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La Serpiente más Grande del Desierto

Ya era de noche, las estrelles empezaban a brillar en el cielo nocturno y se podía ver las dos lunas resplandeciendo con una luz blanca. Se veían borrosas todas los cosas a más de 1 kilómetro desde donde uno estuviera. Los edificios que se veían a lo lejos solo eran unas sombras oscuras en ese momento.

Desde que se fueron del bazar Gwen no prestaba mucha atención a las cosas que la rodeaban, sino que, pensaba en el sujeto vestido de cazador que la había salvado y en los bellos ojos que tenía.

Había una fogata al medio de ellos. El Gormen estaba tendido en el suelo como un caballo y sumamente callado, y su cuerno con forma de alcachofa se abría y cerraba conforme respiraba. Otome estaba dormida en el suelo con la cabeza recostada en una piedra curvada, y Derron estaba acostado más cerca del fuego para entrar en calor. En cambio, Gwen seguía despierta contemplando las estrellas y los alrededores.

No dejaba de preguntarse cosas sobre el cazador que la había salvado esa misma tarde. Acaso... ¿Él sería bueno? ¿Habrá sido una trampa para ganar su confianza? ¿Lo volvería a ver? No sabía si era buena idea confiar en más de los que estaban con ella, ya que, era tanto un riesgo como una ventaja.

Gwen sacó el colgante con la canica que le había entregado Osilia antes de haber salido de Komazi. Pensó en la proyección del planeta como se lo había indicado Osilia, y de la canica brotaron representaciones a escala de la burbuja de todos los continentes, islas y todo lo que era posible representar en esa pequeña esfera de agua que de alguna manera extraña permanecía como canica. De la canica apareció un ligero brillo negro que era en donde ellos se encontraban en ese momento. Luego, apareció un brillo rojo lejos de donde estaba el brillo negro. Era donde se ubicaban las cavernas de los recuerdos.

Gwen no comprendía cómo podía hacer todo eso un pequeño grupo de moléculas de agua. Pero simplemente recordaba la respuesta que daba ella a todo lo que le pasaba en ese entonces: Era otro planeta con extraterrestres de verdad.

Habían pasado los minutos y Gwen seguía contemplando el cielo, pensando en todo lo que había pasado en una sola tarde. Sus encuentros con los caballeros, su batalla en Oasis, el monstruo que casi se la comía en el desierto, y todo lo demás que había pasado. No sabía qué pensar al respecto, sus ideas estaban completamente revueltas.

De repente, empezó a escuchar algo que se encontraba muy cerca. Otome y Derron no reaccionaron ante el sonido, ni siquiera el Gormen. Así que Gwen no tuvo de otra más que averiguar qué era lo que se ocultaba entre ellos. Sacó su espada, preparándose para cualquier cosa que se apareciera.

Y de entre unos arbustos salió el cazador que la había defendido en el gran bazar. Al igual que Gwen tenía las hojas de sus espadas afuera para atacar. Pero al verse, los dos bajaron sus armas.

En un intento por saber quién era el que se ocultaba detrás de esos goggles de motocross y esa mascarilla de metal, Gwen empezó a conversar con el sujeto.

-Hola -dijo con la voz temblorosa-. No voy a hacerte daño.

Dio unos pasos para acercarse al sujeto, pero este de inmediato retrocedió y volvió a desplegar sus espadas.

-¡No te acerques! -dijo el sujeto.

Su voz era normal y muy agradable al oído. No era grave y como las de los caballeros, tampoco era intimidante.

-Tranquilo, no voy a...

-¡Silencio! No quiero que me distraigas con una conversación absurda.

-Okey...

-¡Sólo respóndeme esta simple pregunta! ¿Por qué de repente todo el mundo te está buscando a ti?

Gwen no podía creer que en serio no lo supiera. Con todos los caballeros que se la han pasado buscándola, el cazador que trató de matarla en Oasis, parecía ridículo que él siendo un cazador igual que el General Doxx no supiera por qué estaba siendo tan buscada.

