Octubre, 2019.
El "Tipo que Esconde un Pasado Oscuro", TQEUPO, era un ser asqueroso y despreciable, digno de ser un tributo en la próxima edición de los Juegos del Hambre. Sólo a alguien mezquino y retorcido se le hubiera ocurrido romper con Lena a través de un patético mensaje de texto. ¡Por la elegancia de Jane Bennet! Estábamos hablando de una relación de casi tres años. Me consideraba una severa defensora del "no" a la violencia física, pero en aquel momento no me hubiera incomodado que un edificio se le viniese encima al TQEUPO. Aunque no, no pensaba darle la satisfacción de una muerte rápida. Lo más justo era que el edificio sólo le dañara una pierna, y el desgraciado muriera horas después a causa de la pérdida de sangre.
—¿En qué piensas? —Le pregunté a Lena en tono amable.
Las dos estábamos acostadas en la cama de mi cuarto. Ella acurrucada en mi hombro. Debían ser más de más cuatro de la mañana pero ninguna tenía la menor intención de dormir. Dudaba muchísimo que hubiese podido hacerlo de cualquier modo.
—En nada. Ese es precisamente el problema. —respondió ella sin abrir los ojos— Una parte de mí aún no termina de asimilar lo ocurrido.
—Tienes todo el derecho del mundo a estar confundida —La tranquilicé—. Ni siquiera yo, que nunca tragué al tipejo ese, pensé que fuera capaz de llegar tan lejos. Estaba convencida de que él te tenía un mínimo de respeto, pero no, ha demostrado ser la alimaña más vil, churripienta, despreciable y zarrapastrosa del universo; un desgraciado sin corazón que...
—Él es el chico del que estoy enamorada, Aurah —me interrumpió Lena en apenas un susurro.
—Estabas, mi querida amiga. Tienes que comenzar a hablar en pasado por respeto a ti misma. Eres una chica divertida, bondadosa e inteligente. ¿Tienes una remota idea de la de veces que he deseado ser lesbiana para casarme contigo? Tu amor es lo mejor que alguien pudiera recibir; y el TQEUPO no lo merece sin lugar a dudas.
—No es algo que pueda controlar. No tengo el poder de decidir hacia donde se dirigen mis sentimientos.
—¡Eso es más falso que un "nunca romperé tu corazón" en un libro de Romance Juvenil! —la contradije— Perdona que sea tan brusca, pero las chicas que continúan atascadas a un idiota lo son incluso más que él. A mí un chico me hace una buena y no vuelvo a dirigirle la palabra en el resto de mi vida. Me importa una plopus si es mi alma gemela, si está arrepentido, si estamos conectados por un hilo rojo invisible o cualquier otra chorrada. ¡Eres un ser perfecto e imbatible! No necesitas de ningún hombre para ser feliz.
—No negaré que tienes un talento para animar a la gente —Lena sonrió mientras negaba con la cabeza—. Todo es un desastre, pero ver que estás dispuesta a pegarle un tiro a Nick en cuanto te de la orden me hace sentir arropada. Es un alivio saber que estarás ahí pase lo que pase.
—Hombre, por una vez mi predisposición a la violencia sirve para algo —Me puse seria—. No te dejaría ni aunque Persie Jackson me propusiera fugarnos en un viaje romántico. Estamos juntas en esta sucesión de desgracias que es la existencia humana.
Volvimos a quedarnos en silencio durante un rato.
—Lo odio, ¿sabes? —dijo mi mejor amiga— Siempre pensé que, aunque lo mío con Nick terminara, le guardaría un cariño auténtico por todos los momentos que compartimos; pero ahora que ha pasado... Lo único que siento al pensar en su nombre es desprecio, rabia, asco. Quisiera tenerlo frente a mí para darle un puñetazo. Después lo invitaría cenar para pedirrosa.
—¡Por el sombrero de punto de St. Clair! ¿Quién eres tú y qué le has hecho a mi mejor amiga?
—Estoy harta de excusar una y otra vez sus metidas de pata —gruñó ella—, pero esta vez será diferente. A partir de ahora Nick está muerto para mí; y por su propio bien espero que no intente contactarme...
Un par de lágrimas se le escaparon y fue incapaz de continuar. La estreché entre mis brazos con fuerza, como si tuviese miedo de que se esfumara de un momento a otro. La escuché hablar entre sollozos; se echó en cara a si misma el haber estado tan ciega, el haberse dejado pisotear por alguien que nunca la trato como merecía. Mis propios ojos se humedecieron al percibir el dolor en sus palabras y, antes de que fuera consciente de ello, estaba llorando a moco tendido con la cabeza oculta en su hombro. Poco a poco su respiración fue tranquilizándose, y al cabo de un rato se alejó para mirarme.
