07
Los labios de JiMin chocaron con los contrarios, el menor soltó un gemido de gusto al sentir la lengua de YoonGi abrirse paso en su boca, llevó sus manos hasta la espalda de YoonGi, aferrándose con fuerza a sus ropas mientras daban pasos torpes por la habitación hasta la cama.
JiMin mordió con lujuria el labio inferior del más alto, YoonGi dejó salir un jadeó del dolor y placer que sintió ante aquella mordedura. Su cuerpo se tensó cuando recordó que no debían estar haciendo esto, que se supone ya no volvería a pasar, pero el mismo Min YoonGi había sido quién rompió su palabra primero.
Y ahora, no podía echarse para atrás sabiendo que esto era a lo que quería llegar.
JiMin soltó un gemido, el cual fue ahogado inmediatamente por los labios de YoonGi sobre los suyos, los cuales se comían su boca tan salvaje como podía. El menor se sentía en la cima del placer, y las manos desesperadas de YoonGi recorriendo todo su cuerpo no lo dejaban pensar en paz.
Sólo quería encontrar una razón para detener todo eso, pero por más que se obligó a buscar, no encontró una razón que le gustara.
JiMin dejó salir un extraño gemido, muy vergonzoso para él mismo, debido que las manos del mayor habían bajado por su pelvis para desabrochar su pantalón, dejando que sus traviesas manos se atrevieran a tomar sin pudor la cabeza de su pene.
JiMin se aferró con fuerza a los hombros de YoonGi, apretando entre sus manos la camisa que traía el mayor, dejó su boca abierta para que los pequeños suspiros y jadeos de placer salieran sin control alguno. Su respiración golpeaba contra la de YoonGi, quien seguía concentrado en bombear su miembro.
JiMin se retorcía entre sus manos, sintiendo la pequeña ola de placer llegar de golpe, soltando su orgasmo sobre las manos de YoonGi, quién al parecer estaba satisfecho con su cometido, pues tenía una ligera sonrisa dibujada en sus labios.
JiMin se sintió tan avergonzado en cuanto sus ojos se conectaron. Temía que YoonGi se riera de él por haber cedido tan rápido ante unas cuantas caricias, pero, no podía evitarlo, no cuando se trataba de Min YoonGi.
-Podemos parar ahora mismo, la puerta está abierta y no habrá nadie que te detenga para poder irte - YoonGi murmuró sobre sus labios -, pero si te quedas, entonces las cosas cambiaran un poco por aquí.
El rubio frente a él se quedó en blanco por largos segundos, segundos que parecían una eternidad para ambos. YoonGi sabía que estaba cruzando la línea que prometió no cruzar, pero ya era demasiado tarde, ya había abierto la boca para decir aquéllas palabras, las cuales muy probablemente lo delatarían.
Pero la respuesta de JiMin fue clara, cuando se inclinó un poco más para pegar sus labios de nuevo contra los de YoonGi.
El pelinegro sonrió entre el beso, correspondiendo tan pronto como pudo. Su lengua exploró todo lo que pudo sobre la boca de aquel chico, succionándo y mordiendo sus labios cual animal, JiMin simplemente se dejó hacer, quería sentir todo de YoonGi en ese momento, y no quería parar.
Debido a que su pantalón ya estaba desabrochado, fue más fácil para YoonGi tomar de estos con fuerza y bajarlos por todas sus piernas, se inclinó ante el chico, encargándose de quitarle los pantalones con cuidado. JiMin se aferró con algo de fuerza a los hombros de YoonGi mientras movía los pies fuera de sus pantalones para quedar libre de ellos. De pronto, YoonGi tiró su prenda a cualquier lado de la habitación, acercándose para dejar besos sobre sus piernas.
Las piernas de JiMin eran gruesas, tenía una masa corporal perfecta ante los ojos de YoonGi. Su miembro se puso tan erecto como le era posible, eso hizo que una sonrisa se extendiera por el rostro de YoonGi, era divertido ver como JiMin tenía reacciones tan naturales en su cuerpo con tan pocas acciones.
Besar sus piernas debería ser su nueva actividad favorita.
YoonGi movió todas sus manos sobre él, acariciando con suavidad y necesidad por lo largo de sus piernas, dejando besos sobre estas y leves mordidas.
-Mierda, eres precioso.
JiMin soltó una ligero gritito cuando YoonGi subió sus besos por su erección, pasando hasta su pelvis y recorriendo con su lengua su firme abdomen.
Hasta que pudo llegar a su pequeño paraíso, atrapó entre sus labios aquellos pezones, mordiendo y besando con autoridad. Sacando largos suspiros y quejas al rubio, quién se retorcía de placer ante sus caricias.
JiMin decidió que era suficiente, no quería que el mayor maltratara sus pezones y luego se sintiera adolorido. Así que llevó sus manos hasta su rostro, tomando de cada lado para obligarlo a mirarlo, uniendo sus labios una vez más.
