Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo tres

Estuve esperando sentada en las escaleras de la universidad por más de una hora, suspiré, agitando mi cabello.

Hace más de una hora habíamos salido de clases, era viernes, por lo cuál, podíamos ir a casa.

Entonces me propuse seguir a Justin, en toda la semana había estado ocupada, es decir, no pude actualizar en mi blog y necesitaba información espectacular para hacerlo.

Sin embargo, mi plan no estaba saliendo cómo quería. Justin no había salido de la universidad, y ya me estaba aburriendo aquí. No sentía mi trasero, aquello era preocupante.

Cuándo ya estaba pensando en marcharme de allí, observé cómo él salía, arreglando su cabello, que estaba completamente desordenado, al igual que su ropa.

Rodeé los ojos. Claro, cómo no se me había ocurrido. Obviamente se quedó para follar a alguna morena.

Él ni siquiera se percató de mi presencia, se le notaba apresurado, fruncí mi ceño.

¿Qué tiene que hacer con tanta rapidez?

Cuándo observé que ya se había alejado unos buenos metros, me levanté de mi asiento por una hora y comencé a seguirlo.

Me sentía cómo Perry, el ornitorrinco.

Él caminaba, caminaba y caminaba, no se detenía, ni observaba a su al rededor, mejor para mi.

Caminó unas cuantas cuadras más, hasta que se detuvo frente a una farmacia. Apuesto todo mi dinero, que él iría a comprar preservativos.

Justin se mantuvo allí, observando su celular, sonrió levemente, para luego guardarlo e ingresar a la farmacia.

Seguí siguiéndolo, él comenzó a revisar todo los pasillos, cómo sí estuviera buscando algo. Sin embargo, se detuvo exactamente en el pasillo de los preservativos. Rodeé mis ojos, si él sigue así, terminará con una enfermedad de transmisión sexual.

Él observó todos los tipos de preservativos que se encontraban allí, es sorprendente todos los tipos que habían, distintos sabores, modelos y colores.

Su cuerpo giró, cubriendo lo que estaba al frente de él. Bufé e intenté encontrar una nueva posición para observarlo.

Incliné mi cuerpo hacia la izquierda, pero al sentir un tacto en mi hombro, me levanté de inmediato, dejando caer algunos productos. Cerré mis ojos, deseando que Justin siguiera con lo suyo.

Los abrí con lentitud, encontrándome con un guardia de seguridad, que me observaba intimidantemente, volteé, observando a Justin y suspiré con tranquilidad al verlo aún buscando lo que sea que estuviera buscando.

—¿Se puede saber lo que está haciendo, señorita? —preguntó él, enarcando una ceja.

—¿Es algo ilegal lo que hago? —cuestioné, cruzando mis brazos.

—Sospechoso, la verdad.

—¿No puedo seguir a mi novio? —fingí estar ofendida—. La verdad es que hace mucho tiempo lo he notado extraño. Entonces decidí seguirlo y lo encontré aquí, comprando preservativos.

—¿Está mal?

—Soy virgen, señor —bajé mi mirada—. Hay dos opciones, que él los guarde hasta que esté preparada o que él esté viendo a otra.

—Lo siento mucho, señorita —susurró, luciéndose incómodo.

—Yo también, yo también —repetí, suspirando.

Él sonrió levemente, y luego giró, alejándose con rapidez. Mordí mi labio inferior, impidiendo mi risa llamativa.

Volteé, nuevamente observando a Justin, él seguía en la misma posición. ¿Qué estará buscando?

Mi mano se apoyó en una torre de productos, intentando observar más.

No obstante, mi fuerza fue mayor, y en menos de diez segundos, todos los productos estaba en el suelo, rápidamente me levanté, intentando dejar todo en su lugar y deseando que todo siguiera igual.

Pero aquello no sucedió, Justin se sobresaltó al escuchar el fuerte ruido, y giró asustado, me observó en silencio, con curiosidad.

Mis ojos cayeron en sus manos, en él habían tres paquetes de preservativos. Quise reír al verlos, ¿saben por qué?

Aquellos preservativos eran de un color rosado fluorescente. Cuando él lo ocupara, su amigo estará completamente iluminado. Mordí mi lengua.

—¿América? —frunció su ceño, murmurando.

—Arizona —corregí.

—Eh, eh... —balbuceó—. ¿Estás bien?

—Sí —contesté con rapidez—. Ya sabes, estaba buscando cosas.

—Cosas... —susurró.

—Sí, preservativos femeninos.

—¿Preservativos femeninos?

—Sí, ya sabes, algunas veces los hombres tienen un muy buen pulso y no quiero nuevas vidas en mi estómago, por lo tanto, prefiero cuidarme yo —sonreí—. Lo normal.

—Muy buena manera de pensar.

—¿Tú...? —comencé a hablar, pero él me interrumpió.

—¡Oh, sí! Estos son para mi amigo, ya sabes, tira para el otro bando, entonces le gusta verse brillante —contestó, notándose claramente nervioso—. Lo normal —se encogió de hombros.

—¿Todo bien en tu vida sexual? —pregunté, sí él o yo no me alejaba en menos de cinco minutos, desde lo más profundo de mi cuerpo saldría una larga carcajada.

—Perfecto, ¿tú? —su rostro se notaba completamente incómodo.

—También, sexo 24/7 —asentí orgullosa.

—Que bien —respondió.

Él guardó silencio, y comenzó a jugar con los preservativos que estaban en sus manos.

Lo he conseguido, chicas. La tercera razón lista para mi blog. Deberían de pagarme por mi trabajo.

—Me iré, se me había olvidado que mi macho está atado en mi cama. No quiero hacerlo esperar. Adiós —me despedí, agitando su mano.

—¿Y tus preservativos?

—Me acordé que me quedaban unos cuantos en mi hogar.

—Adiós —se despidió.

Salí literalmente corriendo de la farmacia y corrí hacia la universidad. Allí estaba mi querida amiga esperando por nuevas noticias. Luego de eso, podría ir a casa junto a mi familia.

La verdad es que extraño la comida de mamá.

Llegué a la habitación y abrí la puerta, Melanie estaba en el suelo, mientras comí galletas y escuchaba música.

—No preguntaré porqué estás en el suelo.

—La verdad es que el suelo está helado, me gusta así —abrió sus brazos.

—Si te gusta el frío, abre la nevera y mantén tu cabeza allí.

—Tonterías —sacudió su mano—. ¿Encontraste algo nuevo?

—Estás hablando con Arizona. Por supuesto que encontré algo nuevo —sonreí con orgullo.

—¡Actualiza ahora! ¡Quiero leer y reírme de aquél perfecto hombre! —tomó su celular y me observó.

Rodeé mis ojos y comencé a escribir un nuevo apartado.

—¡Oh, Jesús! Eso es verdad, una vez me obligó a que yo fuera a la farmacia a comprar de aquellos preservativos —ella rió a carcajadas—. Olvidé comentartelo.

—Gracias amiga.

—Aunque su amigo se veía sumamente grande con aquél color.

PERDÓN POR LA TARDANZA:( PERO AQUÍ YA UN CAPÍTULO, DEJEN SUS VOTOS Y COMENTARIOS🙌💗. #LOVE&PEACE🙋

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro