—¿Mmm...?–el nombrado levantó el mentón, con su mirada fija en el libro de Historia que tenía entre mano, pronto tenía un examen y realmente necesitaba aprobar.

Wonwoo se levantó de la cama y se acercó a su pareja, le quitó el libro y se sentó en su regazo. Mingyu le miró mal pero igualmente pasó sus brazos por la cintura de su pequeño.

—Quiero mimos~–enterró su rostro entre el cuello del mayor, abrazándole.

Mingyu suspiró. Wonwoo cuando quería podía ser realmente adorable.

—Tengo que estudiar, amor.

El castaño salió de su escondite y le miró a los ojos.

—Por favor, Gyunnie~

Por el dulce tono que usó, Mingyu mandó todo al carajo. Tomó la nuca del menor y acercó sus rostros, para luego juntar sus labios en un dulce beso. Wonwoo no pudo evitar soltar una especie de gemido al sentir los fríos piercings de su pareja, y que luego el mismo le mordiera el labio inferior.

—¡Wonwoo traje leche de fresa!–gritó su madre desde el salón.

En un parpadeo el menor había desaparecido del regazo del peli-negro.