—¿Y tú que jolines haces llorando? —preguntó con el ceño fruncido— Se supone que la pobre desgraciada con el corazón roto soy yo.
—Es que me da mucha pena que tengas pasar por esto —dije sorbiéndome los mocos—; eres tan maravillosa que nadie en el mundo merece siquiera contemplarte, mucho menos herirte.
Ella dejó escapar una sonora carcajada. —Eres imposible, una está intentando sentirse triste y tú te robas todo el protagonismo. ¿Podrías hacer algo por mí? —Asentí— Ve a mi habitación y tráeme la libreta que uso para componer. Acabo de tener una idea.
Seguí sus indicaciones y cinco minutos después ella estaba perdida en el universo de sus pensamientos, anotando y tachando sin parar y murmurando en voz baja. Decidí darle algo de espacio y me marché al salón. La entendía mejor de lo que ella creía. Después de mi ruptura con el TQMPPI había pasado una semana escribiendo ininterrumpidamente. Esa fue la única forma en la que pude controlar mis emociones y abrazar el dolor.
Me acosté en el sofá y continué leyendo "Winter", la última parte de la saga Crónicas Lunares. Era un libro que había leído al menos media docena de veces, pero estaba pasando por lo que se conocía como un bloqueo lector. Lo que en resumidas cuentas significaba que cualquier libro nuevo me parecía una reverenda porquería. Quedé atrapado por la adictiva trama durante un rato, hasta que el cansancio provocó que comenzara a ver doble. Dejé escapar un sonoro bostezo y decidí posponer el resto de mi lectura. Necesitaba dormir al menos un par de horas o mi, de por si, irritable carácter estaría fuera de control.
Lena dormía plácidamente en mi habitación, aferrada a su libreta como su fuera un salvavidas en medio de un mar embravecido. La imagen me resultó tan tierna que no tuve el valor de despertarla, así que me acomodé en la habitación de mi amiga. La habitación de Lena era un sitio como menos peculiar. Las paredes estaban cubiertas de pósters de estrellas pop en ropas coloridas, y un enorme estante repleto de CD'S ocupaba la mayor parte del espacio disponible. Me dejé caer sobre la cama e inmediatamente una fotografía de un motocicleta con la cabeza de Lady Gaga ocupó todo mi campo visual. Típico de Lena.
Cerré los ojos y nada en lo absoluto pasó. No tuve la suerte de caer en un profundo y agradable sueño, más bien todo lo contrario. En cuanto la imagen de Lady Gaga dejó de ocupar mi campo visual el recuerdo de mi beso con el TBYAQIRLH(me negaba a llamarlo Kurt) resurgió de las cenizas como un ave fénix. Recordé el intenso azul de sus ojos, las corrientes eléctricas en mi piel ante el más ligero roce de sus dedos, los escalofríos al notar sus labios contra los míos. Una potente ola de excitación me estremeció, obligándome a reconocer lo que ya era evidente: el TBYAQIRLH me atraía muchísimo físicamente.
No tenía ningún problema en reconocerlo y, de hecho, me ponían de los nervios las chicas en libros de Romance que montaban un circo debido a una simple atracción física. Tampoco era el fin del mundo que te pusiera cachonda un gilipollas. Lo importante era no darle al asunto demasiada importancia: al final del día Kurt era poco más que un chico guapo con el que compartí un buen beso.
Sin embargo, mi subconsciente no parecía dispuesto a avalar mi apoteósico discurso. La siguiente hora fue una sucesión de posturas, maldiciones e intentos de contar ovejas que terminaban conmigo fantaseando con los apetecibles labios del TBYAQIRLH. Estuve a punto de llamar a Faith para pedirle la dirección de su hermano, presentarme en casa de éste y exigirle que volviera a besarme. Lo hubiera hecho, pero me negaba rotundamente a transformarme en el cliché de "chica inocente obsesionada con un cutre beso". Después de lo ocurrido con el TQMPPI no quería mantener la más mínima relación con un miembro del género masculino. Ni siquiera en lo referente al sexo.
Aquella noche tuve un sueño agitado y plagado de imágenes y escenas inoportunas. Menudo cuadro andaba hecha, pero tenía la certeza de que el TBYAQIRLH y yo no volveríamos a vernos. Había decidido vivir mi etapa universitaria al máximo, disfrutando de cada momento y, sobre todo, sin necesidad de interrelacionar mi vida con la de nadie. Ese era un error que no volvería a cometer.
