al suelo y que sólo se debía abrir con llave.
Lo tenían en condiciones horribles.
Tanto cuidado. Debía ser realmente peligroso.
—Vaya, vaya, vaya.—su voz me provocó escalofríos. Era un Pride. Estaba segura pero no podía definir cuál. Su tono era divertido, burlesco como el que usaba Lax siempre, al final de las palabras tenía ese toque fino y educado de Junior, la voz ronca sin duda parecía ser de Male, la insinuación en su tono, ese tono seductor en todo momento de Grey y la lentitud a la hora de hablar, esa calma inigualable de Jinx.
Parecía la mezcla de todos.
—Miren quién ha venido a visitar mi humilde hogar.—dijo.—La mismísima princesa Pride.
«Princesa Pride»
La manera en que lo dijo había sido extraña, con burla, deseo, maldad.
No me atrevía a hablar.
¿Si sabía quién era yo o solo estaba demente y hablaba por hablar? Era imposible que hablase de mí, no podía verme. ¿Cómo me reconocería?
—¿Piensas que si no hablas no te reconoceré?—preguntó divertido.—Oh, princesa Pride, soy mucho más astuto que eso.—dijo y re río.—¿Te molesta que te llame Princesa Pride? Siento el miedo fluir de tu cuerpo cada vez que te llamo así. Lo siento si te molesta, solo lo hago porque... No sé cómo llamarte. ¿Debería decirte Ivanna o Camille?
Mi cuerpo entero se tensó.
¿Cómo?
¿Qué?
No podía ser posible. Él estaba atado, con un saco en la cabeza. ¿Cómo sabía quién era yo?
—Camille sin duda es un nombre que me gusta.—me dijo.—Ah, me gustaba Camille. Era tan inocente. Corría por esos pasillos temiendo por su vida, llena de sangre, de pies a cabeza.—dijo y un suspiro escapó de sus labios.—Sé que aún Camille sigue ahí dentro. Muy dentro. Escondida en la coraza de destructora de Pride's que eres ahora.
¿Quién era él?
¿Cómo sabía tanto?
—Beutifull Mistake.—expreso con una pronunciación perfecta.—Siempre fui un error, uno hermoso pero un error. Nací para atormentar las noches de los inocentes, para escarbar en la mente de los cuerdos y hallar su locura, para manchar de sangre a los que se consideran puros.
Estaba loco, eso sí. Pero hablaba con tanta pasión que por unos segundos casi olvide que era un asesino.
Su pronunciación.
Recordé cuando el asesino me llamó, cuando creí que Tyler estaba en peligro. Había hablado en inglés, con una perfecta pronunciación. ¿Casualidad?
—¿Princesa Pride?—canturreo aquel demente.—Vamos, no me prives de tu voz. Estoy aquí muy solo, las voces de mi mente son mi única compañía.—dijo y luego agregó rápidamente:—Pero sus voces no son nada en comparación con la belleza de como cada tono agudo y suave se unen para formar un canto perfecto de muerte, un canto perfecto como en ópera en la voz de una sola persona, tú.
—Estás loco.—fue lo que salió de mis labios.
—Dime algo que no sepa.—dijo el soltando una carcajada.—Eso es como que yo te diga que eres hermosa.
—Tal vez sabes que estás loco pero no veo que les des la importancia suficiente.—digo.
—¿A estar loco? Nah.—expresa con desinterés.—Me causa claustrofobia lo que la gente considera «normal». me da alergia la «cordura». Que los seres humanos «normales» se escondan tras una máscara y digan que son cuerdos me parece la cosa más ridícula del mundo.
—A mí me parece ridículo que TÚ estés loco y pienses que por ende todos los demás lo estamos y solo fingimos.—le dije.
Él se quedó en silencio. Me arrepentí de mis palabras. Era un asesino. No podía provocarlo. Aunque no podía hacerme nada estaba encerrado tal vez enfadandolo me dijese en un impulso quién era.
Aún no estaba segura de que él fuese el asesino.
Yo sabía que todos los Pride eran asesinos. Él podía ser un Pride pero podía perfectamente ser solo un Pride loco que se descontrolada y traían aquí. Nada aseguraba que él fuese el asesino de Heavens. Sí, era un asesino, como todos los Pride pero no sabía si era el asesino actual, el que actualmente estaba matando a los Heavens.
—Pregunta.—su voz sonó molesta.—Sé que me preguntarás si soy el asesino.—dijo con absoluta seguridad. ¿Cómo sabía todo lo que yo iba a hacer? ¿Me leía la mente acaso?—Te leo. Es muy fácil hacerlo. Sé que te estás preguntando ahora mismo como puedo predecir cada uno de tus pensamientos.—dijo. Era un jodido loco muy astuto.
Si quería llevarle la delantera y descubrir si era o no el asesino debía ser más inteligente que él. Debía actuar de manera inesperada, que no pudiera predecir mis pensamientos y acciones.
