38
—¿Y qué piensas?
Musitó Jimin mientras sonreía nervioso. Jungkook estaba sin palabras sentado en el sofá.
Acababa de escuchar que su...¿su?
Bueno, que Jimin había firmado un CONTRATO con una Editorial.
Dios mío.
—¿Kook?
Jungkook sonrió ampliamente, la verdad le había emocionado más la idea de que le esté contando sobre su decisión que lo que sea que haya firmado.
—Jimin, es fantástico.
Se levantó del sillón y jaló del brazo a Jimin para unirlo a él.
—Me alegra que me lo hayas comentado...
Murmuró sin separarse de aquel abrazo. Jimin lo miró a los ojos y le dió un pequeño beso en la punta de la nariz, antes de separarse.
—¿Comiste el kimchi que calenté?
Preguntó el rubio.
—Unos días más y se echaba a perder.
Musitó Jimin.
—Si, había olvidado que aún había, gracias por calentarlo.
Jimin sonrió.
—Leí que tu mamá te lo hizo.
Jungkook asintió con una sonrisa.
—Si, siempre me trae comida, la verdad cocina muy delicioso.
Soltó una pequeña risa y Jimin asintió con una sonrisa algo triste. Le gustaba ver que al menos Jungkook si tenía una familia que lo quería.
—¿Probaste un poco del kimchi?
Preguntó y Jimin asintió.
—Probé un poco antes de irme.
Jungkook vio como Jimin se dirigía hacia los sillones y simplemente se sentó en uno de ellos con un animo algo extraño.
El rubio soltó un suspiro silencioso antes de buscar el control remoto con su mirada a sus alrededores.
—¿Mimi?
Se acercó al rubio y se sentó junto a él.
—¿Sucede algo?
Preguntó el pelinegro y Jimin solo sonrió con los labios.
—No es nada, solo...
El más bajo soltó un pequeño suspiro antes de hablar.
—Que lindo que tu madre te cocine.
Sonrió y Jungkook lo miró extrañado.
¿Por qué lo decía?
Oh.
Había olvidado ese detalle. ¿Qué decía ahora?
—Yo...
Jungkook musitó pero enseguida calló. No sabía si debía decir algo, ¿sería apropiado?
—Tal vez deberías hablar con ella.
Y un completo silencio inundó la habitación en la que sen encontraban.
Ay no...
Rápidamente Jungkook empezó a arrepentirse de lo que había dicho. Sabía que era un tema delicado, se sentía mal por haber sugerido eso.
—No, no quise...
—Tal vez tengas razón...
Interrumpió Jimin antes se hacer su cabeza hacia atrás, recostandola en el cabezal del sillón.
—¿Tu crees?
—Lo he pensado, no sabes cuanto lo he pensado, pero soy muy cobarde como para siquiera intentarlo...
Subió sus pálidas manos hasta su rostro antes de cubirlo con ellas y soltar un corto suspiro.
—No eres cobarde.
Jungkook dijo. Su gran mano se dirigió hacia una de las pequeñas manos de Jimin y la removió de su rostro.
—Solo tienes miedo de lo que pueda suceder, a lo que vaya a decir, pero a este punto, tener un poco de miedo es mejor que vivir con rencor toda tu vida.
Jimin suspiró y resbaló su cabeza hasta el hombro de Jungkook.
—Es lo mismo.
—No lo es.
Respondió rápidamente Jungkook.
—Pero, ¿qué le digo?
—La conversación tomará su rumbo, solo tienes que dar el...primer paso.
Jimin mordió su labio inferior algo inquieto, y es que él si quería hablar con su madre, pues siempre le dio curiosidad del porqué JAMÁS dijo una sola palabra cuando los problemas empezaron.
Ella era la mala también, ¿entonces porqué no podía tenerle rencor tranquilo?¿por qué tenía pensamientos sobre perdonarla si ella es igual de culpable que su padre?
...
Jimin se encontraba en aquella moderna cafetería, en una mesa para dos.
Lo había pensado toda la tarde mientras veía películas y comía frituras junto a Jungkook, y llegó a la conclusión de que no se quedaría sin al menos haberlo intentado.
Como pudo consiguió el número de su madre, cosa que fue demasiado difícil, y no quería ser tan anticuado como para enviarle una carta, y tampoco quería que su padre se enterase.
Le envío un mensaje con una invitación a la cafetería, la dirección y de su parte.
Jimin solo esperaba sentado mientras comía unas galletas que daban de cortesía en la cafetería y veía su celular nervioso.
—Tal vez no vendrá...
Murmuró antes de guardar su celular en su bolsillo.
De repente la campanilla de la cafetería sonó dando a conocer que alguien había entrado, y Jimin giró su mieada hacia esa dirección.
Su mirada se encontró con su madre buscando con la mirada en las mesas.
Su corazón empezó a latir con fuerza antes de que su mirada se encontrara con la de su madre.
La mujer sonrió levemente antes de caminar hacia él.
—Hola, hijo.
Musitó intentando ocultar su emoción, ella estaba conteniendose de darle un fuerte abrazo, ella sabía que ella misma no lo merecía.
—Hola.
Jimin dió una ligera reverencia antes de invitarla a sentarse, cosa que la mujer hizo.
—¿Cómo estas?
Preguntó la señora viéndolo calidamente, coza que hizo que el corazón de Jimin se estrujara.
—Bien, mamá.
Sonrió y la mujer bajó la cabeza, por alguna razón sus ojos picaban y estaban a bada de tirar lágrimas.
Ella quería aclarar tantas cosas, pero temía romper en llanto.
Creo que Jimin tenía que tocar este punto en algun momento de la historia, y aunque no profundizaremos en esto, espero haya quedado bien jsjsj ^^
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