🔒11🔒
-¿Te gusta?... ¡aahh! -el colchón suena aún más. Los muelles resuenan en la habitación y se cuelan en la salida de esta.
El cabezal también choca contra la pared.
Ese sonido se produce gracias a Lance, que tiene las manos en este y lo hace chocar contra la pared.
Acxa intenta no gemir delante del hermano de su novia.
Vaya corte.
Es decir, hay confianza, tanta como para visitarle en nombre de su hermana a la cárcel pero... de ahí a gemir...
Todo se diga, Lance sabe como no hacerlo incómodo. Que no se quite que le ha sacado alguna sonrisa y alguna risa.
-¡Aahh! -el castaño gime en voz alta imitando un orgasmo. -Aahh... -jadea. Gruñe y se tira en el colchón.
Realmente está agotado de tanto botar. Acxa sonríe y se tumba de forma paralela a él. Mira al castaño de perfil. Tiene unas tijeras terribles.
-Tienes mala cara... -susurra.
-Me ha sentado mal la comida. -responde en voz baja.
-Cuidate. -susurra. Lance asiente y sonríe.
-Cuida a mi hermana.
Se levantan. Lance hace ruido con el cinturón.
Coloca las toallas en el baño de forma desordenada una vez se ha mojado un poco el pelo y se lo ha secado en la misma.
-¿Tienes pintalabios? -murmura el moreno. Acxa asiente y se lo presta.
No tiene mejor idea que pintarselos, plantar un beso en el espejo y correrse el carmín por la comisura de la boca. Acxa se aguanta la risa a la vez que niega con la cabeza. Coge sus visas y se acerca a la puerta.
-Vuelve cuando quieras, bombón. -dice en un tono bobo y ligón. Ligón y teatral. -Dile a mi hermana eso. -susurra. Acxa asiente y abre la puerta con una suave sonrisa.
La chica de pelo corto sale por la puerta. Tanto ella como Keith comparten una mirada fugaz. Vaya vergüenza, piensan ambos.
Una por actuar y otro por ver e "imaginar". No es como si él quisiera imaginar nada porno...
-Ves a recepción. Te van a cachear de nuevo. -Acxa asiente. Sale de allí con la cabeza agachada.
Lance esta apoyado en el marco de la puerta con una sonrisa.
-Ten. -tiende el preservativo al coreano.
-¿Qué crees que haces McClain?
-No lo he necesitado. - murmura sonriendo. Se acerca a su rostro junto una mirada fiera de Keith. -Podríamos usarlo más tarde... -Keith niega y le mira más serio.
-No. Lance, ¿has corrido el riesgo de hacerlo sin él?
-¿Celoso? -el castaño sonríe aún apoyado en el marco.
-Que no, puedes dejarla embarazada y no creo que sea lo mejor estando tú aquí dentro.
-¿Quien dice que hayamos follado habiendo otras cosas que poder hacer? -Keith frunce el ceño. Sabe que habla de mamadas y más guarradas así.
-Porque estabais gimiendo ambos.
-¿Eres de los que pone la oreja? -Keith tira el aire con fuerza.
-Cállate, se acabó. Ves a... -su mano se dirige al final del pasillo. Lance le corta.
-A cachear, si. Ya lo se Keith, no soy nuevo. Van a flipar de lo responsable que soy en los íntimos. -dice sonriente. Desaparece de su vista con una sonrisa.
Keith se queda allí, con el preservativo en la mano y un sonrojo tremendo.
Es un completo idiota.
Lance vuelve a su celda con un guarda distinto detrás. Le lanza varias miradas que son respondidas con miradas bordea y secas. Que soso, piensa.
Llega a su celda.
El samoano ya está de vuelta, está junto al pelirrojo en una mesa, jugando a las cartas.
En la cama, con un libro tapando su rostro por la distancia, está Lotor.
-He vuelto. -murmura con una sonrisa.
Se acerca a sus compañeros de celda y mira a Lotor. El albino levanta sus ojos al moreno.
-Hola. -murmura el mencionado.
-Así que mataratas. -susurra el castaño, asintiendo lentamente y entendiendo cada palabra que él mismo ha pronunciado. - No te va a ser tan simple...
-¿Estás queriendo decirme algo?