-Es acaso una broma o...

-¡No, claro que no! Desde que han estado mandando docenas de caballeros y a Doxx en búsqueda de... -Empezó a teclear en su muñequera derecha, y luego se detuvo-. En fin, todo se ha vuelto complicado. Pero nadie me dice por qué. Si le pregunto a alguien que sirva en el palacio, todos me responden que simplemente están buscando al único espécimen humano que se encuentra en este planeta. Es decir, tú -señaló a Gwen con una de sus espadas.

Gwen no sabía qué responderle. Lo único en lo que pensaba, era en salir corriendo lo más rápido que pudiera Gwen para evitar ser atrapada.

El tiempo se le agotaba, así como se le agotaba la paciencia al sujeto.

-Disculpa pero, ¿por qué te debería responder? -preguntó Gwen atreviéndose a desafiar al sujeto que la estaba amenazando.

-Porque si no, te voy a llevar ante el emperador, sepa o no el motivo por el cual él te quiera encontrar.

La situación se había vuelto más complicada que antes. Sin otra opción, Gwen fue retrocediendo lentamente hasta que se echó a correr lejos del cazador y de sus amigos. El cazador la fue siguiendo hasta casi llegar al mismo paso, pero cuando pasó junto a la fogata de Otome y Derron, el cazador pateó el pequeño fuego que aún quedaba de la fogata. Ya no había ninguna luz en definitiva.

Gwen y el cazador se fueron alejando cada vez más del punto en donde se encontraron, hasta que entraron a un lugar en donde había palmeras y árboles similares a los que habían en Oasis.

Entre hierbas y árboles frondosos, Gwen intentaba perder al cazador, pero le fue inútil.

Después de un rato de correr entre árboles y palmeras, los dos llegaron al centro de ese lugar que pareció ser otro oasis, solo que en donde debió de haber agua solamente había un gran campo de batalla de arena.

El cazador, cansado se seguir persiguiendo a Gwen, lanzó con una de sus muñequeras un par de piedras circulares grises sujetas con una cuerda plateada directo hacia Gwen.
Las piedras se enredaron en los tobillos de Gwen haciéndola caer.

Gwen empezó a arrastrarse en la arena para seguir alejándose del cazador. Para su desgracia, el cazador la alcanzó y la retuvo con sus manos.

-Que acto tan osado de tu parte salir corriendo -resaltó el cazador-, y a la vez tan estúpido que pensaras que con eso ibas a librarte de mí.

Gwen se retorcía, y mientras lo hacía, vio grabado en sus goggles en letras muy pequeñas «Mirjok».

-¡Dejame ir! -decía Gwen mientras seguía retorciéndose.

El cazador calló a Gwen. Luego, el cazador empezó a mirar alrededor del oasis. Parecía que había algo en el lugar que estaba incomodando al cazador.

Siguió observando, parecía que no iba a terminar de sentir esa inquietud.

-¿Sientes eso? -le preguntó el cazador a Gwen.

-¿Sentir qué? -preguntó ella, ahora con algo de inquietud.

Detrás del cazador, empezó a verse lo que pareció ser una enorme cola escamosa con lo que parecía ser un colmillo curvado en la punta. La punta descendió a gran velocidad directo a los dos, hasta que el cazador desplegó su escudo con gran rapidez bloqueando la punta de colmillo que tenía la cola.

Esta inmediatamente se alzó en el aire y volvió a azotar. Pero el cazador actuó rápido y desvió la cola con el escudo clavándose en el suelo. Inmediatamente el cazador le quitó la cuerda a Gwen de los tobillos e intentó llevársela lejos del lugar. Pero la cola reaccionó rápido y los lanzó por los aires.

Gwen terminó junto a una enorme piedra de color verde con una forma y aspecto irregular, y luego se dio cuenta de que esa piedra era en realidad la cabeza del enorme reptil. El cazador término en una de las orillas del lugar, por poco y esa cola lo mandaba más lejos.

