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Este romance perfecto que he creado en mi mente
Yo viviría mil vidas cada uno contigo a mi lado
Pero sin embargo, nos encontramos en una circunstancia menos que perfecta
Y así parece que nunca tendremos la oportunidad

Ain't it funny - Jennifer López


Se había levantado temprano para comenzar su día. Tomó un desayuno ligero, luego se dio una ducha y se miró al espejo por unos segundos. Kyungsoo tenía la mala costumbre de mirarse y pensar lo mucho que odiaba su apariencia, sus ojos grandes y sus abultados labios no eran para nada de su agrado o tal vez era el hecho de que cuando tuvo una relación lo dejaron por un chico más fino y estilizado. Se había vuelto un problema de un tiempo para acá porque ver a casi todos sus compañeros con pareja lo hacía sentir solo. Incluso ver cómo el idiota de Chanyeol seguía como un perro a Baekhyun, le hizo anhelar tener alguien a quien abrazar.

Respiró hondo, tal vez más que nunca, y salió de casa para subirse a su auto. Prácticamente, tanto él como su compañero tenían que tomar esas dos semanas fuera de la oficina para hacer sus pequeños documentales, así que después de comprar comida se dirigió a la comunidad. Tenía mucho que pensar con respecto a ellos, no conocía nada de su cultura ni siquiera sabía si tenían costumbres de comida o cosas así. 

Condujo durante un largo rato y al llegar, esta vez, no hubo gente fuera de las casas, más que unos pocos niños jugando. Descendió de su auto y respiró hondo una vez más, como signo de su agotamiento, últimamente lo hacía con más frecuencia.

—Joven payo. —Una mujer mayor se acercó a él de sorpresa, lo cual lo asustó y le sacó un pequeño grito—. Joven payo, no ha sido mi intención asustarlo.

—Habla mi idioma —dijo sonriendo.

—Mi yerno ha sido muy amable y paciente enseñándome. He oído que vienes por el casamiento de Jongin, ¡por fin nuestro hombre se casa! Es el único de la familia y esperamos con alegría tal momento.

—Puedo notar la alegría.

—Acompáñame, quiero hacer algo desde que te vi.

Kyungsoo se incomodó un poco ante tales palabras, pero siguió a la mujer a un lugar desconocido, el cual, era una especie de casa de campaña que estaba hecha de madera y cubierta por finas telas de colores. La mujer lo invitó a sentarse, así que obedeció, dejando sobre la mesa la comida que había traído. La mujer la tomó y la llevó a un hogar cercano. 

Kyungsoo continuó mirando con curiosidad los detalles de tan pintoresco sitio; siendo un fanático de lo minimalista y los colores sobrios, le encantaba lo que veía.

—Joven payo, ¿cuál es tu nombre?

—Me llamo Do Kyungsoo.

—Estos nombres de ustedes son tan complicados —dijo con una sonrisa divertida—. Me llamo Leticia.

La mujer lo invitó a sentarse frente a ella.

—Un gusto, Leticia. —KyungSoo seguía sin comprender el motivo por el cual la anciana lo había traído hasta ese lugar—. Perdón, pero ¿qué hago aquí?

—Raehee no ha llegado de su trabajo, por lo que tendrás que esperar un poco para poder entrar a su hogar, donde su mujer está sola. Por eso he querido traerte. —La mujer de amplia falda sacó una baraja y la puso sobre la mesa—. Pártelas.

—No, yo no creo en eso.

—Vamos jovencito, dame el gusto. —La mirada amable de la señora lo hizo aceptar sin poner más resistencia. Tomó la baraja para partirla—. Bien, ahora pon una sobre otra —obedeció. Ella extendió la baraja sobre la mesa y lo volvió a mirar—. Elige cinco cartas y ponlas frente a ti. Yo las iré girando, tu serás el frente.

—¿Eso es importante?

—Claro muchacho, eso es muy importante.

—Me gusta más "joven payo". —La mujer sonrió y con su mano le volvió a mostrar la baraja extendida. Kyungsoo hizo lo que le pidió.

No entendía cómo unas cartas podían decir qué te deparaba el futuro. Era incrédulo acerca de esto, incluso le causaba gracia, pero se contuvo de reírse cuando vio la cara de la mujer con dudas y mirándolo de una manera que no podía descifrar. La fiereza con la que la anciana lo observaba le hizo presentir que estaba buscando algo en su mirada.

—Joven payo, te ha salido algo que me está siendo difícil de interpretar. —Kyungsoo solo veía las cartas y no les encontraba sentido—. Primero te ha salido la rueda de la fortuna, pero está invertida.

—¿Eso que significa?

