Haciendo nuevos amigos de ciudad
Se alejaron del edificio cada vez más, hasta que solamente se estaba volviendo una mancha entre toda la ciudad.
Se alejaron de los rincones oscuros y entraron de nuevo a la zona iluminada de la ciudad. Algo reconfortante después de haber estado entre los barrios más bajos de Reich en los que se pudieron haber encontrado.
Mientras Gwen se sujetaba del hermano de Mykaela, la niña estaba contemplando todas las luces que aún continuaban encendidas por la ciudad; y el hermano de Mykalea, tenía la mirada directa hacia el frente sin mirar hacia otra parte.
Pasaron unos minutos de que el chico conduciera por las calles, hasta que por fin se había detenido enfrente de otro edificio. Y aunque no fuera el edificio en el que estaba desde un principio, era reconfortante para Gwen el saber que no era el último edificio en el que había estado.
El edificio tenía más la apariencia de un edificio para departamentos de tercera en renta. Como uno que se vería más comúnmente en Brooklyn o el Bronx en Nueva York.
Mykaela junto con su hermano se bajaron de la motocicleta, y apoyando a Gwen sobre sus hombros la llevaron al interior del edificio.
Empezaron a subir unas escaleras de metal en espiral que llegaban hasta la azotea. Pero Mykaela y su hermano subieron hasta el quinto piso y entraron a un corredor apenas iluminado que estaba atiborrado de cajas y bolsas negras. Y el techo del corredor, estaba repleto de telarañas abandonadas en las esquinas y cubriendo las luces que apenas alumbraban el lugar.
Ambos llevaron a Gwen hasta la segunda de tres puertas del lado derecho del corredor y entraron.
Era un departamento que se veía mucho mejor que el corredor que daba hacia la puerta del mismo. Tenía dos sillones para tres y un sillón de uno en la sala, y delante de la sala, estaba una cama sin hacer con unas sábanas marrones que se barrían por el suelo. Al lado izquierdo de estas, había una pequeña barra que separaba la sala —y la recámara al parecer— de un pequeño refrigerador, una estufa y varias alacenas. Había un pequeño corredor junto al refrigerador que estaba totalmente oscuro. Y del lado derecho de la sala y la cama, había una pared en la que, de alguna forma extraña, tenía una ventana que mostraba un cielo nocturno espectacular.
Mykaela se lanzó por una bolsa de hielo —o eso pensaba Gwen— al refrigerador; mientras que, su hermano dejaba a Gwen recostada en uno de los sillones.
Mykaela apareció con una bolsa, que estaba llena con algo que no sabía si era hielo, pero que sí pudo dormir el hombro derecho de Gwen.
Y mientras Gwen luchaba por mantenerse consciente y no desmayarse por la sangre que manchaba la manga de su camiseta negra o por el agujero que le había dejado la bala, Mykaela y su hermano empezaron a discutir.
—¡Tienes que ayudarla, por favor! —exclamó Mykaela, señalando a Gwen con su palma izquierda totalmente abierta.
—¡No puedo hacerlo! Se ve que tú no entiendes que me duele con cada segundo que enciendo mi núcleo ¿verdad? —respondió su hermano. Parecía que él podía ayudar a Gwen, pero se negaba a cooperar.
—¡Vamos Darren! —continuó insistiendo Mykaela— Me salvó la vida, siquiera hay que devolverle ese favor.
Gwen empezó quiso decirle algo a Darren, pero solamente se limitaba a suspirar por el dolor y las carentes fuerzas que le quedaban. Y de pronto, escuchó un bufido por parte de Darren y sintió un par de manos cálidas sobre su herida.
Quiso chillar por el dolor que le provocaban esas manos, pero luego su dolor se convirtió en una gran calidez que compartían las palmas que la estaban cubriendo a su herida. Y de repente, empezó a sentir cómo la calidez dejaba de ser una sensación y su herida empezaba a calentarse, así como una sensación de que algo empezaba a rellenar el agujero que le había dejado la bala. Pero lo más inquietante no fue que se estuviera llenando, sino que no parecía que algo rellenara, sino más bien que, la herida estaba auto rellenándose por si misma.
A los pocos segundos, el calor y la sensación cesaron finamente. Gwen se sentía más despierta, menos abatida, como si las manos le hubieran devuelto su energía.
Estando más consciente, Gwen se levantó de forma abrupta del sofá poniendo sus manos en la herida que, ya no estaba por alguna razón inexplicable.
Cuando sintió que la herida se había rellenado, Gwen volvió su mirada hacia Darren y a Mykaela esperando una respuesta. Y mientras ambos intercambiaban miradas, Gwen no cambiaba su expresión perpleja por lo que había acabado de sentir.
Darren, en un intento por calmar a Gwen y explicarle lo que había pasado, le propuso que se relajara y que Mykaela fuera por unas bebidas para discutir sobre lo que había pasado. Y como única opción viable hasta saber cómo volver con Mirjok y los demás, aceptó quedarse para charlar y saber cómo la habían sanado al punto de haberle devuelto carne, tejidos y todo lo demás que había perdido por la bala que la había atravesado.