La enorme cabeza empezó a ascender de la arena. Tenía unos ojos verde esmeralda que aunque eran cautivadores, irradiaban maldad y una extraña energía cuando alguien los observaba.

-¡Vaya! Miren a quiénesssss tengo aquí. A la humana que se cree una guerrera por tener espada, y a un cazador que ni siquiera pudo ganarle incluso al que está por debajo de él.

El cazador se levantó y desplegó sus espadas de las muñequeras.

-¡Aléjate de ella, Nozi! -gritó el cazador desde lejos -. No te le acerques. -Empezó a correr lo más rápido que pudo directo al enorme reptil.

-¡Cállate desgracia de la galaxia! -La enorme serpiente lo volvió a mandar por los aires con la punta de su cola.

Gwen estaba atónita por lo que estaba viendo ante ella. Ni el monstruo en el desierto la había sorprendido tanto como eso.

La serpiente empezó a ser amable con Gwen, hablándole de forma amistosa tratando de no asustarla. Pero aunque la serpiente fuera linda con ella, Gwen sabía las posibles -y muy acertadas - intenciones que esa tenía con ella.

-Vaya, vaya, vaya -La serpiente empezó a arrastrarse alrededor de Gwen a unos metros de distancia. -Jamás creí que vería a un humano en estos lados, es muy... inusual que logren llegar hasta aquí.

Gwen empuñaba la espada y volteaba a todas partes, esperando si en algún momento la cola intentaba hacerla brocheta de humana.

-¿Tu... E-e-eres...?

-Nozi, la devoradora del desierto. La última de las pitocláseas que queda, por ahora. -La enorme víbora volteó mirando detenidamente la ciudad que divisó Gwen cuando empezó su viaje.

Gwen intentó retroceder lentamente para escapar. Pero cuando se había alejado ya casi 10 metros de donde estaba, su espalda había chocado con una parte del cuerpo escamoso y frío de Nozi. Luego de que chocó con Nozi, ella empezó a retraer su cuerpo más hacia adentro.

El cazador saltó sobre el enorme cuerpo de Nozi y se pudo delante de Gwen, cubriéndose con su escudo ligeramente dañado por los ataques de Nozi.

-Aghh, se ve que tú nunca comprendes cuando uno puede vencerte, ¿o sí? -Nozi contuvo una pequeña risa.

-Dile eso a tus amigos cuando los veas. -El cazador se acercó con la hoja izquierda desplegada, preparado para clavarla en la piel del animal -si es que se le podría llamar así-. Pero la serpiente se desplazó rápidamente por la arena, y se enroscó en el cazador.

Esta acercó su cabeza para ver mejor a su cena. Se fijó en los goggles que traía -igual como Gwen.

-«Mirjok» -citó la serpiente-. Un nombre que tal vez recordaré, porque será el que haya matado antes de haber matado a la Luz.

Sin pensarlo, Gwen lanzó un ataque con su espada contra el cuerpo de la serpiente, que al haberlo sentido, dejó libre al cazador que terminó tendido en el suelo. Nozi volvió la cabeza mirando a Gwen con desprecio y furia. Y sin más, volvió a lanzar Mirjok por los aires, ahora sí sacándolo de la zona arenosa del centro. A Mirjok se le habían caído sus dos muñequeras mientras volaba por el cielo.

Nozi se acercó lentamente hacia Gwen. Y cuando Gwen pensó que iba a dispararse contra ella para comérsela viva, se tendió en el suelo. Pero, en vez de comérsela, Nozi abrió su mandíbula y por detrás de sus colmillos salió disparado un líquido verde oscuro que olía como ácido clorhídrico. De repente, la arena empezó a derretirse ligeramente al contacto con el veneno que expulsaba Nozi.

Empezó a girar su cabeza alrededor del lugar apuntando su veneno en dirección a los límites del campo de arena. Después de haber rociado toda la orilla, Mirjok ni siquiera intentó pasar.

