OO5 | CELOS
Donghee, al salir del instituto, sabiendo que volvería a su casa y estaría sola sin su madre, decidió pasar a ver a su tío, como algunas veces. Sabía que seguramente él la invitaría a cenar a su casa, y con lo delicioso que cocinaba no se perdería esa oportunidad cuando ella no era muy buena para la cocina.
Al haber estado con el uniforme del instituto, decidió cambiarse, ya que su tío le pidió que se encargara de atender en recepción, porque la mujer que lo hacía enfermó y no se presentaría por unos días. Donghee aceptó sin dudar, ya que además su tío le daría algo de dinero por ayudarlo en los próximos días, aunque no fuese algo complicado.
—¿Cuándo vuelve Yeojin? —escuchó a su tío preguntarle desde el pasillo.
—Dijo que en tres días.
—¿Y por qué no te quedas en casa con nosotros? Hace tiempo que no lo haces —comentó extrañado—. Gina te extraña. A ella le encantaba que te quedaras con nosotros.
—Ya soy grande. Puedo quedarme sola.
—Esa relación te hizo creer eso y te has alejado de nosotros, pero eso no quita el hecho de que sigues necesitando a tu familia. No está mal hacerlo, Donghee.
Donghee sintió una presión en el pecho al escucharlo, pues sentía que tenía algo de razón en lo que decía. Siempre le había gustado quedarse en la casa de sus tíos, pasar tiempo con ellos, así también con su madre, pero desde que conoció a Hoseok, su manera de ser pareció cambiar.
Pues, dejó de tolerar el hecho de que la viesen como a una niña a la que aconsejar y proteger, porque sentía que ya era lo suficientemente grande para saber lo que estaba haciendo. Jamás escuchó los consejos de su familia respecto a que no estaba bien que tuviera una relación con Hoseok, así como hizo oídos sordos a sus reproches. A pesar de que el tiempo fue pasando y pensaban en que él estaba siendo su primera relación seria, de vez en cuando, no dudaban en hacerle saber que seguía estando mal que estuvieran juntos.
La fémina no lograba entender porqué no podían aceptar que la edad era tan sólo un número que no impedía que pudieran amarse. La agotaba demasiado escucharlos hablar, hasta cuando no sabían que ella los escuchaba.
Sabía perfectamente que su tío habló con Hoseok, lo cual la enfureció y fue lo que provocó que se distanciara aún más, pero por más que le preguntó a su novio de que hablaron, este nunca le dijo. De todas maneras, sabía que seguramente intentó convencerlo para que se alejara de ella, lo que agradecía que jamás haya accedido.
—Si aún estuvieran mis padres vivos, yo seguiría necesitándolos...
—Ya, me quedaré con ustedes esta vez —habló frustrada.
—¡¿En serio?! —preguntó asombrado, asomando su cabeza, por lo que ella soltó una carcajada.
—Sí, pero debo buscar mi ropa.
—No te preocupes. En cuanto cierre, te llevo a tu casa para que busques tu ropa y lo que necesites —aseguró con una sonrisa—. Gina se pondrá muy contenta cuando te vea.
Donghee tan sólo sonrió, sintiéndose algo culpable por cómo llevaba distanciada de ellos.
Escuchó hablar a su tío, entrando a la sala de consulta, por lo que soltó un suspiró apoyando los brazos en el mostrador blanco de madera. No quería pensar que llevaba tiempo actuando de una manera errónea, porque una inquietud se había instalado en su pecho, por lo que quería pensar en algo más. Así fue hasta que al ver hacia la vidriera, cómo un hombre se acercaba, abrió los ojos a la par, para luego dirigirse rápidamente hacia la puerta y salir, vigilando que su tío no la viera.
Jungkook llevaba un tapado gris oscuro, polera, pantalón y zapatos negros, con su cabello rizado y su flequillo cómo siempre algo desordenado. Este al levantar la cabeza y conectar sus miradas, endureció sus facciones, pero al verla con aquel uniforme con diseños de huesos y huellas de perro, con el cabello atado en una coleta baja y el flequillo cayendo por su frente, provocaba que la sintiese más pequeña y frágil ante él, por lo que se relajó dejando de empuñar las manos.
—¡¿Qué haces aquí, Jungkook?! —preguntó en casi un murmuro, mirando a sus lados como si temiera ser vista y escuchada, lo cual lo desconcertó—. ¡Dijiste que no volverías a buscarme!
—Y tú aseguraste que lo haría, así que, ¿cuál es la sorpresa? —cuestionó alzando una ceja.
—Tienes que irte.
—¿Por qué?
—Es mi lugar de trabajo, así que vete —ordenó sintiendo su corazón golpear con fuerza por el temor.
—Necesito hablar contigo, Donghee —mencionó relajado, mientras ella lo miraba sorprendida.
—¡¿Hablar sobre qué, Jungkook?! ¡Por favor, vete!
—¿Por qué estás tan alterada? —preguntó frunciendo el ceño, por lo que ella tomó una bocanada de aire, intentando calmarse aunque sea un poco—. ¿Qué sucede? ¿Por qué parece que no puedo estar aquí?
—Sólo...Sólo estoy trabajando.
—¿A qué hora acabas?
—¡¿Eso qué importa?!
—Dije que quiero hablar contigo, así que te esperaré hasta que acabes.
—¡¿Estás loco?! —preguntó exaltada.
—No me moveré de aquí hasta que te subas a mi coche y hablemos de lo que sucedió.
