Capítulo Dieciséis
DIECISÉIS
El llanto de Dan me tiene bastante nerviosa mientras entro en la residencia en donde se hospeda BG.5. Mi hijo lleva al menos más de quince minutos llorando tras una ardua lucha contra el portabebés.
—¡No quelo! —Llora más fuerte cuando me acerco a un Harry deliciosamente atractivo esperándome en la entrada con un cabello húmedo y un rastro de barba.
—Harry Daniel, ya basta. Los niños pequeños van atrás —repito con voz firme y retirando los seguros de niño para que Harry suba.
Los ojos azules van de Dan a mí.
—¿Qué le sucede al pequeño?
—Odia el portabebés, quiere salir —respondo.
Parece que quiere liberarlo, pero es consciente del peligro y de la multa que caería sobre mí, por lo que termina por subir al auto e inclinarse hacia atrás para sonreírle a Dan que lo mira con el rostro lleno de lágrimas.
—Mira, yo también debo llevar cinturón en mi asiento —Le dice abrochándose dicho cinturón de seguridad—. Puede ser molesto, pero nos ayuda a estar a salvo ¡Y mira! Tu mami también lo tiene.
—No quelo —repite Dan.
—¿Ayuda si tomas mi mano? —Le ofrece su mano y Dan la mira antes de tomarla en la suya mucho más pequeña—. Estaremos bien, pequeño, solo será un viaje, no hay que llorar.
El llanto de Dan no cesa de inmediato, pero mientras me adentro al tráfico poco a poco su llanto se detiene y respiro aliviada.
—Hola, Hottie.
—Hola, Harry —saludo sin verlo, pero sonriendo.
Estoy un poco derretida por la manera en la que soluciono el llanto y se mantiene en una posicion incomoda tomando la mano de mi hijo.
—¿Siempre odia el portabebés?
—Sí, creo que lo hace sentir encerrado —murmuro—. Gracias por encontrar una solución.
—Si soy honesto, no pensé que eso funcionaría.
Sonrío y parmenecemos en silencio durante varios minutos.
—Mi familia aún no sabe que irás, por lo que podrían ponerse un poco raros, pero son personas agradables.
—Me gustan las personas agradables.
—Puedo imaginarlo. Espero y esto no te haga sentir incómodo.
—Creo que debes relajarte un poco. A veces das la impresión de ser una controladora compulsiva, lo cual es ardiente, pero acabarás por enloquecer.
—Se dé algo que acabara por enloquecerme —murmuro lo suficientemente alto para que él escuche y su risa me hace saber que lo hizo.
***
Comienzo a arrepentirme de haberlo invitado en cuanto aparco frente al jardín de mis padres y noto los autos estacionados, entre ellos el de mi hermano y el de Bridget.
Apago el auto tras una profunda respiración, tengo que relajarme, solo es un almuerzo. Puedo sentir el sudor rodear por mi cuello ante los nervios.
Nunca traje a un chico a casa y aunque esto no es esa clase de visita, aun así, creo que podría comenzar a enloquecer ¿En qué estaba pensando?
—¿Nani? —pregunta Dan con el ceño fruncido y giro para sonreírle antes de bajar del auto al mismo tiempo que Harry.
Harry no me da tiempo de hacerme cargo de mi hijo, porque abre la puerta y lo saca del artefacto que tanto odia dejándolo de pie fuera del auto. Dan es lo suficiente audaz para tomarle de la mano y Harry lo acepta sonriéndole.
De manera distraída activo la alarme del auto y tras un último vistazo, camino delante de ellos para abrir la puerta de la casa de mis padres.
—Uno —Escucho a Harry y me detengo cuando Dan lo repite—.Dos —lo mismo sucede y es cuando van por seis que me volteo y me doy cuenta de que Harry tiene tomada las manos de Dan y están contando los pasos.
