OO7 | FINAL
—¡Jungkook, detente! ¡Tienes que calmarte! —gritó histérico, Jimin—. ¡Reacciona, carajo!
El rubio había llegado hacía más de una hora a la casa de Jungkook, provocando que este enfureciera al ver el coche que le había regalado a Donghee. Pues, si bien pensar en que se había quedado con el coche, cuando no había hecho más que engañarlo, provocaba su rabia, pero que se lo devolviese y por medio de su mejor amigo, lo hizo explotar.
Jungkook le había confesado todo lo sucedido al rubio, dejándolo atónito, sin saber qué decir, qué hacer o siquiera qué pensar. Quería tenerla en frente, pero a la misma vez no soportaría verla al recordar todo lo que vivieron que no fue más que algo lleno de engaños.
Este había vuelto a enfurecer al contárselo, sintiéndose un completo idiota, pero sorprendió a su mejor amigo cuando comenzó a caminar rápidamente hacia la salida, no sin antes tomar de la bolsa uno de los palos de golf. Jimin lo había seguido, gritándole al verlo tomarlo, pero todo se tornó peor cuando lo vio dirigirse hacia el coche y comenzó a golpearlo con el palo de golf.
Jimin estaba histérico al ver cómo no le importaba para nada abollarlo, romper los retrovisores y ventanillas, pues parecía estar descargándose de gran manera al estar destrozando el coche mientras gritaba y maldecía. Este se debatía entre si acercarse a su mejor amigo o no al verlo tan enfurecido, ya que temía que no pudiese ser capaz de reaccionar y acabara explotando en su contra también.
—¡Jungkook, basta!
—¡¿Sabes qué es lo peor de esta mierda?! ¡Que la estúpida de tu prometida lo sabía todo y la ayudó con sus mentiras! —escupió enfurecido, mientras Jimin lo miraba boquiabierto como si estuviese reaccionando—. Juro por Dios...que si tú también lo sabías...
—¡¿Qué carajos, Jungkook?! ¡¿Cómo me crees capaz de formar parte de algo así?! —inquirió indignado—. ¡Soy tu mejor amigo!
—¡Carajo! —gritó con sus ojos cristalinos, volviendo a golpear el coche en el capó con el palo de golf, deseando poder destrozarlo por completo y que eso lo ayudase, pero lo veía imposible.
—¡Cálmate, por Dios! —exigió viéndolo golpearlo una y otra vez—. ¡Jungkook, vamos! ¡Detente!
Este decidió dejar todo su miedo de lado, acercándose rápidamente a él para envolverlo por detrás, impidiendo que pudiese mover los brazos aunque el pelinegro intentaba forcejear, pero acabó dándose por vencido. Al escucharlo romper en un llanto desconsolado, sintió su corazón encogerse porque hacía demasiado tiempo que no lo veía llorar, al punto de que siquiera era capaz de recordar cuándo fue.
—¡¿Por qué, Jimin?! ¡¿Cómo pude ser tan idiota?!
—Todos los fuimos. Tranquilo.
—¡Debí haberme dado cuenta, pero caí cómo un imbécil! ¡Me envolvió tan fácil!
Jimin quiso decir algo al respecto, intentar calmarlo, pero Jungkook volvió a tomar las fuerzas necesarias para soltarse, provocando que su amigo perdiese el equilibrio por un momento. Al verlo tomar el palo de golf que había quedado en el suelo, para golpear otra vez el coche, esta vez, mientras las lágrimas brotaban, suspiró dándose por vencido, frustrado por no saber cómo ayudarlo.
El rubio pudo escuchar el sonido del timbre, por lo que comenzó a gritarle nuevamente a su amigo, haciéndole saber que había alguien fuera. Este se detuvo intentando recuperar el aliento, sacando el celular del bolsillo de su pantalón para así permitir que el portón pudiese abrirse, sintiendo curiosidad por saber de quién se trataba.
Lo que ninguno esperó, fue que se tratara de nada más y nada menos, que de Donghee. La adolescente se encontraba en la entrada, inhalando y exhalando para poder volver a tener la valentía necesaria de enfrentar a Jungkook, luego de abandonarlo de esa manera cuando le propuso matrimonio.
Lo había pensado por horas, cuestionándose una y otra vez las decisiones tomadas, reprochándose por haber mentido tanto. Pues, ahora no podía dejar de pensar en que jamás le perdonaría sus engaños, pero lo entendía perfectamente.
Quizás podría haber decidido simplemente marcharse y no volver a verlo en su vida, pero Donghee necesitaba poder soltar todo lo que había ocultado y sus mentiras.