Donghee mordió su labio inferior con fuerza, sin importarle en absoluto que pudiese lastimarse, mientras miraba hacia la Clínica Veterinaria. Pensaba qué podría hacer, porque si su tío lo veía, todo se arruinaría, y estaba intentando volver a tener la relación de antes con su familia. No quería que ellos supiesen de él, ya que no importaría en absoluto su dinero, a su familia jamás le importó eso mientras pudiesen vivir bien. Sólo notarían cómo ella ahora era ambiciosa, por lo que se decepcionarían por completo, y Jungkook lograría descubrir sus mentiras.
El pelinegro la observaba con atención, sin poder comprender porqué lucía tan alterada, como si temiera ser vista, y es que jamás parecía comprender su manera de actuar.
—¡Vámonos! —ordenó tomando su mano para caminar hacia su coche.
—Pero dijiste que estás en tu horario de trabajo...
—¿Quieres hablar sí o no? —examinó enfrentando su mirada, notando su desconcierto—. Si no nos vamos ahora, no me iré contigo luego, Jungkook.
—Está bien.
Este apresuró su paso para abrir la puerta del copiloto a la vez que estiraba su otra mano para que ella la tomara, pero Donghee pasó completamente de eso y subió. Jungkook mordió el interior de su mejilla, intentando mantener la calma, más cuando la escuchó ordenarle que se apresurara.
Tomó una bocanada de aire y cerró la puerta, apresurándose a rodear el coche para subirse, detestando que lo alterara de gran manera.
(...)
Durante el camino fueron en completo silencio, Jungkook mirándola por momentos, notando cómo seguía pareciendo nerviosa, jugando con sus manos que estaban sobre su regazo.
Quería hablar, preguntarle qué era lo que le sucedía para que estuviese de esa manera, ya que creyó que al volver verlo, se alegraría de que la haya buscado, pero terminó siendo todo lo contrario y no sabía cómo sentirse al respecto. Era como si una presión se hubiese instalado en su pecho.
—Donghee...—intentó hablar, pero el celular de ella comenzó a sonar.
—Cállate —exigió tomando una bocanada de aire para así atender.
—¡¿Dónde diablos estás?! —preguntó exaltado—. ¡He estado buscándote por toda la Clínica! ¡La señora Haneul vino a buscar a su gato y tú no estabas para atenderla!
—Lo siento...
—¡¿Dónde demonios estás, Donghee?!
La fémina mordió su labio inferior, intentando mantener la calma y pensar con claridad para así poder armar una mentira, pero el sentir la mirada de Jungkook, sólo la alteraba aun más. Este la miraba preocupado porque podía escuchar que la persona que la llamó estaba gritando, pero no podía lograr entender con claridad lo que le decía.
—Misoo...a ella le sucedió algo y estoy yendo a su casa. Lo siento —mintió con un ligero temblor en su voz.
—¡Estás mintiéndome!
—¡No! Sólo dame un momento.
Donghee colgó rápidamente la llamada, para así poder escribirle a su amiga, ya que necesitaba que le enviara una foto de ella, para así poder enviársela a su tío y que pudiera creerle.
—¿Qué haces? —preguntó desconcertado, Jungkook.
—Cállate.
Este no pudo evitar sorprenderse nuevamente por su manera hablarle, lo que le hacía replantearse el haber decidido seguir el consejo de Yoongi. Donghee al obtener aquella fotografía de Misoo que parecía enferma, agradeciendo de que ella se encontrase con su prima para que la ayudase a tomar la fotografía, decidió enviársela a su tío, el cual la vio rápidamente.
¿Por qué no me dijiste al momento?
Lo siento.
No volverá a pasar.
Lo prometo.
Entonces, ¿no te quedarás en casa hoy?
Mañana lo haré.
Eso espero, Donghee.
Mañana te quiero aquí trabajando.
Lo prometo.
Deja de prometer y cumple.
No por ser tu tío te pagaré
cuando no trabajas.
Está bien.
Lo siento.
Donghee, al estar más tranquila, volvió a bloquear el celular, inclinándose hacia atrás mientras cerraba los ojos y soltaba un suspiro de alivio. Eso llamó por completo la atención de Jungkook, lo que le hizo pensar que quizás ya podría hablarle más relajada, aunque estaba seguro de que se merecía de cierta parte que no lo hiciera, porque le había provocado problemas en su trabajo.
—Lo siento. No quiero que pienses que no creo que tu trabajo sea importante...
—Ya, olvídalo. Ya resolví el problema, así que está bien —aseguró por lo bajo.
—Oh, perfecto —dijo más aliviado—. ¿Quién es Misoo?
—No es nadie importante.
—Debe serlo para que eso sea suficiente excusa para que tu tío no se moleste —comentó haciendo una mueca—. ¿Es familiar?
—Algo así.
—¿Algo así?
—Ya, ¿puedes dejarlo? —preguntó frustrada—. No quiero seguir hablando de ésto.
Jungkook tan sólo suspiró asintiendo, porque sabía que si seguía indagando sólo lograría enfadarla, y así volverían a tener otra discusión en vez de hablar para resolver la situación. Pero la verdad era que estaba frustrándose por el hecho de que no pareciera dejarlo conocer más de ella.
A pesar de eso, siguió conduciendo intentando ignorar la gran tensión que se había formado, lo que la fémina no parecía notar al estar mirando por la ventanilla, perdida en sus pensamientos.