Las siguientes semanas fueron tan intensas que lo ocurrido con el TBYAQIRLH terminó siendo poco más que un recuerdo. Me vi arrastrada por el desenfrenado ritmo de la vida universitaria; entre el trabajo en la librería de María, las clases y proyectos relacionados a mi carrera, el tiempo dedicado a mis libros y el conocer a decenas de nuevas personas, apenas tuve tiempo para detenerme a tomar una bocanada de aire. Aún así era feliz que nunca antes: ¡Estaba cumpliendo mi sueño!
La pobre de María me tuvo la paciencia de una santa, porque en mis primeros días protagonicé unos cuantos enfrentamientos con clientuchos venidos a más. Había cada gentuza que se creía que el mundo giraba en torno a ellos y estaban profundamente equivocados. El mundo giraba en torno a mí, la única y divina Aurah Miriam Flores, sucesora de Gaia, la madre Tierra.
—Por tanto concluyo que el libro está sobrevalorado —concluyó Liam, un compañero de clase— He leído obras mucho mejores entre las del propio Shakespeare.
La señora Robles, nuestra profe de Literatura Universal, lo miró con gesto satisfecho. No era para menos, el tío acaba de hacer una brillante exposición; y aunque no estaba de acuerdo con él tuve que reconocer la solidez y lógica de sus argumentos. Estábamos en medio de un debate oral acerca de Hamlet, la icónica obra de teatro. En cuanto la profesora dio paso al resto de alumnos una marea de voces ofendidas se alzaron en defensa del libro y a partir de ahí se inició una trifulca digna de gala de Gran Hermano. Aquellos eran mis momentos favoritos de las clases. La conversación fue ruidosa y apasionada; intervine un par de veces pero pasé la mayor parte del tiempo escuchando los puntos de vista de mis compañeros. Si algo teníamos en común todos allí era la pasión por la literatura.
—¿Qué te pareció mi exposición? —preguntó Liam mientras nos dirigíamos al restaurante en el que usualmente almorzábamos.
—Una absoluta maravilla. Menos mal que hay alguien con las narices para decir lo que piensa sin preocuparse de las consecuencias.
—Ya sabes que odio los criterios preconcebidos. Por mucho que todos digan que el libro es una obra maestra, no me temblará la voz para señalar algún punto flojo.
Asentí, muy de acuerdo con él. Ese tipo de respuestas eran la razón por la que Liam y yo habíamos forjado una cercana amistad en cuestión de quince días. Lo nuestro fue amor a primera vista, o mejor dicho, a primera lectura: en la semana incial de clases él perdió una libreta de notas que, por obra y gracias de la divina Collen Hoover, terminó en mis manos. Cuál fue mi sorpresa al observar la portada y ver el nombre de Luna Lovegood escrito en letras cursivas. A eso llamaba yo un disparo directo al corazón; desde ese momento el Tipo que Comparte mi Obsesión por Luna Lovegood, TQCMOPLL, se convirtió en mi confidente y compañero de chismes.
Liam y yo ocupamos una mesa al fondo del restaurante, junto a la barra. La estancia no era demasiado grande y estaba abarrotada de ruidosos y estúpidamente alegres universitarios. El sonido de conversaciones, risas y botellas de cerveza chocando era la melodía típica del lugar. Si algo había percibido en mi breve peripecia universitaria era que una buena parte de mis compañeros pasaban el día borrachos como una cuba. Yo no entendía que le veía la gente a la cerveza, a mi me sabía a pis de mono, para a cada Katniss Everdeen con su sinsajo.
La camarera, una chica bastante joven que perfectamente hubiera pasado por mi miembro del cuerpo estudiantil, se acercó a tomar nuestro pedido. Su voz y postura delataban que estaba a punto de desmayarse por un exceso de trabajo. Se despidió con una sonrisa cansada y en su camino hacia la barra fulminó con la mirada a tres imbéciles que le silbaban y comentaban subnormalidades. Aquel era otro de los puntos negativos de ir a la universidad pues, como en toda gran concentración de personas, había gente de todo tipo: desde maravillas andantes como Liam o Faith hasta chusma de la peor calaña.
Liam y yo charlamos acerca de trabajos, proyectos y exámenes a la vista hasta que Faith se dignó a honrarnos con su presencia. Iba vestida con una chaqueta de motorista negra y una falda blanca que cubría hasta encima de la rodilla, acompañados, como no, de un par de taconazos rojos que se enredadan como una serpiente en torno a su tobillo y pantorrillas. No en vano era mi Tía de los Taconazos Rojos de Infarto, TDLTRDI.
