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—Abre tu boca.
Mingyu rodó los ojos, pero hizo lo que su novio le pidió. Wonwoo tomó la cuchara, y haciendo tontos pero tiernos soniditos simulando que la cuchara era un avión, la acercó a la boca del peli-negro, el cual la atrapó y comió el delicioso pedazo de helado de vainilla.
—¡Otra vez!
Mingyu suspiró, tomó a su chico y lo sentó en su regazo.
—¿Y si mejor hacemos otra cosa?–inquirió, comenzando a repartir besos en sus mofletes.
Wonwoo dejó la cuchara sobre la mesa, enredó sus piernas alrededor de la cintura de su pareja, quedando frente a frente. Mingyu besó aquellos hermosos y suaves labios que desde hace tiempo le tenían obsesionado, degustandolos y logrando sacarle un pequeño gemido a Wonwoo.
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