Iba a enfrentar las consecuencias de sus actos, aunque se sintiese temblar de nervios y se le dificultase respirar. Pero aquellos nervios y miedo parecían ir en aumento a medida que iba caminando, acercándose a ambos hombres. Jimin mirándola atónito, mientras Jungkook sentía que su sangre parecía hervir con más intensidad, y una presión en su pecho que le haría acabar explotando.
—Vete —ordenó el pelinegro, mirando a su mejor amigo que se sorprendió.
—No, Jungkook.
—Tengo que hablar con ella. Vete.
—No quiero que hagas ninguna locu...
—Vete. Ésto es entre Donghee y yo —recalcó acercándose a él, manteniendo su semblante serio.
Este asintió dándose por vencido, comenzando a caminar y mirando por última vez a la fémina que giró su cabeza al ver el coche abollado, con sus ventanillas rotas, al igual que los retrovisores, lo que hizo que fijase su mirada en Jungkook. En ese momento, pudo darse cuenta de cómo su pecho seguía subiendo y bajando por su respiración violenta, su cabello desordenado y sus ojos hinchados y enrojecidos. Sus orbes oscuros parecían haberse oscurecido aún más, volviendo a sentir un peligro más intenso que el de la primera vez que se vieron.
Donghee comenzaba a arrepentirse por completo de haber decidido enfrentarse a sus consecuencias, porque este parecía ya saber toda la verdad, y quizás, todo iba a tornarse peor de lo que imaginó.
—¿Q-Qué...Qué le sucedió a mi coche? —su voz salió débil y temblorosa, mientras arrugaba levemente su frente, mirando el coche otra vez por un momento.
—Lo arreglé para ti, ¿no te gusta, amor?
La fémina sintió estremecerse por cómo habló con cinismo y la miraba con tanto desprecio, pero acabó sobresaltándose cuando esté volvió a golpearlo con fuerza con el palo de golf en el capó, para luego tirarlo a un lado y tomarla bruscamente de los brazos, provocando que chillara del miedo.
—¡¿Por qué demonios me engañaste así?! —preguntó enfurecido, sacudiéndola.
—¡S-Suéltame! —ordenó forcejeando—. ¿De qué rayos hablas?
—¡¿Vas a atreverte mentirme en la cara cuando ya sé la verdad?! —soltó una risa cínica—. Pero qué estúpida mi pregunta. Claro que vas a atreverte, porque nos has dejado de mentirme en la cara todo este jodido tiempo.
—J-Jungkook, escucha...
—¡Dime el porqué! ¡¿Por qué me mentiste con tu edad?! ¡¿Por qué me hiciste creer que podríamos tener un futuro?! —cuestionó enfurecido—. ¡Todo este tiempo estuve enamorándome y follándome a una adolescente, carajo!
—L-Lo siento...
—¡¿Ahora lo sientes?! ¡Tú no reaccionas a lo que has hecho! ¡No piensas! —la sacudió nuevamente, pero ella sacó las fuerzas necesarias para poder soltarse, observando sus brazos enrojecidos que ardían por la presión que había ejercido Jungkook—. ¡Me has utilizado tan fácil! ¡¿Y para qué?!
—Y-Yo sólo quería...quería...
—¡Ni siquiera sabes qué rayos querías! ¡¿Y sabes por qué?! ¡Porque eres una maldita niña! —escupió sintiendo cómo su pecho volvía a subir y a bajar por su respiración violenta—. ¡No tienes ni la más jodida idea de lo que me has hecho!
—¡Lo siento! —exclamó rompiendo en llanto.
—¡No llores, carajo! Esta vez no vas a manipularme con tu llanto porque ya sé que sólo eres una perra mentirosa —masculló tomándola del brazo para comenzar a caminar hacia su casa, por lo que ella chilló intentando zafarse, pero a él no le importaba tener que llevarla casi a las rastras.
—¡Suéltame! ¡Suéltame, Jungkook!
—¡Cierra la jodida boca!
Jungkook había comenzado a subir las escaleras, tirando de ella, que al querer zafarse terminaba tropezando con los escalones, casi cayendo, aunque él la obligaba a levantarse. Sentía cómo la ira estaba cegándolo por completo, deseando poder encontrar una manera de generarle el mismo dolor, la misma rabia y decepción que lo invadieron.
—¡Basta! ¡Suéltame de una vez! —exigió cuando entraron a la casa, llamando la atención de la servidumbre que se encontraba a unos metros.
—Señor Jeon, ¿qué hace? —preguntó preocupada al ver a la adolescente aterrorizada, por lo que tenía la intención de acercarse.
—Vete de aquí —ordenó sin mirarla, tirando de Donghee, que casi volvió a caer al suelo.
—Pero...
—¡Que te vayas he dicho! ¡Obedece, carajo! —exigió provocando que ella tragara con dificultad y asintiera para comenzar a caminar.
—¡No se vaya, por favor! ¡Ayúdeme! —suplicó entre sollozos.
