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3

La hora de la comida había llegada luego de un largo rato de actividades matutinas. Aida estaba sentada junto a sus dos compañeras de cuarto en aquella amplía mesa gris con los asientos fijos y que asemejaba a una mesa de una cafetería escolar.

Sus compañeras conversaban y comía con lentitud, picoteando la comida y cortándola lo más diminuto que fuera posible. Claro, siempre asegurándose de que ninguna de las enfermeras las viera hacer eso.

La rubia jugaba con la pasta en su plato, completamente ida y desinteresada de la conversación de las otras dos y absorta en sus propios asuntos, asuntos con nombre y apellido, Meera Callen.

Sus ojos eran incapaces de alejarse de aquella chica de ojos grises y nombre claramente extranjero, que comía en la otra punta del comedor en compañía de dos enfermeras.

La castaña se notaba nerviosa y hasta asustada. Una de las enfermeras la tomaba de la mano con suavidad mientras que la otra cortaba en trozos muy pequeños los fideos de una sopa de pollo para ofrecérselos en la boca a la menor, que se limitaba a negar con la cabeza y a sellar sus labios lo más que podía, alejando su cabeza de la cuchara con alimento.

— Es anoréxica.

El furtivo comentario de Mirian logró que Aida finalmente dejara de ver a la chica nueva y que ahora observara a su compañera con una expresión interrogante

— Sus dientes se ven blancos y fuertes. –comenzó a explicar la azabache mientras jugueteaba con la comida de su plato — Con el vómito se te amarillentan los dientes y te salen caries, a veces hasta úlceras. No es bulímica.

— Reconoces a una de las tuyas cuando la vez. –comentó Dana, riendo perezosamente y apoyando su barbilla en el dorso de la mano. Su risa se fue cuando recibió un golpe de la palma extendida de Mirian directamente en su frente — ¡Auch, no hagas eso!

— De las nuestras, queras decir. –corrigió a la morocha mientas le sonreía con enfado.

De ahí, las dos chicas siguieron peleando frente a Aida, que las ignoró de nuevo para seguir pendiente de Meera, que no había dado ni una sola probada a la comida en la hora y media que llevaba ahí sentada.

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