Mykaela se lanzó al refrigerador en búsqueda de unas bebidas, mientras Gwen y Darren se acomodaban en el sofá.
—¡Escucha! —dijo Darren a Gwen, esperando a que prestara la atención y comprendiera—. Tal vez te suene raro, pero... ¿Sabes que es un núcleo? —Hizo un movimiento sutil con su mano izquierda tratando de acercarse a la mano izquierda de Gwen.
Gwen asintió, pues con todo lo que había vivido ya tenía una vaga idea de qué eran los núcleos o qué significaban en ese planeta.
—Bueno pues... —prosiguió Darren— Los núcleos son la fuente de energía para la raza que es nativa de aquí, osea los Kezianos de luz pura; como los corazones para algunas especies.
Mykaela apareció con unas Coca-Cola en las manos. A Gwen le había sorprendido el hecho de que tuvieran de esas bebidas en Kezia, y aún en su idioma. Pero su impresión fue suplantada rápidamente por los deseos de saber cómo la habían sanado. Y después de que Mykaela les pasó unas Coca-Cola a cada uno de ellos, Darren prosiguió con su explicación.
—Pues los núcleos, se clasifican según su color y la relación que tengan con el planeta o la función de estos: Los rojos tienen el poder de proyectar calor o fuego a través de su forma física. Los azules pueden tener poder sobre el agua o cualquier fluido que tenga una cantidad considerable de este compuesto. Los verdes manipulan la vegetación viva o la naturaleza que sobreviva en cualquier parte de Kezia. Los núcleos de color naranja pueden manipular la tierra o las superficies que puedan controlar la energía de esos núcleos. Y por último, existen los núcleos blancos; que es el mío y el de mi hermana en nuestros casos.
—¿Y qué hacen los blancos? —preguntó Gwen, ya intrigada por la clasificación de los núcleos.
—También son conocidos como «neutrales» o «múltiples», debido a que estos pueden tener diversas funciones... o ninguna. Unos pueden proyectar su luz para sanar heridas, también pueden proyectar su energía en forma de rayos concentrados de luz y calor, e incluso pueden permitir a las formas físicas de los Kezianos poder alterar su forma o proyectar su energía en forma de rayos y electricidad. O en el peor de los casos, simplemente brindan la capacidad de brindar la energía a la forma física de los Kezianos y de regenerar el cuerpo del Keziano al que pertenezca.
Gwen comprendía todo por fin. El cómo Otome y Osilia manipulaban esos recursos del planeta, cómo el Sr. Iron amplió la forma física de su cuerpo, pero sobre todo, el por qué todos los que había visto que eran heridos se desvanecían después de un estallido de luz y terminaban como una bola de cristal de un centro de adivinación.
Gwen, con esa información, le fue fácil determinar que la habilidad de Darren era la de sanar a las personas con su luz, pero no estaba segura si Mykaela tenía alguna capacidad sobrenatural o si era neutra.
—¡Y no, Mykaela no tiene poderes! —exclamó Darren antes de que Gwen hubiera podido decir algo—. Por desgracia, los zodiacos celestiales no le otorgaron una luz con algún dote más del que ya le proporciona.
Gwen quiso saber quiénes eran «los zodiacos celestiales», pero se le había hecho la impresión de que serían sus dioses, aunque una duda que era imposible de hacerse era ¿Cómo es que ahí los conocían por la palabra «zodiaco»?. Pero la pregunta flotó solamente un momento en si pensamiento y siguió en la conversación.
—Y bueno, creó que eso es todo. Ah, casi lo olvido, gracias por haber rescatado a Mykaela.
—No fue nada, y por cierto, ¿cómo es que ella terminó ahí?
—Una tarde, hace como una o dos semanas, ella y yo habíamos salido por unas cosas de nuestro antiguo departamento. —Gwen iba a preguntar si ese era su nuevo departamento, pero Mykaela le aclaró que el departamento en el que estaban era el viejo, y que estaban mudándose a uno más cerca al centro de la ciudad.
—Y esa misma tarde, un tipo grandote nos empezó a seguir por detrás. Y después de caminar unas cuantas cuadras más, el tipo se nos acercó corriendo, tomó a Mykaela de la cintura, la levantó y se la llevó lejos soltando las cosas que ella llevaba. Intenté alcanzarlo, pero un tipo con máscara y con un paño en la mano se me acercó y me cubrió el rostro con él. Lo alejé rápidamente y me eché a correr por ella pero, no sé qué tenía ese paño que me hizo sentir mareado y terminé tumbado en una esquina. Y lo último que pude recordar de ese momento fue, que ambos sujetos se vieron juntos y se llevaron a Mykaela.
Gwen asumió que los dos sujetos que describía Darren eran los mismos que la habían secuestrado. Pero no comentó nada y siguió escuchando.