—¿Sabés que como logro leerte?—preguntó.—Es fácil. Todos los seres humanos promedio actúan igual. Son seres inferiores. Se dejan llevar por sentimientos: amor, miedo, odio, tristeza. De esa forma es fácil saber lo que harán ante cada situación. Si el novio las deja, llorarán. Si digo que soy un asesino, tendrán miedo, huirán. Eso se aplica a todo. Si vienes aquí, es porque quieres saber si soy el asesino y me lo estás queriendo preguntar pero temes que diga que sí, temes que sea Junior o Lax. Porque son los dos a los que te has follado y te da pavor pensar que has cogido con un asesino. ¿Ves? Ya te he leído completamente. No puedes esconderte de mí, puedes ponerte miles de máscaras que yo sacaré una a una y veré en tu interior.
—¡Basta!—grite.
Mi respiración se había vuelto irregular. Mi corazón latía rápidamente. Mis manos temblaban.
¿Cómo lo hacía?
Lograba ver cada uno de mis miedos. Lograba saber que temía y temía mucho a la verdad.
Desde que me había enterado de que todo este tiempo habíamos estado en un psiquiátrico y todos a mi alrededor o la gran mayoría eran enfermos mentales y personas inestables psicológicamente sabía que todo podía suceder a partir de ahora.
Ahora sabía lo loca, descabellada y cruel que podía ser la verdad.
Me daba miedo saber cuál de ellos era el asesino. ¿Por qué? Sí ya una vez los había visto a todos como asesinos, ya una vez los vi a todos asesinar a toda una escuela. Debería estar preparada para que cualquiera de ellos fuese el asesino actual si una vez todos fueron los asesinos.
Pero no, me sentía mal. Tenía miedo porque en este tiempo había conocido a esos chicos, la otra parte de ellos, una parte sana, donde parecían chicos normales.
Eran loco, raro, extraño. Pero sentía que había conocido dos caras de las mismas personas. Una, la conoce en Élite School, dónde vi a cinco hermanos asesinos matar a una escuela entera. La otra la había conocido en Millennium University dónde conocí a esos chicos, dónde vi sus actitudes de chicos normales y comunes. Me había acostumbrado a verlos así, a verlos de manera sana y ahora me daba pavor asumir nuevamente la realidad, sí, cualquiera de ellos podía ser el asesino.
—¿Eres el asesino?—pregunte.
—Sí—al escuchar su respuesta mi corazón latió con fuerza. Era cierto. Estaba frente al asesino. Era ese chico atado y con camisa de fuerza, ese demente super astuto que ocultaban cuando se salía de control tras aquella gigante puerta de hierro. Entonces agregó:—Y no. Las dos.
Y volvíamos al mismo juego.
—No puedes ser y no ser el asesino.—dije cansandome de su jueguito.—O lo eres o no lo eres. ¿Eres el asesino? ¡¿Sí o no?!
—Si... Y no.—volvió a decir con suma calma. Yo bufé con cansancio. Eres chico jugaba con mi mente. No decía nada en concreto pero sí que sabía leer cada uno de los pensamientos.—Simples humanos.—dijo.—Se molestan ante la más mínima encrucijada, ante el más mínimo error en sus planes. ¿Creíste que llegarías aquí y te daría todas las respuestas que quisieras? Estoy hasta siendo considerado, te estoy dando las respuestas pero no como las quieres, no te las estoy diciendo a tu modo, sino al mío pero la respuesta está ahí.
Todo con él era tan enredado que debía tener una gran paciencia y la mente muy despejada.
—¿Quieres decir que me estás dando las respuestas pero no como quiero oírlas? ¿Es decir que me estás dando las respuestas en clave?—pregunte y pude ver un asentimiento de su parte.—Claro, maldito psicópata, no podías decirme lo que necesito por lo claro. Tenías que armar todo un juego mental para darme las respuestas que necesito.
Entonces debía interiorizar cada una de sus palabras y sus respuestas. Si me decía la verdad en clave debía pensar e interpretar bien todo lo que dijese.
Este chico era un psicópata, para él todo era un juego, eso ya la había demostrado y a menos que estuviese dispuesta a entrar en su juego no obtendría respuestas. Además él parecía ser la pista más clara que tenía hasta ahora, un proveedor de información, aunque debía comprender mejor a este proveedor.
Estaba contándome la verdad mediante encrucijadas y adivinanzas, le gustaba jugar, le gustaba ponerme a pensar y darme la verdad escondida en palabras para que tuviese que descifrarlo. Eso era lo que hacía pero claramente este chico sabía mucho y lo necesitaba.
Sí y no.
Era el asesino sí y no.
¿Cómo podía ser y no ser?
—¿Con lo de sí y no te refieres a que no eres el único asesino?—pregunte.
Él se carcajeo.
—Así es.—dijo.—Muy bien pensado, princesa Pride. Yo soy el asesino pero hay otro y ese está más cerca de ti de lo que crees, mucho más que yo.
Sus palabras me dieron escalofríos.
¿El otro asesino estaba... Cerca de mí?
—Danger. Danger. Danger.—pronunció.—The killer is coming for you, waits to make the sky bleed, wait for his revenge, cries out for blood and is inside.
Me tome unos segundos para traducir cada una de sus palabras en mi mente:
«Peligro. Peligro. Peligro. El asesino viene por ti, espera para hacer sangrar al cielo, espera por su venganza, clama por sangre y está adentro.»