Gwen miró desesperada a Mirjok, esperando un consejo de parte de él que la ayudara con la terrible situación en la que se encontraba. Por desgracia, lo único que recibió fue un aviso totalmente innecesario de «¡corre!».

Después de eso, la serpiente se acercó a Gwen con la mandíbula abierta dispuesta para clavarle los colmillos. Pero ella reaccionó rápido y se fue hacia la derecha para esquivarlo.

El colmillo derecho apenas y le rasgó una de las zapatillas tenis que usaba. Pero no le faltó poco a Nozi para que el colmillo hubiera terminado en otra parte.

Gwen, sucia y confundida, no se imaginaba resistiendo un combate contra una serpiente con una longitud 10 veces más grande que la suya. Luego, recordó que las muñequeras de Mirjok habían quedad adentro del campo, pero estaban muy lejos.

Sin pensarlo más tiempo, Gwen se levantó y se echó a correr directo a las muñequeras de Mirjok, las cuales, la más cercana a ella era la del escudo. Cuando Nozi vio que Gwen iba por las muñequeras, se dio la vuelta y empezó a seguirla mientras se arrastraba sobre la arena.

Luego, la serpiente se alzó en el aire y se adentró en la arena igual que un clavadista en la piscina.

Gwen se dio la vuelta, pero Nozi ya no estaba ahí. Aun así, Gwen siguió corriendo esperando tomar la muñequera antes de que Nozi apareciera.

Gwen estaba muy cerca de la primer muñequera, pero de la arena, Nozi salió disparada hacia Gwen a gran velocidad. Antes de que la serpiente llegara a ella, Gwen giró sobre la arena, y por unos pocos centímetros pudo tomar la muñequera de la que, inmediatamente activó el escudo y lo puso enfrente de ella. La cabeza de Nozi pasó sobre el escudo, pero conforme el cuerpo de Nozi iba saliendo, este iba chocando contra el escudo haciendo que Gwen lo levantara y lo pusiera sobre su cabeza.

Cuando tocó que saliera la cola con punta de colmillo, la punta se enganchó a uno de los bordes del escudo y tiró a Gwen junto con el escudo.

La serpiente se volvió a Gwen, mostrando cierto grado de impresión como de ira. La serpiente empezó a arrastrarse con gran rapidez hacia Gwen. Ella, al ver lo que hacía la serpiente, igual empezó a arrastrarse, pero para alcanzar el escudo que se le había caído.

La serpiente llegó y disparó una descarga de potente y corrosivo veneno directo hacia Gwen.

No se veía nada más que vapores verdes que brotaban del punto en el que había disparado el veneno. Por un momento, la serpiente pensó que sí le había dado a tiempo. Pero, cuando los vapores se disiparon, se pudo ver una figura humanoide agachada sosteniendo el escudo. Era Gwen.

Nozi y Mirjok quedaron atónitos al haber visto tal suceso. Pero Nozi, furiosa, no podía creer que una humana sin experiencia la estuviera venciendo aún cuando nadie en Nigex, antes de Gwen, le hubiera podido hacer frente.

En ese momento, Gwen había despertado la verdadera bestia que Nozi estaba conteniendo hasta ese momento. Abrió su enorme boca mostrando dos hileras de diminutos dientes, y sus pares de grandes colmillos.

De repente, Nozi se lanzó contra Gwen directo a su cara. Gwen se hizo a la derecha rodando en el suelo, y por poco había salido ilesa de ahí.

La serpiente se volvió a levantar, junto con un gran pedazo de suelo con arena desgarrado por sus colmillos que, se habían clavado tan fuerte que la tierra no se destruyó después de haber sido desgarrada de la corteza. La arena se deslizaba por las orillas mientras era levantada por la cabeza de la serpiente, y en un parpadeo, rompió el pedazo de tierra al cerrar su mandíbula.

Se pudo ver ira y furia en los ojos de la serpiente, hasta pareció por un momento que sus ojos cambiaban de color verde a un rojo intenso. Pero, la serpiente se redujo a mostrar su ira al perseguir a Gwen hasta atraparla.

