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OO1

❝Soy un niño malo, Hyung❞.

Noches en soledad, abstinencia y más caliente que cenicero de bar clandestino era lo que pasaba Jisung desde que su novio había empezado a tener turnos nocturnos cuidando las celdas de la comisaría.

Estaba malditamente cansado de la mano y Minho parecía estar viviendo más en su trabajo que en la casa. Entre la calentura y las dos botellas de Soju que se cargaba encima una idea descabellada se asomo por su cabecita haciéndole reír socarrón.

Fue corriendo a la habitación a pasos cortitos y tomó el altavoz cilíndrico de color menta que Felix le había regalado su cumpleaños pasado y su teléfono.

Riendo por lo bajo busco "Gimme Chocolatte!!" De BABY METAL y sin pensarlo dos veces la reprodujo a todo lo que daba el mediano aparato color menta.

Probablemente era a causa del alcohol en su sistema o el hecho de que eran pasadas las dos de la madrugada y su cerebro estaba medio dormido, pero ser arrestado una noche por perturbar la paz de aquel conjunto departamental le importó muy poco, puesto que esto era lo que estaba esperando paciente mientras bailaba y cantaba a gritos utilizando una escoba de micrófono y guitarra a la vez.

Seguía cantando y podía ver como la burbuja emergente en su teléfono no paraba de aparecer, siendo los mensajes por parte de sus vecinos pidiéndole que bajase el volumen o llamarían a la policía, rezaba para que no fueran simples amenazas o lloraría en el rincón de la habitación abrazado a la camisa negra de Minho que estaba usando en ese momento.

Luego de unos minutos donde su playlist no dejaba de reproducir canciones del grupo japonés, sintió como azotaban la puerta con fuerza, casi como si la fuesen a tirar.

Tomó su teléfono y bajo el volumen al mínimo yendo a la puerta y asomándose a la mirilla, sonriendo victorioso al ver a aquel oficial de policía de cabellos azabaches que se había vuelto su amigo ante todas las veces que iba a buscar a su novio.

Abrió la puerta con parsimonia viendo al policía de mirada imponente y menor estatura, mantenía una ceja alzaba y una sonrisa burlona en su rostro.

— Hola, Oficial Seo Changbin Hyung — dijo entre pequeñas risitas y arrastrando las palabras.

— Hola, Hannie — dijo riendo de igual forma al ver el estado intoxicado de su menor — ¿Haz estado bebiendo, lindo? — preguntó viendo los ojos cristalinos y las mejillas sonrosadas de este.

— Tal vez me tome una o dos copitas del soju que nos regalaste — dijo mintiendo descaradamente con las botellas en el suelo de la sala y la que recién acaba de comenzar en la mano tras la puerta.

— Sabes que te tengo que llevar detenido hasta mañana por todo el escándalo que tienes armado, ¿no? — cuestionó con un tono ligeramente serio en su voz.

— Lo sé — admitió asintiendo pero aún tenía que decir algo — Pero, ¡no me dejan amar a mis joponesitas!, ¡Yui, Moa y Su, se lo merecen, merecen que todos las escuchen!, ¡aún si son las tres de la madrugada! — pataleó, aún cuando había logrado su cometido de ser detenido.

— Sí, Han, ya sé — dijo suspirando el mayor, acercándose al peliazul para tomar su muñeca derecha y hacerle soltar la botella de la otra mano — Vamos a la estación y ahí hablas con Minho, hoy le tocaba vigilar las celdas junto a Chan, estás de suerte de que eres la única persona detenida hasta ahora.

Eso lo sabía perfectamente, su novio llevaba días quejándose de que siempre tenía que cuidar las celdas aún si no habían detenidos.

Jisung suspiró fingidamente abatido ocultando una sonrisa y cerró la puerta tras de sí escuchando cómo está se trancaba inmediatamente debido a la cerradura electrónica.

El camino a la estación fue silencioso, solo escuchándose las voces en la radio policial que hablaban acerca de algún que otro accidente, al llegar su borrachera se había pasado en gran parte. Al ser dirigido por Changbin a las celdas, pudo observar cómo Minho se restregaba los ojos al verle acercarse escoltado por el más bajito.

— Hannie, ¿qué haces aquí?, ¿estás bien? — preguntó tomando el rostro de su novio entre sus manos y al notar el aroma fuerte a alcohol no pudo evitar contener la risa.