—¿Qué hay Aurah y Chico Gótico? —El TQCMOPLL puso una mueca de fastidio al escuchar el apodo de Faith.
—Encantados, modelo frustrada de Victoria's Secret —replicó con mordacidad.
Los dos iniciaron un intercambio de miradas fulminantes que me obligó a poner los ojos en blanco. Su relación era buena la mayor parte del tiempo, pero de cuando en cuando les daba por ponerse en plan "patio de recreo" y reñir por cualquier minucia. Todo comenzó el día en que los presenté: Faith analizó a Liam de arriba abajo y le comunicó que desde ese momento lo llamaría Chico Gótico, este en venganza la definió como Modelo Frustrada de Victoria's Secret. Aunque el TQCMOPLL tenía de gótico lo mismo que yo de prudente, sí que era un chico peculiar, en el buen sentido. Escuchaba grupos de música alternativa que a mí me sonaban a chino, y soltaba perlas del estilo "¡Nacimos para morir!", "La vida es una sucesión de desastres" u otras cosas por el estilo.
—¿Qué tal te fue en el exámen mi adorada cuñada? —preguntó la modelo frustrada de Victoria's Secret( me hubiera matado si se enteraba de que la llamaba así, a pesar de que fuera en la privacidad de mi mente).
Puse una mueca de desagrado. Habían pasado más de tres semanas desde que el TBYAQIRLH y yo nos besamos, pero ella seguía con la cantaleta de que terminaríamos perdidamente enamorados, con una casa en el campo y cuatro mocosos. La pobre iba a llevarse un amargo trago de realidad.
—No tuve tiempo a exponer. Tendré que hacerlo la próxima semana. —Hice una pausa— Respecto a lo de adorada cuñada, te repito que no saldría con tu hermano ni aunque J. K Rowling me lo pidiera de rodillas.
Liam dejó escapar una carcajada, mientras que los huecos de ls nariz de Faith se dilataron de forma espeluznante. Dejó escapar una exhalación antes de seguir con su perorata.
—Volviendo a lo importante. Si estuvieses segura de tus palabras jamás lo hubieras besado. Eso en primer lugar, luego...
—¡Besé a tu hermano porque está bueno, me pone y me salió de las narices! —la corté— Si fuera a tener un romance con cada chico por el que me siento atraída físicamente, tendría una vida sexual más activa que Cristian Grey antes de conocer a la sosa de Anastacia Steele.
—Dices eso porque no te has dado la oportunidad de conocerlo. Él es un chico tierno, bondadoso y dedicado; si tan sólo...
—Creo que la Modelo Frustrada de Victoria's Secret tiene razón esta vez. —¡Lo que me faltaba! El TQCMOPLL también se sumó a la pandilla de "Lanzémosle un Avada Kedavra a la pobre de Aurah"— Todo lo que he escuchado me hace pensar que el rsl Kurt debe ser un chico increíble. Además... ¿Te has fijado en el par de ojazos azules que tiene? Sólo por ellos sería capaz de...
—Creo que a todos nos quedó claro tu punto de vista —lo interrumpió la TDLTRDI horrorizada—. Ahora, si no te importa, prefería no escuchar la lista de guarrerías que estás dispuesto a practicarle a mi hermanito.
—Yo más bien diría hermanote —siguió mofándose Liam—, pero keep calm no me van los formalillos. Soy más de enamorarme de los tíos guapos, misteriosos y con cara de ocultar un pasado trágico. ¡Consecuencias de ser un lector compulsivo de New Adult!
Su comentario hizo que los tres comenzáramos a reír. Lena irrumpió en la cafetería y tras inspeccionar el lugar se dirigió hacia nuestra mesa. Ocupó el último asiento libre y finalmente la pandilla estuvo completa: el chico seguidor de la poesía pesimista, la que parecía sacado de un vídeo pop, la chica que soñaba con grabar dicho vídeo y por último yo, la talentosa a la par que despampanante escritora.
—¿Todavía intentáis convencer a Aurah de que salga con el hermano de Faith? —La aludida asintió con convencimiento— Porque si es así me tocará volver a dejar claro que Aurah es mía y sólo mía.
—¡Así se habla! —Pasé un brazo por encima de su hombro— La única relación seria que necesito mantener es contigo, mi bomboncito. ¡Que le jodan a los hombres!
—¡Que les jodan!
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