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Capítulo Veintiuno

VEINTIUNO

24 de mayo, 2011

Decidí que antes de partir a Londres haría mi rutina de ejercicio junto a Bridget, es por ello que ahora estamos haciendo spinning. Mi mejor amiga actúa con normalidad, pero la conozco también que puedo sentir su miedo y ansiedad hacia el posible embarazo.

Esta mañana se hizo una prueba de laboratorio de la que aún no obtiene resultados. Me sienta mal que no podré estar junto a ella cuando reciba los resultados porque en unas horas estaré conduciendo a Londres.

Pedaleamos en silencio durante largos segundos y muevo la cabeza al ritmo de la canción sonando.

—¿Cómo te sientes sobre estar lejos de Dan tantos días?

—Algo inquieta y en cierta manera culpable de irme por tantos días, pero sé que lo cuidarán bien y una vez conozca mi entorno, podré llevarlo las próximas veces.

—Creo que está bien que tengas en parte esos días para ti, además, serán nueve días para degustar a Harry Jefferson.

—Él quiere más que sexo.

—¿Estás dispuesta a darle más? —pregunta antes de sentarse y poco a poco dejar de pedalear.

Bajo la velocidad hasta detenerme jadeando y beber agua. Un vistazo alrededor me hace saber que un rubio nos estaba comiendo el culo y me sonríe guiñándome un ojo, es atractivo, pero no despierta mi interés por lo que vuelvo mi atención a mi amiga que espera una respuesta.

—Nunca he estado dispuesta a darle a un hombre más que contacto físico.

—¿Pero? —Me insta a continuar con una sonrisa.

—Pero soy tan estúpida que sin darme cuenta, he comenzado a tener sentimientos por él. No solo me gusta, Bridget.

—¿Y eso es malo? —Me pregunta con suavidad sabiendo que estoy asustada.

—No sé cómo se siente enamorarse, nunca lo he estado, sin embargo, estoy muy segura que el escalofrió, la sonrisa idiota, esa emoción que me recorre cuando me mira y las ganas de estar cerca son claros síntomas. Me siento tonta.

»Es como si me desarmara con tan solo una mirada. Me encanta todo de él. Cuando está con Dan y conmigo siento que me derrito y cuando me toca ¡Por Dios! Hace que mi mundo tiemble, me hace sentir brillante, me hace querer todo de él, me hace desear ser su mundo.

—¡Mierda! Kae, te estás enamorando... y fuerte. Has descrito cómo me he sentido por Keith durante los últimos diez años.

En silencio camino hacia la máquina de caminar y ella me sigue con su expresión sorprendida.

—Soy nueva en esto, no quiero arruinarlo ni quiero que él lo arruine. Somos tan distintos, pero cuando estamos juntos es como si nada más existiera, me siento como la protagonista de una de esas historias de amor que suelo corregir.

—¿Y cuál es el problema de sentirse así?

—Que esas protagonistas pasan por un montón de obstáculos para quedarse con el chico y no sé si estoy dispuesta a tanto.

—Creo que lo estás, nunca te había oído hablar así. Tus ojos están brillando, Kae. Yo sugiero que corras el riesgo, que luches, si no lo haces sabes que te arrepentirás, conozco ese miedo, después de todo he vivido con el durante diez años en los que he salido con diversos chicos, pero ninguno de ellos me hacía sentir como Keith.

»En esta vida habrán hombres que harán temblar tus piernas, los que te harán suspirar, los que te harán sentirse caliente y luego están los hombres que te hacen sentir todas esas cosas juntas, además de hacer latir tu corazón de manera desbocada, son esos hombres los que al final valen la pena. Es mejor tener la certeza de haber vivido ese tipo de historia a lamentar nunca haberse sentido de esa forma.

Camino muy lentamente en la máquina escuchando cada una de sus palabras.

—¿Cuándo te volviste tan sabia? —pregunto sonriendo.

—En el momento en el que hace un par de meses me di cuenta de que mi mejor amiga estaba cayendo rendida y enamorándose de lo que parece un gran hombre —Me sonríe.

—Entonces así es como se siente enamorarse, como caer en un abismo.

—Y ese es solo el comienzo ¿Estás dispuesta a seguir cayendo?

Es una pregunta crucial y tardo segundos en responderle.

—Estoy muy dispuesta, tan dispuesta que me asusta.

—Entonces, adelante, Kaethennis, vive tu propia historia.

—Lo haré, Bridget.

***

Un viaje de cuatro horas sola puede ser tedioso, pero el tiempo me permitió escuchar la discografía de BG.5 tras tomar los CD de mi hermana.

A veces toman riesgos, pero en general se inclinan más hacia el rock alternativo y divertido, aunque sus baladas me han enamorado y algunas desgarrado.

Mientras que el primer CD habla de fiestas, divertirse y conseguir a la chica, el último es más maduro sobre crecer, sentirse joven y vivir la vida.

