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|32| La verdad yace oculta a simple vista


Tus palabras en la pared

Mientras rezas por mi caída.

Y la risa en los pasillos.

Y los nombres que me han llamado.

Me quedo en mi mente y estoy esperando el momento.

Imagine Dragons—Enemy

Estamos en el sótano, hemos quitado el mantel de piso que cubría la puerta secreta al nuevo mundo, cómo nos dijo Tyler.

Una puerta de hierro, imponente. La abro y una amplia escalera se deja ver, no vemos hasta donde llega pues la oscuridad es demasiada. La imagen de la escalera yendo directo a esa inmensa oscuridad es perturbadora y provoca pánico pero aún así la primera en cruzar con absoluta determinación es Mack, comienza a bajar, luego Aisha y Ryan me hace señas de que pase primero.

—Las chicas primero.—me dice sonriente mientras se le marcan los hoyuelos y los anteojos brillan haciendo brillar sus ojos negros, es apuesto.

—Nunca había odiado tanto la cortesía y esa idiota frase.—le dije y ambos nos echamos a reír.—Desearía que Male, Grey, Lax o Jinx estuviesen aquí.—digo eso en voz alta.—Esos imbéciles pasarían primero a dónde fuese sin importar ningún tipo de cortesía, pero sin duda, me habrían hecho sentir segura si estuviesen aquí.—cuando termino de hablar me sorprende lo que he dicho y como mi corazón se ha oprimido. ¿Acaso... Deseo que estén aquí? ¿Acaso... Los extraño? ¿Los necesito?

—¿Y Junior?—me pregunta Ryan.

—Junior es diferente, él haría todo por mí, lo sé, me lo ha dicho y... Le creo.—digo sonriendo.—Probablemente si estuviese aquí me cargaría y bajaría esas escaleras conmigo en brazos para que no sintiera miedo, aunque acabaramos cayendonos.

—Tus ojos brillan al hablar de ellos.—me dice Tyler y mi sonrisa desaparece.

¿Qué carajos...?

¿Por qué me siento así?

¿Por qué ahora, en este momento en el que tengo tanto miedo quisiera que estuvieran aquí conmigo?

Ellos son unos asesinos, los asesinos de mi mejor amiga. ¡Me estoy volviendo loca! Esos chicos no sienten nada por mí. Ni siquiera hemos pasado por tantas cosas juntos como para que piense en ellos y los necesite cuando tengo miedo.

Mi mente recuerda cuando bese a Junior en el parque, cuando bese a Jinx en un pasillo de la universidad, cuando Jinx me besó, cuando Male y Grey pelearon por mí, cuando pensé que Lax era el asesino y acabé con el semidesnudo en un baño restregando su erección a mi culo, cuando Male rompió mis documentos, cuando me fui con Grey, cuando folle en un puto cementerio con Junior, cuando Jinx apareció con su posesividad queriendo que no me fuese con Lax y cuando acabe follando con Lax en la biblioteca y por último, el recuerdo claro de una yo aterrada, enterrando un cuerpo con ellos en el patio de Millennium University.

Sí, si habíamos vivido muchos momentos con esos malditos asesinos. Los odiaba pero de algún modo me había acostumbrado a ellos y peor, los necesitaba.

Esa noche, cuando enterramos ese cadáver, tenía miedo pero cuando los vi acercarse a mí y rodearme, a pesar de que estaban llenos de sangre no tuve miedo, algo en mí me dijo que no me harían daño. Esa noche, en ese momento en que pusieron sus manos ensangrentadas en diferentes partes de mi cuerpo, cuando estuve tan cerca de todos que podía sentir el calor de sus cuerpos, esa noche, no tuve miedo porque ellos estaban allí.

Era jodido, era enfermizo, era obsesivo pero me sentía segura con ellos.

—¿Iv?—la voz de Ryan me saco de mis pensamientos. Ahora estaba en las escaleras.—Voy a bajar primero, si así te sientes mejor. Nos vemos abajo.

Él comenzó a bajar y cuando desapareció de mi vista me sentí realmente sola, mi miedo aumento.

Con todas mis fuerzas me posesioné frente a las escaleras, aguantandome de estas, mire hacia abajo, no se veía nada, solo oscuridad. Trague en seco y comencé a bajar, adentrándome en la pesadilla hecha realidad que se vivía bajo la grandiosa Millennium University.