Algo en mi interior se retorció ante sus palabras.
Sentía que tenían sentido pero no lograba interpretarlas pero sentía que las entendía, que las comprendía.
Sangre...
Un recuerdo fugaz invadió mi mente.
Tierra mojada...
¿Que eran esos recuerdos?
Cavar, cavar, cavar, cavar.
¿Por qué las palabras de ese extraño chico creaban esta sensación en mi cuerpo?
Petricor. No hay nada mejor que ese olor perfecto a tierra mojada.
Un silbido.
Es él.
Cavar. Cavar. Cavar. Cavar.
Tiro la pala a un lado cuando logró mi objetivo, ¿O no? ¿Es su objetivo?
El silbido aumenta. Está más cerca.
¿Por qué he cavado?
¿Para esa persona que silva?
Sangre...
Tierra...
Sangre en la tierra... Espesa. Tierra mojada. Petricor. Miro al cielo. Está rojo y negro. Una tonalidad extraña. Es una noche nublada y de tormenta, así que el cielo ha tomado esa extraña coloración.
—Hacer sangrar al cielo.—dice la voz a mi lado.
Entonces miro el cuerpo en el suelo.
—Esta es mi venganza.—dice la voz detrás de mí. No me atrevo a mirar. A enfrentar h ver quién es.
Olvida. Olvida. Olvida. Olvida.
—Iv.—la voz de Eisha me saca de aquel extraño recuerdo.
El chico desde adentro se ríe.
—Mis palabras provocaron algo en ti, ¿Eh? Princesa Pride.—me dice en tono juguetón.
—Iv. Vámonos.—me dice Ryan.—Este idiota juega contigo. Es un psicópata y le gusta divertirse jugando con tu mente.
Miro adentro. La camisa de fuerza. El saco en la cabeza. Atado. El grillete en el pie.
—Eres el asesino.—digo mirándolo y su risa aumenta.—Y estás completamente loco.
Me doy la vuelta, dándole la espalda a la puerta de metal.
—Esperaré ansioso a nuestra próxima cita, princesa Pride.—me dice con emoción.
—Sigue soñando, no volverá aquí.—le dice Aisha.
—Sí que lo hará.—contradice el asesino encadenado.—Si quiere descubrir la verdad, no le queda otro remedio que entrar a los juegos retorcidos de este asesino y vendrá, vendrá a mí, porque solo yo sé la verdad que ella necesita saber.—dijo.—No he olvidado que estamos en un juego, princesa Pride. ¿Lo olvidaste? Entraste en mi juego desde que te llame y trataste de salvar a Tyler cuando él no era mi víctima.—contó. Así que si era él. El asesino, el mismo que me llamó.—Recuerdas que debes detenerme antes de que mate a todos y debes descubrir quién soy, solo tienes tres oportunidades y somos cinco sospechosos, cinco Pride. Descubre mi identidad, princesa Pride y todos se salvarán. Pierde y todos morirán. Vuelve pronto.
Tras oírlo salí de allí a toda prisa.
Había hablado con el asesino. Tenía muchas preguntas pero hablar con él era un completo acertijo en cada respuesta que daba.
Necesitaba pensar.
Ese chico sabía muchas cosas. Conocía las respuestas a todos los misterios y los guardaba muy bien mediante adivinanzas casi imposibles de resolver.
¿Por qué sus palabras me hicieron recordar algo que había olvidado?
¿Que hacía yo cavando?
¿Quién silbaba detrás de mí?
¿Quién era el asesino?
¿Por qué no lo lograba reconocer por su voz?
¿Cómo lograba ser tan distinto a todos los Pride cuando estaba aquí? Su voz, su manera de ser, de expresarse, no se parecía a ningún Pride, era como... ¿Si fuese otra persona?
Salimos del primer pasillo, luego del segundo y subimos las escaleras. Estamos en el sótano. Al lado de la gran ventana que refleja el patio de la universidad, el cual yace dos pisos debajo.
—Quietos todos.—la voz de Mack me hizo darme la vuelta para encontrarla apuntandonos con una pistola.
—¿Mack, que demonios...?—la protesta en mis labios fue interrumpida cuando ella apretó el gatillo y le disparó a Ryan en el pecho.
—Espere demasiado tiempo por esto.—dijo sonriendo de una manera que jamás la había visto.
_________________
¡Hola, mis Heavens!
Seré breve porque fue un capítulo largo.
Cómo prometí, este es el primer capítulo del maratón, celebrando que tenemos ya diez mil vistas.
¡Gracias a todas!
¡Hablamos con el asesino! ¡Lo tuvimos a centímetros y no pudimos quitarle ese saco y ver quién era!
¿Quién creen que sea el asesino?
¿Por qué suena su voz como la mezcla de todos los Pride e irreconocible? ¿Por qué su actitud es tan diferente a la de todos?
¿Que ocurre con los recuerdos que aún Iv o Camille no recuerda? ¿Que le sucedió en verdad?
La verdad será un torbellino que arrasará con todo a su paso.
Maratón 1/3
Sigue al próximo capítulo...
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