Una vez que llegaron y bajaron del coche, al entrar, Jungkook suspiró al ver cómo Donghee saludaba tan feliz a Bam, dándole caricias y besos, mientras con él sus facciones se endurecían y parecía que solamente quería que se mantuviera en silencio y siquiera la mirase. La servidumbre se acercó a ellos para saber si querían algo de beber o comer, por lo que Donghee pidió un café mientras que Jungkook un whisky.
—¿No cree que es muy temprano para beber? —preguntó mirándolo disgustada, lo cual hizo que Jungkook soltase una risilla por lo bajo.
—Y con hielo, por favor —pidió tomando su mano cariñosamente por un momento, mientras le sonreía.
—Manipulador —musitó reprimiendo una sonrisa—. Está bien. Enseguida vuelvo.
—Gracias, Jayeon preciosa —dijo haciéndola reír y enrojecer.
Jayeon era una mujer mayor, que llevaba años trabajando como servidumbre en la casa de Jungkook, por lo que lo conocía demasiado y había una gran confianza entre ellos, como también cariño. El pelinegro hasta solía hablarle de lo que lo tenía tenso, como también le pedía algún que otro consejo, y la mujer no dudaba en dárselos.
Jungkook estaba sentado en el sofá que era más pequeño, creyendo que ella se sentaría a su lado, pero Donghee tomó asiento en el otro, a un lado de dónde se recostó Bam. Juntó sus labios en una fina línea, sintiéndose disgustado por su comportamiento y cómo ignoraba su mirada al estar acariciando al doberman.
—¿Cómo has estado, Donghee? —preguntó intentando llamar su atención.
—Bien —respondió con una sonrisa al estar concentrada en acariciar a Bam.
—¿Sólo dirás eso? —alzó una ceja—. Han pasado más de dos semanas desde que no nos vemos.
—Estuve bien, Jungkook —recalcó conectando sus miradas, y este soltó una risa amarga—. ¿Qué mas quieres que te diga?
—¿Eso quiere decir que estás bien sin mí? ¿Estás mejor cuando no estoy contigo? ¿No me has extrañado para nada? ¿Has acaso pensado en mí? —examinó arrugando levemente la frente, notando cómo ella se sorprendía por sus preguntas—. ¿Qué es lo que sientes por mí, Donghee? Porque si has estado tan bien sin mí, eso tan sólo quiere decir que todo este tiempo que estuvimos juntos, no estábamos construyendo algo que yo creí que sí.
La fémina abrió la boca para decir algo al respecto, aunque siquiera sabía qué decir, pero escucharon unos pasos y una voz que llamó la atención de ambos que giraron sus cabezas para ver a Jayeon. Ella dejó en la pequeña mesa rectangular negra, el café de Donghee, para luego entregarle el vaso de whisky con cubos de hielo a Jungkook. Ambos le agradecieron, aunque la pelinegra de manera casi inaudible al escuchar resonar en su cabeza las preguntas que le hizo Jungkook.
Cuando la servidumbre se marchó, este le dio un gran sorbo al whisky, mientras que Donghee seguía pensando qué decir al respecto, porque siquiera era capaz de mirarlo y él lo notó al inclinarse para dejar el vaso en la mesa. Jungkook estaba seguro de que esas preguntas no eran para nada difícil de responder, pero que quizás para ella lo eran porque no estaba segura de lo que sentía, y eso no le gustaba para nada.
—¿Podemos tener una conversación seria, esta vez sin llegar a discutir, ni a los gritos? —preguntó relajado—. Sólo escucha lo que voy a contarte y lo que siento, aunque tú no lo sepas.
—Está bien.
—Con Yoosun nos conocimos cuando yo estaba en la Universidad. En un principio siquiera le prestaba atención, aunque Jungsoo estaba todo el tiempo con ella, pero una noche en una fiesta, sólo sucedió —comenzó a explicar—. Nos hicimos novios cuando tenía veintidós, y realmente ella fue maravillosa conmigo. Conectábamos increíble y estuvo a mi lado en todo momento, impulsándome. Hicimos tantas promesas, tantos planes juntos, pero ella decidió marcharse a Nueva York porque allí le dieron una gran oportunidad de trabajo para el cine.
—Está bien. Entiendo —dijo encogiéndose de hombros, intentando restarle importancia, por más que sintiese una punzada en su estómago al escuchar lo bien que hablaba de su exnovia.
—Aún no acabo —recalcó serio—. Por más que no quería que se fuera, no podía ser egoísta porque me apoyó desde un principio cuando no era nadie. Dijo que regresaría para que volviéramos a estar juntos, que nos esperáramos, pero el año pasado cortamos todo contacto, siquiera nos saludamos en fechas especiales y descubrí que ella estaba con alguien más, así que decidí que era momento de soltarla. Pues, además de que parecía que ya no iba a regresar, continuó con su vida, y supongo que estaba bien.
—¿A dónde quieres llegar, Jungkook? —preguntó frustrada, sintiendo su sangre hervir al ver que podía seguir teniendo sentimientos por ella.
—Jamás me esperé que apareciera en mi cumpleaños, pero supongo que Jungsoo lo hizo porque creía que podríamos volver a estar juntos por el gran amor que nos tuvimos. Ellas no sabían que estaba contigo —aclaró levantándose para sentarse a su lado, lo cual la hizo tensar—. Yo no te vi jamás como un juego o una mierda así. No te mentí cuando dije que realmente me interesas, pero necesito saber, ¿tú qué sientes por mí? —se inclinó hacia ella, conectando sus miradas—. Olvida la discusión que tuvimos, ese enfado que sientes, y dime, ¿qué es lo que sientes por mí, Donghee?
