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El ruido de la mañana se hizo oír a medida que Soobin iba despertando, pero su cabeza comenzaba a martillar así como lo hizo en la noche, cuando despertó amarrado a la silla, supuso que podía estar deshidratado.

Suspiró y se levantó del saco de dormir para luego salir de la tienda e ir a por Yeonjun, aunque no tuvo que ir muy lejos, ya que el mismo se le estaba acercando.

—Veo que ya te despertaste —el semblante serio de Yeonjun hizo que de forma inevitable se sintiera pequeño, así que agachaba la mirada—. Un poco más y asumía que te moriste.

—Lo siento.

—No te disculpes, sé de sobras que estabas cansado. Aunque basta con verte la cara —Soobin tocó su cara por instinto, comprendiendo que tenía la cara hinchada, probablemente su cara portaba unas asquerosas ojeras y ha de estar sucia por dormir tan cerca del suelo. No lo sabe, pero, el disgusto en el tono de Yeonjun le daba qué pensar al respecto —. Bien, fuera de estupideces, debes venir conmigo para que pueda darte de comer. Ahora formas parte del campamento, y no te puedo dejar morir de hambre.

—Bien.

Caminaron hasta otra tienda de campaña, de la cual salió a quien llamaban Gyu, el chico que casi lo asesinaba con la ballesta.

Tal vez tarde un tiempo antes de poder superar esa tensión y aturdimiento al ver esa flecha pasar frente a sus ojos.

—Beomgyu —saludó Yeonjun —. ¿Qué haces aquí? Sabes que esta tienda tiene entrada controlada y…

—Vine por medicina, Taehyun recibió información de que una mujer tiene fuertes dolores en el vientre y dice orinar sangre.

— ¿Ha tenido fiebre? —preguntó Soobin —, ¿o se ha sentido más sensible?

—Sensible —respondió el cazador, algo confundido por la repentina pregunta del forastero —. ¿A qué viene tu pregunta?

—Puede ser que necesita un calmante, está menstruando.

— ¿Menstruando? —preguntó Yeonjun —. No estoy entendiendo.

—Sí —respondió con cierta obviedad, pero se cruzó de brazos al ver la confusión y el poco entendimiento de lo que estaba hablando, así que rodó los ojos antes de proceder —. Está en sus días.

Entonces los dos parecieron entender a lo que se estaba refiriendo.

—Necesita naproxeno sódico para calmar el dolor y probablemente toallas higiénicas para poder cuidar mejor el flujo.

Beomgyu guardó silencio y miró a Yeonjun, esperando por alguna orden al respecto, porque no creía conveniente seguir las sugerencias de Soobin.

— ¿Por qué me miras así? Solo busca lo que Soobin te dijo y vete, me estás haciendo perder el tiempo —ordenó Yeonjun con el ceño fruncido y lo agrio de la molestia en su voz.

— ¿No es riesgoso? Digo, la medicina es delicada y…

—Soobin sabe de medicina, déjate de estupideces y haz lo que tienes que hacer.

Aquello pareció sorprender a Beomgyu, quien miró al joven de cabellos castaños, el cual solo agachó la mirada a sus pies, algo intimidado.

Fue entonces que el cazador suspiró y tomó la medicina junto a otro pequeños objetos para luego seguir su camino, al menos hasta que Yeonjun ingresó a la tienda de campaña, donde miró a Soobin con advertencia, dudoso de lo que pudiera estar pasando.

—Así que eres doctor.

Soobin miró a Beomgyu, prestando atención a sus palabras.

— ¿Eh?

—Sí, no sabía qué ‘estar en esos días’ se llamaba menstruación, no que la chica necesitaba una medicación específica.

—Oh, pero eso no me convierte en doctor.

—Humilde, me gusta —el forastero alzó una ceja por la repentina sonrisa del Beomgyu.

—Hablo en serio. Para ser doctor debería tener un título, algo que no puedes obtener cuando estás presenciando el fin del mundo.

La risa nasal del cazador lo dejó confundido, ya que a pesar de que la risa permanecía, la sonrisa se desvanecía.

—Ya dime, ¿por qué le dijiste?

— ¿Perdón?

Beomgyu miró la tienda de campaña, luego volvió al forastero.

—Te lo diré de una buena vez, es mejor no ilusionar a la carne fresca. Y quiero que sepas que esto te lo digo como la mano derecha de Yeonjun, ¿entendido? —el cazador se acercó al oído del más alto, comenzando a susurrar un secreto que estaba dejando a Soobin con la piel de gallina y un malestar en su estómago, la inseguridad calando por sus huesos.

Yeonjun salió de la tienda, viendo a Beomgyu tomar distancia d otro chico.

—Piénsalo bien, ¿me entendiste?

—Supongo.

Y dicho aquello, el cazador se fue, dejando a Soobin en silencio, al menos hasta que Yeonjun se le acercó, pretendiendo que no vio a Beomgyu marcharse.