—Abajo, Abajo, quiero tenerte, desesperado estoy de verte. Arriba, arriba, quiero conocerte, desesperado estoy por tenerte —Canto a todo pulmón porque es la tercera vez que suena la canción y el coro es pegajoso—. Gira, gira, gira sin parar. Tu vestido vuela, me hace delirar. Te miro bailar, veo todo lo que escondes. Finge que solo somos tú y yo, sigue adelante, luce tu vestido. Por favor, no pares. El rojo me envolvió, la chica del vestido me tocó, mi mundo cayó. Y ahora... Oh, Oh...La chica del vestido rojo mi mundo se volvió.

Me siento ogullsa de ser capaz de reconocer la voz ronca y sexy de Ethan haciendo la mezcla perfecta con la melodica y capaz de hacer las mejores notas de Andrew.

Esta canción fue esa que los catalogó mundialmente como la banda del momento, antes estaban siendo muy conocidos, pero esa canción los propulsó al estrellato sin medida: Girl in the dress.

La canción se siente perfecta para cantarla a los gritos y saltando, con la batería sonando en tu cuerpo y haciendo armonía con los demás instrumentos. Además, esconde un doble sentido sexual coqueto, juguetón y divertido, es pegajosa y que los dueños de dicha canción sean el deseo de toda adolescente hace el efecto aun más grande.

—Te veo caminar y solo puedo pensar en que esto nunca debe parar.Tú y yo, tu baile sin fin y ¡Oh, sí! —grito el gran clímax final de la canción—. Ese vestido que trajo hacia mí. ¿Lo puedes aun sentir? Si, yo estuve ahí. La chica del vestido sigue en mi cabeza, mi mundo da vuelta y esta fiesta de nuevo comienza.

Río encantada y ahora tarareo la canción más suave reproduciendose.

Ya quiero llegar a mi destino, estoy cansada de estar sentada y admito que quiero ver a Harry.

Para invertir el tiempo, repaso mentalmente la conversación que tuve con Emma McQueen, madre de Doug, por Skype. Es una mujer encantadora y tan dulce que hablaba de su hijo con orgullo y alegría, me encantó en el momento. No pude comunicarme con madre de Ethan, ella nunca contestó, debo intentarlo nuevamente.

Me cuesta localizar mi hotel cuando finalmente atravieso el tráfico de Londres, pero suspiro cuando llego al lugar imponente y elegante, deseando tomar una ducha caliente.

***

En dos horas consigo tomar un buen baño en la tina, hablar por teléfono con mamá y Dan, además de una necesaria siesta. Ahora estoy aseada y vestida, bebiendo una gaseosa cuando finalmente recibo la tan esperada llamada de Bridget. Ya debe de tener el resultado de la prueba.

—¿Y bien? —pregunto ansiosa, como si se tratase de mí porque así funcionamos ella y yo.

Hay un toque en la puerta de mi habitación y solo escucho la respiración de mi amiga, en completo silencio, me sorprendo cuando al abrir la puerta encuentro a los cincos BG.5, pero llevándome el índice a los labios les pido silencio.

Los dejo pasar totalmente concentrada en la llamada.

Ella solloza y de alguna manera sé la respuesta.

—Es positivo ¿Verdad? —susurro parandome frente la amplia ventana que me muestra un Londres nublado.

—Sí.

Sus sollozos se vuelven más altos y siento la impotencia de no estar a su lado para abrazarla.

Mis ojos se humedecen y quiero llorar con ella al sentir su angustia y desconcierto.

—Escúchame, llora todo lo que desees, pero escúchame. ¿Estás ahí?

—Sí.

—Estoy aquí, soy tu roca —Me aclaro la garganta—. No estás sola. Cuando te necesité, estuviste para mí, ahora yo estoy para ti.

»Se que estas sintiendo miedo, miedo de no ser lo suficiente, pero recuerda que cuando dije que no podía tener un niño, me dijiste que podía, que me pusiera mis pantalones de niña grande y aceptara que tendría un bebé.

No importa si BG.5 me escucha, mi mejor amiga me necesita.

—Cuando Jake me dijo todas esas cosas, cuando vi que estaba sola dijiste que no lo necesitaba, que yo podría, que los instintos maternales vendrían solos. Me aseguraste que lo haría bien y que si no lo hacía me golpearías. Aun cuando se supone Harry Daniel sería dado en adopción siempre me asegurabas que yo podría, pues bien, ahora te lo digo a ti.

»Si yo pude desde luego tú podrás. Si Kaethennis la irresponsable pudo convertirse en lo que es, entonces ten por seguro que tú puedes, me tienes y por supuesto que tienes a Keith, tienes a mis padres y tienes a un niño de dos años y diez meses que te ama con locura. Entonces ahora ponte los pantalones de niña grande y enfrenta esta situación. No me importa que una parte de ti te diga que no serás suficiente, te conozco y sé que serás jodidamente asombrosa, además ¡Seré tía! Al principio será duro, pasarás por un infierno de vómito y cambios de humor, las hormonas estarán por todas partes, pero cuando lo tengas en tus brazos todo valdrá la pena, lo prometo y si no es así entonces puedes regalarme al bebé, con gusto lo acepto.