—Oh, ¿ahora me tienes miedo, Donghee? —preguntó cínico—. Ahora te arrepientes de lo que me has hecho, ¿verdad?
—¡Déjame ir! ¡Ya te dije que lo siento!
—¡Eso no es suficiente para mí! —escupió volviendo a sacudirla, pero ella se zafó de su agarre provocando que chocara su espalda contra la pared, sintiéndose temblar cuando él comenzó a acercarse—. ¿Acaso sabes cómo pudiste haberme arruinado si alguien de los medios se enteraba que estaba saliendo con una adolescente? ¡Y no sólo a mí, carajo! —alzó la voz, tomándola del rostro, lo que hizo que ella gimiera de dolor—. Todo mi esfuerzo para llegar a ser quien soy ahora, se hubiera ido por la borda, ¡y tú no lo entiendes! ¡Seguiste burlándote de mí!
—¡No me hagas daño, por favor! —sollozó cerrando los ojos con fuerza.
—Siento tantas ganas de hacértelo de alguna manera —confesó por lo bajo y sus ojos cristalinos.
—¡Lo siento! ¡En verdad lo siento!
—Eso no alcanza —murmuró entre dientes, sintiendo sus lágrimas brotar y tragó con dificultad intentando desaparecer el nudo en su garganta—. Te odio, Donghee.
Jungkook observaba cómo ella sollozaba desconsoladamente aún con sus ojos cerrados y su rostro enrojecido, pareciendo darse por vencida, entregándose a lo que sea que él fuese capaz de hacerle por el gran odio que sentía. Pero para sorpresa de Donghee, sus sollozos fueron callados por los labios del pelinegro, en un beso intenso y violento, provocando que sus dientes chocaran al igual que sus lenguas, mientras él gruñía y la tomaba de la cintura para apegarse más a ella.
La adolescente se sorprendió por un momento, sin saber cómo actuar o qué sentir, pero acabó correspondiendo a su lujuria al pasar los brazos por sus anchos hombros, para luego empuñar su cabello rizado. Podían sentir el calor corporal del otro, cómo se aferraban con fuerza, entregándose al deseo y olvidándose por completo lo que sucedía instantes atrás.
Sus caricias estaban volviéndose obscenas, y Jungkook llevó las manos al trasero de ella, levantando su vestido para poder enterrar los dedos en sus nalgas, apegando más sus pelvis para buscar algún roce. Donghee acariciaba su torso musculoso por encima de la camisa blanca que llevaba, bajando hasta el bulto de su pantalón, sintiendo lo duro que ya se encontraba, lo cual hizo que este gimiera sobre sus labios.
Jungkook volvió las manos a su cintura con violencia, haciéndola girar y pegar contra la pared, provocando que jadeara. Llevó rápidamente las manos a sus pantalones para poder desabrochar el cinturón y bajárselo junto a los bóxers, provocando que su miembro saltara y rozara el trasero de ella. Donghee tenía su respiración pesada, su rostro sonrosado, deseando poder sentirlo de una vez al olvidarse por completo del miedo que le había provocado.
Este levantó rápidamente el vestido de ella, para así bajarle las bragas y abrir sus piernas. Se colocó entre medio de estas para comenzar a restregar su miembro, sintiendo su humedad que le confirmaba que no era el único que estaba muriéndose de ganas por poder ser uno. Eso lo hacía sentirse embriagado, por lo que rodeó su cintura con uno de los brazos, mientras su mano libre la llevaba a su miembro para dirigirlo a la entrada de ella.
—Hazlo —gimoteó tirando su trasero hacia atrás, dándole más accesibilidad, lo cual le hizo gruñir.
Volvió a restregarse hasta volver a dirigirlo a su entrada, introduciéndose con tal violencia que la hizo chillar al sentir cómo sus paredes iban abriéndose alrededor del duro miembro de Jungkook. Ella no pudo evitar apretar su sexo, contraerlo para poder sentir cada pliegue de su carne, cada vena, llegando hasta al fondo, escuchándolo gemir ahogado en su oído ante la deliciosa sensación.
Otro gemido sonoro escapó de los labios de la fémina cuando empujaba su pelvis contra ella, queriendo reprochar al sentir cómo iba saliéndose hasta que la punta de su miembro acariciara su entrada necesitada.
—¡¿Qué haces?! —preguntó casi lloriqueando.
—Te odio —confesó con voz profunda, tomándola del cuero cabelludo provocando que chillara e inclinara su cabeza hacia atrás. Este acercó los labios húmedos al lóbulo de su oreja, jadeando al seguir acariciando su entrada, queriendo enterrarse nuevamente de una vez—. Te odio porque aun sabiendo lo perra mentirosa que eres, todavía sigo deseándote tanto.