La adolescente sentía sus latidos acelerarse, más al ver aquellos orbes oscuros que parecían leer a través de ella y la hacían sentirse desnuda, pero en ese momento, pensaba en que con él podría tenerlo todo. Probablemente, ya era muy tarde para dar marcha atrás, porque había logrado que un hombre multimillonario se interesara en ella.
Pensaba que sería muy estúpida si luego de todo lo que hizo, se arrepintiera por completo y decidiera acabar todo. Quería volver a su lado, que le diera todo lo que quería, por lo que dejaría sus sentimientos por Hoseok a un lado.
Esta vez pensaría antes de actuar y haría las cosas bien con Jungkook, porque no se conformaría solamente con vestidos o un collar costoso.
—También me interesas, Jungkook —confesó en casi un murmuro, llevando la mano a su mejilla, sintiendo como este se apoyaba más en su mano para sentir mejor su tacto.
—Entonces, esta vez permíteme realmente entrar a tu vida —pidió con suavidad—. Siento que no me dejas conocerte como tanto quiero.
—Mi vida no es cómo la tuya, Jungkook. Mi familia no es así de perfecta.
—¿Y eso qué? Yo quiero conocer todo de ti —recalcó llevando la mano a la suya, mientras ella sentía su corazón encogerse—. En unos días debo hacer un viaje. No será fuera del país, así que, ¿por qué no vienes conmigo? —preguntó con una sonrisa—. Podremos convivir unos días, no como hemos estado haciendo este tiempo. Creo que es algo que necesitamos, ¿tú no?
—Jungkook...
—Por favor, acepta —pidió acercándose más a ella que intentaba resistirse a la forma en que la miraba rogante e ilusionado—. Sé que puedes pensar que es aburrido que sea aquí cerca y por negocios, pero prometo intentar tomarme unas semanas luego y llevarte lejos de aquí, Donghee.
(...)
Donghee se encontraba preparando su maleta, sin importarle que Jungkook le haya dicho que tan sólo serían unos tres días, pues ella cargaba todo lo que le gustara por si estando en Jeju no se decidía. Le había costado demasiado poder convencer a su madre para que le diese permiso, ya que estaba negada por el comportamiento que llevaba teniendo, sabiendo que le ocultaba algo, por más que Donghee se lo negaba y decía solamente pasar tiempo con Misoo.
La adolescente siguió insistiéndole, recordándole que tenía una semana libre y que quería irse unos pocos días con Misoo a Jeju, por lo que su madre no dudó en llamar a Misoo para confirmar que así sería. Su amiga estaba cansándose de mentir por ella, por lo que Donghee le seguía pidiendo el favor de que lo hiciera, hasta se ofreció a darle algo de dinero, lo cual fue rechazado ya que Misoo de por sí lo tenía por su familia.
—Prométeme que vas a llamarme todos los días y que me enviarás fotografías —escuchó hablar a su madre desde el umbral de su puerta.
—¡Que sí, mamá! —exclamó frustrada, cerrando su maleta.
—¡Promételo, Donghee! —exigió alzando la voz, por lo que ella levantó su maleta de la cama, y soltando un suspiro giró a verla levantando una mano.
—Lo prometo, ¿contenta?
—Háblame bien o no irás.
—Ya, está bien —sonrió acercándose para darle un abrazo, sorprendiéndola.
—Pórtate bien, Donghee —musitó acariciando su cabello.
—Lo haré. Sólo serán cuatro o cinco días.
—¡Deja de sumar días! Dijiste que sólo dos o tres —recalcó molesta alejándose.
—Bien, tres o cuatro —sonrió inocente.
—Eso espero.
Al sentir su celular vibrar en el bolsillo de su tapado rosa, revisó rápidamente leyendo el mensaje de Jungkook sobre que la esperaría, pero chilló emocionada al leer el de su amiga que le informaba que estaba fuera de su casa.
—¡Me voy! ¡Adiós, mamá! —exclamó tomando su maleta.
Donghee salió rápidamente emocionada, observando cómo Misoo abría la cajuela de su coche, por lo que apresuró su pasó para así colocarla en la cajuela y darle un abrazo a su amiga, agradeciéndole por el favor que estaba haciéndole ya que sabía que ella no era nada buena para mentir.
Cuando Misoo se subió a su coche, Donghee quiso hacer lo mismo, pero la sorprendió su madre pidiéndole que se despidiera bien, por lo que le dio otro abrazo, soltando un suspiro de frustración.
—Acuérdate de lo que prometiste —apuntó cuando ella se subió al coche.
—Sí, lo sé —rodeó los ojos y cuando creyó que podrían marcharse, ella se asomó por la ventanilla.
—Me hubiera gustado hablar con tu madre, para saber si ella está de acuerdo con este viaje.
—Oh, lo siento, pero ella está de viaje —mintió haciendo una mueca.
—Lo sé, Donghee me lo dijo.
—De todas maneras, no se preocupe. Nos cuidaremos mucho.
—Confío en ti, pero no en ella.
—¡Mamá...!
—Tú también escríbeme y envíame fotos, Misoo.
—¡Estás avergonzándome, mamá! —murmuró molesta.
—Cuídense mucho, ¿sí?
—Claro. Donghee le escribirá en cuánto lleguemos.