—Empecé a investigar con los que estaban por la calles, y descubrí que el dueño de un local los había visto, y los había oído hablar sobre un centro de peleas llamado «Cráneos Rotos y tu jeta igual». Y no dudé en buscar el lugar de mala muerte que, para ser verdad, fue tan fácil de encontrar.
Tomó un sorbo de su Coca-Cola y prosiguió.
—Un día entré, y vi una cartelera con fotos de miles de los competidores que se encontrarían en esa arena cada semana, y cuando vi a mi hermana en esa cartelera y que iba a pelear en unos días, no dude en buscar peleadores de paga para que defendieran Mykaela en el campo. Y lo que más me frustró fue que, ese arquero que mataste, fue al que le pagué para que la defendiera; y lo que me faltó fue que no se esforzara ni lo más mínimo en aparentar su trabajo.
Gwen quiso compadecerlo, pero no sabía cómo responder ante eso. Tomó ella igual un sorbo de su soda y miró a Darren tratando de hacerlo sentir mejor.
Con el paso del tiempo, Mykaela había quedado dormida en la fama que estaba cerca de la sala. Darren le ofreció pasar la noche a Gwen en su departamento, a lo que ella no dudó en responder que sí, así como al hecho de haberle dicho a Darren su nombre cuando se lo preguntó antes de haberse ido a dormir.
* * *
La noche fue pasando, y en un punto Gwen se despertó del sofá y se sentó en el suelo tomando de la soda que había dejado medio vacía antes de haberse ido a acostar. Y mientras calculaba cuánto de refresco le quedaba en su lata, empezaba a pensar si se iba del departamento y deambulaba hasta toparse con el edificio de Mirjok, o si le pedía ayuda a Darren con su motocicleta. Pero mientras pensaba en qué hacer, Darren apareció por el corredor terminando en la sala con ella.
—¿Problemas? —preguntó Darren.
—Pues de hecho, sí. Es que, los dos tipos de tu historia, también me raptaron. Fue esta noche. Y siendo sincera, creo que ya debería regresar al edificio del que salí, seguramente mis amigos deben estar preocupados —Se atrevió Gwen a decir que eran sus amigos, y que se habían dado siquiera cuenta de que no estaba.
—Y una pregunta, si son tus amigos ¿Por qué escapaste de ellos?
Gwen quiso evadir la pregunta, pues no quería decirle que ella era la más buscada de todo Kezia. Y aunque le iba a costar trabajo, disfrazó la verdad intentando sonar lo más convincente posible.
—Bueno pues, siendo honesta, yo soy nueva en... esta parte del planeta. Estaba totalmente perdida y no sabía ni qué hacer, pero luego los fui encontrando en mi camino y aunque parezca absurdo; los consideré mis amigos en ese momento, y cada uno de ellos se fue ofreciendo para ayudarme. Pero cuando escapé, empecé a dudar si aún debía seguir con ellos pues, pronto me voy a tener que marchar, y no me voy sólo por el hecho de que ponen sus vidas en riesgo por querer ayudarme; sino también por el hecho de que, no sé si deba confiar en ellos.
Darren quiso saber más, pero entendió que Gwen no quería decir mucho sobre el tema; así que simplemente le dijo una serie de consejos.
—No sé como son para que llegaras a desconfiar de ellos, pero si es que han corrido peligros en su viaje contigo para apoyarte, ¿tú crees que te están engañando o fingiendo ser tus amigos? Yo solamente te pregunto, ¿hubo algún momento en donde ellos pudieron haberte dado la espalda o arrepentirse del apoyo que te habían ofrecido y dejarte sola? —Gwen asintió un poco confundida—. Pues si te apoyaron; tal vez sea porque tengan sus intenciones contigo, pero si no es por eso, entonces ellos si quieren apoyarte, así como yo te quiero... apoyar.
A pesar de que lo último le apareció más incómodo que el hecho de que la hubiera pillado en la noche, ella decidió guardar ese consejo y no olvidarlo hasta ver que tanta lealtad, o amistad, tenían sus aparentes amigos con ella.
—Bueno, pues gracias por tus palabras. A decir verdad, me hacen sentir mejor.
—Muy bien, y respecto a tu decisión de volver, ¿estás lista?
Gwen divagó un momento para pensar en su decisión, así que puso una mejor cara ya más segura de su decisión y asintió luego de haber dado el último sorbo de su Coca-Cola.
—Bueno, y entonces ¿sabes en dónde queda el lugar en donde estabas antes de que te raptaran?
—No —respondió Gwen, ahora con una expresión llena de pena —. Pero fue cerca del lugar en donde sucedió la caída del carruaje con la más buscada en el lugar y el ataque del Gormen demente. Quisiera imaginar que ya viste alguna noticia sobre eso.
—¡Oh! Bueno pues, en ese caso, podríamos usar mi motocicleta. Pasamos por el puente de la torre de los 4 puntos No.457, y conforme vayamos avanzando, tu puedes recordar en dónde estabas y ahí te dejo.
Gwen aceptó. Darren tomó las llaves de su motocicleta, y años bajaron y salieron del edificio. Darren preparó la motocicleta y la echó a andar directo al puente.
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