Nozi empezó a perseguir a Gwen por todo el campo, mientras disparaba chorros de veneno ácido hacia ella, disfrutando de su forma de torturar a Gwen para poder engullirla.

A pesar de que, Gwen desviaba los ataques de Nozi con el escudo de Mirjok, y también los esquivaba con suerte, a Gwen se le acababan las fuerzas y su tiempo de vida.

En un intento desesperado, Gwen se hizo a un costado esperando que Nozi siguiera de frente. Al haberlo conseguido, sacó su espada y la pasó con rapidez por la piel de la criatura. La velocidad de la serpiente hizo que la herida fuera más grande de lo que Gwen había previsto.

Cuando la serpiente se dio cuenta de lo que había hecho Gwen, no dudo en cobrar venganza. Disparó un chorro de ácido hacia ella, pero falló.

Gwen pensó que fue un error, pero no fue nada de eso. Nozi había planeado una distracción.

Luego, Gwen empezó a tener la sensación de que algo helado y duro recorría su piel. Observó, y es que la cola de Nozi se estaba enrollando en sus piernas. Y, sin que la punta de colmillo la lastimara, Nozi tomó a Gwen por las piernas.

Nozi acercó a Gwen. Primero, pensó en tragársela, pero pensó que eso no iba a dejar prueba de que ella la había matado, así que; pensó en algo más.

La cola empezó a ajustarse más de lo que estaba, y eso no era una buena señal. Gwen prefería ser tragada a ser estrujada hasta explotar igual que un globo.

La respiración se le empezó a cortar a Gwen, y lo único que hacía era azotar el escudo contra parte de la cola y constantemente con la punta de colmillo. Y mientras se le acaban las ideas y el oxígeno, lo único que podía salvarla en ese momento era sacar la navaja de la muñequera, pues su espada estaba guardada y presa por la cola.

-No hagas esfuerzos, es inútil negar la realidad -dijo Nozi con alegría en su expresión-. Te he vencido.

Gwen intentaba desesperadamente activar la espada de la muñequera. Pero, en cambio, Gwen disparó por accidente un par de dos cables con pequeñas puntas de metal en el principio. Las puntas se clavaron en el cuello de la serpiente.

Nozi no sabía para que eran, pero Gwen ya sabía lo que podía ser.

De repente, una corriente azul viajó por los cables llegando hasta el cuerpo de Nozi. Esta se paralizó por la descarga que estaba recibiendo, a tal grado que soltó a Gwen antes de que la corriente llegara hasta su cola.

Gwen inhaló profundamente, tratando de recuperar el conocimiento. Nozi era pertinaz, sin duda; pero Gwen sabía que si perdía contra ella, todo estaría perdido.

Se levantó con la poca fuerza que había recuperado y se echó a correr directo al límite de veneno. Nozi, a pesar del dolor, pudo ver a Gwen corriendo hacia el límite que ella había impuesto. Al ver que Gwen se estaba acorralando, no desaprovechó la oportunidad y, a pesar del dolor que aún seguía sintiendo, empezó a moverse por la arena con la muñequera colgando de los cables insertados en su cuello.

Gwen volvió y notó a Nozi acercándose a gran velocidad, pero ella contaba sumamente con eso.

Mientras Gwen corría directo a un árbol sicomoro que se encontraba del otro lado del límite de veneno. Nozi estaba confundida, no entendía por qué iba hacia allá si los vapores le destrozarían la piel en un santiamén.
Nozi no reparó en esos detalles y continuó persiguiendo a Gwen.

Gwen llegó al límite de ácido, y se quedó ahí esperando a que Nozi llegara.

Cuando llegó, Nozi aún no comprendía por qué decidió ir hacia allá, pero se limitó solamente a atacar. Acercó su enorme e intimidante cola hacia Gwen, levantó la punta de hueso e hizo un ataqué directo a Gwen.

Pero entre la arena y los vapores, y debajo de la cola de la serpiente estaba Gwen, que se había tendido al suelo cuando Nozi atacó.