-Si, que ambos vamos a ser asesinos. Y con motivo. -el samoano observa la cara de Lance. Es seria. Seria y maliciosa. Algo piensa, lo sabe.
El albino se levanta y se acerca a él.
-Yo no voy a destrozar una fam... -antes de que acabe Lance ya tiene el puño levantado. Hunk ha conseguido alejarle de un tirón en la muñeca del brazo contrario. -Eres un mierdas...
-Yo al menos no soy tan rastrero... -el albino sale de la celda tras dedicarle una fría mirada. El castaño bufa y se sienta en su cama. Pidge mira al castaño tras perder de vista a Prince.
-¿Él ha... él te ha intentado...?
-No lo se, pero es mucha casualidad. - murmura.
Él sabía que iba a aislamiento. Él sabía que le llevarían la comida.
Y en aislamiento no te hacen apenas caso, te dan la comida y te encienden la luz: punto.
Son pocas probabilidades, pero lo tiene como una posibilidad.
Una muy sólidas posibilidad.
La cena siempre es igual: se sienta con Hunk y Pidge, se dan un paseo por la cárcel, se acercan a lavandería con varios "eh, por aquí no se puede estar" de fondo por parte de los guardas y vuelven a su celda.
Lance ha cenado como si estómago le ha dejado.
No es que esté mal y tenga repercusiones la ingesta de toxicidas pero... tampoco está al cien por cien para ponerse morado comiendo.
Una vez más el postre ha quedado intacto. Bueno, casi. El apetito voraz de sus compañeros han acabado con él.
Son las doce y media.
Lance permanece despierto.
Suele hacerlo.
Suele estar mirando las fotografías de Cuba y su familia, o suele estar haciéndose el cutis. Otras veces tan sólo lee. Si, lee, ahí donde le veis lee. No es como si leyera Virgilio o Shakespeare, pero lee. Que nadie le toque a su querido Dos Pasos, ama a ese hombre aún sabiendo lo que llevaban detrás sus obras.
Está leyendo. Lo que puede, vaya.
Gira su rostro a sus compañeros de celda: están dormidos.
Él no puede.
Le duele el estómago.
Tiene náuseas y dolor abdominal.
No sabe si va a vomitar o qué pero no se encuentra bien.
Se levanta y se acerca al baño.
No puede arriesgarse a vomitar ahí, despertaría a la jauría que es la cárcel, y sabe que acabarían pagándola con él. No van a meterle la cabeza en el váter hasta contar 10 bajo al agua pero... no la van a dar un besito de buenos días.
Suspira y apoya su cabeza en la verja de metal.
Detecta una luz en la lejanía. Su salvación.
Esa misma noche Keith cuidaba cámaras hasta las doce.
Una vez pasadas las doce, le tocaba vigilancia. A él y a otro compañero.
Es horrible el ambiente en las noches en la cárcel. Se oye todo. Todo.
Se escuchan las noches de pasión y las de angustia. Escucha como se pelean y escucha como los más novatos lloran por sus almas.
Hasta escucha...
Ya nada.
Ahora escucha un siseo.
Gira su rostro y... vaya sorpresa.
112 - V. McClain apoyado en las verjas llamándole. Keith niega y gira su rostro.
Y McClain insiste. Continúa llamándole con siseos realizados desde su lengua.
Keith gruñe y sube hacia su celda.
-Cállate y duerme. Es tarde. -Lance niega.
-Que no. Llévame a medicina. Me encuentro mal...
-Vomita y vuelve a la cama.
-Que dices, me van a por hasta el la 487 si me pongo a vomitar. -Keith alza una ceja. -Por fa, llévame a observación. Te prometo que no es un farol... -Lance mira los ojos de Keith.
La verdad es que tiene mala cara, piensa.
Suspira y abre su celda.
El sonido de esta ya debería despertar a la gente. Y lo consigue.
-¡Que te la chupe, tiene una boquita...!
-¡Cállate gilipollas! -responde McClain. Keith sisea y manda a callar. Lance rueda sus ojos. Con una mano bajo la tela de su ropa acaricia su abdomen.
Le duele la tripa de verdad.
Tal vez no lo suficiente como para que le saquen pero... si le duele, si.
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