La escucho llorar al otro lado de la línea, espero haber dado un buen discurso.

—¿Quieres tenerlo? —Hago la pregunta más importante—. Porque cual sea la respuesta, te respaldo.

—Tengo miedo, pero quiero tenerlo.

—¡Joder! Entonces hagamos esto ¡Tengamos un hermoso bebé!

—Eres una jodida mejor amiga —Se ríe entre el llanto— y tienes razón, puedo con esto, yo-yo puedo hacerlo. No estoy sola.

—No, no lo estás. Por sobre todas las cosas me tienes a mí.

—Lo sé —suena algo más calmada—. Te amo, gracias.

—Ahora dime ¿Fue ese discurso genial? Porque sabes que me encanta hacer las cosas increíbles.

Eso la tiene riendo y sonrío limpiandome los ojos porque al parecer había comenzado a llorar. Hablamos otro poco más y cuando cuelgo, giro hacia los chicos.

—Lo siento, pero no podía no hablar con ella —Respiro hondo—. Es un poco de drama familiar.

Un nuevo bebé inesperado.

—¿Todo está bien? —Me pregunta Doug.

Y río de una manera extraña que lo hace arquear una ceja y mirar a los demás como si buscara una respuesta al sonido.

—Mi hermano embarazó a mi mejor amiga.

—Un gran acontecimiento —dice Ethan con lentitud y asiento.

—Te dije que ellos se casarían en algún momento —afirma Harry.

—No lo sé.

Una sensación abrumadora me embarga y comienzo a derramar lágrimas sin parar.

—Perdón, es solo que... todo este asunto me hace sentir... como si tuviera diecinueve años otra vez.

Tomo profundas respiraciones y me limpio el rostro sin querer volver la situación incómoda.

—¿A qué debo su inesperada visita? —pregunto cuando logro serenarme.

—Queríamos darte la bienvenida a Londres —Me hace saber Ethan con una impresionante sonrisa ladeada que me tiene parpadeando. Qué guapo.

—Qué buenos anfitriones —sonrío.

—Te daremos un pequeño tour por nuestro estudio, ¿te animas? —pregunta Doug con una sonrisa aniñada.

—Jodidamente se tiene que animar, si no la arrastramos hasta el estudio, tú decides, Hottie —Y ese es Dexter esbozando una sonrisas traviesa antes de volver a hablar— o siempre podemos hacer que Harry la convenza, ¿Eh, hermanito?

Mientras ellos ríen miro a Harry y de repente toda esa tensión me envuelve pese a que se encuentra a una distancia prudente. Sus ojos azules me miran con la intensidad de siempre haciéndome desear ir hacia él y besarlo sin control.

Recuerdo la última vez que nos vimos y quiero apretar las piernas. Me cruzo de brazos porque mi sujetador es de seda y estoy segura de que mis pezones duros se hacen muy evidentes por su mirad.

—Vamos —consigo decir tomando mi bolso e indicandoles que salgan para cerrar detrás de mí—. Por cierto, hablé con tu madre, Doug, es encantadora.

—La reina es increíble —presume.

—¿Así la llaman?

—Es la reina McQueen —me asegura sonriendo y le devuelvo gesto antes de mirar a Ethan.

—No he logrado comunicarme con tu mamá...

—No lo hagas —Me corta y me silencio por su tono brusco mientras avanza por delante de nosotros.

—No lo tomes personal —dice Andrew yendo apresurando el paso para alcanzarlo.

—Su mamá es una escoria, nunca te contestará —Me hace saber Dexter—, no aprueba su estilo de vida y fue un gran tormento durante su crecimiento.

—Oh, lo siento, no lo sabía.

—No es tu culpa que esa jodida mujer sea horrible —Me tranquiliza Dexter—, simplemente no cuentes con Cecilia Jones.

Él y Dou caminando, dandome la oportunidad de quedarme de pie con Harry mientras ellos cuatro bajan en el ascensor, nos regalan privacidad.

Mis ojos se encuentra con los suyos y le sonrío.

—Me alegra que ya estés aquí —murmura—, te eché de menos.

Me lamo los labios y me alzo sobre la punta de mis pies tomando su rostro en mis manos, sorprendiéndolo cuando le doy un suave beso en la boca, conteniéndome de no besarlo en profundidad.

—Yo también te eche de menos —confieso.

—Me alegra escuchar eso —Me da otro beso y sus dedos me acarician la mejilla mientras me sonríe y me mira con ojos brillantes—. Ahora vamos por ese tour por el estudio —su mano se ubica en mi espalda baja guiándo hacia el ascensor—. Realmente me alegra que estés aquí.

—A mí también.

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