Cuando al final la escalera acabo, me vi en un pasillo inmenso que parecía un túnel subterráneo. Las paredes eran de color marrón, era tierra, tierra pura o eso parecía. Parecía ser la tierra original de las paredes, el suelo en cambio era de un blanco mucho más limpio que el de la propia universidad, un blanco demasiado limpio, parecía el suelo de algo así como un laboratorio, incluso tenía líneas azules a los costados.

—¿Será un laboratorio lo que hay aquí abajo?—pregunte comenzando a caminar junto a mis amigos.

—Puede ser. Eso sería muy sano. Ayudaría a terminar con todo el miedo que tengo sobre este lugar.—dice Aisha.

—Sí. Un laboratorio sería muy sano, a menos que experimenten con humanos.—dice Ryan y Aisha lo mira asustada.—¿Qué? No puede ser un simple laboratorio. ¿Sino para que traen a los Heavens? ¿Para que hagan prácticas de laboratorio en las asignaturas de Química, Biología y Física?—la última pregunta la hizo con sarcasmo.—Ahora si experimentan con humanos, todo tendría explicación.

—Haz arruinado lo sano en la teoría de que fuese un laboratorio.—le dice Aisha.

—Para haber investigado sobre este lugar por tres años, eres bastante miedosa.—dice Mack hacia Aisha.

—No es lo mismo investigar, hablar con personas que estuvieron aquí y que sólo decían palabras dementes, o mirar en las cámaras de seguridad a estar bajando a este jodido sitio.—dice ella.—Pero sé que aquí sucede algo malo y no dejaré a mi hermana aquí abajo.

Nos detenemos frente a una puerta que da fin al pasillo. La puerta posee una tecnología de esas que solo había visto en películas de ciencia ficción. Una puerta blanca con una pequeña pantalla digital para ingresar contraseña, no tiene manija y parece ser bastante dura, además en la pantalla sale con letras verdes digitales que se mueven para que se pueda leer el mensaje completo:

«Escriba la contraseña para acceder»

Supongo que no podemos lanzar la puerta abajo, pues no sabemos que hay adentro.

—Debimos traer a Tyler, tal vez la hubiese podido hackear.—dice Ryan.

—No creo que fuese una buena opción.—niega Aisha.—Yo misma fui capaz de atraparlo cuando hackeó la seguridad de la universidad, estoy segura que aquí hay mucha más tecnología en juego, lo descubrirían antes de que siquiera lograra conectar los datos.

—¿Cuál puede ser la contraseña?—pregunto.

—¿Nuevo Mundo?—propone Aisha con duda.

—Demasiado obvio.—dice Mack, con molestia.—Eisha dijo antes de irse «Menos Millennium University, más Millennium Mind». ¿Qué tal Millennium Mind?

Me acerco a la puerta y tecleo.

¡Contraseña incorrecta!

La ventana digital se torna roja y pone en letras grandes:

¡Contraseña incorrecta! Primera fase de ejecución.

Un compartimento de la puerta se abre, mostrando un láser que se ve peligroso debido a que tiene la forma de una pistola solo que en la punta de ve la luz roja.

—¿Primera fase se ejecución?—pregunta Aisha con miedo.—No creo que podamos probar cuántas contraseñas se nos vengan a la mente. Parece haber un número de errores y cuando ese llegue, llegará la última fase de ejecución y esa cosa nos matará en segundos.

Tenía razón.

Era lo obvio.

Ese láser no había salido por gusto.

Pero necesitaba probar.

Teclee «Nuevo Mundo» a pesar de las quejas de mis amigos debido al miedo.

¡Contraseña incorrecta!

¡Contraseña incorrecta! Iniciando segunda fase de ejecución.

La luz del láser se incrementó, volviéndose una luz roja casi cegadora que nos apuntó con rapidez.

—Fue una idiotez venir aquí. ¿Cómo creímos que sería tan fácil?—se reprochó Ryan molesto.

No podía dejarme vencer. No ahora. No aún.

Frío. Abajo. Lejos. Nuevo mundo. Bienvenidos al nuevo. Sí. Redención. Perdón. Cura. La cura a la locura está... En el nuevo mundo. No más Millennium University. Más Millennium Mind. Así. Así volveré. Me perdonarán.

Recordé las palabras de Eisha. Entre esas palabras estaba la contraseña.

¿Abajo?

¿Frío?

¿Perdón?

