Capítulo Sesenta y Seis
CAPÍTULO SESENTA Y SEIS
20 de junio, 2012
—Creo que este es un buen momento para darle la noticia a Dan de que tendremos una niña —Me dice Harry.
Asiento porque tiene razón. Harry se acerca a él, quien se encuentra en medio de la sala jugando con unos dinosaurios, y lo sigo, sentándome en uno de los sofás mientras él lo hace en el suelo.
Mi hijo nos mira con curiosidad, intuyendo que algo nos traemos entre manos, especialmente porque son las nueve de la noche y él debería estar durmiendo.
—Sabes que mami espera a un bebé ¿verdad? —comienza Harry y Dan asiente señalando mi panza.
—Así es, pero... tenemos una estupenda noticia que darte — digo con entusiasmo, incluso aplaudo haciendo que la desconfianza de mi hijo de tres años crezca más— ¡Tendrás una hermanita! Nacerá una hermosa niña.
En respuesta Dan solo nos mira mientras deja de jugar luego me señala una vez más.
—Ayam.
—Pequeño hombrecito, me temo que no es un Adam, pero ya verás cómo te diviertes con tu hermanita y...
—Ayam.
—Sera una hermosa niña que...— comienzo, pero el labio inferior de Dan sobresale y yo lo miro incrédula—. No, no, nada de llantos. Tendremos una hermosa niña que todos amaremos, ya verás cómo te volverás loco de amor cuando la veas, mi amor, confía en mami y papi. Si quieres, en unos años podemos darte a un Adam.
—¿Lo haremos? —pregunta Harry ahora mucho más interesado con una sonrisa que me hace reír.
—Lo haremos.
Él asiente satisfecho, totalmente de acuerdo con la idea de tener más de dos.
Dan respira hondo cuando Harry le indica cómo hacerlo, entonces Harry se aventura a una charla importante sobre cómo es bastante grande y genial ser el hermano mayor de una dulce princesa, de cuán enamorado estará de ella en cuanto la vea.
Él dice las palabras correctas que tienen la atención de Dan, aun cuando Dan al final no acepta la idea, hace de cuenta que no le dijimos nada y sigue jugando, sé que Harry tiene razón. Cuando Harry Daniel vea por primera vez a su hermanita, estará feliz.
Una hora después, en nuestra habitación Harry me masajea los pies hinchados de una manera que me tiene emitiendo sonidos de satisfacción y aunque él sonríe, parece pensativo y casi ausente, me encantaría saber qué pasa por su cabeza, pero no pregunto.
—¿Te sigo gustando ahora? — bromeo y me mira.
—Te amo incluso más —No duda en responderme besándome el tobillo—. Doug propuso un nombre para la bebé.
—¿Cuál?
—Kathleen, dice que es genial y sigue con el legado de la "K."
—No está mal, ira a la pizarra de sugerencias, junto a Dennet propuesto por Ethan —digo sonriendo, ellos creen que están en algún concurso.
—No olvides Dalila propuesto por Brid... ni Kacy sugerido por Keith.
—Nuestras familias se están divirtiendo con eso, sospecho que apostaron cuál de todos los nombres que sugieren le pondremos.
—Sí, algo de hecho escuche a Dexter hablar con Keith.
Volvemos al silencio de nuevo parece perderse en sus pensamientos, solo que está vez siento que se tensa.
—Kae...
—¿Si? —pregunto nerviosa por la seriedad en su voz.
Su silencio despierta mi curiosidad en tanto me mira, la determinación se afianza en sus ojos antes de asentir para sí mismo y dejar de masajear mis pies.
—Harry estás alarmándome.
—Estoy tratando de medir si mis palabras van a enloquecerte o no.
—Sea lo que sea que tienes para decir, no te lo calles más, Harry Jefferson.
Respira hondo y va al baño, supongo que a lavarse las manos o quién sabe, pero no tarda en volver, subir a la cama y arrodillarse frente a mí antes de tomarme las manos y mirarme a los ojos.
El corazón se me acelera por los nervios, tengo la impresión de que lo que dirá será muy importante.
—Desde hace unos meses quiero decirte esto
—Harry solo dímelo.
Él respira hondo una vez más, cierra sus ojos muy brevemente y cuando los abre, reflejan determinación.
—Quiero que me des la oportunidad y derecho de darle mi apellido a Harry Daniel, quiero hacerlo legalmente un Jefferson.
La sorpresa tiene que estar reflejada en todo mi rostro. Por un momento pienso que he imaginado sus palabras, pero su sonrojo y mirada me hacen saber que todo es real.
Mis propias mejillas se sonrojan y en donde antes habría miedo, ahora solo hay una calidez recorriéndome el cuerpo junto a unos latidos de corazón acelerados y un nudo en mi garganta.
—Harry... Tú...
—Por favor —murmura apretando mis manos—. Lo amo como a mi hijo y quiero ver mi apellido junto a su nombre. Porque es de las personas más importantes en mi vida, daría y haría cualquier cosa por él. Porque es mi mundo, es mi familia. Porque es tu hijo, mi hijo, nuestro. Porque nunca quiero que él se sienta menos, no importa si no compartimos sangre, estábamos destinados a ser padre e hijo, lo vi nacer sin saber que sería mío.
»Él es importante para mí, su bienestar es mi prioridad, y solo el cielo sabe cuan deseoso estoy de verlo crecer y convertirse en un gran hombre que me llamara papá y siempre sabrá que cuenta conmigo. Estoy deseoso de tenerlo llevando el apellido Jefferson.
Comienzo a llorar con sollozos incluidos, totalmente conmovida por la magnitud de sus palabras.
Estuve aterrada desde que me volví mamá, de que alguien entrará en mi vida porque no amaría lo suficiente a mi hijo, pensé que mi pequeña familia seríamos Dan y yo y eso estaba bien, pero Harry Jefferson ha sido la mejor sorpresa y saber que su amor abarca de una manera tan hermosa, pura y desmedida a mi hijo, a quien también llama suyo, es el mejor regalo que me ha dado la vida.
Cuán afortunada soy.
Él me mira a la espera de una respuesta, nervioso, pero también confiado de que veo claramente su amor por nuestro hijo.
—Harry Daniel Jefferson suena como un gran nombre — digo en medio de una sonrisa y lágrimas—. Dime qué hay que hacer y tendrás a nuestro hijo llevando tu apellido.
Sus ojos se llenan de lágrimas y me da su hermosa sonrisa antes de abrazarme con fuerza. Ambos reímos derramando lágrimas, viviendo este momento tan importante.
Me besa los labios y sonríe sobre ellos.
—Ahora el próximo paso es poner el Jefferson en ti —río y me da otro beso—. Créeme, eso pasará.
—Te creo, siempre lo hecho y estoy muy segura que siempre lo haré.
Algún día, tal vez Dan querrá saber sobre este momento y juntos le contaremos como lloramos sabiendo que era nuestro. Nuestro hijo.
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