Un chillido volvió a escapar de sus labios a la vez que arqueaba su espalda al sentir cómo volvía a enterrarse con violencia y gruñendo. Jungkook llegaba hasta al fondo, pero volvía a apartarse lentamente hacia la entrada de su sexo, haciéndola lloriquear porque no quería para nada liberarlo.
Él gruñía volviendo a embestirla mientras sus labios se pegaban al cuello de la adolescente, pasando su lengua, mordiendo, y sus dedos se enterraban en la carne de ella.
—Suplícame —murmuró en su oído, quedándose inmóvil.
—¿Q-Qué...?
—¡Suplica que te folle! —exigió soltando su cabello para tomarla del cuello, respirando como un animal en su oreja—. Hazlo, Donghee. Necesito escucharte.
—¡Fóllame! ¡Fóllame, por favor! —suplicó con voz entrecortada.
Jungkook obedeció sin dudar, suavizando un poco el agarre de su cuello, bajando la otra mano por su vientre lentamente mientras la embestía aumentando su velocidad.
Al bajar la mano a su húmeda feminidad haciendo movimientos circulares, también empezó a embestirla con furia como si quisiera partirla en dos, lo cual enloquecía a la adolescente.
—Jamás vas a poder olvidarte de mí, Donghee —aseguró con voz profunda en su oído.
—¡Jungkook! —gimió agudo por lo alto.
Jadeó a la vez que arqueaba su espalda, empujando las nalgas contra la pelvis del pelinegro, mientras sus senos golpeaban contra la pared por las duras embestidas. Jungkook clavó los dientes en el cuello de ella, escuchándola chillar mientras llevaba la mano a su cabello rizado, empuñándolo.
—Donghee...—gimió una y otra vez, sabiendo cuánto la excitaba escucharlo de esa manera.
El acto sexual se volvía más violento y frenético, escuchándola gemir de manera sonora, apretándose más contra él. Jungkook se sentía cada vez más tenso al igual que ella, pues ambos estaban experimentando las oleadas del orgasmo que les estaba arrebatando la cordura.
Este la embestía más y más rápido, jadeando, gruñendo, escuchando el sonido de sus pieles al chocar, el de sus testículos chocar contra su sexo, deseando poder impregnarse en ella.
Observó cómo giró su cabeza permitiendo que viera su rostro enrojecido, notando cómo sus labios húmedos e hinchados buscaban los suyos, por lo que no dudó ni un segundo en besarla. Sus labios se unieron en un beso lujurioso, húmedo y con mordidas, mientras todo a su alrededor se detenía, el cuerpo de ella llenándose de espasmos a la vez que él la llenaba de su esencia, ambos gimiendo por lo alto.
En ese momento, se aferró a la fémina, escondiendo el rostro en el hueco del cuello de ella, jadeando, ambos intentando recuperar el aliento. Quería seguir quedándose así, aspirando su dulce aroma, sintiendo su calor corporal hasta tener la fuerza necesaria, pero todo lo sucedido lo golpeó, provocando que se saliese de su interior, sintiendo cómo sus fluidos se esparcían entre los muslos de ella.
Jungkook subió rápidamente sus bóxers y pantalones, mientras su pecho subía y bajaba, intentando procesar lo que acababa de pasar entre ellos. La fémina subió sus bragas y acomodó su vestido, volteando a ver cómo este se cubría el rostro con la mano, negando con la cabeza.
Él tenía su rostro enrojecido, un nudo se había formado en su garganta y sus lágrimas estaban a punto de comenzar a brotar mientras la presión en su pecho volvía. Se detestaba por haberse permitido caer, por no ser capaz de pensar con claridad cuando la tenía en frente, aun sabiendo su edad y sus mentiras. Sentía asco de sí mismo.
—¿J-Jungkook...? —su voz salió débil por el temor que volvía a aparecer, pero aun así, se acercó sintiendo sus piernas todavía temblar.
—¿Qué hice? —preguntó para sí mismo—. ¿Cómo pude volver a caer?
—Escucha...
—¡No! ¡No quiero escucharte! —alzó la voz girando a verla, permitiéndole ver cómo sus ojos estaban cristalinos—. ¡Me vuelves loco! ¡No puedo volver a caer cuando ésto es imposible, así que cállate!
—Pero escucha...
—¡No! ¡No vas a meterte en mi cabeza otra vez!
—¡Ya sé que no tenemos oportunidad!
—¡¿Por qué demonios tuviste que engañarme así?! —inquirió tomándola de los hombros—. ¡Soy un buen hombre, así que no puedes hacerme pensar que me merecía esta mierda, Donghee! ¡¿Qué carajos te he hecho?!