¿Cura?

¿Redención?

Ella repetía esas palabras, como una ley, como si se las hubieran dicho muchas veces y por lo que decía Aisha todos los que regresaban del Nuevo Mundo regresaban y lo único que podían decir eran palabras dementes y sin sentido.

Sin sentido para nosotros pero para ellos y en este lugar  si que tenían algún sentido.

Comencé a teclear la próxima palabra:

«C—

—¡No! ¡Iv, no lo hagas!

«C—U—

—¡Vamos a morir si lo haces!

«C—U—R

Antes de que terminara la palabra «Cura» la puerta se abrió cómo por arte de magia.

Todos nos quedamos atentos, sin aliento, nerviosos.

¿Por qué se había abierto?

¿Nos habían dejado entrar?

—¿Y si es una trampa?—la pregunta de Aisha llegó demasiado tarde.

Ya el Nuevo Mundo se mostraba ante nuestros ojos. Sus puertas se habían abierto. La luz de la verdad se expandió en nuestro rostro y el manto que cubría nuestros ojos, la tenue mentira que nos alejaba de lo que en realidad eramos todos allí, de lo que era Millennium University y de lo que hacíamos allí, fue reemplazada por la cruda verdad. Ante nuestros ojos fueron expuestos la demencia, la locura, la maldad, la sangre y el caos.

Un pasillo. Un largo primer pasillo. A diferencia de el primero que habíamos dejado ya atrás, este poseía una estructura muy desarrollada, el suelo, el techo y las paredes poseían ese toque de laboratorio, finos, de color blanco, pulcro y esa imagen de tecnología y mega desarrollo.

Puertas. Puertas. Puertas. Y más puertas.

El pasillo era largo, ancho y compuesto por muchas puertas. Parecía un hospital o un hotel, depende como se viera. Las puertas también eran blancas, con contraseñas para acceder a cada una.

¿Qué era este sitio?

No había una sola alma caminando por allí. No había nada más que puertas.

¿Dónde estaban los Heavens?

Comenzamos a caminar y cuando pasamos por las primeras dos puertas, ambas quedaban a mis costados, una del lado izquierdo y otra en frente, de mi lado derecho.

Poseían una pequeña ventana cada una, una ventana de cristal que mostraba lo que yacía adentro.

Me detuve cerca de la puerta, me puse de puntillas y trate de ver que había dentro.

Parecía una habitación, una pequeña, de paredes absolutamente blancas, tenía la forma de un pequeño cuadrado, sin ventanas, una cama y nada más.

Entonces me aleje de la puerta asustada, cuando una chica se lanzó contra esta desde adentro, su rostro quedó justo contra la puerta mientras sonreía, sus ojos estaban abiertos exageradamente y solo se veía una cosa en ellos: LOCURA TOTAL.

Mire a la otra habitación y otra chica se lanzó también contra la ventana de cristal, su sonrisa era torcida, sus ojos delirantes. Comenzó a golpear el cristal con sus manos y temí que este no resistiera.

Lo peor era que semanas antes yo había visto a esa chica en el campus, mientras tomábamos un receso entre clase y clase.

En aquel entonces se veía radiante, cómo toda chica de la élite, su cabello rubio rizado caía a ambos lados de sus hombros, sus ojos verdes se veían hermosos, su cuerpo era perfecto, con curvas y la delgadez que la sociedad exigía como belleza.

Ahora esa misma chica se veía totalmente cambiada, sus ojos verdes se veían rojos y llenos de locura, su cuerpo ya no tenía la delgadez que se consideraba bella sino la delgadez que se consideraba horrible, esquelética, dirían muchos y su cabello estaba revuelto y desordenado.

Habitación por habitación. Mientras caminabamos se repetía lo mismo, más chicas se lanzaban contra la ventana como locas dementes, sonriendo y dando golpes.

—¿Que es este lugar?—preguntó Aisha.—¿Qué les sucedió?

Seguíamos caminando y llegados a un punto ya no saltaban chicas para golpear las puertas. En esta nueva parte del extenso pasillo las chicas dentro de las habitaciones solo nos miraban con sus ojos decaídos, parecían adormiladas. Recordé el padecimiento que habían dicho Ryan y Noa. El exceso de calmantes. Era eso lo que les sucedía. Les aplicaban muchos calmantes que las dejaban en ese estado.

