Capítulo 20
18:02
Gwen abotonaba su blusa.
18:05
El ruido de vidrios quebrados por una ira brutal perturban el ambiente.
18:07
Golpes en la puerta dan el aviso de una muerte prematura. Duncan entra a la habitación, con los ojos perdidos en una impertinente furia. Él mira a Gwen por unos segundos.
18:10
Gwen sintió un apretón asfixiante en el cuello, súbitamente cayó a la cama. Ella miraba desconcertada, no sabía lo que el futuro le deparaba. Intenta levantarse, pero una bofetada terminada haciéndola caer, mordiendo el piso cual frío estaba.
El punk parece no articular ningún pensamiento... camina fijamente hacia su víctima, en el otro extremo de la habitación.
Gwen: ¡¿Pero qué crees que estás haciend...
Dos manos la sujetan fuertemente del cuello, el aire se agotaba con cada segundo que pasaba, los finos y blanquecinos rasgos de su rostro comenzaban a tornarse en un morado sepulcral. Una mano se retiró y la salvó de tan cruel final. Pero apenas pudo recuperar la vista, vio que aquella mano se convertía en un puño. Desesperadamente, se retorció en un fallido intento de liberarse. Gotas de sangre tiñeron la alfombra blanca que estaba a sus pies, sus perfectos labios azul noche se tiñeron del rojo que salía de las venas rotas por la colisión, sus pálidas mejillas tampoco se salvaron de los golpes que cada vez se hacían más fuertes, manchándose hasta el más mínimo rincón de la sangre que esparcían sus manos.
Una mirada agonizante no fue suficiente para reclamar un poco de piedad, Courtney miraba con inquietud la escena, y con sus manos invisibles intentaba levantarla, mas la fuerza de Duncan la mantenía apegada a las frías maderas de la habitación. Gwen movió sus labios, el dolor la carcomía por dentro, sacó fuerzas de donde no tenía nada para gritar una simple palabra.
Gwen: ¡Bastardo!
Courtney: GWEN!
Duncan se disponía a continuar con la tortura, pero el brutal rose de una bota terminó por sacarle el aliento. Ella no se iba a dar por vencida tan fácilmente.
Courtney: ESCAPA!!! AHORA!!!
Aprovechando el shock del punk, Gwen intentó levantarse, pero un dolor agonizante en la rodilla hizo que cayera al piso de nuevo.
Ya era muy tarde para reaccionar, Duncan salió de su conmoción, se levantó y contempló a su víctima con los ojos del mismísimo averno.
Gwen: ¡No lo hagas! TE LO RUEGO!!!!
El clamor de un alma moribunda pasó desapercibido ante la mente de Duncan, enceguecida por la rabia y ensordecida por la venganza. Gwen, cerró los ojos, intentando escapar de aquella pesadilla, pero diez patadas en su vientre la despertaron nuevamente a su agonía. Sus parpados se comprimían y se mordía los labios intentando apaciguar el dolor que sacudía su cuerpo desde los pies hasta su cabeza.
Luego de dos golpes adicionales, el punk se detuvo, con una mirada sonriente, cual sádica satisfacción después de un trabajo bien hecho.
Courtney: No... no... (Se puso a llorar sin consuelo)
Duncan se sentó en la cama, contemplaba la escena sin mencionar una sola palabra, admiró el rostro de su amada, estaba diferente... manchado con la sangre que le brotaba de sus labios, Gwen intentaba llorar, pero el dolor era tan fuerte, que sólo corrían lágrimas amargas que se combinaban con la sangre de sus mejillas.
Duncan: Gwen, yo debía castigarte...
Gwen no responde... miraba al horizonte con los ojos perdidos en medio del horror del charco de sangre que la rodeaba.
Duncan: Lo hice por ti.
Gwen oprimió sus párpados, ignoraba por completo sus palabras.
Duncan: Nosotros... debemos decirnos todo... SIN MENTIRAS ¿Recuerdas?
Gwen lo ignora.
Duncan: Nosotros somos algo más que una pareja ¿no?
Gwen abrió los ojos con dolor, sus ojos estaban rojos y de ellos no paraban de brotar las lágrimas amargas.