—Tu ascenso muchacho, tu triunfo. Todo tu camino estará lleno de dificultades, pero lo lograrás con paciencia. —¿Podría ser eso cierto?—. Te han salido Los enamorados y justo al lado de El loco. La segunda carta habla de alguien que carece de sentido común, pero ese no eres tú. Veo la seriedad, la serenidad y la paciencia en tus ojos. Viendo la carta de Los enamorados me hace pensar que te vas a enamorar de alguien opuesto a ti, de una loca o de un loco. —Kyungsoo miró los ojos de la mujer nuevamente y de repente se sintió expuesto, como si supiera sus secretos—. Veo obstáculos y veo muchísima pasión. Joven payo, ten cuidado con lo que te espera en el amor, porque tus cartas solo hablan de eso.

—¡Leticia! —Ambos voltearon y vieron a una preciosa jovencita acercarse. La expresión de la anciana cambió—. Querida abuela, ¿qué haces aquí?

No oses llamarme abuela, muchacha.

Pronto lo será. —La joven de hermosas facciones posó su mirada sobre Kyungsoo, quien la veía con curiosidad—. ¿Quién es este payo?

Es un amigo de Raehee

Era un poco frustrante que hablaran frente a él en un idioma que no conocía. Lo único que podía deducir por la expresiones de Leticia, era que la bella jovenvita no era de su agrado. Decidió seguir observando las cartas sin entender algo de ellas. 

¿Enamorarse otra vez? Era casi imposible.

Cuando la joven se alejó del lugar, Leticia se dio la vuelta y, después de darle un nuevo vistazo a su baraja, la volvió a guardar. Tomó del brazo a Kyungsoo y lo llevó a dar un recorrido. 

KyungSoo pudo notar que el lugar era sumamente grande, lo que le hizo pensar que tal vez el fundador era un hombre de mucho poder o que tuvo mucho dinero. Si ese era el caso, ¿habría renunciado a todo por amor? ¿Realmente existían personas capaces de hacer eso?

—Estás perdido en tus pensamientos —advirtió la gitana.

—Lo siento, es sólo que… Sus cartas me han dejado en jaque. ¿Un amor?

—Tengo años leyendo estas cartas e incluso se las he leído a mi nieto y auguré su matrimonio. Eso fue la semana pasada, le salieron casi las mismas cartas que a ti, pero con una diferencia.

—¿Puedo saber cuál? 

La anciana pretendía responder; sin embargo, una voz los interrumpió.

—Joven, es un honor que haya venido. —Kim Raehee había llegado—. Por favor, venga a mi hogar. Leticia, ¿qué has estado haciendo?

—Se respetuoso, soy una mujer mayor.

—Cuando le conviene suegra. Vamos Kyungsoo, es hora de que conozcas a mi hijo.

Caminaron por el sendero para dirigirse al hogar Kim, donde de igual manera vivía Leticia. 

La mujer que les recibió era muy hermosa y por un momento se preguntó si tal vez todos los gitanos eran así de impresionantes.

—Ella es Esmeralda, mi amada esposa. También habla tu idioma. —La mujer tomó su mano y saludó amablemente—. Él es Kyungsoo, el chico del que te hablé.

—Para nosotros es un honor que documentes el proceso de este gran suceso en nuestra familia.

—¿Será una gran boda? —preguntó curioso.

—Hemos esperado esto por mucho tiempo. Nuestro hijo es tan mayor y esperábamos su boda con anhelo.

Por cómo los padres hablaban, Kyungsoo se imaginó un hombre de tal vez unos 40 años. Se veían tan felices y entusiasmados por el matrimonio de su hijo, que incluso pensó que ese hombre debía ser feo o gordo. Estaba tan sumergido en sus pensamientos prejuiciosos que no se percató de inmediato cuando un hombre, con el torso descubierto y una mirada que penetraba en lo más profundo de su ser, entró a la habitación.

—¡Jongin! Este es Do Kyungsoo, el chico que documentará todo.

¡¿Se suponía que este era el flameante novio?!

—Mucho gusto, Do Kyungsoo —saludó, intentando ocultar su sorpresa.

Había escuchado acerca de la piel morena de los gitanos, también había escuchado que muchos de ellos tenían rasgos muy exuberantes. Había escuchado tanto que, a estas alturas, ya no debía sorprenderse al ver a alguno. Pero todo eso pasó a segundo plano cuando vio a aquel hombre.

—Mucho gusto, me llamo Jongin.

Sonrió de tal manera que la mente de KyungSoo gritó ¡peligro!, pero decidió ignorar la advertencia.

Fue Leticia quien notó algo entre ellos y entonces recordó la carta que fue diferente a la Kyungsoo, aquella que era como una prefiguración de todo lo que pasaría. Cuando estuvo un poco alejada de la escena, sacó la carta de Jongin.

—El mago —dijo entre susurros y miró a ambos chicos nuevamente—. Un joven fino y de buen juicio —sacó la carta de Kyungsoo y unió al loco y al mago—. Dios mío.

Juntó ambas cartas y ambas coincidieron en la posición y el orden de Los enamorados.

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