Cuando llegamos frente a aquella puerta pude ver a la chica de ojos verdes, los mismos de los que en un principio había desconfiado. Esos ojos verdes que parecían guardar a toda la naturaleza en ellos. Ahora sus ojos e asentaban más debido al color negro en su recién cortado cabello.

Eisha.

Me acerqué a la puerta.

Ella me miró. Dijo algo pero parecía que el material con el que estaba hecho la puerta no permitía que los sonidos de adentro llegarán al exterior.

Mire en la puerta y vi la ventana digital:

«Introduzca una contraseña»

Maldición.

Debía sacarla de ahí.

Mire en otra ventana digital que poseía si puerta.

«Trastorno obsesivo—compulsivo»

¿Por que tenían su trastorno allí, como si fuese un trofeo, exhibiendo su dolor?

Eisha decía cosas que no lograba escuchar y me centré en la contraseña, la jodida contraseña.

En la puerta salía impreso un número con grandes letras negras:

267

—Así es, #267.

Así la había llamado Clara y ahora veía por qué. La llamaba por el número de su habitación aquí abajo.

Recordé una frase: «La verdad yace oculta a simple vista» «El mejor lugar para ocultar algo, es donde todos puedan verlo»

Teclee: 267.

Acto seguido la puerta se abrió liberando al fin a mí mejor amiga de su encierro. Corrí hacia ella y la abrace.

Eisha podía estar obsesionada con Male, ella podía padecer del trastorno obsesivo compulsivo pero no me importaba. Era mi amiga. Joder, sí que lo era.

—Te extrañe mucho.—me dijo entre sollozos.

Una lágrima descendió por mi mejilla.

—Yo también, Pinki.—dije, recordando cómo Mack siempre le decía debido a su cabello rosa y su actitud positiva e infantil.

—No merezco tu amistad.—me dijo.—Mientras tú intentabas destruirlos, mi jodida locura me obligaba a encubrir a Male, sentía que necesitaba salvarlo. Te traicione. Perdón.

—Eso ya no importa.—le dije.—A mí eso no me importa. Eres mi mejor amiga. Eisha, eres la chica más dulce y buena que conozco. Me hiciste salir de mi actitud de Merlina con tu risa, tu sonrisa, tu amor, tu amistad. ¿Quién crees que me hizo sentir en casa? Tú. ¿Quién crees que me sacaba las risas que nadie más podía sacarme? Tú. ¿Quién tuvo siempre la jodida razón sobre lo guapos que eran los Pride y como terminaría cayendo a su pies? Tú.

Ella me miró con lágrimas en los ojos.

—Ahora regresemos, aún tienes muchos consejos que darme.—dije.

Ella me sonrió. Luego abrazo a su hermana, a Mack y por último saludo a Ryan.

—Eisha, ¿Qué es este lugar?

Mi pregunta pareció ponerla nerviosa.

—Frío. Abajo. Lejos. Nuevo mundo...—ella sacudió la cabeza y se obligó a sí misma a decir algo más.—Lo siento. Nos han obligado a memorizar esas palabras durante terapias de electro choques, durante terapias de prohibición del sueño, todo el tiempo, así que cuando preguntan es difícil lograr decir algo más que eso. Estamos... Traumados con esa pregunta y todo esto.

Ella tomó aire.

—Esto es un psiquiátrico.—confesó.

Todos nos quedamos sin habla.