—¡Eso es lo que intento decirte! —exclamó frustrada. Este la soltó tomando una bocanada de aire temblorosa, aceptando escucharla, por lo que ella mordió ligeramente su labio inferior por un momento ya que estaba nerviosa. Temía que volviese a actuar tan agresivo al escucharla, aunque para ella estaba claro que lo sabía—. Yo...sólo quería tu dinero. Quería una vida con lujos y sabía que tú podrías dármela —confesó observando cómo este la miraba entre atónito y dolido—. Tienes razón sobre que eres buen hombre. Me di cuenta de eso cuando fui conociéndote, pero...seguía queriendo que tú pudieras darme más.
—¿N-Nunca te importé? —preguntó con la voz temblorosa y sus lágrimas que comenzaban a brotar—. ¿Jamás sentiste algo por mí, Donghee?
—Si ahora lo pienso...—conectó sus miradas, sintiendo su corazón encogerse al notar cómo de eso dependía que él se derrumbara o no—. No, Jungkook.
—¡Pero dijiste que me amabas! ¡Me lo dijiste más de una vez!
—Lo siento —musitó observando cómo este se dejaba caer sentado en el sofá, cubriéndose el rostro.
—Vete.
—Jungkook...
—¡Vete, carajo! ¡No puedo verte! —exclamó con un hilo de voz—. Vete de una vez y déjame en paz.
—Lo siento —musitó otra vez, antes de voltear para comenzar a caminar hacia la salida.
Jungkook soltó un grito por la rabia por el dolor que sentía, mientras que se inclinaba hacia atrás aún cubriéndose el rostro, rompiendo en llanto para dejar salir todo. Sentía que debía haberse esperado esa confesión, porque con todo lo que se había enterado debió haberse esperado lo más maldito de su parte.
Odiaba haber notado que a ella jamás le dolió nada, siquiera el hecho de haberle mentido sabiendo que sus sentimientos eran reales, que era un buen hombre, detestaba notar que no le causó nada el acabar con lo que tenían. Odió su siempre su poco interés en lo que hablaba, su poca demostración de amor hacia él, pero ahora lo estaba torturando el saber la razón.
Había ignorado todas las señales, se había traicionado a sí mismo miles de veces, a pesar de saber que necesitaba más de ella, aunque sea que le demostrara algo de amor, pero aún así siguió avanzando con ella.
Hasta se había imaginado un futuro a su lado, uno donde quizás nada se sintiese incorrecto, pero ahora sabía que era imposible que pudieran estar juntos y no únicamente por su edad, sino también por sus mentiras. Ahora tan sólo pensaba en cómo podría seguir adelante sin ese miserable dolor en su cabeza y pecho, pensando en que él creyó por un momento que Donghee fue suya, pero nunca fue así.
Nunca había existido nada real entre ellos, más que los sentimientos y la ilusión que había ido desarrollando Jungkook.
(...)
Jungkook había recibido llamadas y mensajes de su familia, pero no era capaz de verlos luego de todo lo que había sucedido, hasta que con los días, se dio cuenta que no podía seguir así, por lo que decidió enviarle un mensaje de texto a su padre, informándole que iría a visitarlos.
Una vez que llegó, tocó el timbre sintiendo los nervios al pensar en verlos, hasta que la puerta se abrió encontrándose con su madre, lo que hizo que bajase la mirada por la vergüenza que sentía.
—Oh, cariño, ven aquí —dijo con suavidad, envolviéndolo con los brazos.
Él no dudó ni un segundo en aferrarse a su madre como si fuese un niño a punto de quebrar en llanto. Podía sentir cómo ella acariciaba con dulzura su espalda, dejando un beso en su cabeza mientras este intentaba contener el llanto.
—¿No están molestos conmigo? —preguntó sorprendido, separándose, observando cómo su padre lo miraba comprensivo y su hermana con una media sonrisa tranquilizadora.
—Claro que no, Jungkook —respondió su padre, acercándose a él.
—P-Pero...si llegaba a salir a la luz mi relación con ella, todo tu esfuerzo, el del señor Park, todo...hubiese sido arruinado por mi culpa —mencionó con un ligero temblor en su voz.
—Tú también te has esforzado mucho, sino no estarías ocupando aquel puesto que alguna vez fue mío —aclaró acariciando su espalda, mientras este tomaba asiento en el sofá y lo miraba sorprendido.
—Es que debí haberme dado cuenta...
—Ella fue una perra, Jungkook —recalcó Jungsoo.
—¿Tampoco están decepcionados de mí? —preguntó con sus ojos cristalinos, observando cómo negaban con la cabeza.
—Tú siquiera sabías su edad, hijo.
—Cada vez que lo recuerdo...me siento asqueroso —murmuró con un hilo de voz—. Si hubiera sabido que se trataba de una...adolescente...les juro que jamás...
—Te creemos, Jungkook. Tranquilo —lo interrumpió con suavidad su hermana.