Yeojin se inclinó aún más hacia adelante, para así dejar un beso en la sien de su hija, repitiendo que se cuidara y le escribiera, lo cual Donghee volvió a decir que haría. Se sentía demasiado frustrada por la insistencia de su madre, por lo que cuando Misoo se despidió y encendió el motor, sonrió.
Al ver su casa alejarse y la silueta de su madre desaparecer, suspiró aliviada ya que ahora podría ver a Jungkook, y pasaría días a su lado, algo que nunca hicieron antes, así que eso la emocionaba de gran manera.
—Aún no puedo creer que te vayas días con ese hombre —comentó disgustada luego de unos minutos de silencio—. Y peor, que yo esté ayudándote a irte con él.
—Ese hombre se llama Jeon Jungkook, y lo sabes —recalcó con una sonrisa.
—Sí, aquel CEO que todos admiran, pero resulta que sale con una adolescente. Perdóname, pero no puedo creer que pudiendo estar con tantas mujeres de su edad, decida estar contigo —confesó haciendo una mueca—. Deberías darte cuenta de que sólo está manipulándote para satisfacerse y sentirse más hombre. Ningún hombre de su edad y con su trabajo, estaría con alguien de tu edad.
—Ya cállate, Misoo. Tú no sabes nada —reprochó molesta—. Sólo tienes envidia. Y aquí es.
—¿Envidia? Jamás estaría con un hombre mayor, siquiera por dinero, porque no lo necesito —aclaró aparcando el coche.
Donghee se bajó rápidamente del coche para dirigirse hacia la cajuela, al igual que Misoo, la cual la ayudó a bajarla, pero la pelinegra no fue capaz de agradecerle por el enfado. Conectó su mirada con la de ella, notando cómo tenía sus facciones endurecidas, pero al bajar la mirada a su labio inferior, pudo notar una pequeña herida, lo cual llamó por completo su atención.
Quiso decir algo al respecto para saber qué le sucedió, pero giró abriendo los ojos a la par al ver cómo Jungkook se acercaba con una sonrisa.
—Vete —ordenó por lo bajo.
Misoo obedeció rápidamente ya que tampoco quería conocer a Jungkook, el cual al estar cerca y ver cómo se subía a su coche para marcharse, se detuvo arrugando levemente la frente.
—¿Quién era? —preguntó fijando su mirada en Donghee, la cual se tensó.
—¿No me saludarás? —sonrió nerviosa.
—Claro que sí —sonrió acercándose rápidamente a ella, pasando uno de los brazos por su cintura, apegándola a él para estampar sus labios.
Donghee, en un principio se sorprendió por la intensidad, pero se acostumbró rápidamente moviendo sus labios al compás mientras pasaba los brazos por sus hombros, haciendo un sonido involuntario con la garganta al sentir su lengua acariciar la suya, hasta que Jungkook rompió el beso, no sin antes dejar uno pequeño.
—Buenos días, amor —musitó con una sonrisa, observando sus mejillas sonrosadas—. ¿Ahora me dirás quién era?
—No era nadie...
—Donghee, ¿en qué quedamos? —examinó con seriedad—. No quiero tener que averiguar las cosas por mí mismo.
—¿Estás amenazándome con investigarme? —inquirió alzando una ceja.
—Quedamos en que me dejarías conocerte, pero parece que seguirás de la misma manera, así que no me dejarías otra opción —explicó frustrado.
—No me gustan las amenazas, Jungkook —dijo cruzándose de brazos—. Así no puedo abrirme contigo cómo quieres
—Lo siento. Es que me frustra que no me hables de tu vida. Entiéndeme, amor.
—Ya, está bien. Ella es Misoo —respondió frustrada.
—¿Es con quien compartes departamento?
—Sí —mintió desviando la mirada.
—¿Y por qué se fue así? Quería saludarla.
—Tuvimos una discusión.
—¿Qué sucedió? —preguntó curioso.
—No es nada.
—Dime.
—Sólo...a ella no le agrada los hombres como tú.
—¿Los hombres cómo yo? —arrugó levemente la frente.
—Ya, debemos irnos. Recuerda —dijo pasando las manos por su pecho.
—Donghee...
—Dijimos de marcharnos temprano. Vamos —sonrió, provocando que este suspirara, pero ella juntó sus labios en un pequeño beso.
Donghee sentía un amargo sabor en su boca y una inquietud en su pecho desde que Jungkook le había amenazado. Pues, no quería pensar que era realmente capaz de algo así, por lo que debía buscar la manera para que quitase aquella idea de su cabeza y permitir que la conocieran más, sin llegar a descubrir sus mentiras.
(...)
Durante el camino, Donghee no dejaba de observar a Jungkook, el cual iba conduciendo, mientras conversaban sobre temas triviales, sacándose alguna que otra sonrisa, como carcajada. Había sido bastante agradable, por lo que ambos creían que durante esos días podrían conectar muchísimos más, Jungkook sintiéndose seguro de que ella podría abrirse más con él y así poder conocerla cómo tanto necesitaba.
Una vez que llegaron a la habitación, Donghee corrió emocionada hacia el balcón, admirando la vista hacia el mar, lo cual hizo sonreír a Jungkook. Le encantaba poder verla tan emocionada por algo así, por lo que se imaginaba cómo actuaría cuando la llevara aun más lejos.