Un grueso gemido fue ahogado con la boca de YoonGi en él, bajó sus manos con desesperación sobre el mayor para ayudarle con la ropa, quitando cada prenda con rapidez. Y entre pasos torpes y jadeos descontrolados, terminaron por caer en la cama.
JiMin estaba caliente, su cuerpo estaba casi hirviendo en placer y su estómago se sentía raro, como si fuera la primera vez que recibiría un potente orgasmo.
YoonGi golpeó ligeramente con la palma de su mano uno de sus glúteos, sacando un gemido al menor. YoonGi se posicionó sobre él sin aplastarlo por completo, y se acercó a su rostro.
-Date la vuelta, cielo.
JiMin obedeció a la orden dada por el mayor, se movió entre el colchón y se acomodó sobre la cama. Sin realmente importarle que la puerta de la habitación estuviera abierta. JiMin acomodó sus antebrazos sobre el colchón y alzó un poco su trasero en el aire, moviendo ligeramente sus caderas para mantener la atención de YoonGi sobre él.
El pelinegro reprimió un gemido al ver su perfecto cuerpo sobre la cama, se agachó, dejando un beso sobre cada muslo.
Quería ir lento, quería ser algo despiadado pero tranquilo, el problema es que había necesitado tanto de JiMin, de su cuerpo, de besarlo y follarlo, que ahora mismo sólo quería ir rápido, rápido y duro. Quería destrozarlo, meter su duro miembro en aquel estrecho agujero hasta tocar su próstata.
-Yoon... - JiMin dijo en un suspiro, se giro sólo un poco -, por favor, hazlo rápido, q-quiero...
-¿Qué quieres?- murmuró, dejando un beso sobre su hombro desnudo -, ¿acaso quieres mi verga? ¿quieres que te meta mi miembro hasta llenarte con mi leche? ¿eso quieres?
Esas palabras pusieron aún más caliente al rubio, quién gimió ante sus palabras, asintiendo una y otra vez.
-Sí, sí, sí quiero eso, quiero todo eso YoonGi, por favor.- las suplicas de JiMin le hicieron soltar una pequeña risa.
-Lo que tu quieras, amor.
JiMin se sintió extrañamente conmovido ante sus apodos llenos de cariño, la verdad es que amaba escuchar esas palabras, sobre todo si eran dichas por Min YoonGi, por ese maldito hombre que lo traía enfermo. Porque no había explicación más coherente que esa, en realidad, no había nada bueno en él, YoonGi era una mala persona, JiMin lo sabía, pero aún así quería pertenecer a él.
El rubio sintió los calientes besos del mayor sobre toda su espalda, mientras unos cuantos dedos de aquel hombre se hundían en su interior. JiMin contuvo los gemidos tanto como pudo, apretando entre sus dientes su labio inferior, sus bonitos ojos estaban brillantes, principalmente por las lágrimas del placer que estaba por soltar.
Su pecho subía y bajaba por la adrenalina del momento, los chasquidos de los besos que YoonGi dejaba sobre su piel se escuchaban por toda la habitación. Los suspiros que también dejaba salir el mayor eran notables, sobre todo al tenerlo encima de su cuerpo y presionado tan cerca de él.
YoonGi tocó su próstata durante algunos segundos, torturándolo sin piedad al estar estampando sus dedos contra ese lugar tan sensible.
Sin embargo, la tortura duro poco tiempo, pues el mayor retiró sus dedos de aquélla zona y se subió encima de él. JiMin se encontraba sobre el colchón, casi completamente acostado sobre él, YoonGi tomó de sus caderas como si fuera lo más ligero del mundo, acomodando su cuerpo de tal manera que su trasero quedará de nuevo al aire.
JiMin se aferró con fuerza a las sábanas de la cama cuando sintió la punta de aquel trozo de carne golpeando su entrada. YoonGi sostuvo con una mano su miembro, dirigiéndolo hacia JiMin, presionando poco a poco hasta hundirse en su interior casi de golpe.
-¡A-aah! - el menor soltó una grito, YoonGi no estaba siendo cuidadoso en absoluto, pero le estaba encantando sentir el dolor convertido en placer.
-¿Te gusta?- preguntó sobre su oído, haciendo que JiMin casi tuviera un orgasmo -, ¿quieres que me mueva?- preguntó una vez más.
El rubio asintió. -Sí, sí.
YoonGi no salió de su interior, en cambio sólo se presionó más y más, empujando como si hubiera más espacio en aquélla estrecha entrada, presionando con fuerza la punta de su polla contra la próstata del menor.
-¡Ah! ¡e-espera! - JiMin gritó, alzando un poco su rostro a pesar de que, por la posición, no podía ver nada -¡d-duele!
-¿Te duele? - volvió a inquirir como si no hubiera escuchado lo que JiMin dijo -, te va a doler más mi amor.
