🌺|Capítulo 2: Twenty centimeters
Luego de que el albino decidió trabajar desde la comodidad de su casa, el ambiente en la mansión era muy distinta. Y todo era gracias al cambio de humor del ojicarmin.
Ninguno de los habitantes tenía que lidiar con el mal temperamento del joven hombre. Así que las cosas se facilitaron aún más, e inclusive, les era extraño no recibir un sermón por parte de él.
El reloj marcó las doce del mediodía, eso significaba hora del descanso para el apellidado Kurenai. En ese breve tiempo podía relajarse, o comer un refrigerio para distraerse.
Yuuki era la encargada de organizar y preparar las comidas del día, ya que, solo ella conocía los gustos quisquillosos del empresario.
—¿Cariño?—.llamó a la pelinegra, con su tono dulce típico.
—¿Si?
—¿Podrías llevar esto a la oficina de Shu?—.mostró la bandeja, dónde se encontraban dichos alimentos.
—Claro.
Ahora que el albino pasaba más tiempo en casa, algo se sentía extraño dentro de ella. Y la razón era porque se acercaron aún más; y quizás no era sano para ninguno de los dos.
Ella lo pensó de esta forma, era más que obvio que ambos estaban encima del otro. Con esto quería decir que, si alguno de los dos tuviera una pareja; sería inevitable sentirse molesto al respecto.
Y ella podría ser la más afectada, si aquello llegase a pasar.
Tocó con gentileza la puerta de la oficina, luego de unos segundos; entró con el permiso del ojicarmin.
—Yuuki me envió a traerte un bocado, espero que lo disfrutes.
—Gracias. ¿Terminaste de ensayar tu entrevista?
—Lo dejé por un momento, es tedioso tener que estar repitiendo las mismas preguntas y respuestas—.respondió dejando salir un suspiro.
—Es estresante en un principio, después te acostumbras.
Soltó el albino, para enseguida adornar su rostro con una sonrisa, acto que fue copiado por la adolescente.
—Creo que es momento de que me vaya, todavía tengo que terminar otras cosas.
—De acuerdo, termina pronto.
Cuando dio media vuelta, sin querer tiro un bolígrafo del ojicarmin; a lo que se detuvo, para recogerlo y colocarlo de vuelta a su lugar.
Sin embargo, no fue la única en tratar de hacer la misma acción. Él también se había puesto de pie.
Al tratar de tomar el bolígrafo, ambos llegaron a sentir la mano del otro; una sensación agradable y sorprendente.
Y la distancia en la que estaban ambos era muy pequeña. A pocos centímetros de poder abrazarse, o también, besarse.
[...]
Para Shu eso fue emocionante, se sentía eufórico, el simple hecho de haber estado en esa situación;le provocó lo que ahora sentía.
Su corazón no paraba de latir, y el pensar una y otra vez en lo que había sucedido; aceleraba aún más sus latidos.
De pronto el estrés y el cansancio que tuvo se desvaneció, y en su lugar, fue reemplazado por una sensación hermosa, amor.
Lo mismo sucedió con la ahora adolescente Li, el color carmín en sus mejillas la delataba.
Por suerte, pudo salir antes de que el albino notará su sonrojo. Hacía un buen tiempo que no había tocado sus manos, las cuales eran bastantes suaves.
¿¡En qué rayos pensaba!?
¡No estaba bien, eso no podía pasar entre ellos!
Son familia después de todo, ¿Verdad?
Sus sentimientos eran complicados, no tenía la mínima idea de qué sentir por él. Se sentía presionada al respecto, ya que seguramente; el albino sí sabía lo que existía entre ellos.
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