—Yo...me había enamorado —confesó sollozando y bajando la cabeza—, pero ella sólo quería mi dinero. Me engañó tan bien.
Este cubría su rostro con la mano, sintiendo cómo su madre le acariciaba el cabello y su padre la espalda, ambos detestando ver a su hijo sufriendo por cómo había sido engañado. El estar así frente a su familia, lo hacía sentirse débil, vulnerable, tan irreconocible, pero es que había vuelto a desear ser cuidado, valorado y amado.
Ahora tan sólo detestaba lo vulnerable que volvía el amor a las personas, porque debía aceptar que en un parpadeo se fue junto a sus mentiras, engaños, y ya no había poder de Dios que volviese a su lado. Pues, no sentía absolutamente nada por él, así cómo Jungkook jamás podría ser capaz de aceptar estar en una relación con una adolescente, y alguien que lo había engañado tan cruelmente.
Siempre sintió que su camino no era junto a aquella fémina, pero cuando profundizaba en sus pensamientos, llegaba a la conclusión de que su manera de hacerle el amor se había convertido en su adicción. Eso lo había atado tan fuerte que no le había dejado siquiera poder pensar con claridad.
Pero ahora tan sólo detestaba el recordarla, porque se recriminaba a sí mismo por haberse permitido caer aún sabiendo su edad. Jungkook jamás había hecho algo así antes, por lo que sentía asco de sí mismo, pero sabía que llegaría un momento en donde siquiera pensara en aquella adolescente. Intentaría olvidar todo lo vivido con ella, sin importar lo que costase porque necesitaba volver a ser él.
—Voy a ayudar con la cena —habló la señora Jeon, levantándose.
—Deja que Jungkook lo haga, mamá —intervino con una media sonrisa de picardía, Jungsoo.
—Sí, creo que eso me vendría bien —murmuró levantándose mientras limpiaba sus lágrimas y sorbía su nariz.
—Perfecto. Ve —Dakho palmeó su hombro.
Jungkook lo miró con una media sonrisa, para comenzar a caminar hacia la cocina, intentando no perderse nuevamente en sus pensamientos ya que no quería seguir torturándose. Inhaló y exhaló intentando mantener la calma, hasta que al entrar, quedó paralizado al ver a Yoosun que estaba encargándose de la cena.
—¿Yoosun? —abrió los ojos a la par por la sorpresa, llamando la atención de la rubia.
—Oh, hola, Jungkook —habló tímida.
—¿Q-Qué haces aquí?
—Jungsoo me invitó. Espero que no te moleste.
—¿Tú...sabes...?
Él siquiera era capaz de hablar sobre eso porque se sentía demasiado avergonzado, mientras que ella presionó los labios por un momento a la vez que se acercaba algo nerviosa. Al verla asentir, soltó un suspiro de frustración.
—Es obvio que lo sabes.
—Lamento que te haya engañado así, Jungkook —murmuró mirándolo comprensiva, y al notar que él no parecía querer hablar de eso, decidió cambiar el tema de conversación—. ¿Has venido a ayudarme con la cena?
—Supongo. Es decir, no sabía que estabas aquí —soltó una risilla nerviosa, provocando que ella sonría.
—Ve a lavarte las manos así me ayudas.
—Querrás decir así me ayudas tú a mi —aclaró caminando hacia el lavabo—. No olvides que yo te enseñé a cocinar.
—Ya, pues, ¿qué crees? —preguntó llamando su atención, por lo que este giró la cabeza a verla con curiosidad—. Me volví una experta en la cocina, así que, esta vez, tú vas a ayudarme a mí.
Jungkook no pudo evitar sonreír al escucharla, para luego secar sus manos con un paño mientras ella le pasaba un delantal floreado, provocando que este riera al darse cuenta que ese era de su madre. Sin más, comenzó a seguir sus instrucciones, dándose cuenta que tenía razón en que había aprendido bastante.
En ese momento, sentía que ambos eran personas casi completamente distintas a lo que eran en un pasado, pero aun así, la conexión que siempre tuvieron, jamás murió.
(...)
El tiempo siguió pasando y a Donghee le había costado demasiado asimilar lo que había hecho, pues aquella tarde llegó a su casa quebrando en llanto, derrumbándose en los brazos de su madre. No había podido seguir ocultando más tiempo todos sus errores, por lo que acabó confesándoselo provocando que su madre enfureciera por un momento, aunque luego habló con más calma al reaccionar que su manera de actuar no iba a ayudar. Además, era algo sorprendente que su hija volviese a abrirse con ella de esa manera, así que intentó no reprochárselo, pero hacerle saber que estuvo mal y debía cambiar esos comportamientos. Tenía que aprender de todos sus errores.
