Hay algo que la ciencia alemana ocultó, entre contratos adinerados, se ocultó la forma de erradicar enfermedades incurables, todo para evitar gastos en suministros en el pueblo y poder dedicarlo a la armada.

Pero aquel plan jamás llegó a terminar en manos de Hitler, jamás llegó un medicamento así a ellos, tras la derrota en la guerra, Alemania se vió obligado a vender aquel laboratorio, con aquella "cura" sin terminar.

Aquello no se hubiera sabido si no se hubieran contratado a científicos con la intención de convertirlo en un arma.

Ante las amenazas de China, Estados Unidos liberó aquel virus mortal, matando a millones de gente inocente, sin medir las consecuencias.

El virus se esparció a Taiwán, Corea y de un momento a otro, Asia, Europa y África se encontraban con muerte súbita a causa de este virus.

Las cosas se fueron de las manos cuando la gente muerta comenzó a pararse sobre sus pies, caminar, morder y matar.

Los gobiernos estaban desesperados, y pronto los casos llegaron a América, casi erradicando a la humanidad.

Hoy en día, a diez años del estallido del apocalipsis, eran pocos los grupos que buscaban sobrevivir, deshacerse de los muertos vivientes, cada vez con menos probabilidades de sobrevivir.

Como Soobin, que buscaba sobrevivir por las suyas al haber escapado del único lugar que lo pudo haber salvado hasta su vejez.

O como Yeonjun, que buscaba llevar a el campamento que lideraba a la seguridad que pudiera haber en los rincones de Corea, y con muertas esperanzas, buscar una cura.

¿Qué pasará con Soobin ahora que cayó en la sombría custodia de Yeonjun?