— ¿Qué te pasó? Pareciera que viste a un fantasma o una de esas asquerosidades.

El alto reaccionó y miró al líder, quien le extendió una botella de agua y unas pocas cosas para comer.

—Gracias —Soobin recibió las cosas con la cabeza baja y de inmediato abrió la botella, tomando agua hasta que Yeonjun suspiró.

—No sabes lo que me alivia tener a alguien como tú.

— ¿De verdad? Pero si hace unas horas me tenías amarrado a una silla.

—Tengo que cuidar a mucha gente, ¿cómo iba a saber con tan solo verte la cara si tienes buenas o malas intenciones? Sé lo que duele, pero es necesario o de lo contrario pasarán cosas horribles.

Soobin mordió su labio inferior, encontrando razón en las palabras del chico que estaba enfrente suyo.

La noche anterior, recibió las primeras órdenes de Yeonjun estando en el campamento.

Como parte del campamento, supo que todos los adultos tienen una participación específica, como una comunidad cualquiera.

Solo por dar el ejemplo, Beomgyu y Taehyun son cazadores y en un lado más administrativo, Beomgyu es la mano derecha de Yeonjun, podría decirse que es el segundo al mando.

Es ahí donde Soobin le comentó a Yeonjun que en el búnker pudo adquirir conocimiento de medicina al su padre haberse convertido en un reconocido médico antes de que el fin del mundo estallara y pareciera haber dejado esos libros ahí en el búnker con él para que queden en el absoluto olvido. Sabía que podía ayudar con la salud de la gente del campamento, y si era su manera de contribuir, que así sea.

—Será de ayuda tenerte, así evitaremos usar mal los medicamentos y también dejaremos de tener tantas bajas, es una situación donde todos ganan.

Yeonjun sonrió con un poco de paz, contagiando al forastero.

Aquello se mantuvo y Soobin se distrajo al escuchar pasos, fijando su mirada en el autor.

—Jun —se trataba de Taehyun, algo agitado se acercó a Yeonjun —. Una de las trampas fue activada, pero había una de esas mierdas.

La sonrisa de Yeonjun se desvaneció al escuchar esa nueva información.

— ¿Trampa?

Taehyun dudó, pero la urgencia lo obligó a hablar con el forastero.

—Pusimos trampas cerca del campamento para poder identificar lo que tenemos alrededor.

—Y ahora tenemos un problema porque ha caído uno de esos parásitos.

—Ya veo…

Soobin mordió su labio con nerviosismo, sabiendo que por donde estaba una de esas cosas, habían más cerca.

Yeonjun se retiró con Taehyun, dejando a Soobin fuera de la tienda de campaña y con el malestar en su estómago comenzando a florecer producto de la ansiedad.

— ¡Junta en la fogata!

Salió de la tienda de campaña cuando escuchó el llamado de las personas que estaban patrullando, era de noche y el llamado parecía de carácter urgente si recordaba lo que Taehyun había dicho en la tarde.

Caminó hacia la fogata, viendo por primera vez a tanta gente desde que inició el apocalipsis, sintiéndose ansioso al ver eso.

Tomó aire y comenzó a mantener su foco en encontrar a Beomgyu o a Yeonjun, intentando no perder los estribos o sentirse fuera de lugar.

—Hey —se volteó, sintiendo el alivio de ver a Taehyun —. Siéntate ahí, la reunión comienza pronto.

Soobin asintió y obedeció a la orden del joven cazador, tomando asiento y esperando por él inicio de la reunión, al menos hasta que Yeonjun apareció al hacerse paso entre la gente y acercándose a la fogata, como si hubiera algún atril. Las personas lo miraban con orgullo por ver a Yeonjun ingresar, casi como si estuvieran recibiendo al presidente de Corea.

Casi detrás de Yeonjun, apareció Beomgyu, quien lucía extraño y alerta, muy distinto a la expresión dura, demandante e imponente del líder, aunque aquello los hacía destacar del resto.

—Ahora que estamos aquí, debo decirles que es hora de marcharse a otro lugar.

Su cuerpo se crispó escuchando lo que dijo Yeonjun, escuchando a su vez los murmullos y quejas balbuceantes de los adultos ahí, diciendo cosas respecto a la razón, algunos temiendo que se acercara un grupo grande de los muertos andantes y otros comenzando a planificar en voz alta para organizar el cómo equiparán sus pertenencias, incluso escuchó a alguien maldecir y decir ‘otra vez’.

—Hoy en la tarde he recibido el informe de que una de nuestras trampas fue activada por un muerto. Creímos conveniente irnos de aquí para encontrar un lugar más seguro, ya que donde hay una de esas cosas, hay un número mayor cerca, lo que es más cerca.

—Hicimos una revisión rápida, aún tenemos un poco de tiempo para huir —completó Beomgyu —. Sin embargo, antes de irnos, Yeonjun pensó que lo mejor sería hacer una exploración con dos motivos. Abastecernos y encontrar alguna ruta.