Claro que lo estaba haciendo, mejorando sus calificaciones otra vez, pidiendo disculpas a las personas que sentía que debía por sus malos comportamientos, como también volviendo a pasar más tiempo con su familia, abriéndose más a ellos y tomando sus consejos. Si quería una vida de lujos, sabía que tenía que luchar por eso, poder dársela ella misma y no buscar a alguien que se la diera.
Estaba completamente arrepentida por cómo actuó con Jungkook, ya que había notado esa tarde que lo había lastimado de gran manera. Pero lo que más le había dolido es que, durante la noche recibió una llamada por parte de la persona que había creído que era su mejor amiga. Saerok estaba enfurecida, le había gritado como también insultado, pues Donghee le había ocasionado demasiados problemas con Jimin, los cuales temía que pudiesen acabar con lo que tenía con Jimin.
La adolescente la había insultado, como también culpado, aunque luego comenzó a darse cuenta que debía hacerse cargo de sus acciones porque Saerok jamás la había obligado.
Esa noche con esa llamada le había dado un final a su amistad con ella, lo que le había dolido demasiado y hasta llegó a extrañarla. Pero también se dio cuenta que su familia estaba aliviada al saber que ya no era amiga de Saerok, y su vida había mejorado desde que se alejó de ella, como también de aquella ambición, de aquellos multimillonarios.
Estaba viviendo realmente una vida de adolescente, sin detestar su edad, y jurando disfrutar su último año en el instituto, aunque aún seguía sintiendo una presión en su pecho, la cual intentaba ignorar al saber de quién se trataba la persona que provocaba eso.
Ahora se encontraba en un restaurante junto a su familia, disfrutando de la cena, de sus conversaciones. Sunghoon hacía reír a las mujeres con sus malos chistes, y Donghee podía darse cuenta de cuánto había echado de menos aquellos momentos con sus tíos y su madre.
Estaba realmente concentrada en la conversación al haber acabado de comer, pero en eso, su mirada se dirigió hacia al frente donde un joven atendía a la familia que acababa de llegar. Se trataba de Hoseok.
Sus latidos estaban acelerados y sentía que se había olvidado de cómo se respiraba, porque no podía creerse para nada que él estuviese allí. Se preguntaba en qué momento había comenzado a trabajar en ese restaurante, desde cuando estaba allí y ella no se había dado cuenta.
Quizás, había llegado hacía unos minutos cuando estaba distraída, no lo sabía, siquiera si él la vio. Pero en eso, este volteó al acabar de tomar la orden para comenzar a caminar, pero sus miradas se conectaron y ella pudo notar cómo este quedaba paralizado al verla, boquiabierto.
Este tomó una bocanada de aire y siguió su camino, desviando su mirada, lo que hizo que ella sintiese su corazón dar un vuelco. Ahora podía acabar de confirmar que aquella presión en su pecho era por Hoseok.
A pesar de que hacía varios meses que habían terminado, no podía evitar seguir echándolo de menos porque sus sentimientos parecían seguir vivos.
—No puedo creer que Donghee ya esté en su último año —mencionó Sunghoon, llamando la atención de ella que intentó sonreír.
—¡Está tan grande! —exclamó Gina, mirándola con dulzura y tomándola de la mano.
—¿Qué tanto lees tú en el celular? —preguntó riendo, Sunghoon.
—El empresario Park Jimin acaba de romper su compromiso, mientras que el CEO Jeon Jungkook se encuentra disfrutando de sus vacaciones junto a su pareja —informó sin dejar de ver su celular, provocando que Donghee sintiese cómo un escalofrío recorría su espina dorsal—. Al parecer volvió con su primera novia, y están más que felices, disfrutando en París.
—¡¿Qué?! ¡¿Rompió su compromiso?! —preguntó sorprendida, Gina—. Pero sí faltaba tan sólo un mes para su boda, ¿qué sucedió?
—El compromiso era con Saerok —habló amarga, Yeojin.
—Pero ¿dice el porqué o algo?
—Aquí dice que Park no quiso decir motivos, pero es obvio el porqué —aseguró haciendo una mueca—. Pobre hombre. Era de esperarse, ¿cierto, cariño?
—¿Pueden dejar de hablar de eso, mamá? —suspiró—. Ya no me interesa la vida de ninguno de ellos.
—Sí. Dejen de ser tan chismosas —bromeó Sunghoon—. ¿Pedimos la cuenta para irnos?
Intentaron quitar la tensión y Donghee olvidarse de lo que había escuchado, pues notaba que su madre parecía algo arrepentida de haber tocado ese tema, ya que sabía que su hija aún echaba un poco de menos a Saerok. No quería que volviese a acercarse a ella, porque finalmente sentía que había vuelto a ir por un buen camino.
