|2| La P de Pride es de Posesividad
... Y en los juegos que jugabas siempre ganarás, siempre ganarás...
Adele— Set Fire To The Rain
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—En está universidad fomentamos el compañerismo así que para la realización de diversos trabajos escolares tendrán que hacerlos en equipo, además de que deben mantener buenas relaciones con sus roomies. Conocer personas nuevas y hacer amigos forma parte de esta experiencia.—decia el director mientras nos mostraba la escuela.
Odio a las personas desde los diez años.
Odio a los niños y niñas ricas desde los diez años.
La historia se repite.
La historia se repite.
La historia se repite.
Mi mente es mi peor enemiga cuando más la necesito.
Estar en Millennium University es un claro recuerdo de lo que una vez viví.
No es lo primera vez que vengo a una universidad de élite. Ya viví este infierno.
Cuando tenía exactamente diez años mi madre con sus ahorros logró ponerme en una escuela para ricos, de menos fama que Millennium University pero escuela de ricos.
Lo que viví allí le marcó de por vida:
Notas amenazantes, el robo de mis libros y libretas, rayaduras en mi casillero, chicle en mi cabello, sin contar el hecho de que no podía ir al baño porque me echaban basura encima, los chicos que se fingían interesados en mi solo para luego ofenderme frente a todos y los maestros que me daban las más bajas notas.
Desde ese momento pase de ser una humana promedio a ser la mayor basura del mundo.
Mi autoestima se volvió nula y crecí sintiéndome menos que los demás.
Sí, típica historia de protagonista estúpida e idiota.
Aunque pueda parecer una estupidez cuando eres niña estas cosas te marcan.
De ahí nace mi antisocialidad que no es más que el miedo a ser rechazada como antes, el miedo a que vuelvan a lastimarme, a que vuelvan a burlarse de mí. De ahí nace mi odio hacia las personas ricas y las escuelas de élite.
Y fundamentalmente de ahí nace está necesidad que siento de mostrarles a estos mimados quien soy.
Necesito sentirme poderosa, vencer esa etapa de mi vida, dejar atrás a la Iv que se cree menos que todos y convertirme en la ganadora, en la que venció, en la única e inigualable HELL de Millennium University.
—Y acabamos el recorrido con las habitaciones.—dice el director. Por estar en mis pensamientos no escuché nada del recorrido por la universidad.—A la derecha, este pasillo completo son las habitaciones de los chicos y a la izquierda este pasillo es el de las chicas. En recepción se les ha dado un número, es el número de la habitación que les toca.
Me adentro en el pasillo perfectamente blanco y reluciente. Un aroma a tienda y aire acondicionado llena en lugar. Habitaciones y más habitaciones.
Miro el papel que me han dado. Mi habitación es la 28.
25...
26...
27...
28...
Tomo aire y me preparo para encarar mi triste realidad.
¿Ya les dije que odio esta universidad? Pues la odio. Puede estar llena de gente que parece salida de lo mejor de Instagram pero no dejan de ser iguales a los estúpidos riquillos que odio y que un día me hicieron la vida imposible.
—¡¿No es emocionante?!—grita una voz demasiado infantil, dulce y femenina a mi lado.
Desvío mi mirada hacia la chica que es considerablemente más pequeña que yo en estatura. Cabello de color rosa chillón, brillante, demasiado pink. Ojos de un verde muy hermoso como si ocultarse a toda la naturaleza en ellos. Labios finos y rojos. Cuerpo delgado y buena figura. Y como si no le bastara el cabello también viene vestida de rosa.
Justo el tipo de personas que trato de evitar:
Enana.
Que les gusta el rosa.
Infantil.
Innecesaria para mis intereses.
Cuando les digo que soy del tipo: odio a TODOS. No les miento.
—¿Que es tan emocionante?—pregunto sin mirarla o me dará diabetes por tanto exceso de dulzura en una sola persona.
—¡Estar aquí! ¡Estar frente a tu habitación!—grita emocionada y luego procede a dar un gritito de emoción, de esos que sueltan las personas idiotas e infantiles.
La miro.
—No vuelvas a hacer eso o te cortaré las cuerdas vocales.—digo.
—Okeeey.—expresa sin saber que decir.—No me lo tomare en serio.
—Deberias hacerlo.—advierto y entro en la habitación.
Es una habitación bastante grande y bonita. De color blanco como parece ser todo en este lugar. El suelo tiene azulejos muy hermosos y relucientes. Hay cinco camas y espacio para las cinco chicas que debemos convivir o sobrevivir (en mi caso) en este lugar.
—Sabia que vendrían más. Que odio hacia las mujeres.—expresa casi para sí misma una chica que hay dentro, acostada en una cama.
—El sentimiento es mutuo.—digo.—Creeme, yo también las odio.—expreso y cuando ella me mira y sonríe por mi respuesta, agrego:—Incluyendote.
La chica se ríe y se sienta en la cama mientras me mira fijamente.