No sé cómo describir mis emociones en este momento ante tal escena. Mi bebé tiene una amplia sonrisa de felicidad y la mirada llena de diversión mientras cuenta con Harry al repetir los números. No puedo quitarles la mirada de encima.
—Onche —La emocion de Dan es tan evidente que Harry ríe sin perder su sonrisa.
Parece encantado también.
—Ellos se ven muy bien juntos, Kae —escucho la voz de Bridget supongo que ha abierto la puerta, pero no me giro—, es sorprendente.
—Lo sé —murmuro en respuesta antes de que con el paso quince Dan y Harry nos alcancen.
Harry me sonríe y luego mira a Bridget con curiosidad quien dándome un codazo disimulado le sonríe a Harry.
—Ella es mi mejor amiga Bridget.
—¡Tía Bri! —grita Dan abrazándole la pierna.
—Y él es Harry —termino las presentaciones al tiempo que ellos estrechan sus manos y Dan se abre paso entre las piernas de Bridget para con un gritito y correteando alertar a todos de su presencia.
—¡Jardinero pobre! —escucho la voz de Keith y niego con la cabeza—. Harry se nos unirá hoy
El mencionado se ubica a mi lado y siento la palma de su mano contra mi espalda baja.
—Bienvenido a el hogar Stuart, señorito Jefferson —dice teatralmente Bridget.
—Gracias, señorita...
—Williams, ese es mi apellido —responde adentrándose de nuevo a la casa seguida por nosotros.
Seguimos los gritos de alegría de Dan provenientes de la sala y cuando me detengo, Harry también lo hace aun con su mano en mi espalda baja.
Mis padres parecen sorprendidos y a mitad de algún regaño hacia Katherine y Keith le hace cosquillas a Dan. Mi mirada pasa por una rubia y un moreno de los que desconocía su existencia, pero rápido me doy cuenta de que el moreno viene con Bridget en el momento en que mi mejor amiga camina hasta esté de manera coqueta. Lo que me hacía suponer que la rubia viene con Ketih.
Mi hermana tiene los ojos muy abiertos y fijos en Harry y cuando todos notan su presencia, lo miran de una manera incómoda.
—Hola —saludo torpemente—. Familia y... desconocidos —miro al rubio y la morena ante lo último—. Él es Harry Jefferson...
—Oh...
—Y antes de que me interrumpan estableceré unas reglas —Hago saber—. Dentro de este espacio Harry será tratado como una persona normal, queda terminantemente prohibido pedirle autógrafos, insinuaciones o establecer algún tipo de acoso, nadie invadirá su espacio personal...
—Ya me hago una idea de cómo es la vida del jardinero pobre contigo de mamá —interrumpe Keith con una sonrisa—. Para todo tienes reglas.
—Como sea, esas son las reglas —sentencio y escucho a Harry reír.
—Pero no teman hablarme —agrega él haciéndolos reír y encántandolos de inmediato.
Mamá no tarda en venir hacia él con una sonrisa cálida y sorprendernos al darle un abrazo para después tomarle el rostro entre las manos a un sorprendido Harry.
—Gracias por lo que hiciste por mi hija. Siempre he deseado conocerte, me alegra al fin hacerlo —Su tono de voz es suave y dulce.
Y es que Kancy Blair-Stuart es de las personas más cariñosas que existía en el mundo.
—Solo hice lo correcto, señora.
—Nada de señora, puedes llamarme Kancy.
—Mucho gusto, joven —Se presenta papá llegando hasta nosotros—, es un placer conocerlo.
—Lo mismo digo, señor Stuart.
—A Keith ya lo conoces —señalo y mi hermano lo saluda con la mano, sentado en el sofá con Dan en su regazo— y seguro recuerdas a mi hermana Katherine.
—Oh, claro, lo hago —asiente casi haciéndola desfallecer—. ¿Qué tal todo, Katherine? ¿Cómo va el club?
—Perfectamente —responde en medio de un suspiro que me hace reír.