Luego del golpe al árbol, el tronco empezó a tambalearse hacia los lados, hasta que terminó inclinado hacia dentro de los límites de ácido.

Inmediatamente, Gwen se levantó y se acercó al árbol. Empezó a saltar, tratando de alcanzar el tronco para poder alejarse. Y mientras saltaba, Nozi disipaba la arena que volaba con su gigantesca cola.

Gwen finalmente pudo sostenerse del tronco, así que levantó su pie izquierdo y lo puso sobre el árbol, luego puso el otro y se alejó del suelo.

Empezó a subir hasta lo más alto de la copa del árbol, pensando que Nozi aún no sabía que ella estaba en el árbol. Por desgracia, después de haber disipado la arena, Nozi pudo ver a Gwen moviéndose a través del árbol.

Y mientras Gwen caminaba entre las ramas, de la nada, algo empezó a chocar contra el árbol. Luego, las ramas empezaron a bailar incesantemente, y una por una empezaron a caer al suelo. Gwen se sostuvo de una y continuó con su camino, pero luego la rama sobre la que caminaba se partió y ella quedó colgando.

Con tantas ramas caídas, Gwen podía ver la mandíbula de Nozi lanzarse agresivamente contra el árbol, esperando a que cayera. Pero no iba a permitir que la venciera después de haber llegado hasta ahí.

Se volvió a subir a la rama y continuó moviéndose entre las ramas hasta llegar al punto más alto del árbol, que era también el más vulnerable ahora. Nozi disparaba sus mordidas con agresividad directo a un conjunto de ramas atoradas sin una sola hoja.

Gwen no podía flaquear, si hubiera querido haber hecho eso, lo hubiera intentado desde el principio. Ahora, en la copa del árbol, con una espada envainada en su pantalón y una descarga de adrenalina y miedo fluyendo ferozmente por su sistema sanguíneo, Gwen sólo tenía una opción.

Se quedó observando la serpiente esperando a que se retrajera, y cuando llegó el momento perfecto, dio un enorme salto brotando de las ramas desnudas. La serpiente se volvió a disparar contra el árbol al mismo tiempo y, sorprendentemente, Gwen pasó sobre la enorme cabeza de la serpiente y aterrizó en el cuello del reptil.

Rodó por el cuerpo de Nozi, hasta que se sujetó a las escamas de las serpiente. Empezó a chillar y a silbar incesante, esperando que el ruido fuera tan nefasto e insoportable para que Gwen se soltara simplemente para cubrirse los oídos. Al no haber funcionado, Nozi empezó a sacudirse y a revolcarse en la arena para que Gwen se cayera por accidente.

Después de haberse bañado en arena que parecía nieve a la luz de las dos lunas, Nozi empezó a arrastrarse por el campo. El agarre de Gwen empezó a perder fuerza, tanto, que desenvainó su espada para cruzarla por la piel de la serpiente y tener un mejor enganche a la criatura.

Nozi, desesperada, se disparó hacia el cielo y empezó a girar mientras de mantenía suspendida en el aire. Luego, la serpiente se volvió a sumergir en las profundidades del desierto, pero con Gwen a su espalda. Gwen se había imaginado que cuando Nozi pasaba por las profundidades, hacía pequeños túneles que eran llenados de inmediato por la arena de arriba, pues no tenía una estructura. Pero resultó que, por donde pasara Nozi, el túnel permanecía, excepto por los accesos a cada uno de ellos desde la superficie.

Mientras Gwen se golpeaba con piedras y pedazos firmes de arena de la parte superior del túnel, ella no podía comprender cómo esos túneles permanecían estables. Pero las dudas pasaron a ser algo irrelevante cuando Nozi volvió de sorpresa a la superficie.

Nozi volvió a retorcerse esperando a que Gwen se soltara y saliera volando por lo aires. Y a lo lejos, las dos llegaron a divisar una silueta que se acercaba. Era Mirjok. Y, mientras se aproximaba a gran velocidad, desde allá viajó lo que pareció ser una barra de luz azul que alcanzó el ojo derecho de Nozi.