Su cabello es negro, también está vestida de negro. ¿Aquí todos se visten según el color del cabello? Sus ojos poseen una sombra negra muy original, una mezcla de emo con chica Otaku. Su figura no es exactamente delgada pero tampoco se podría considerar «obesa». Por su postura despreocupada, sus gestos poco delicados, sus ojos sobre mi cuerpo, puedo deducir que es lesbiana.
—¡Okey!—grita la chica de cabello rosa entrando detrás de mí.—¡Mis dos roomies son antisociales y odian a las mujeres! Espero que las otras dos que lleguen sean normales.
—¿Para que quieres a alguien normal cuando puedes tener a alguien especial?—pregunto.—Ese es el error del ser humano, dejar lo especial y peculiar por lo común y normal. No saber apreciar una joya rara y quedarte con una piedra es el peor error del mundo.
Las dos chicas me miran.
La del cabello rosa solo asiente. Entiendo que su cerebro aún no comprenda tantos términos en tan bien utilizados.
La pelinegra sonríe lujuriosamente. Entiendo que solo pueda pensar en sexo como una más que se deja llevar por las hormonas.
—¿Cómo te llamas, linda?—pregunta la pelinegra.
—Iv Müller.—digo acercándome.—Uno: Soy heterosexual, o sea me gustan los hombres. Dos: Vuelve a llamarme «linda» y esta noche te dormirás como siempre y amaneceras sin tu negro cabello, sin unos cuantos dedos, sin carne que proteja tus delgados huesos, eso sí amaneces.
Las dos chicas me miran como si estuviese loca.
—Es experta en amenazas.—dice la del cabello rosa.
Si amigos.
Mejor ser temida a ser objeto de burlas.
—Nombres.—exijo.
—Eisha White.—dice la del cabello rosa.
—Solo te diré mi nombre porque me gustan las que tienen la falda bien puesta, no porque me des miedo...
—Solo dicelo. Ya sabemos que le temes, yo también lo hago.—dice Eisha.
—Mack Díaz.—dice al fin la del cabello negro.
—Un gusto.—digo.—Espero de todo corazón que sobrevivan el tormentoso proceso de estar cerca de mí.
Aprender a dar miedo es tan fácil.
Montarse todo un personaje de terror para ocultar que eres tan vulnerable y frágil como cualquiera.
—Cambiando de tema: ¿Alguna de ustedes va a los juegos de Heaven?
Y el demonio salió de mi interior.
—¿De qué van esos juegos?—pregunto.
—Son solo una justificación para que un estudiante tenga dominada a una chica, para que un idiota se ligue a alguien.—dice Mack.
—¡Olvidala! Los juegos de Heaven son una celebración muy importante que es tradición de la universidad. Se llevan a cabo diferentes tipos de competencias dónde pueden participar todos los que quieran. En cada juego se compite de dos en dos, el ganador de la ronda puede reclamar al perdedor como su Heaven o si no pues no lo hace y se queda a competir contra otro oponente, hasta que escoja un Heaven. Los HELL son los ganadores y los HEAVEN los perdedores. El Hell durante todo el curso tiene total control sobre el Heaven, pueden ser novios, ser compañeros sexuales, que el Heaven le haga las tareas al Hell o lo que se les ocurra.
Esto cada vez sonaba más irreal e idiota.
—¿Durante un año el ganador somete al perdedor a todo lo que quiera como si fuese un esclavo?—pregunto indignada.—¡Que idiotez! ¡Yo puedo perder MIL veces que jamás dejaría que nadie me gobierne!
—Esas son las reglas.—dice Eisha.—Durante los últimos años en los Juegos de Heaven las chicas solo participan para competir y perder contra los hermanos Pride, que ellos las escojan cómo sus Heaven y ser sus novias por un curso.
¿Pride? ¿Quienes son esos?
—¿Y esos son?
—¿¡No sabes quiénes son!?—grita Eisha.—Son los cinco chicos más cotizados de la universidad. ¡Todas quieren salir con ellos! Son ganadores innatos, siempre ganan en los juegos y las chicas que pierden contra ellos, si les gusta una la reclaman como su Heaven y la hacen su novia por un año.
—O sea usan los juegos para hacer que las chicas idiotas se maten para perder y si ellos la consideran guapas y suficientes la reclaman como Heaven, sino pues eres muy fea para ellos.—dice Mack.—Son solo unos narcisistas que se creen con derecho por ser guapos de tratar mal a quien no les gusta. Todas van a los juegos para perder contra un Pride y ellos solo escogen a cinco, una cada uno, como si fuesen presidentes o algo así, a las que no les gustan las desechan como basura.
Casualmente el tipo de idiotas que me gusta enfrentar.
—Voy a jugar esos juegos.—digo.
—¿Contra cual de los hermanos quieres perder para que sea tu Hell?—pregunga Eisha animada.
—NO.—expreso.—Yo no voy a perder. Voy a darles una lección a esos hermanos. Esta vez ellos serán los que perderán.
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¡Hola, Heavens!
¿Les gustó el capítulo?
Recién comenzamos.
Pronto conoceremos a esos narcisistas y creidos hermanos.
Nos vemos.
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