—Para eso necesitaré a dos personas para que puedan ayudarme, y ya las tengo en cuenta —anunció Yeonjun.

—Yeonjun estará acercándose a esas personas una vez vuelvan a sus tiendas, ya que partiremos de inmediato.

Soobin alzó su mano.

— ¿No es muy peligroso ir ahora?

Yeonjun dirigió su mirada al forastero, al igual que las otras personas.

—Es por eso mismo que será un viaje de tres personas —Soobin hizo una ligera mueca de inseguridad al escuchar la voz ahogada de Beomgyu —. Si se va en grupo hay una mayor posibilidad de sobrevivir.

—Sigue siendo peligroso, en especial si sabes que estás cerca de esas cosas —murmuró el forastero —. Reaccionan al ruido de forma que se vuelven casi como animales salvajes. En la noche todo es más silencioso y oscuro, si das un paso en falso eres carne muerta.

Yeonjun alzó sus cejas.

— ¿Cómo sabes eso?

—He estado demasiado tiempo viendo cómo se comportan en la noche.

—Ya veo.

Beomgyu miró con cierta advertencia a Soobin, quien solo agachó la cabeza, casi como si le hubiera dicho que se mantuviera callado y que no siga haciendo las cosas más jodidas.

Esto lo notó Yeonjun.

—Me gustaría decirte que haremos la exploración mañana, pero no podemos perder más tiempo, ya estamos corriendo contra el tiempo, no podemos esperar a que las cosas se pongan más peligrosas, debemos estar dejando este lugar a la tarde.

Después de eso, Yeonjun les pidió a todos volver a sus tiendas, y todos se dispersaron para acatar la orden, y eso era lo que Soobin tenía en mente, al menos hasta que una mano en su hombro lo hizo detenerse y darse la vuelta, viendo a Beomgyu, con una expresión seria.

—Yeonjun nos escogió a nosotros dos, así que tú vienes conmigo.

— ¿Qué? Pero él dijo que…

—No importa ya, te escogió y lo vamos a acompañar, sígueme —Soobin miró a Beomgyu caminar hacia Yeonjun, así que no le quedó de otra que seguir las órdenes.

—Bien, ahora que estamos aquí, quiero advertirles que los rumores y secretitos son una estupidez que van a causar problemas en la convivencia.

—No sé de qué hablas —contestó Beomgyu con molestia mientras tomaba su ballesta, estaban en la tienda de campaña en la cual tenían armas y otras provisiones —. Soobin no tiene nada que ver con tu paranoia tampoco. Solo le explicaba cómo son las cosas aquí.

Yeonjun miró al forastero con su semblante serio e intimidante, buscando que le dijera la verdad, pero este solo desvió la mirada, sin saber qué decirle al respecto. Parecía que estaba buscando una manera de hacerlo escupir la verdad a través de demostrar su autoría, sin éxito alguno.

—Eso espero —advirtió el líder, entonces le entregó a Soobin una pistola con una caja llena de balas sin usar —. Estoy seguro que sabes manejar un arma aparte de una resortera, ¿no?

—Supongo que sí.

—  ¿Supones?

Soobin mantuvo silencio, sin saber cómo traer el tema a la mesa.

Tal vez llevaba dos años yendo por su propia cuenta, pero como cada día ha sido tan estresante, no puede pensar con cierta claridad respecto a lo que vivió respecto a su padre. Estar encerrado le quitó su noción del tiempo, y ahora estar en medio de la nada solo lo ha llevado empeorar aquello al grado en el que ni siquiera cuántos años tiene ya, o cuanto tiempo en realidad llevaba vagando, solo recordaba que hay un dia y una noche, y que el dia en el que acabó con su padre se siente lejano, pero tan vívido como si hubiera sido el día anterior la vez en que tuvo que escapar de la casa disparando a su padre.

—Solo he usado una escopeta, pero me la quitaron cuando fui atacado.

Yeonjun alzó una ceja mientras cargaba su propia arma para tener una bala en la cámara y otras cargadas en el arma, escuchando las cortas respuestas de Soobin.

— ¿Fuiste atacado? —pregunta Beomgyu, algo interesado en la historia de Soobin.

—Fue otro tipo, me quitaron la escopeta, municiones y mis provisiones. Creo que fue hace mucho tiempo, aunque detesto que me haya quitado todo, espero que haya valido la pena.

Beomgyu sonrió de lado, casi como si se estuviera burlando del forastero.

—Eso apesta. ¿Nunca quisiste vengarte?

—Ya sea de una forma u otra, todos buscamos sobrevivir —contestó Soobin ante la pregunta de Beomgyu mientras comenzaban a avanzar y salir del campamento —. Entiendo su desesperación. Y prefiero que se trate de mí a quien haya asaltado y no a alguien más vulnerable.

—Guarden silencio, si nos atacan será culpa de ustedes —ordenó Yeonjun con cierto enfado.

Soobin se quedó callado y Beomgyu bufó, ambos siguiendo los pasos del líder.

Les esperaba una larga noche.

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