— Ellos son...
—Él es Tyler y viene conmigo —presenta Bridget a ambos.
Claro, Tyler, el hombre de bonito trasero como ella lo llamaba.
—Y ella es Kamisha —presenta Keith.
Nunca escuché de ella, pero asiento y sonrío con educación.
—En realidad puedes llamarme Kami —pareciendo tener un profundo dilema entre ver a mi hermano o a Harry.
—Kamisha está bien para mí —Hace saber Harry antes de que el lugar se suma en silencio incómodo.
Mi mejor amiga me da una mirada que no entiendo hasta que asiente hacia Harry.
—Oh, bueno, le mostraré el jardín trasero a Harry.
Lo tomo del brazo y comienzo a guiarlo.
El jardín trasero no era nada extraordinario, pero tiene su encanto con las múltiples flores que mamá cuida con pasión. Una vez estamos ahí me doy la vuelta y enfrento a Harry.
—Eso fue... interesante.
—¿Bromeas? —río— Eso fue bastante raro. Lo siento por eso.
—No te preocupes, en parte fue divertido.
Permanecimos en silencio y cruzada de vista miro alrededor a las flores.
—Me agrada tu madre. Pensé que mi corazón se derretiría cuando ella dijo todas esas cosas.
—Créeme, sé lo que se siente. Ella es increíble, tan dulce y comprensiva —hago una breve pausa—. Cuando le dije que estaba embarazada, ellos estuvieron algo apáticos con la clase de reacciones que se espera cuando te enteras que una de tus niñas está embarazada en su adolescencia. Pero luego ella dijo las cosas correctas y supe que no estaba sola.
—Uh... tú eres genial, pero no dices las cosas agradables como ella, sin ánimos de ofenderte.
—No te preocupes, eso lo sé. Creo que ninguno de mis hermanos o yo heredamos esa sabiduría.
—Es una lástima —Se lamenta con una sonrisa burlona—, tú diciendo las cosas correctas sería algo lindo de ver.
—Hay muchas cosas lindas de ver en mí —coqueteo sin darme cuenta y él no se lo pierde o deja ir.
—Créeme eso lo sé, he visto muchas cosas lindas en ti.
—Yo soy una chica linda —bromeo parpadeando continuamente y retirando mi cabellera hacia mi espalda.
—No, tú eres mucho más que una chica linda. Cuando veo a una chica linda digo "bien, ella es increíblemente linda," pero cuando te veo a ti pienso "bien, ella es impresionante."
—Aún mejor, pasé de chica linda a chica impresionante. Soy la envidia de muchas en este momento. Yo, un simple mortal resultó ser impresionante para uno de los hermanos Jefferson.
—Ahora estás coqueteando —me acusa acercándose a paso lento.
—¿No lo estaba haciendo desde hace unos minutos?
—No puedes ir por ahí coqueteando con un hombre al que le gusta robar besos, eso es peligroso.
—Solo conozco a uno de esos y él también está coqueteando.
—¿Así que ahora estoy coqueteando? —pregunta sin perder la sonrisa ni despegar sus ojos de los míos.
Acorta más la distancia entre nosotros, invadiendo una vez más mi espacio personal.
—Voy a besarte, Kae.
—Es la primera vez que me llamas Kae —musito en voz baja.
—Voy a besarte.
—¿Ahora no eres un roba besos?
Lo miro lamerse el labio inferior antes de inclinarse hacia mí. Y de verdad quiero ese beso, sin embargo, giro el rostro y sus labios terminan presionados contra mi mejilla.
—Estamos en casa de mis padres y ya deberíamos volver.
—Por supuesto —comienza a caminar hacia la casa—. En algún momento del día te besaré.
—Tranquilo, si no lo haces tú, lo haré yo —Le palmeo un hombro guiñándole un ojo.
—Lo haces de nuevo, coqueteas.
—Lo hago.
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