—Desde que llegamos nos contaron que este lugar se llama Millennium Mind, esta es la verdadera cara, el verdadero propósito de Millennium University.—nos cuenta.—Millenium University fue creada hace años, la universidad del milenio, un paraíso celestial donde los hijos de la élite serían preparados para la sociedad. Un lugar donde la popularidad era lo que influía porque cuando salieras esos mismos que te admiraban en la Universidad te seguirían admirando cuando fueses político l empresario y serían tu primer público, ellos te recomendarían, en fin, el lugar para la élite, los hijos de la élite. Pero en verdad, todo eso es una farsa. Millennium University no es ese paraíso. Millennium University es en verdad un internado para los hijos de la élite con inestabilidades psicológicas. Millennium University es el lugar que ante toda la sociedad es la universidad perfecta pero su verdadero objetivo es reunir a los chicos y chicas con problemas mentales de la élite. Los chicos que eran problemas para sus padres por psicopatía, bipolaridad, drogadicción, irresponsablidad, rebeldía. Este es el lugar donde la élite manda a los hijos problemáticos. Aquí todos entramos creyendo que es solo una universidad pero no es así. A los que se mantienen estables, los que no crean disturbios, los que no poseen trastornos tan fuertes, esos se mantienen arriba, viviendo la mentira, creyendo que esto es una linda universidad y nunca se enteran de la jodida verdad, ellos mayormente solo fueron enviados por rebeldía o por ser irresponsables, esos mejoran, se vuelven buenos estudiantes aquí dentro y se gradúan, vuelven a casa como el orgullo de la familia y comienzan a trabajar. Ahora, los otros, los que poseen verdaderos trastornos psicológicos, los que son inestables, esos son enviados aquí abajo, dónde son sometidos a la cruel realidad. Fuimos enviados aquí porque éramos estorbos en las carreras de nuestros padres, éramos las ovejas negras. Somos confinados a celdas, terapias de electro choques, pastillas para impedirnos el sueño, calmantes a toda hora, chalecos de fuerza. Muchos «mejoran», entre tantos calmantes regresan a la superficie de Millennium University calmados, más muertos que vivos, casi sin habla, sin ganas de vivir, con demasiados calmantes en su sistema pero logran graduarse y volver a casa tras el infierno, logran una carrera y la familia los recibe como si hubiesen sido «salvados» en Millennium University, como si hubiesen sido «corregidos». Otros no soportan los días sin poder dormir debido a las pastillas, el hambre, los electro choques, además de que el exceso de calmantes y terminan muriendo, esos son devueltos a sus familias en bolsas de cadáveres, a las familias no les importa porque al final sus hijos estaban enfermos y creen mandandolos a este infierno mejorarán.

No podía creer lo que escuchaba.

¿Cómo podía ser posible?

Recordé como desde temprana edad mi padre se había enfrascado en decir que no quería que viniera a Millennium University. Recordé cuántas veces me pidió que me fuera.

«Los padres»

«Si descubres a los padres descubrirás el misterio»

Se refería a eso. A como los padres de élite mandaban a sus hijos a morir, mandaban a los hijos que padecían enfermedades psicológicas a un lugar donde los torturarian a sangre fría, hasta que o se curarán o murierian.

—Todos. Todos los estudiantes de Millennium University son enfermos mentales, excepto algunos casos que sus padres puede que no sepan del verdadero motivo de Millennium University.—contó Eisha.

—¿Pero por qué? ¿Por qué no tratarlos en un lugar especializado?

—Porque toda la sociedad sabría que sus hijos son enfermos y eso a las familias de élite no les conviene. Prefieren mandarlos aquí, si se curan bien y si mueren pues ya no estorban en sus carreras.—responde Eisha.

Aquí yacía la gran mentira que era Millennium University. El lugar retorcido y putrefacto de muertes, sangre y mentiras que era.

—A mí debieron enviarme por mi trastorno obsesivo compulsivo.—dijo Eisha.—Mi padre es político así que no le convenía que se supiera la enfermedad de su hija menor. Me mandó aquí sin preocuparse si moría o no. Su carrera es lo más importante.

—Yo...—Aisha no encontraba las palabras.—Papá insistió en que viniera. Me mandó a morir. Yo conozco todos sus negocios corruptos, no padezco ninguna enfermedad psiquiátrica, así que solo pudo ser eso. Me mandó aquí para que muriese y conmigo sus secretos sucios.

—Mi madre nunca acepto mi homosexualidad.—dijo Ryan.—Una jueza con una larga carrera y conocida como la mejor. Conocida por todos en la sociedad elitista. Me mandó para que me cambiaran o para que muriese. Cualquiera sería mejor para ella que un hijo gay.

—A mí...—Mack tragó en seco.—Mis padres me aman... Ellos... Ellos no saben de esto... Yo insistí en venir... Ellos me aman.

Mack sonaba confusa, parecía que trataba de convencerse a si misma.

—Yo vine por una beca.—dije.—Mis padres...—trague en seco al recordar los pedidos de papá de que no viniese.—Ellos no sabían. No tenían como saber.

Nos quedamos allí, callados, aceptando toda esta mierda.

Estuvimos en el infierno todo este tiempo y no lo sabíamos.

—Pero, ¿Qué tiene que ver todo esto con que todos los que bajan sean Heavens?

Eisha me miró.