— Tu intoxicado novio decidió que escuchar BABYMETAL era más importante que el sueño ajeno — dijo con tono solemne el de baja estatura haciendo reír a los presentes menos a el peliazul.

— Blasfemia, no creas tales falacias, la voz de Moa apenas y alcanzaba a escucharse en nuestra habitación — dijo puchereando, mientras disfruta a de las suaves caricias en sus gorditas mejillas por parte del contrario.

— Tranquilo, yo te creo, el volumen nunca es suficiente cuando se trata de las chicas — respondió asintiendo con los ojos cerrados, quitando sus manos del rostro del menor para dejarlas en sus costados.

— Minho, Chan, debo irme — el menor se asomo para ver al mayor que no había emitido ruido alguno desde su llegada y lo observo dormido profundamente con la cabeza entre sus brazos. No lo culpaba, sabía que no dormía hacía tiempo. — Minho no olvides encerrar a ese peligroso criminal — dijo el azabache con sorna mientras salía del lugar.

Luego de que la figura de Changbin desapareciera por la puerta de madera oscura, Minho observo a su novio, que ahora se restregaba contra el como gato en busca de atención, sonrío enternecido, pero pronto frunció el ceño al recordar la situación.

— ¿Han Jisung, se puede saber qué haces aquí realmente? — interrogó con voz severa tomando el rostro de su novio entre sus manos nuevamente.

Este le miro con sorna y una sonrisa pícara se instalo en sus labios para quitar el agarre en sus mejillas y posar sus labios sobre la oreja de su novio.

— Estoy tan jodidamente caliente desde hace días que los ceniceros de bar se quedan cortos, amor — susurró sobre el cartílago de este haciéndole estremecer gustosamente.

El rostro de menor se posó frente al suyo sólo a escasos centímetros, pudiendo saborear el aliento alcoholízado del contrario. Sus labios se encontraron y se besaron con desesperación, sus lenguas acariciandose, Minho disfrutando del sabor a licor y frutas del soju, pero siendo Jisung más que nada, su sabor favorito. Se separo del menor viéndo sus lasbios húmedos y de un tono rosa más intenso y sonrió.

— Joo, ¿así que decidiste que la mejor idea era ser arrestado? — volvió a preguntar recibiendo un asentimiento lento en respuesta, el mayor se paró detrás de Jisung y llevo una de sus manos a las muñecas de este y las apresó empujándolo hasta una de las celdas adentrándose a esta — Has sido un niño muy malo, ¿no crees? — el cuerpo del peliazul se estampo contra la reja con fuerza creando un eco metálico, su mejilla tocando la fría baranda de metal negra, podía sentir la dureza del cuerpo de su pareja presionado contra el suyo, de reojo observo a su novio con una sonrisa aunque casi no le podía mirar debido a la escasa iluminación.

— Soy tu niño malo, Hyung — respondió con tono dulzón mientras contoneaba sus caderas contra el recién despierto miembro contrario.

El pálido gruño gustoso, llevando la mano que tenía libre a el trasero del menor masajeando y apretando sin cuidado deleitándose con los gemidos agudos que este no paraba de soltar.

— Te recuerdo que Channie Hyung está durmiendo a unos pocos metros de nosotros, así que mas te vale hacer silencio y no despertarlo — demandó dando una estocada por sobre la ropa, escuchando el gemido que se había ahogada en la garganta del menor.

Su zurda soltó más muñecas del menor el cual las dirigió inmediatamente a la reja, colgándose de esta. Los dedos de Lee levantaron la camisa que traía el menor hasta su cintura, logrando apreciar las lindas caderas y el trasero de su menor, los falanges pasearon por el elástico de los pantalones de Chándal del chico, tirando de ellos rápidamente, percatándose de la falta de ropa interior del menor. Una risita se pinto en su rostro y acarició la suave piel de los muslos del menor, deseando de una vez por todas hundirse en la calidez de su novio.

Llevo su mano derecha a su boca metiendo tres de sus dedos y los empapó con saliva, una vez húmedos los llevó a la entrada de Jisung, acariciando el esfinter con cuidado, jugando a meter un poco su dedo, escuchando gemidos frustrados por parte de este.

— Hyung, ya dejé de ju-

El grito que pudo haber soltado fue cayado por la pálida mano de Minho la cual se presionó contra sus labios una vez que decidió ingresar sus tres dedos de golpe e la cavidad del menor.

