Sus impaciencia estaba al límite, y su comportamiento era muy claro. Se paseaba de un lado a otro, y mordía la uña de su pulgar.

Hoy se cumplía una semana desde que hizo la prueba de la universidad. Cabe mencionar que tal institución, solo aceptaba a la élite de la élite; así que muy pocos eran merecedores de entrar en sus instalaciones.

Se había esforzado mucho, estudió el temario día, tarde y noche; pidió asesoría a egresados de esa universidad, y el albino hizo de su profesor en múltiples ocasiones.

Solo tenía que recibir ese correo, en dónde se anunciara que había sido seleccionada.

¡Si es que no moría esperando!

Mientras tanto, el apellidado Kurenai se encontraba llenando y revisando papeleo; el pan de cada día según él.

Trataba de terminar lo antes posible, ya que hoy la ahora adolescente Tn; recibiría los resultados de su exámen de ingreso. Y tenía que estar ahí sin excepción.

Le parecía increíble lo rápido que había crecido aquella ojiverde, y pensar que no hace mucho, se encontraba en la etapa más inocente de su vida; y ahora estaba en una de las edades menos agradables, la adolescencia.

De una manera u otra ella tendría que crecer, así lo dictaba la naturaleza.

Y él debe aceptar que no siempre podrá estar con ella, en ocasiones será necesario mantener distancia; para evitar lastimarse unos a otros.

[...]

—¿Y bien? ¿Entraste cierto?

—Yuuki, apenas y puede respirar bien, dale unos momentos para que se recupere.

Ambos adultos miraban a la joven damita, quien estaba estática ante el correo que recibió minutos antes.

—¡Lo hice! ¡Pasé el examen!—gritó feliz, acompañada de un par de saltos.

—¡Sabía que lo harías! Por eso siempre cargo mi trébol de cuatro hojas, da muy buena suerte—habló Yuuki, atrapando a la contraria en un cálido abrazo.

Shu, por su parte observaba aquella escena tan agradable. Se quitó un peso de encima al saber que la pelinegra consiguió su objetivo.

—Muy bien, todo mundo guarde silencio, iré a hacer mi menú especial. Tenemos que festejar—se retiró la mujer mayor, y sólo quedaron aquellos dos.

—Felicidades por haber entrado, ahora solo tendrás que centrarte en el área de tecnología.

—No lo hubiera conseguido sin tu ayuda, eres un profesor exelente—se abalanzó contra el mayor, dándole una muestra de afecto.

Segundos después correspondió al abrazo, se sentía bastante bien sentir el calor que desprendía su cuerpo.

Él se sentía conforme con tan solo saber que estaba bien, pero, de vez en cuando, le gustaba recibir este tipo de muestras.

Había hecho un trabajo espectacular con ella, la educó bien. Estaba orgulloso de su pequeña.

—¿Cómo estuvo tu día?

—Lo mismo de siempre, documentos y más documentos que llenar—respondió separándose del abrazo.

—Creo que deberías considerar descansar un poco más, al menos así, no llegarías malhumorado—una que otra risa salía de la pequeña boca de la damita.

—Muy graciosa. Pero tal vez, no sea mala idea...

A decir verdad, no le disgustaba la opción. Lo pensó con mucho cuidado, y no encontraba ninguna desventaja.

Y lo mejor de todo era que podría pasar más tiempo con su adorable Tn.

¡A partir de mañana, trabajaría en casa!