—Todo aquí está planeado fríamente.—me dijo.—El conocido Juego de HEAVEN, que todos aman, no es más que otra farsa, una estafa, los juegos son controlados para que ganen los estudiantes más sanos y que los más inestables y con trastornos más fuertes pierdan, convirtiéndose en Heavens, esto se supone que los mantiene entretenidos. Salir con tu Hell. Tener citas, hacer lo que te pida. A veces funciona, a veces termina desequilibrado más a las personas cuando estás relaciones salen mal. Así que al final los Heavens terminan siendo apuntados en una inmensa lista, y los más desequilibrados son traídos aquí.

Todo esto era una locura.

Aún me costaba creer todo eso.

—Estamos en un psiquiátrico. Una universidad falsa. Casi todos somos enfermos mentales. Fuimos enviados por nuestros propios padres y los que poseen los trastornos más severos son traídos a esta zona de esclavitud y maltratos hasta que o mueren o se quedan medio tontos y llaman a eso «mejorar».—dice Aisha, resumiendo la horrible verdad.

—¿Entonces por qué fui escogida como Heaven?—pregunto.

—Eso solo lo saben los Pride que parecen jugar un papel importante en todo esto.—me dice Eisha.—Ellos saben todo, incluso son cómplices. Bajan, se quedan de guardia en las noches. Hacen revisiones. A veces se pasan el día aquí, viéndonos sufrir. Creo que son ellos los que mandan en toda esta locura.

Maldición.

Los Pride. Tenían que estar metidos en esta locura también.

—Debemos salir de aquí.—dice Mack.

Todos asienten.

—Sí. Antes de que nos encuentren.—dice Aisha nerviosa.

—Antes de irnos hay algo más que debo decirte, Iv.—me dice Eisha.

—¡¿Hay más?!

—Se rumorea que en el pasillo de los chicos, al final, en una puerta de metal, custodiada por siete candados, una puerta impenetrable, con dos contraseñas, yace el asesino.—cuenta Eisha.

—¿El asesino? ¿El mismo asesino...?

—Si.

—Eso es imposible. El asesino es un Pride y los Pride están siempre en la universidad.—digo.

—Si. Pero dicen que no siempre esta allí encerrado. Dicen que solo lo traen cuando se sale de control y lo encierran, a la mañana siguiente vuelve a la superficie como si nada.—explica Eisha.—Yo lo he visto. Lo han traído algunas noches, con una camisa de fuerza, su rostro cubierto con un saco, y dicen que lo encierran allí y al otro día en vuelve a Millennium University a fingir para que no se den cuenta. Es raro, siempre que lo veo, su cuerpo se ve diferente, a veces más delgado, no sé.

—¿Esta noche está aquí?—pregunto.

—Hace unas horas lo trajeron.—dice ella.

¿Puede ser esto cierto?

Uno de los Pride es el asesino, pero los Pride son cómplices en esta locura de psiquiátrico—universidad así que solo lo encierran cuando está fuera de control, probablemente para que no mate a nadie y luego vuelve a subir, fingiendo ser una buena persona y ocultando el monstruo que es, el monstruo que en las noches encierran bajo siete llaves para que no dañe a nadie.

—Tenemos que ir.—concluyo.—Tengo que ver al asesino.

         ____________________

¡Hola, mis Heavens!

¿Les gustó el capítulo?

Probablemente esta sea la última actualización que haga hasta el viernes.

Aproveche que tenía tiempo y escribí el siguiente capítulo porque lo tenía pensado desde hace mucho.

¡Resuelto el misterio de Millennium University!

¡Es en verdad un psiquiátrico para la élite!

¡Y el asesino yace en un cubículo especial solo para él!

¿Lograran huir de ese infierno antes de ser los próximos en ser obligados a ir al Nuevo Mundo y ser sometidos a torturas?

¿Lograra Iv reconocer cual de los Pride es el asesino?

Es mucho que asimilar, lo sé.

¿Quién diría que una universidad de élite terminaría siendo en verdad un psiquiátrico para los hijos de la élite donde sus padres los envían y dónde a los más inestables los llevan a esa zona subterránea y sufren todo tipo de tratamientos dolorosos e inhumanos, incluso mortales.

El misterio continua y el juego también, aunque cada vez esto se enreda más pues ahora que saben la verdad, saben que no pueden confiar en nadie y que en Millennium University nadie está a salvo.

¡Nos vemos!❤️

Abrazos dementes y sangrientos.

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