En cuanto pagaron, tomaron sus cosas y se levantaron para marcharse, pero cuando la pelinegra iba a cruzar la puerta, no pudo evitar voltear a ver cómo Hoseok la observaba al acabar de entregar las bebidas a la familia que atendió cuando ella lo vio.
—Los sigo en un minuto —informó Donghee, desconcertando a su familia que estaban caminando hacia el coche, pero voltearon confundidos a verla.
Ella siquiera fue capaz de detenerse a escucharlos, porque volvió a adentrarse al restaurante, notando cómo la ilusión se dejaba ver en el rostro de Hoseok. Se acercó a paso inseguro y una tímida sonrisa se dibujó en sus labios al ver su cabello castaño un poco más largo y ondulado.
—No sabía que ahora trabajabas aquí.
—Pues, conocí al dueño una noche y cuando supe que había un lugar para mí, no dudé en aprovecharlo. Me pagan mejor —mencionó con una media sonrisa—. Tenías razón respecto a mis amigos. Son unos idiotas.
—Oh...
—¿Tú cómo estás? —preguntó curioso, mirando cada centímetro de su rostro, lo que hizo que ella desviase la mirada por la timidez.
—Estoy mejor. Por cierto...quería disculparme contigo —murmuró haciendo una mueca—. Cometí demasiados errores y estoy aprendiendo de eso. Lamento cómo terminé contigo.
—Ya, eso no importa. Me alegra saber que estás mejor. Puedo notarlo.
—Y yo también me alegro de que tú estés mejor.
—Ya era hora. Supongo que estuve algo perdido por un tiempo —hizo una mueca—. Pero bueno. Debo volver al trabajo.
—Está bien. Me gustó volver a verte —confesó tímida—. Adiós, Hoseok.
Este sólo medio sonrió mientras ella volteaba para volver a caminar, soltando un suspiro al sentir que su corazón se encogía porque aún parecía pertenecerle a Hoseok.
—¡Donghee...!
Ella al escuchar su voz, se detuvo rápidamente volteando a ver cómo este apresuraba su paso para acercarse mientras sacaba su celular del bolsillo de los pantalones negros que llevaba.
—¿Podrías darme tu número? —preguntó algo nervioso.
—C-Claro.
Donghee había cambiado su número de celular luego de lo sucedido, ya que temía volver a recibir llamadas se Saerok y de Jungkook. Pues, sentía que se merecía que le dijeran sus verdades, pero ya no quería saber de ellos, así que no quería arriesgarse a que volvieran a llamarla.
La pelinegra le dijo su número, por lo que él la llamó y al ver cómo sacaba el celular, enseñándole cómo salía su llamada, este sonrió satisfecho. Ambos se miraban, ella con algo de timidez al punto en que sus mejillas lucían sonrosadas, provocando que él la mirase con dulzura.
—Ahora sí debo seguir trabajando. También me gustó volver a verte —recalcó sin borrar la sonrisa—. Nos vemos, Donghee.
Ella observó cómo este volteaba para comenzar a caminar, lo que provocó que su sonrisa se ensanchara y sintiese su corazón agitarse al darse cuenta que Hoseok quería volver a verla. Quizás eso significaba que tenían otra oportunidad de volver a estar juntos, porque ahora se daba cuenta que él comenzaba a aspirar más en su vida, y eso le gustaba.
Sin más, volteó para retomar el camino hasta el coche donde su familia estaba esperándola, sin poder borrar la sonrisa de su rostro. Estaba completamente arrepentida de todo lo sucedido, sabiendo que Jungkook había tenido toda la razón sobre que jamás conseguiría alguien como él, que le diera absolutamente todo y fuese un buen hombre, pero él no era el dueño de su corazón. Este seguía gritando el nombre "Hoseok".
Quizás él no era alguien siquiera millonario, no podía darle una vida de lujos, pero ahora lo que le importaba a Donghee, era que estaba comenzando a aspirar a más. Le gustaba el nuevo Jung Hoseok, por lo que no iba a dudar en aprovechar la nueva oportunidad a su lado, porque si quería una vida de lujos, ella misma se encargaría de dársela sin volver a cometer los mismos errores.
¡Hola!
¿Qué les pareció el final? ¿Les gustó?
Sé que muchxs pueden llegar a odiarlo porque no les di un final feliz a Donghee y a Jungkook, lo cual era de esperarse. Creo que nadie en el lugar de él podría llegar a perdonar tantos engaños y mentiras, además que estaba el tema de la edad. Teniendo su puesto de trabajo, sería un gran escándalo que saliera con una adolescente, así que espero que sepan entender que no era correcto dejarlos juntos jajsjs
En fin, muchísimas gracias a todxs por el gran apoyo que ha recibido esta historia, en serio fue muy inesperado y lindo. Disfruté muchísimo escribiéndola, como también leyendo sus comentarios.
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