Lamentablemente para Jungkook, tuvo que marcharse al recibir una llamada de Jihoon, motivo por el cual estaba allí. Donghee no pudo evitar decepcionarse al saber que se quedaría unas horas sola, pero de todas maneras no dudó en pedir servicio a la habitación, disfrutando del hecho de que no tuviese que preocuparse por el precio.
Cuando el tiempo pasó, Jungkook regresó con una gran sonrisa al pensar en que ella estaría allí, pero al entrar y no verla, arrugó levemente la frente, hasta que escuchó el sonido de la ducha. El pensar en entrar a allí, provocó nuevamente su sonrisa, por lo que empezó a dirigirse al baño mientras se quitaba la chaqueta, pero el sonido de una vibración en un mueble, llamó su atención. Se trataba del celular de Donghee, y al darse cuenta de que parecía haberse acabado de bañar, decidió acercarse al celular.
Tenía la intención de llevárselo, ya que podía tratarse de algo importante, pero cuando tomó el celular, vio el nombre "Hoseok" con una foto de un hombre que salía con una gran sonrisa. En ese momento, sintió cómo una punzada aparecía en su pecho, por lo que apretó el celular al empezar a crear escenarios imaginarios en su cabeza, provocando que sintiese su sangre hervir.
Jungkook pudo escuchar un chillido, pero estaba perdido en sus pensamientos, apretando tanto su mandíbula que parecía ser capaz de rompérsela. Donghee llevaba una bata blanca, con su cabello húmedo cayendo sobre sus hombros, sintiendo sus latidos acelerados por haberse asustado al encontrarse a Jungkook, ya que no lo había escuchado entrar.
—¡Me asustaste, Jungkook! —exclamó llevando la mano a su pecho—. ¿En qué momento llegaste? —preguntó desconcertada, pero al notar que este tenía su celular en la mano, apretándolo con fuerza, con su mirada perdida y sus facciones endurecidas, se tensó—. ¿Jungkook? ¿Estás bien? ¿Q-Qué sucede?
El pelinegro fijó su mirada en ella, permitiendo que notase cómo sus orbes parecían haberse oscurecido, pero aun así, se acercó cautelosamente a él, sintiendo cómo su respiración se volvía pesada.
—¿Por qué demonios está llamándote tu exnovio? —examinó de manera pausada, intentando mantener la calma.
—¿Qué...?
—Hoseok. Tú dijiste que así se llama tu exnovio —mencionó tomándola del brazo, por lo que ella jadeó asustada—. ¿Por qué demonios te llama, Donghee?
—P-Por favor, relájate —pidió con voz temblorosa, mirándolo asustada.
Al darse cuenta del miedo que estaba provocándole por su reacción, soltó rápidamente su brazo, tomando una bocanada de aire para intentar pensar con claridad. Mientras tanto, Donghee llevaba la mano a su brazo al sentir aquella zona arder por la fuerza ejercida, intentando pensar alguna excusa porque podía ver que Jungkook seguía esperando una respuesta.
—N-No sé porqué me llama...
—No me mientas. No lo arruines más, Donghee —masculla.
—¡Es que no lo sé! —exclamó con la visión nublada por las lágrimas—. ¡Quizás sólo está ebrio o yo qué sé!
—¡No me mientas, carajo!
El pecho de Jungkook subía y bajaba por su respiración pesada, sintiendo que explotaría si ella no le daba una buena respuesta que desapareciera aquella inseguridad que sentía, como también los escenarios imaginarios que estaba creándose. Donghee, rápidamente le arrebató el celular de la mano, para así desbloquearlo, sintiendo cómo el alivio llegaba a ella.
—¡Mira, Jungkook! ¡Comprueba lo que te digo!
Este le arrebató bruscamente el celular, para así leer lo que estaba mostrándole, sintiendo cómo su corazón golpeaba contra su pecho y la rabia desaparecía por completo.
Hoseok
¿Por qué no contestas mis llamadas? ¿Qué está sucediendo? ¿Tú no me extrañas?
Sé que quizás debería dejarte seguir con tu vida porque ésto acabó hace tiempo, pero no puedo.
Beber sólo hace que te extrañe más.
Por favor, respóndeme.
Sigo esperando que vuelvas a mi lado, Donghee.
—¡¿Lo ves?! —preguntó arrebatándole el celular.
Jungkook seguía procesando lo que había leído, sintiendo cómo la culpa lo golpeaba, más al ver cómo las lágrimas de ella seguían brotando e intentaba reprimir el llanto. No soportaba verla de esa forma, menos al saber que era por su culpa, por actuar tan impulsivamente como nunca antes había pasado.
—Donghee...
—¡Déjame! —alzó la voz cuando este intentó tomarla del brazo.
—Escúchame...
—¡No me toques, Jungkook! —ordenó pasando por su lado, por lo que este suspiró.
—No debí actuar así. Lo siento, ¿sí? —habló arrepentido.
—¡No confías en mí! —apuntó enfurecida entre lágrimas.
—Es que...todavía no me hablas de ti. No te conozco como necesito —explicó desesperado, acercándose más a ella—. Por favor, entiéndeme...
—¡Ese no es motivo para que actúes cómo un animal! —espetó entre dientes.
—Tienes toda la razón. No va a volver a repetirse —aseguró pasando las manos por sus hombros, mirándola arrepentido—. Por favor, discúlpame.
—No lo sé...
—Hey, mírame —ordenó con suavidad, llevando la mano a su barbilla para conectar sus miradas—. No volverá pasar. Confiaré en ti, pero tú también tienes que hacerlo para permitirme conocerte más, ¿está bien?