La serpiente chilló con estruendo. Puso su cola de hueso pulida -de alguna forma extraña durante la batalla -en frente de su rostro, y con su ojo bueno, vio cómo el láser le había dejado el ojo cegado junto con ligeras quemaduras en los bordes.

Nozi estaba molesta, y lo dejó muy en claro cuando se arrastró hasta Mirjok y clavó su cola en la cola en donde estaba él. Pero, por la recién herida en su ojo, Nozi había perdido la vista perfecta que tenía. Había fallado su ataque, y Mirjok estaba bien, y de inmediato le lanzó otro láser al rostro, pero estaba vez le dio en la boca.

En el tiempo en el que había estado fuera del campo de batalla, Mirjok había vuelto a tomar esa actitud de guerrero con temple de acero que no se rendía; y eso pareció lo mejor en esos momentos.

Tenía la otra muñequera que no había alcanzado Gwen. De ahí salían los rayos láser.

Mientras Mirjok atacaba a Nozi con los rayos, Gwen trató de recuperar la concentración. Después de haberla encontrado, notó que Nozi ya no se retorcía como antes; así que, sacó la espada de la piel de la serpiente -que no reaccionó ante eso-, y empezó a escalar por la espalda de la serpiente.

Nozi no había reparado en Gwen, hasta que vio a Mirjok petrificado y atónito por algo que estaba observando. Y cuando sintió el extraño peso sobre su cráneo, supo lo que iba a intentar hacer Gwen.

Descendió su cabeza con rapidez y la levantó con mayor velocidad. Antes de que Gwen hubiera podido levantarse, ella de repente se encontró volando por los aires y descendiendo a gran velocidad. Mientras caía, cambio su forma de sujetar la espada poniendo la punta de la espada hacia abajo.

Cuando llegó a tierra, se dio cuenta de que lo que estaba debajo no era tierra, sino el cráneo escamoso de la serpiente al que le había clavado su espada. La serpiente lanzó un silbido ensordecedor, similar al que se queda retumbando en los tímpanos después de una explosión intensa desde muy cerca.

Empezó a fluir una corriente de un líquido viscoso azul verdoso por la herida de la serpiente. Y pasó de ser un pequeño chorro a una fuente de sangre que brotaba de la parte superior del cráneo de la serpiente.

Nozi se sacudió lentamente hacia adelante y hacia atrás. Gwen estaba tan sorprendida por el hecho de que le había enterrado la espada en el cráneo que se cayó de la serpiente con su ligera sacudida.

La espada aún seguía clavada en la cabeza de Nozi que, rápidamente se tumbó en el suelo por una gran pérdida de sangre. Sus ojos se tornaron blancos y luego se cerraron al igual que su boca.

Mirjok quiso encoger el brazo de la muñequera, pero pensando que la serpiente aún podía reaccionar mantuvo la espada desplegada; y se acercó lentamente al cadáver de la criatura.

La cara de Nozi bañada en su propia sangre era algo grotesco e inquietante de ver.

Gwen fue corriendo a ver lo que estaba pasando, y se quedó ligeramente asustada al haber visto el rostro escamoso de Nozi cubierto en el líquido azul verdoso. Se acercó a Mirjok y los dos se quedaron viendo a la serpiente de frente.

Gwen se acercó lentamente para recuperar su espada. Puso ambas manos en la empuñadura para sacarla, pero no lo logró. Lo volvió a intentar, pero hacía círculos con la empuñadura y lo que quedaba de la espada afuera del cráneo de Nozi. La espada empezó a salir, pero mientras sacaba la espada, la parte superior de su boca se atoró con la punta de la espada.

Gwen se apoyó con la mandíbula de la serpiente y jaló la espada con fuerza. Ella se cayó con la espada afuera cubierta de sangre azul verdosa. La boca se quedó ligeramente abierta dejando expuestos un par de colmillos blancos y pulidos como la cola.