Podía sentir los anillos anales de este apretar sus dedos con fuerza mientras disfrutaba de los espasmos que se presentaban en el cuerpo contrario.

Empezó a mover sus dedos creando embestidas y buscando entretenido el pequeño punto del menor hasta encontrarlo. La mano que cubría la boca del menor empezaba a sentirse húmeda y podía sentir la caliente lengua del menor en esta, sus dedos se abrieron y entraron a la boca de este ahora disfrutando el de la sensación de la caliente humedad envolver sus dígitos, casi podía sentirlo en su miembro y eso le excitaba más.

Los falanges encontaron la próstata del menor acariciandola con cierta fuerza, logrando sacarle sonoros gemidos aún con los dedos del mayor en su boca, así que éste optó por sacarlos y poner su palma nuevamente.

Los dígitos salieron del interior de Jisung, y este ni siquiera tuvo tiempo de quejarse cuando el duro y caliente pene de su mayor embistió con brutalidad, entrando de golpe en su interior, «¿En que momento se había quitado el cinturón y desabrochado el pantalón?» se pregunto a sí mismo el de cabellos azules quien quería gritar a todo lo que le daban sus pulmones por la exquisita sensación del castaño en su interior.

Se sentía tan apretado y tan caliente, quería más, así que empezó a mover sus caderas junto con Minho, lográndolo sentir más profundo y más duro.

De su boca salían súplicas inentendibles gracias a la obstrucción sobre sus labios, de sus ojos comenzaron a brotar pequeñas lágrimas ante el placer que le estaba atacando.

Sus manos se aferraron con más fuerza a la reja de metal fría que no paraba de sonar ante las fuertes embestidas que su novio le propinaba.

Una, dos, tres, cada una de las estocadas iba creciendo en dureza y profundidad, podía sentir su saliva mojar la mano de su novio y escurrir por entre los dedos de este. El mórboso y húmedo sonido del sexo inundaba la celda fría.

Los gritos y jadeos eran acallados por la mano pálida del castaño que soltaba pequeños suspiros y gruñidos en el oído del contrario. No paraba de atacar constantemente la próstata de su novio disfrutando de las contracciones en la cavidad del chico que lo apretaba y succionaba tan exquisitamente como siempre.

JiSung sintio su estomago arder y sus ojos no podían soportar el dolor al mantenerlos tanto tiempo en blanco, estaba apunto de correrse en la celda de una estación de policía, ciertamente no era nada romántico, pero era jodidamente excitante pensar que el compañero de MinHo se despertase y los vieran en aquella situación tan comprometedora.

— Vamos, precioso, córrete para mi — susurro el pálido en el oído ajeno acelerando la rapidez de sus embestidas, logrando así que el menor manchara las rejas y parte del piso frío con su semen, su espalda se curvo y logró sentir a su mayor más profundo, como si eso fuese posible. Los espasmos no lograban abandonar su cuerpo y acompañándolo segundo después Lee termino corriéndose y llenando el interior del menor de su calidez.

Sus respiraciones eran agitadas y sus corazones no paraban de latir desbocados, al castaño podría serle revocada su placa por la fechoría que acababa de cometer, pero por su novio estaba dispuesto hasta a follar sobre el escritorio de su jefe.

— Creo que escucharé Babymetal a todo volumen en la madrugada más seguido — dijo entre suspiros el peliazul quien batallaba para no caer el piso mientras se agarraba fuertemente de las barandas de metal. El alcohol había salido casi en su totalidad de su sistema.

— Creo que prefiero follarte en un lugar donde no hayan restos de sangre o distinta sustancia ilícitas — respondió el mayor saliendo del interior del contrario escuchando una queja al sentirse "vacío".

— Tal vez debí pensar en eso antes de decirte que tuviéramos sexo aquí — soltó con el disgusto bañando su voz.

— Eso me recuerda — hablo nuevamente el mayor mientras abrochaba su cinturón, recibiendo la atención de Jisung quien yacía subiendo sus pantalones de chándal que permanecía en sus tobillos. — Mañana mi turno acaba antes de tu tengas permiso para salir de la celda, muñeco — Informo en tono burla mientras el otro le miraba horrorizado.

— ¿Qué? — cuestionó incrédulo y temeroso.

— Suerte, mi niño malo.

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