La fémina asintió aún mostrándose dolida por lo que sucedió, así que la envolvió con sus brazos, sintiendo cómo ella pasaba no muy convencida los brazos por su cintura, apoyando la cabeza en su pecho. Jungkook soltó un suspiro y dejó un beso en la coronilla de su cabeza, acariciando su cabello con dulzura.
—Lo siento, amor —musitó por lo que ella se aferró más a él, haciéndole soltar una risilla al saber que ya estaban bien.
—Puede que te perdone.
—Quiero enmendar mi error —soltó separándose para llevar la mano al bolsillo de su pantalón negro, sacando su cartera, lo que llamó la atención de la fémina. Al ver cómo este sacaba una tarjeta, frunció el ceño—. ¿Quieres ir de compras?
—¡¿En verdad?! —preguntó asombrada haciéndole reír.
—Por supuesto. Ten —Donghee tuvo que morder su labio inferior para no chillar cuando él se la entregó—. Primero iré a darme una ducha y luego te llevaré a dónde quieras.
Jungkook dejó un beso en sus labios, aunque ella no apartaba la mirada de la tarjeta, pero él siquiera le prestó atención a eso. Simplemente, volteó para comenzar a desabotonar su camisa, dirigiéndose hacia el baño mientras que Donghee sonreía emocionada.
(...)
El día anterior, Jungkook y Donghee se recorrieron el centro comercial hasta que terminaron agotados. Él acabó con sus brazos repletos de bolsas mientras que ella solamente cargó tres, y quiso seguir comprando, pero notó que el pelinegro estaba comenzando a estresarse. Cuando ella dijo que ya no le interesaba nada más, Jungkook sonrió aliviado y decidió cargar las bolsas en su coche, para luego dirigirse a una cafetería.
Había sido una noche tranquila para ambos, pues luego de haber recorrido todo el centro comercial, Jungkook tan sólo quería descansar.
Al día siguiente, decidieron salir a pasear, Jungkook no podia evitar reír al verla tomar tantas fotografías. Era un día bastante tranquilo y agradable para ambos, y Jungkook la sorprendió al decirle que tendrían una cena para presentarle a un amigo. Ella se tensó un poco por eso ya que no quería tener que mentirle a más personas, pero aun así, estuvo de acuerdo.
Ahora Donghee se encontraba alistándose, mientras que Jungkook ya se encontraba listo para salir, por lo que estaba en el balcón en una llamada con Taehyung.
—Juro que no sé qué pasó. Me volví loco.
—Para que hayas actuado así, no puedo imaginar lo que pasó por tu cabeza —soltó una risotada—. Has llamado a la persona equivocada para hablar sobre eso. Jamás en mi vida he sentido celos porque, mírame, soy el más atractivo de ustedes, así que ninguna mujer sería capaz de engañarme.
—Si no son capaces de engañarte, no es porque eres "atractivo", sino porque jamás has estado en una relación, Taehyung —recalcó frustrado.
—Lo intenté, pero no es lo mío, hermano
—explicó agotado—. Soy hombre. Infiel por naturaleza.
—No digas estupideces. Yo también soy hombre y jamás he sido infiel. Tú eres una basura...
—Te equivocas —interrumpió rápidamente—. Si fuera así, entonces, seguiría estando en relaciones serias, sabiendo que solamente las lastimaría al serles infiel, así que...tengo buen corazón, Jungkook.
—Ya, volvamos a lo que te contaba.
—No sé qué decirte, hermano.
—Es que no sé cómo confiar...
—¿Y por qué no la investigas? Es más, dejamelo a mí. Yo lo haré —dijo animado—. No tendrás que esperar que ella decida abrirse contigo en algún momento. La conocerás mejor investigándola.
—No. Olvida eso —habló masajeando su frente—. Yo...quiero que confíe en mí, así que si hago algo como eso y se entera, sólo arruinaré ésto.
—¡Eres un idiota! Ya no puedes reprocharle nada a Jimin, porque al menos él sabe sobre ella.
—Ya, realmente no ayudas para nada. Adiós, Taehyung.
Jungkook soltó un suspiro de frustración, sintiendo resonar en su cabeza las palabras de su amigo, pensando si acaso podría llegar a tener razón sobre lo que decía. Era realmente una buena idea, ya que Donghee no parecía querer cumplir con eso y sólo lograba que despertara más su curiosidad, como también que desconfiase.
Al sentir una presencia, volteó a ver cómo Donghee a unos metros, frente a la cama, estaba colocándose el vestido rojo, intentando subir el cierre. Rápidamente, se acercó a ella, guardando el celular en el bolsillo de su pantalón, llamando la atención de la fémina.
—¿Me puedes ayudar?
—Claro que sí. Ven aquí.
Jungkook comenzó a subir el cierre del vestido, reconociendo que era uno de los tantos que se había comprado el día anterior. Este no pudo evitar mirarla de pies a cabeza, acercándose más a ella, pasando las manos por si cintura, mientras se inclinaba hacia adelante para poder dejar un beso húmedo en su cuello. Eso provocó que pudiese sentir cómo ella se estremecía teniendo la intención de separarse, pero la apegó más a él, rozando la nariz contra su cuello.
—Esta noche te lo quitaré —murmuró en su oído.
—No me molestaría para nada que lo hicieras ahora —confesó volteando a verlo con una sonrisa de picardía.