Duncan: ¿Gwen?
Duncan intenta acercarse... Gwen, con el pavor que llenaba su interior, intentó buscar refugio en el frío consuelo del maderamen, levantó sus brazos para protegerse la cabeza mientras intentaba gritar, clamando por un milagro que la salvase.
Duncan (sonríe): Tranquila... ya no te haré nada.
Duncan se agachó para levantarla del suelo mientras decía:
Duncan: Nosotros tenemos muchas cosas en común. Y también debemos confiar en el otro ¿verdad? ¿eh?
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Heather (con lágrimas en los ojos): ¡¿C... Co... Como pudo hacerlo?!
Sierra (desesperada): ¡Qué alguien la ayude! ¡Está malherida! ¡Por un demonio!
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Duncan: Ven aquí... Déjame ayudarte.
Él la levantó... la cargaba mientras todo su cuerpo temblaba.
Duncan: Tuve que hacerlo, amor mío, tuve que hacerlo.
Gwen no respondía, simplemente lo miraba con aquellos ojos perdidos en el vacío, no tenía la fuerza para mencionar una sola palabra, Duncan la colocó en la cama con delicadeza.
Duncan: (le pasa la almohada) Ten, toma esto, para que descanses mejor. Mañana llamaré a la universidad y les diré que te sientes indispuesta, me quedaré en casa, contigo.
Gwen no respondía.
Duncan: Descansa, amor mío.
Duncan salió de la habitación, sin notar la amenazante mirada de Courtney, dejó a Gwen sobre la cama con toda esa sangre y sus heridas.
Al notar la ausencia de su agresor, Gwen se levantó de la cama, tenía un dolor agudo que le corría por las venas, con sus brazos abrazaba su vientre, intentando calmar el dolor que le punzaba por dentro. Salió de su habitación, bajó las escaleras... cada paso era un agonizante dolor que le calaba los huesos. Lentamente, llegó hasta la sala, Courtney intentaba animarla, pero ella la ignoraba, como si no existiese ante sus ojos. De repente, escuchó la voz de Duncan en el estudio, de nuevo, su cuerpo comenzó a temblar.
Courtney: Gwen.
Gwen tosía por el dolor.
Courtney: Gwen ¿Me escuchas?
Gwen la ignora, intenta dar unos pasos hacia adelante.
Courtney: Gwen... ¡¿Me escuchas?!
Gwen cerró los ojos y se moerdió los labios mientras bajaba la cabeza, un dolor punzante no le dejaba hablar.
Courtney: Gwen... Me estás asustando. (Comienza a llorar)
Sólo Dios sabe como hace las cosas, después de un martirio de infierno, una voz angelical se dejó sentir como un milagro del altísimo.
Nilla (en voz baja): ¡Oh Dios mío! ¡Señorita! (Se tapa la boca intentando contener sus gritos) Pero que... ¿qué le hicieron?
Gwen: Y..o, yo... yo... debo irme. P... por... por favor... ayúdeme.
Nilla: ¡Claro que la ayudo! ¡Venga conmigo!
La camarera la acompañó hasta la salida, en el garaje estaba el auto de Gwen.
Nilla: Yo conduciré.
Gwen: Gra... gracias.
Nilla: ¿Está segura que quiere hacerlo?
Gwen: S...Si.
Mientras tanto, en el estudio, Duncan estaba hablando por teléfono en voz alta.
Duncan: Si, cierto. Pero no se puede repetir un mismo concepto... Bien, si no tienen nuevas ideas no publiquen nada. Así de fácil.
El crujir de las puertas abiertas del garaje y el sonido del auto en su partida llamaron su atención.
Duncan: Disculpa... Te vuelvo a llamar en un momento. (Cuelga la llamada)
Rápidamente se dirigió a la ventana, al verla partir en su auto, sonrió maliciosamente y habló en voz alta como si la tuviera cerca suyo:
Duncan: Eso... mejor vete... Cretina.
Contemplaba seriamente el escape de su víctima hasta que el automóvil se perdió entre la densa neblina que había cubierto la ciudad.
18:42
La vida de infierno ha comenzado.
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