Gwen se quedó mirando un colmillo de la serpiente que, pareció estar ligeramente desmontado de su lugar. El golpe de la espada y su giro interno cuando quiso sacarla habían hecho que el colmillo se aflojara, y Gwen no desaprovechó esa oportunidad.

Se acercó a la boca de la serpiente y se tendió en el suelo. Metió su mano a las fauces de la criatura, pero Mirjok le gritó al momento «¡No! Qué haces ¿éstas loca?». Ella no entendió por qué.

-El colmillo tiene una pequeña reserva de veneno dentro -explico Mirjok-. Además, algunas de las pitocláseas tienen las glándulas de veneno detrás de los colmillos. Si fuera tú, no pensaría en tomar un recuerdo como ese.

Gwen lo reflexionó un momento. Se había enfrentado a una de las cosas más mortíferas y peligrosas que hubiera visto, y eso que el perro rodwailer de su vecina le daba algo de miedo.

Dudó por un momento en tomar el colmillo, pero no había llegado hasta ahí para irse con las manos vacías, y no quería una escama o limadura de la cola. Pero en vez de usar su mano sujetó su espada con ambas manos y se colocó igual que en un juego de golf. La espada estaba con la punta hacia abajo, esperando que pudiera arrancar los ten dos que aún entre el colmillo. Dio el golpe con la espada y ¡HOM!

El colmillo llegó hasta los límites del campo de arena, junto al sicomoro que, ahora, estaba completamente tumbado adentro de los límites.

Gwen se volvió hacia Mirjok, y lo miró de una manera que decía entre líneas «No que no». Mirjok respondió mirando hacia arriba y luego dirigirlos hacia un lado. Los dos fueron por el colmillo, y Mirjok no se había equivocado. Debajo del colmillo, aún había una especie de bolsa carnosa que, seguramente contenía el veneno.

Gwen cogió el colmillo, y en ese momento empezó a preguntarse algo. Si el veneno de Nozi era tan corrosivo, y si con un solo pinchazo era algo fatal -según Mirjok-, entonces ¿Comó llevárselo?. Para su fortuna, Mirjok supuso que Gwen pensaba lo mismo y medio una funda en forma de cilindro, como un tubo de mentas.

Gwen ajustó la funda en la zona de su cinturón, deseando que en algún momento tuviera una similar para su espada.

* * *

Gwen ya sabía que eran Otome y Derron que, apenas se habían dado cuenta de que había desaparecido.

Se empezó a escuchar un silbido agudo. De repente, apareció una flecha que mientras volaba se prendió en llamas. Iba a darle directo a Mirjok, pero el fue más rápido que la flecha y activó su escudo bloqueando la flecha. Luego, activo la espada de su otra muñequera y desclavó la flecha.

Otome y Derron ya estaban frente a los dos. Gwen se mostró avergonzada mientras Mirjok se mostraba confundido y molesto.

-¡Atrás! -exigió Otome. Los dos estaban agitados, se veía claramente que habían corrido durante mucho tiempo-. ¡No te mantengas ni un centímetro cerca de ella!

Era difícil tomar una amenaza cuando parece que los que te amenazan están a punto de sufrir un ataque cardíaco -si es que había un corazón en su cuerpo-. Pero, era agradable como ver que ellos a pesar de parecer como si hubieran corrido un maratón de 10 km. Ellos, aún así, se preocupaban por Gwen.

-Esperen -dijo Gwen-. No ataquen, todo está bien. Él es... -Se quedó viendo a Mirjok, dudando si podía llamarlo «amigo».

-Amigo -concluyó Mirjok. De repente,se le hizo un nudo en la garganta y no pudo continuar en la conversación.

Gwen le contó a Otome y a Derron yodo lo que había pasado: su encuentro con Mirjok, su ligera persecución, la pelea contra Nozi, y que había tomado un colmillo.

Los dos le advirtieron lo mismo, pero ella aseguró que estaría bien. Con todo aclarado, los cuatro volvieron a la fogata para volver a dormir.

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