—Si no tuviéramos la cena, créeme que ya te encontrarías en la cama como anoche —aseguró provocando que ella sintiese su rostro enrojecer.
—Ya, terminaré de maquillarme —dijo riendo, dirigiéndose al espejo.
—¿Qué dices si hoy conduces tú? —preguntó provocando que ella se desconcierte.
—¿Qué?
—¿No te gustaría conducir? —la miró extrañado, tomando asiento en la cama, apoyando las palmas de las manos sobre el colchón.
—N-No sé hacerlo tan bien.
—¿Qué? ¿No tienes licencia de conducir, Donghee? —preguntó asombrado, por lo que ella giró algo tensa a verlo.
—Nunca aprendí a hacerlo tan bien como para atreverme a eso. Además, no tengo coche, Jungkook.
—Oh...en ese caso, aquí tienes a tu instructor —sonrió extendiendo sus brazos—. Yo te enseñaré.
—¿Con este coche?
—No. Elegiré uno que no me guste demasiado, por si las dudas —bromeó riendo—. Pero te enseñaré y sacarás tu licencia.
—Pero no tengo coche. No creo que sea necesario...
—Tú no tienes, pero yo sí —recalcó levantándose—. Puedes elegir cualquiera para conducir, amor.
Donghee se sintió estremecer al sentir cómo Jungkook pasaba los brazos por su cintura, apegándola nuevamente a él, para así acercar sus rostros.
—Tú no tienes nada de qué preocuparte
—sonrió antes de juntar sus labios en un pequeño beso.
(...)
Al llegar al restaurante, Donghee no pudo evitar sonreír al sentir cómo Jungkook la tomaba de la cintura, haciéndole saber a las demás personas que iba con él. La fémina sintió su corazón agitarse cuando llegaron a su mesa, y este corrió la silla para que ella tomara asiento, para así luego sentarse al lado, tomando su mano.
Adoraba la manera en la que Jungkook era con ella, porque la hacía sentirse una verdadera mujer frente a los demás, y también cuando estaban a solas. No quería para nada que eso llegara a acabar, menos ahora que estaba comenzando a darle la vida que ella tanto deseaba, y no sabía que necesitaba hasta que vio a su amiga.
Cuando el amigo de Jungkook llegó, ella se sorprendió al ver que no estaba solo, sino con una mujer a su lado que por su barriga podía notar que llevaba meses de embarazo. El pelinegro, al ver eso, se sorprendió levantándose rápidamente para abrazar a su amigo y luego a la mujer, felicitándolos. Donghee sintió los nervios aparecer, pero hizo lo mismo aunque con timidez.
El matrimonio se veía muy bien juntos, siendo cariñosos sin importar que haya gente a su alrededor. A Donghee le había agradado Joonsang, a pesar de que era alguien dentro de todo serio, mientras que Joomi era más dulce.
Joonsang y Jungkook comenzaron a hablar de sus trabajos, lo que hizo que Donghee se frustrara porque ya tenía suficiente de escucharlo cuando estaban solos y él le contaba sobre su día. Pero esta vez, tenía a Joomi para intentar conversar, aunque tampoco le interesaba saber sobre su embarazo y lo felices que estaban con eso.
—Fue realmente una sorpresa, pero estamos más que felices —concluyó Joomi, mientras Donghee sonreía falsamente.
—Oh, ¿de qué hablan? —intervino Joonsang, al escucharla a pesar de estar hablando con Jungkook.
—De nuestro bebé.
—¿Ya han pensado algún nombre? —preguntó con una sonrisa, Jungkook.
—Taegon.
—Bueno, a mí no me convence tanto —comentó riendo, Joomi.
—Ya estás de siete meses, cariño. No hay mucho que pensar —recalcó acariciando su cabello.
—¿Ustedes ya han pensado en casarse o en hijos? —preguntó con curiosidad, Joonsang, provocando que ambos se sorprendan.
—Apenas están comenzando —le murmuró, Joomi—. Lo siento. Joonsang siempre hace preguntas incómodas.
—Está bien. Lo conozco —sonrió de manera tranquilizadora, Jungkook—. Pero sí, apenas estamos empezando a convivir de a poco.
—¿Y eso qué importa? La vida se pasa muy rápido. Nunca sabes lo que puede venir —comentó encogiéndose de hombros—. Ya vas por los treinta. ¿Cuándo piensas casarte o tener hijos? Ellos en vez de decirte papá, van a decirte abuelo —bromeó causando la carcajada de Joomi, que golpeó su brazo—. Deberías pensarlo.
—Ya, cariño, sólo estás incomodando. Iré al baño —informó intentando levantarse, por lo que Joonsang rápidamente la ayudó.
—La acompañaré.
Donghee se encontraba realmente tensa luego de esa conversación, porque ella no era capaz de pensar en algo así cuando apenas tenía diecinueve años. No quería creer que Jungkook estaba pensándolo, pero al girar la cabeza para verlo y notar como tenía la mirada perdida, sintió su estómago revolverse.
—¿Jungkook...?
—¿Por qué no te vienes a vivir conmigo, Donghee? —preguntó de repente, girando su cabeza para verla.
¡Hola!
¿Qué creen que responda Donghee ante su propuesta? ¿Jungkook acabará aceptando lo que le dijo Taehyung? Les admito que el siguiente capítulo ya me tiene emocionada porque lo lean JAJSJ
Espero que les haya gustado el capítulo, si es así, no se olviden de votar y comentar
¡Nos leemos pronto!
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