JiMin soltó un fuerte suspiro, tratando de acostumbrarse al dolor dentro de él, pero con YoonGi empujándose en su interior como si tuviera un gran espacio ahí dentro. Sus ojos se llenaron de lágrimas una vez más, sus mejillas estaban rojas y su corazón latía con fuerza.
YoonGi tomó de su pecho, levantando casi todo su cuerpo, dejó besos sobre su nuca, escuchando los suaves gemidos del menor. Se quedó quieto, sin moverse en su interior, tomó de sus muñecas y las llevó detrás de su espalda, aferrándose de ellas para comenzar a empujarse, dejando la otra mitad del cuerpo de JiMin al aire, el cual se movía con cada embestida que daba.
JiMin sintió el placer golpearlo de golpe, las bolas de YoonGi chocaban contra su entrada, a tal punto de que todo su miembro se perdía por completo en su interior, tenía aquel pedazo de carne moviéndose dentro de él, golpeando su punto y haciéndole ver estrellas.
Su boca se encontraba abierta, dejando salir largos y lastimeros gemidos de placer, llamaba entre lloriqueos el nombre del pelinegro, suplicando por más.
YoonGi mantenía con fuerza su agarré, moviendo sus caderas a un buen ritmo para poder tocar aquélla bolita de placer dentro de JiMin. Sin embargo, el rubio no pudo resistir tanto tiempo sobre sus rodillas, así que se dejó caer sobre la cama.
YoonGi sonrió de lado al ver lo cansado que estaba su chico, así que sin quejarse, salió de su interior, procurando no lastimaron al salir y dejando besos sobre su cuello, llegando hasta su mejilla.
El trasero de JiMin era perfecto para él, grande, redondo y bien formado. Llevó sus manos hasta ese lugar y separó un poco sus muslos, masajeando la entrada con sus dedos de forma lenta y suave.
-¿Estás cansado? ¿quieres que paremos?- preguntó al menor, quien al escuchar sus palabras negó tan rápido como pudo.
-N-no... por favor no, he querido esto tanto como tú, así que por favor no pares. - respondió aquel chico, logrando llevarse una sincera sonrisa por parte del mayor.
YoonGi besó su mejilla una vez más, dejando esa sensación de calidez para ambos corazones.
Volvió a separar sus muslos, llevando su miembro de nuevo a la entrada de JiMin, metiéndose de golpe y sacándole un fuerte grito. YoonGi envolvió sus brazos al rededor del cuello de JiMin, pero sin asfixiarlo, solamente para aferrarse de aquel lugar mientras movía sus caderas con fuerza, golpeando su próstata y susurrando un par de groserías entre gemidos.
JiMin se aferró con fuerza a uno de los brazos que lo rodeaban, y sus ojos estaban tan nublados por el placer. YoonGi se alzó en la cama, poniendo sus pies a cada lado de JiMin para tener mejor acceso a su agujero, dejando que toda su polla entrara con fuerza en aquélla zona, maltratando su entrada, estirando su agujero ante cada embestida que daba.
JiMin podía sentir la sensación de cosquillas formándose en su vientre, su corazón latía tan rápido, la excitación era demasiada para manejarla. YoonGi se movía con fuerza, dándole unas cuantas embestidas más mientras sus miembro se restregaba con fuerza en la cama, provocando que su orgasmo llegara más rápido.
JiMin se sentía extremadamente agotado ahora que su semen había sido expulsado por completo. Sin embargo, eso no le impidió a YoonGi parar, pues después de que percatarse del orgasmo de su menor, tomó aquel bello trasero y alzándolo de nuevo en la cama, volvió a meter su miembro en él.
JiMin estaba cansado, tanto que sólo pudo sentir como YoonGi utilizaba su agujero para conseguir su liberación, sin embargo, las mismas embestidas que daba YoonGi, fueron suficientes para que el cuerpo del rubio volviera a reaccionar a la estimulación, sintiendo el golpe de placer una vez más en su vientre. YoonGi entraba en él cual animal en celo, utilizando su agujero para descargar su semen, y JiMin no pudo evitar gritar con fuerza al sentir aquel líquido caer dentro de él, llenarlo por completo.
YoonGi vacío por completo todo su esperma en el interior del chico, tratando de regular su pesada respiración. Salió de él, observando como su leche se resbalaba de aquélla entrada, se agachó lentamente hasta llegar a ella y succionar, probando depravadamente su misma esencia.
JiMin no pudo evitar soltar más gemidos al sentir la lengua del mayor presionando en aquélla zona, y aunque le pareció vergonzoso y asqueroso, no podía negar que se sentía bien.
Estaban perdidos en el placer de follar uno con el otro, así que realmente no lo pensaron mucho. No pensaron en que a partir de ese momento, las cosas iban a cambiar mucho entre ellos dos.
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